Se niega a aprobar una ley de huelga a pesar de los abusos de los sindicatos

Mariano Rajoy tampoco defenderá a los usuarios frente a las huelgas abusivas

Ayer llegaron a su fin cinco semanas de huelgas en la sanidad madrileña, con un total de 18 jornadas de paro y 40.000 consultas canceladas. A pesar de ello, Rajoy declaró ayer que no tiene previsto aprobar una ley de huelga, con el argumento de que ese derecho ya está bien regulado con una sentencia del Tribunal Constitucional de 1981.

Por una Ley de Huelga que obligue a los sindicatos a pagar lo que vandalizan
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No deja de ser curioso que Rajoy se remita a una sentencia de hace 31 años y que ignore lo que dice el punto 2º del Artículo 28 de la Constitución:

"Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad."

Ese artículo constitucional se refiere a una ley que no se ha aprobado nunca. Curiosamente hay leyes para regular todo tipo de derechos constitucionales, incluso para lesionarlos gravemente, como hace la vigente Ley del Aborto con el derecho a la vida teóricamente amparado por el Artículo 15 de la Constitución. Dichas leyes se han aprobado a pesar de haber jurisdicción constitucional al respecto. Pero el derecho de huelga sigue siendo una excepción.

¿Por qué no se regula el derecho de huelga si así lo prevé la Constitución?

La respuesta a esta pregunta es más que obvia: no se ha aprobado esa ley por la desmedida influencia de los sindicatos. El resultado lo estamos pagando los ciudadanos. Cualquier sindicato o asociación profesional de un servicio público puede convocar paros indefinidos en una forma descarada de coaccionar al gobierno y a la sociedad. En el sector privado esto es impensable. Si alguien hace eso sabe que su empresa tendrá que ser muy tonta para renovarle el contrato. Y en el caso de los autónomos y pequeñas empresas, hacer huelga es un suicidio económico. ¿Por qué se privilegia al sector público consintiendo a funcionarios y empleados del Estado hacer cosas como convocar 18 días de huelga en cinco semanas? ¿Qué forma tiene la sociedad de defenderse ante esa coacción? ¿Hemos que recurrir al lentísimo TC cada vez que haya que poner en su sitio a quienes se sirven de los servicios públicos, como si fuesen de su propiedad, para obtener del Estado todo aquello que les dé la gana a base de coacción?

La huelga seguirá siendo una barra libre para los sindicatos

En España hace falta una ley de huelga de forma urgente, una ley que ponga coto al abuso del derecho de huelga de la misma forma que hay leyes que ponen coto a los abusos de derechos como la libertad de expresión (castigando la calumnia y la injuria), la libertad de circulación (castigando excesos de velocidad o la conducción temeraria), la libertad de manifestación (castigando a quienes se apropian de la calle sin respetar los derechos de los demás), etc. Ya está bien de que la huelga sea una barra libre que los sindicatos usan a su completo antojo. Si este gobierno no pone en marcha esa ley, entonces que nos explique en qué narices consistía el "cambio" que prometió, y de qué sirve que los electores hayan dado al PP la mayoría absoluta.

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Comentarios:

  1. La ley de huelga lleva más de treinta años esperando y los ciudadanos pagamos las consecuencias.

  2. Rajoy o es un cobarde o no se entera de nada, no se atreve a enfrentarse al sindicalismo del piquete informativo y de la silicona en las puertas que campa a sus anchas cuando los sindicatos verticales lo estiman oportuno.

    Y lo peor es que el problema se recrudece cada año más, especialmente ahora, que la derecha está en el poder, y la izquierda, como es antidemocrática y golpista por naturaleza, no lo puede consentir. Por eso viven el agit-prop y de cualquier campañita que sea, como «no a los recortes» y demás tonterías que lo único que hacen es eliminar las ideas del debate y pasar a las armas.

    La izquierda quiere otra guerra civil en España, y personalmente lo estoy notando. Los mismos que se dicen muy «demócratas y tolerantes» no toleran que alguien diga que es de derechas, católico y liberal. Y cuando lo digo en público, lo mínimo que me sucede es que me señalen con el dedo, cuando no me insultan o cosas peores. Eso si, luego son muy demócratas y tolerantes.

    Un saludo.

  3. Eso mismo me pasa a mí, Antvigo92. Lo que más les fastidia a muchos izquierdistas es que sus insultos no consigan amilanar ni acomplejar al que los sufre. Estaban acostumbrados a una derecha tibia y acomplejada y cuando se topan con personas de principios, que no se avergüenzan de lo que son, entonces se ponen hechos unos basiliscos.

    Por cierto, esta entrada la he escrito pensando también en lo ocurrido en Vigo con la huelga de Vitrasa, que ha sido una completa vergüenza y tanto daño ha hecho a esa empresa y a los vigueses, como bien has ido comentando en tu blog. ¿Hasta cuándo se va a permitir que los sindicatos hagan estas cosas?

  4. Lo de la huelga de Vitrasa ya es otro cantar, aquí los sindicatos poco han pintado. Simplemente ha salido a la luz lo que algún día tenía que salir y que contarlo antes me costaría una querella por calumnias como mínimo (no podía demostrarlo), que es que determinados personajes actúan como auténticas mafias que van contra todo aquel que ose criticarles o echarles algo en cara. Yo los he tenido que padecer incluso antes de iniciar mi blog, aunque por suerte muchos no saben quién soy en realidad, y aunque lo supieran ¿qué harían?.

    A la empresa esto económicamente no le afecta porque las pérdidas que tiene año tras año se pagan con dinero del contribuyente, y esta huelga se estima que ha costado medio millón de euros, más otros miles al seguro. Los perjudicados siempre son los vigueses, aunque muchos han apoyado esta huelga. Algunos parecen masoquistas y todo.

    Saludos.

  5. Me imagino por lo que has pasado porque también he tenido que sufrir a ciertos mafiosos como ésos. ¡Mucho ánimo!

  6. Creo que la única atribución del TC sería la de dictar lo que es constitucional o lo que no lo es, sin entrar en otras competencias que pertenecen a otras Instancias. A este paso, saldrá otro tribunal foral, otro para los Estatutos de las Comunidades Autónomas… abrogándose cada uno de ellos las competencias que plugan, siendo entonces la estrategia a seguir la de ir inventando tribunales hasta la consumación de los siglos.

    Con estos actos muere la división de poderes, si el TC supone un obstáculo al legislativo, cuando es judicial.

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