Hoy no veo nada que celebrar

La última vez que celebré un resultado electoral fue el 1 de marzo de 2009, cuando se celebraron las elecciones gallegas que ganó por mayoría absoluta el PP.

Estos dos últimos años he tenido la oportunidad de desengañarme, y mucho, de la alegría que me llevé aquel domingo. Ha sido un bienio marcado por el hartazgo de tanta mentira, de los modos despóticos de quien no se considera sujeto a sus promesas, de quien considera que los votantes nos debemos a los políticos y no al revés. Ciertamente, es una buena noticia que el mandato del PSOE toque a su fin en algunos sitios donde los socialistas no habían abandonado la poltrona en décadas; lo creo porque perpetuarse en el poder no suele ser bueno ni para una persona ni para un partido, sea el que sea, y también porque el PSOE ha tenido una actuación bastante nefasta. El tortazo electoral del PSOE me parece positivo, pero no veo nada que celebrar en la victoria del PP, un partido cada vez más tibio y vacío de discurso y que en Galicia ha demostrado tan poca fidelidad a la palabra dada, y que a partir de ahora tendrá un poder enorme y que podría ampliarse aún más en las próximas elecciones generales. Tanto poder en manos de un partido no me parece nada positivo.

A estos motivos para no estar eufórico tras el 22-M hay que añadir la peor noticia de todas: el regreso de ETA a las instituciones, y con más fuerza de la que había tenido nunca. Esa nueva y amplia presencia institucional podría servir para que ETA recobre fuerzas hasta extremos insospechados y para que su presencia en la sociedad vasca y navarra acabe por enquistarse. En 2004 Zapatero, al llegar al poder, se encontró con una ETA casi al borde de la extinción. Ahora nos deja esto como herencia, además de una desastrosa situación política -la peor crisis institucional que ha vivido nuestra joven democracia- y económica, con casi cinco millones de españoles en el paro, muchísima gente pasando necesidad y un montón de ayuntamientos en quiebra. En fin, que yo no veo nada que celebrar, lo siento.

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(Sobre estas líneas, una de las estatuas del conjunto escultórico de los Nadadores, obra del escultor Francisco Leiro, ubicada en el Puerto de Vigo. Foto: Elentir)

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Comentarios:

  1. Mucho me temo que estamos esperando que cambie el país, el gobierno, la sociedad, cuando el problema está en cambiar cada uno de nosotros. Ser más activos e incisivos en la exigencia hacia nuestros funcionarios (gobernantes).

    Creo que no hemos entendido todavía que como bien dice Manuel Llamas en su artículo «España sigue siendo de izquierdas»: «La mayoría de la población que reside en España mantiene desde hace décadas, por no
    decir generaciones, un ideario netamente socialista. Es decir, una ideología política que,
    más allá de las típicas siglas partidistas, defiende la figura paternalista del Estado, la
    redistribución de la riqueza mediante impuestos progresivos, el aumento del gasto, las
    pensiones públicas, una educación y sanidad estatalizadas, las rigideces del mercado
    laboral, las políticas de subvenciones y prestaciones públicas o la aspiración profesional
    de convertirse en funcionario, entre otras características típicas del Estado de
    Bienestar.»

    Cada vez estoy más convencido de que España es el paraíso de los emprendedores…. foráneos porque a los nativos los castramos desde pequeñitos.

    Ánimo, quedan muchas cosas por cambiar, ese es el reto y eso es lo que lo hace interesante.

  2. Elentir, te olvidas de algo que el PP no ha tenido en cuenta a la hora de hacer sus celebraciones, y es que el PP ya ha tenido más de 10 millones de votos a nivel nacional y en momentos en que el PSOE estaba mucho mejor que ahora, pero este domingo se ha quedado en algo mñas de 8 millones. Es cierto que los socialistas se han quedado en 6 y pico, pero es que no me parece digno de ninguna celebración el haber ganado perdiendo 2 millones de votos. Creo que esto debería hacer reflexionar a Rajoy sobre sus estrategias y las de los reyezuelos de taifas de su partido.

    Y ya en clave regional, a lo mejor deberían meditar sobre el motivo de que en la ciudad gallega con mayor número de castellanohablantes han perdido votos en lugar de ganarlos como ha sucedido en otras ciudades, y ello a pesar de tener el peor alcalde que Vigo ha tenido en toda la democracia. E incluso en las ciudades donde han ganado habría que analizar el motivo, porque en el caso de La Coruña es especialmente interesante ver cómo los coruñeses dieron al sucesor de Paco Vázquez (al que votaba todo el mundo, independientemente de las ideologías políticas, porque su gestión municipal era impresionante) una oportunidad para demostrar que seguiría los pasos de su antecesor. Al ver que no fue así, le han dado una patada en el trasero y han puesto a otro, pero no por méritos de su partido, sino porque pretendían dar una lección al socialista.

    No se han parado a analizar estas cosas y les vendría muy bien pensar un poco en ellas.

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