'Silent Hill': pesadilla en el cine


Hace tiempo que no comentaba ninguna película, a pesar de que voy al cine todas las semanas. El pasado viernes fui a ver un estreno en la tónica de uno de mis géneros favoritos, el cine de terror. Creí que al tratarse de la adaptación cinematográfica de un videojuego, el resultado iba a ser menos satisfactorio, pero a decir verdad Silent Hill me ha gustado mucho.

Para que nadie vaya engañado al cine tras leer esta valoración, he de hacer varias advertencias. En primer lugar, se trata de una de las películas con las que más me he sentido introducido en un ambiente de pesadilla. Los escenarios, la atmósfera pero sobre todo las criaturas que salen a lo largo de la película son algo demencial, espantoso y digno de las peores invenciones que es capaz de hacer nuestra mente mientras duerme. Hay que reconocerles a los autores de esto que han conseguido lo que buscaban.

Segunda advertencia: la película contiene escenas muy, muy fuertes. Quien no esté acostumbrado al cine de terror es mejor que no vaya a verla. Y quien, como yo, sea un aficionado a este género, seguramente disfrutará (es un decir) de un producto que añade ciertos toques de originalidad a un ámbito del séptimo arte que suele estar demasiado frecuentado por subgéneros demasiado marcados. Al menos a esta película no sé en qué subgénero ponerla.

Ah, ya puestos... No soy masoca, pero quizá vaya a verla de nuevo. Eso sí, en sesión de tarde. Esta película no se me ocurriría ir a verla de noche. El día que la vi, ya de madrugada, recorriendo mi casa a oscuras y acordándome de escenas de la película y de las criaturas que en ella aparecen, os aseguro que la imaginación me jugó varias malas pasadas...

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