En un mitin de Rajoy en Vigo

Si anteayer me fui a un mitin de Rubalcaba, ayer me fui a uno de Rajoy, que llegó a Vigo a dar el que calificó como su "mitin más importante" en esta campaña, por darlo rodeado de la gente de su tierra, con la que empezó a militar en política en 1981. Como en el mitin socialista, tampoco era mi primera vez: ya había ido a otro mitin de Rajoy en marzo de 2008, pero esta vez no me acompañó la alegría y el entusiasmo de la vez anterior.

Si en el de hace tres años el eje en torno al que giraron los discursos fue la libertad, ayer las intervenciones de Ana Pastor, de Alberto Núñez Feijóo y de Mariano Rajoy se centraron exclusivamente en la economía y la buena gestión. Ana Pastor y Mariano Rajoy hablaron muy bien. Del presidente de la Xunta no puedo decir lo mismo. Si discurso me recordó a los que el día anterior les había escuchado a Abel Caballero, Pachi Vázquez y Carmela Silva en el mitin del PSOE. El dirigente del PP gallego incluso tuvo el punto de demagogia de afirmar que si con el PSOE el Celta de Vigo había bajado a segunda, que era de esperar que con el PP volviese a primera. Pues vaya una chorrada. Es un gesto de demagogia que le generará aplausos en mi ciudad, pero que no procede en un mitin en la delicada situación económica, social y política que está viviendo España.

Como me temía, las referencias a los principios o a los valores -más allá de generalidades como austeridad, valentía u honestidad- estuvieron ausentes de esos tres discuros. Ni una mención a la cuestión lingüística, salvo un breve autobombo de Feijóo con su apuesta por el trilingüismo (su invento para birlarle a sus votantes, desde hace dos años, el cumplimiento de su promesa de libertad lingüística en las escuelas). Tampoco hubo menciones al derecho a la vida, pisoteado por los proyectos abortistas de Zapatero, ni a la familia. Rajoy adquirió tres compromisos ante su audiencia, pero sin concretar las medidas que tomaría para cumplir esas promesas. Como en el mitin del PSOE el día anterior, no escuché ni una sola propuesta concreta. No voy a decir que volví a casa decepcionado porque no nací ayer: tras lo visto en los últimos meses eso era justo lo que esperaba de este mitin; me habría sorprendido escuchar otra cosa. En fin, yo tengo claro que no acudo a las urnas como quien acude al mercado de trabajo en busca de un buen contable. La política no es sólo economía, y la crisis que vive España no es sólo económica. Me entristece y me preocupa que el partido con más posibilidades de ganar estas elecciones no acabe de entenderlo.

Por lo demás, el IFEVI se llenó hasta los topes. El mitin -con un aire mucho más festivo y una media de edad menor que el del PSOE- empezó con más de media hora de retraso debido a la gran afluencia de gente que llenó ese auditorio. Cuando llegué por la autopista AP-9, uno de los carriles contrarios, en dirección Bayona-Vigo, estaba atascado debido a la cola de coches y autobuses que se formó en la salida del aeropuerto (el IFEVI está justo al lado). La asistencia fue algo superior a la del mitin socialista de la víspera. Igual que el PSOE, el PP movilizó a sus agrupaciones locales de toda la provincia: además de Vigo, había allí afiliados venidos de Pontevedra capital, Nigrán, Bayona, la zona de Arosa, La Guardia (la bandera roja con una cruz blanca que aparece en una de las fotos es la guardesa) y otros lugares.

Un detalle que digno de destacar es la presencia de banderas españolas, una media docena. En el mitin de Rajoy al que fui en 2008 recuerdo ver muchas banderas gallegas: ayer no había ni una. Curioso... y significativo. Una vez más me llevo la impresión de que las bases del PP tienen menos complejos que sus dirigentes, que con frecuencia reivindican el "galleguismo" del PPdeG. Lástima que éstos sigan empeñados en hacerse perdonar por los progres y por el nacionalismo. En todo caso, repito lo que dije ayer sobre la gente de a pie que se tomó el esfuerzo de ir hasta el mitin (ayer con más motivo, pues era un día de puro temporal): me parece admirable ver a personas del rural, jubilados, trabajadores, gente joven -mucha más que en el mitin del PSOE-, familias, etc., acudiendo en gran número a un evento así, con tanta ilusión. Como en el mitin socialista, casi que hasta me daba envidia no sentir semejante entusiasmo, pero creo que la política es algo más que emociones y sentimientos, y hoy por hoy me siento muy decepcionado por la amplia mayoría de la clase política. En fin, como el día anterior, ante esa gente tan entusiasmada, no puedo hacer menos que repetir lo que decían los burgaleses en el "Cantar de Mío Cid": "¡Oh Dios, qué buen vasallo si tuviese buen Señor!"

Otra similitud con el mitin socialista del día anterior fueron las protestas. Al llegar al IFEVI me encontré con una manifestación de trabajadores del naval, menos numerosa que la que se plantó ante el mitin de Rubalcaba pero igualmente acordonada por la Policía Nacional. En los cánticos, bastante exaltados, se oían cosas como "caña, caña, caña" e incluso escuché alguna mención a la "dinamita". Flipante. No obstante, quienes dieron más la nota fueron los llamados "indignados": cinco de ellos intentaron reventar el mitin desde dentro a gritos -en las fotos podéis ver a dos hombres y una mujer en el primer intento de interrumpir el acto-, y provocaron tres incidentes con los asistentes al acto, recibiendo a cambio un enorme coro de gritos de "libertad, libertad" por parte de los miles de simpatizantes del PP allí congregados. A la salida vi a los "indignados" -no llegaban a la docena- rodeados por la Policía, gritando insultos contra el PSOE y el PP. Desde luego, es triste que se presenten como adalides de la "democracia real" unos personajes que no respetan las más elementales normas de convivencia. No me extraña que el movimiento del 15-M haya pasado de su éxito inicial de movilización a algo cada vez más reducido.

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