El viejo periodismo achaca sus defectos al mundo de los medios digitales

João Palmeiro, vicepresidente de la Federación Europea de Editores de Publicaciones Periódicas, ha declarado que Google "nos roba a todos: a editores, periodistas y usuarios". Ha dicho, además, que "la información no debería ser gratis porque la calidad del contenido está directamente relacionada con el pago" e incluso ha cargado contra los agregadores -demostrando su ignorancia sobre el tema- afirmando que "tienen información, están actualizados; pero ¿quiénes son y son responsables de lo que escriben?" Esto lo ha declarado en unas jornadas del Col·legi de Periodistes de Catalunya en las que Palmeiro ha pedido, además, una regulación -uséase, una restricción a golpe de ley- de los medios digitales.

A estas declaraciones de Palmeiro hay que añadir las críticas a Google de Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, el pasado mes de mayo, seguidas días después de una crítica aún más dura de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) contra el popular buscador, al que acusaba de provocar un perjuicio en "el sector, la democracia y las libertades públicas".

Hay que enmarcar las palabras de Palmeiro en la crisis que están viviendo desde hace tiempo los medios tradicionales, crisis especialmente aguda en los medios impresos, que se resisten a admitir que su modelo de negocio se ha vuelto obsoleto en un mundo donde las noticias recorren la red al instante. Es más: el agregador de noticias de Google proporciona a las ediciones digitales de esos medios un inmenso cauce de visitas, y lo hace sin cobrar ni un céntimo por ello. De hecho, muchos medios piden estar presentes en Google para poder acceder a ese cauce de visitas.

En este sentido, las críticas de Palmeiro a los agregadores demuestran la ignorancia que todavía existe en el viejo periodismo sobre las herramientas que proporcionan las nuevas tecnologías. Y es que un agregador es un sistema automático que recoge noticias de otros medios y las hace llegar directamente al usuario. No hay periodistas escribiendo en un agregador. Por otra parte, la más clara demostración de que se pueden ofrecer gratis servicios de gran calidad es, precisamente, Google. El popular buscador ofrece sin ningún coste a blogueros, webmasters e internautas en general todo tipo de herramientas gratuitas y de alta calidad. En vez de abominar de un modelo de negocio cuyo éxito está más que demostrado, los editores harían bien en aprender de lo que hacen otros y adaptar sus negocios a los tiempos actuales.

Si el viejo periodismo no acepta la realidad y sigue empeñado, como las discográficas, en mantener a toda costa un modelo de negocio ya superado, nos vamos a encontrar con una situación que perjudicará a la imagen de los medios tradicionales sin que éstos consigan, además, sus propósitos. Y es que estos medios precisan -y exigen- cada vez más ayudas públicas para poder mantenerse, lo que les hace perder independencia y les convierte en dependientes del poder político. Además, piden cada vez con más insistencia que se recorten libertades en la red para poder ellos mantener un medio anticuado de transmitir las noticias. Imaginaos qué habría pasado si hace 100 años las compañías de telégrafos se hubiesen negado a pasarse a la telefonía y hubiesen pedido a los gobiernos que aprobasen leyes para restringir los teléfonos y ayudas para privilegiar el uso de un medio ya anticuado como el telégrafo. Habría sido absurdo. Tan absurdo e injusto como lo es pretender detener el inevitable éxito de los avances técnicos a golpe de ley.

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(Foto original: old typewriter, por Zen)

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Comentarios:

  1. Muy buena la comparación con el telégrafo.
    Yo hace siglos que no compro prensa escrita,( y apenas tengo tiempo para echar una ojeada a los digitales). Es una pataleta, aunque en lo que respecta a la calidad del trabajo periodístico cabrían matizaciones.
    Se niegan a adaptarse a los tiempos o no saben cómo y despotrican contra las nuevas tecnologías. Tienen que ofrecer otras cosas y competir en calidad, amén de tener su versión digital, claro está.

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