Déjame entrar (Let me in)

Esta noche he visto la que sin duda es una de las mejores películas de vampiros que se han estrenado estos últimos años. Tenía dudas de si ir a verla o no, pues lo que se estrena esta semana en España es un remake rodado en EEUU por Matt Reeves a partir de la película sueca homónima rodada en 2008 por Tomas Alfredson.

Sin haber visto la película original (vi el trailer de la sueca y me pareció aún mejor que el remake), he de decir que la estrenada este viernes en España me he gustado mucho por su forma de mezclar temas propios del realismo social con los del cine fantástico. Por otra parte, tiene una banda sonora excelente, una fotografía magnífica, un buen guión y una historia que se sale de los tópicos más habituales del cine de vampiros (la chupasangre en este caso es una niña de doce años). También me ha gustado mucho la ambientación en los años 80. Hay que decir que incluso tiene escenas de casquería, pero en este caso el conjunto domina sobre esos efectos a los que apelan otras películas para impresionar al espectador.

Ya ahondando un poco más en el trasfondo de la película, creo que da para muchas reflexiones la forma en la que aborda la habitual identificación de los vampiros como el mal. Al comienzo vemos en una tele a Ronald Reagan lanzando un discurso por la tele sobre la religiosidad y sobre el bien y el mal, incluso se le oye citar a Alexis de Tocqueville. La película, por el contrario, nos lleva a identificarnos con la vampira, a hacernos sentir su hambre -los sonidos gástricos son más que evidente- y su necesidad casi animal de matar y, por ello, nos lleva a justificar las atrocidades que comete, y eso a pesar de los claros signos -y no daré aquí más detalles- de que estamos ante una criatura digna de una película sobre posesiones demoniacas. Se trata, en fin, de una cinta polémica, y eso que "aparca" un tema escabroso -la pedofilia- que desarrolla mucho más la novela de John Ajvide Lindqvist en la que se basa el filme. Con todo, creo que se trata de una excelente película. Eso sí, qué no se engañe nadie: que los protagonistas sean niños no significa que sea una película apta para niños. Más bien todo lo contrario.