Vigo: el Castillo del Castro, historia e imágenes de un gran desconocido

Anteayer empezó el derribo de El Castillo del Castro. O al menos eso piensan muchos vigueses, que identifican así al famoso restaurante, pero no a la fortaleza que hay detrás. De ella me propongo hablar en las siguientes líneas.

Vigo: el restaurante "El Castillo"
Bayona: el Castillo de Monterreal

Para empezar, y sobre un plano municipal que se muestra en un panel al comienzo del Paseo de los Cedros, he hecho este plano indicando las denominaciones de las construcciones militares y civiles más importantes (no he encontrado hasta ahora ningún folleto municipal que indique los nombres de los baluartes, por ejemplo). Si alguna vez lo visitas, espero que te resulte útil para conocer mejor lo que vas a ver. Pulsa sobre la imagen para verlo ampliado:

Muchos vigueses descubrirán en este plano y en esta entrada cosas sobre las que no sabían nada. Y es que a pesar de estar en el corazón de la ciudad, el Castillo del Castro es un gran desconocido para muchos vigueses, que apenas han oído hablar de las principales hazañas de las que fue protagonista, y que seguramente ignoran algunos de los secretos que esconden sus murallas. Espero que este artículo sirva para acercar a mis conciudadanos este pedazo de historia que tenemos tan cerca.

El lugar donde nació Vigo

En el Monte del Castro, antes conocido como Monte Terroso, es donde nació Vigo antes de recibir su nombre (procedente de "Vicus", aldea en latín). En el Terroso hubo poblados castreños desde la época prerromana, y según indica el historiador vigués José de Santiago y Gómez en Historia de Vigo y su comarca, "sobre el mismo emplazamiento había existido una fortificación romana". El historiador también comenta: "Existía en la cumbre del monte la ermita de Nuestra Señora del Castro, y las ruinas del antiguo castillo que durante la Edad Media atalayaba la ría y la comarca, y de que no existían más que unos restos; por lo que en el reinado de Felipe IV se reconstruyó por entero el antiguo castillo, conservando dentro de su recinto la ermita, y sufrió varios aumentos en los reinados sucesivos para que este nuevo medio de defensa fuese lo más formidable en su tiempo." El castillo, en honor a la antigua ermita conservada en el interior del recinto, fue llamado Castillo de Nuestra Señora del Castro.

El lado occidental del primer recinto del castillo, donde arranca el Saliente de Coya

Según apunta el arquitecto e investigador Jaime Garrido Rodríguez en El Origen de Vigo. El monte del Castro y su castillo, la población castreña del Monte del Castro ocupaba unas 18 hectáreas (hoy hay un castro excavado en la ladera norte del monte) y debió alcanzar unos 3.500 habitantes en la época romana, siendo el castro más grande de Galicia junto al del Monte Santa Tecla, en La Guardia. Garrido da más datos que José de Santiago sobre el Castillo del Penso, la fortaleza medieval que había antiguamente en lo alto de este monte. Apunta que "fue propiedad de la Mitra Compostelana" y que acabó siendo "derruido en su totalidad a finales del siglo XV".

El origen de la actual fortaleza

La construcción del Castillo del Castro se inició en 1656, en plena guerra con Portugal por su independencia (1640-1668). La villa de Vigo tenía por entonces unos 500 habitantes solamente, la mayor parte de los cuales -más de 200- pertenecía al gremio de mareantes. La comarca circundante (es decir, lo que hoy son las afueras de la ciudad) estaba habitada por menos de 700 vecinos.

Fachada occidental del Baluarte del Diamante, en el norte del castillo

El artífice de la fortaleza del Castro fue el entonces Capitán General de Galicia, el italiano Vicente Gonzaga Doria, y las obras se financiaron entre la villa de Vigo y las arcas reales. Desde sus inicios el capitán Juan de Villarroel y Prado dirigió las obras de fortificación. En 1665 año se terminó el primer recinto, de trazo irregular al estar adaptado a la forma del monte. Es el recinto más elevado y se conserva completo en la actualidad.

La puerta norte del primer recinto del castillo

El primer recinto del castillo y sus defensas

Este primer recinto es, sin duda, uno de los lugares más emblemáticos de Vigo. Se puede visitar de día; en torno a las diez de la noche agentes de la Policía Local cierran su dos accesos hasta la mañana siguiente (tras revisar previamente su interior, no vaya a quedarse encerrado algún turista despistado). Este recinto inicialmente sólo disponía de una puerta. Esta puerta norte del primer recinto es la menos conocida por los visitantes del castillo:

Originalmente se cerraba con un rastrillo, ya desaparecido. En el interior de la puerta aún se puede ver la hendidura por la que bajaba el rastrillo:

Y también los huecos de los goznes sobre los que giraban las dos puertas situadas en el interior de esta entrada:

Esta entrada estaba protegida por un tambor defensivo, equipado con varias troneras:

Este tambor estaba cerrado con una puerta, de la que sólo quedan los huecos de sus cerrojos. La hendidura que veis en la parte inferior, y que también se practicó en las jambas de la puerta norte, se hizo para que pudieran pasar por ella los cañones:

A un lado de este tambor defensivo se construyó ya en el siglo XIX un polvorín, aprovechando dos de las antiguas troneras del tambor para sendos ventanucos del nuevo edificio:

Así se ve el polvorín desde el mirador del Saliente de Coya:

La entrada de este polvorín está en el interior del primer recinto, aunque su puerta ha sido sellada:

Por el interior del polvorín aún circula una corriente de aire, como se puede notar en los ventanucos situados a ambos lados de la puerta. Curiosamente no comunican directamente con el polvorín, sino que giran hacia la puerta, impidiendo observar el interior:

Ante el polvorín hay otro edificio que antiguamente se usaba como almacén, y que hoy alberga un repetidor de comunicaciones de la Policía Local de Vigo:

Aquí vemos la pequeña plaza situada ante la puerta norte, en una foto hecha desde las escaleras que suben a los jardines (más abajo hablaré sobre ellos, al ser una obra civil posterior a la desmilitarización del castillo). En el centro de esta pequeña plaza hay un pequeño cruceiro:

Este primer recinto dispone de cinco baluartes. El más complicado de defender, por su ángulo muy agudo, pero con un gran radio de tiro es el que está orientado hacia el norte, y se conoce como el Baluarte o Punta del Diamante, sobre cuyo extremo se izaba la bandera del castillo. Conserva 5 troneras (parte del muro occidental se ha rebajado, y allí había una más originalmente, por los datos que he podido obtener). La garita situada en el extremo del Baluarte del Diamante es la más antigua de las que se conservan en el castillo:

Ante este baluarte se construyó el restaurante "El Castillo", hoy en ruinas y a punto de desaparecer, como ya he señalado. Aquí podemos ver uno de los ángulos más feos y menos conocidos de este pastiche que lleva medio siglo afeando esas murallas:

El techo del restaurante se elevó aún más en 1970, cuando se le añadió un segundo piso que acabó por destrozar las bellas vistas del puerto de Vigo que ofrecía el Baluarte del Diamante:

Siguiendo con el primer recinto de la fortaleza en la dirección de las agujas del reloj, hacia el este se halla el Baluarte del Couto, que igual que el Diamante, aún conserva sus troneras:

En su base por la parte de fuera tiene tres cobertizos, dos de ellos de piedra e integrados en el terreno tan bien como si fuesen un agujero hobbit. Desconozco su utilidad, pero supongo que son posteriores a la construcción del castillo:

En la cara sur del Baluarte del Couto hay dos orificios cuadrados. Según el citado libro de Jaime Garrido, servirían para ventilar las galerías subterráneas del castillo, muy desconocidas entre los vigueses y a las que me referiré más abajo:

En el extremo sudeste de este primer recinto está el Baluarte de San Amaro, que conserva 4 troneras y una garita añadida con posterioridad a la construcción del castillo:

En esta foto vemos la garita desde el interior del recinto. Está cerrada por una puerta metálica:

En el extremo suroccidental del primer recinto del castillo está el Baluarte del Regueiro:

De todos los baluartes del castillo el del Regueiro es uno de los más "ciegos", pues sus vistas están muy tapadas por varios abetos plantados tras la desmilitarización del castillo:

Este baluarte perdió sus troneras cuando se trasladaron al castillo los obuses de la antigua batería de La Laje, que protegía el puerto de Vigo, durante el siglo XIX. Para ubicarlas se crearon sendos pozos circulares, abiertos por su parte posterior. Hoy las bases de los obuses sirven como macetas para árboles:

Lo mismo ocurrió en el Saliente de Coya, en el lado noroccidental del primer recinto, que también perdió sus troneras para albergar los obuses llegados desde La Laje, situados en otros dos pozos. Al lado de ellos aún monta guardia la vieja garita que vigilaba el acceso por la puerta norte:

Este saliente es hoy famoso por su mirador, que tiene unas vistas espectaculares sobre el puerto y la Ría de Vigo:

En su barandilla algunos han cogido la costumbre de prender candados, como señal de una promesa de amor a imitación del famoso Puente de las Artes de París. El ayuntamiento no los ha quitado, e incluso los ha pintado de color verde con el resto de la barandilla:

En el interior de este primer recinto había hasta bien entrado el siglo XX unos cuarteles que ocupaban la zona más próxima a la puerta sur. Aquí la vemos desde el interior del primer recinto:

Esta puerta sur está hoy coronada por el escudo de Vigo y por unas almenas muy posteriores a la construcción de la fortaleza, seguramente puestas en la década de 1960 durante el mandato del alcalde Rafael Portanet (en el siglo XX estuvo muy de moda el llamado castillismo, que consistía en añadir almenas a castillos que no las tenían):

La puerta fue construida en el siglo XIX para poder introducir en el primer recinto los ya citados obuses procedentes de la Batería de La Laje, destinados al Baluarte del Regueiro y al Saliente de Coya. Nada más entrar por esa puerta, a la derecha, hay un bello cruceiro:

Las galerías subterráneas del Castillo del Castro

La parte más interesante del primer recinto está hoy tapada por la vegetación y pasa casi desapercibida para los turistas:

He dicho "casi" porque aún hay un detalle que testimonia el uso original de este lugar: próximo al cruceiro y aún no tapado por la vejetación hay un ventanuco enrejado y cerrado por una tela metálica. Es uno de los cuatro ventanucos que comunicaban esta entrada con la mina subterránea del castillo:

A esas galerías subterráneas se entraba por la pequeña plaza que se abre ante la puerta norte del primer recinto, por una puerta tapiada en la actualidad y adornada en fecha reciente con una planta (en el centro de esta foto). Así pues, ya no hay forma de acceder a esas galerías, que por lo visto tenían una longitud de 64,5 metros, con varios corredores, y estaban construidas en piedra de sillería, con arcos y techo abovedado. Es una pena que esto no sea visitable y haya quedado enterrado como si no existiese.

Sobre los pasadizos subterráneos del castillo aún circulan muchos comentarios en Vigo. Por la documentación que he manejado -se puede consultar al final de esta entrada-, aún hay una galería de 90 metros, de trazado sinuoso, que baja del Monte del Castro hacia el antiguo Castillo de San Sebastián. Esta galería ha sido cortada por tapias de hormigón de edificios de reciente construcción. Es posible que fuese una comunicación subterránea de ambos castillos, o bien que sirviese para llevar agua desde el Castro hasta la antigua Batería de La Laje. En el Monte del Castro hay también galerías subterráneas de la época romana. Aquí vemos una de ellas, en una foto publicada por La Voz de Galicia en 2009:

La guerra contra los portugueses y la construcción del segundo recinto

Pero volvamos a los orígenes de la fortaleza. En plenas obras de construcción, y cuando ya se contaban 25 años de guerra con los portugueses, un ejército luso formado por 12.000 infantes y 2.500 soldados a caballo invade el sur Galicia desembarcando en Goyán el 28 de octubre de 1665. Tras apoderarse de La Guardia y evitar Bayona y Tuy -que tenían muy buenas defensas-, los portugueses llegan a Bouzas con la intención de sitiar Vigo. El entonces Capitán General de Galicia, Luis de Poderico, junta un ejército formado por 5.000 infantes y 800 soldados a caballo mientras Vigo se prepara para hacer frete a los invasores, disponiendo el Castillo del Castro de tan solo 200 hombres de armas bajo el mando del Mastre de Campo Diego Arias Taboada -gobernador de la plaza-, que ordena levantar una empalizada para reforzar las entonces aún deficientes defensas.

Se añadió entonces a la fortaleza un segundo recinto, concéntrico con el primero y también de trazado irregular, hecho inicialmente de tierra y terminado en 1667 (se conserva gran parte de su trazado). Con este recinto exterior se pretendía suplir la ausencia de un foso en torno al castillo, pero su escasa altura lo convertía más bien en una falsabraga o barbacana, que sólo servía para dificultar el acceso al castillo por parte del enemigo pero lo dejaba expuesto a los disparos de artillería lanzados desde el exterior del segundo recinto.

Fachada occidental del segundo recinto del castillo, junto al estanque de los patos

Esta muralla exterior, posteriormente edificada en piedra, llegó a disponer de 5 baluartes y 2 salientes. Los baluartes se corresponden prácticamente con los del primer recinto. En su extremo sudeste, junto a la entrada sur a este recinto, está el baluarte mejor conservado de los del segundo recinto: la Batería del Couto, que es lo primero que ven de la vieja fortaleza los visitantes del Monte del Castro cuando llegan desde el Paseo de los Cedros:

Las obras de la fortificación se completaron en 1670. Este recinto exterior del castillo disponía de tres puertas. De la ya citada puerta norte del primer recinto bajaba un camino que discurría paralelo a la muralla y que se dividía en tres. Un camino iba hacia al Castillo de San Sebastián (del que ya hablaré en otra entrada), parcialmente derribado para construir el actual edificio del Ayuntamiento de Vigo. El segundo camino bajaba hasta la puerta principal del segundo recinto, que llevaba al reducto de San Felipe (al que me referiré más abajo). Actualmente esta puerta está flanqueada en su exterior por dos cañones, como podéis ver en la foto que encabeza este artículo. Aquí la vemos de noche desde el interior, con su bóveda iluminada:

Finalmente, al segundo recinto podía accederse por una poterna o puerta secundaria, orientada hacia el este, próxima a la puerta principal y que a mediados del siglo XIX llegó a estar cerrada debido a su mal estado. Aquí podemos ver su aspecto actual desde el exterior:

Y desde el interior:

Esta poterna o puerta secundaria conduce hoy al estanque de los patos, sin duda alguna uno de los sitios más populares del Monte del Castro, sobre todo entre los más pequeños:

La Batalla de Rande y el tercer recinto del castillo

Pero volvamos a los libros de historia. En octubre de 1702 el Castillo del Castro es testigo de la histórica batalla naval de Rande entre una escuadra angloholandesa formada por 180 barcos y 14.000 hombres, bajo el mando de Sir Jorge Rook y del Almirante Allemond, y otra francoespañola, refugiada en la ensenada de Ulló, junto a Vilaboa, en el lado norte de la Ría de Vigo. Los combates no sólo se libraron en el agua, sino que Redondela y su comarca fueron atacadas y saqueadas por la fuerza angloholandesa. Vigo se libró de acabar igual por sus defensas, que hicieron que los atacantes evitaran el lado sur de la Ría para no tener que vérselas con las baterías viguesas.

Tras aquella experiencia, y en vista de que la ciudad necesitaba fortalezas más sólidas, en 1704 se construye el tercer recinto del Castillo del Castro, concéntrico a los dos primeros y del que hoy quedan escasos restos pues se derruyó en su práctica totalidad para construir el Paseo de Rosalía de Castro, que rodea el segundo recinto. Desconozco si estas piedras próximas a la tenaza del Diamante (la parte del recinto exterior sobre la que se construyó el restaurante El Castillo) son restos de ese tercer recinto:

El ya desaparecido reducto de San Felipe

De ese tercer recinto, que tenía un trazado muy irregular, salía hacia el sudeste un pasillo amurallado y cubierto de 142 metros, ya desaparecido. Hoy se entra por este sitio al parque del Castro. Es el Paseo de los Cedros:

Me pregunto si estas piedras que se ven en su lado sur son restos de ese viejo conducto que iba al reducto de San Felipe:

El reducto o fuerte de San Felipe, ya desaparecido, era un pequeño baluarte pentagonal rodeado por una empalizada. Fue construido sobre una cantera y de él ya no queda el menor rastro. En este plano antiguo del castillo, publicado en el blog Arquitectura y Urbanismo de Vigo, se ven los tres recintos aún intactos, y a la izquierda el reducto de San Felipe con el conducto que lo comunicaba con el castillo:

En la antigua ubicación del Reducto de San Felipe se encuentra hoy el Parque Infantil Charlie Rivel:

Según un informe de 1737 este pequeño fortín fue iniciado pero no llegó a terminarse, por lo que cabe aventurar que existió la intención de construir una posición de mayores dimensiones en su lugar. Disponía de cinco troneras, y a mediados del siglo XIX ya había sido abandonado.

1719: una batalla heroica hoy olvidada por casi todos los vigueses

Pero vayamos un poco más atrás en el tiempo. El 10 de octubre de 1719, entre las 10 y 11 de la mañana, Vigo es atacada por una fuerza inglesa bajo el mando del Mariscal de Campo Richard Temple, con más de 40 navíos de guerra que desembarcan 11 batallones con 5.000 hombres en la playa de Samil. Nada más desembarcar los ingleses se encuentran los primeros focos de resistencia por parte de paisanos armados, produciéndose un tiroteo. Ante la perspectiva de un doble ataque por mar y tierra, la escasa guarnición de Vigo se retira al Castillo del Castro, bajo el mando del gobernador de la plaza, el coronel Fadrique González de Soto, con 10 compañías de infantería con algo menos de 400 hombres de armas, y las milicias formadas por 400 paisanos armados con sus oficiales.

A su paso los ingleses incendiaron y saquearon Bouzas y sus alrededores, instalando su cuartel general en Navia. El 12 de octubre los ingleses se instalan en Santa Eulalia de Alcabre, y desde allí, por la mañana, envían a un coronel junto a dos soldados y un tambor enarbolando una bandera blanca para parlamentar con los vigueses y conminarles a rendirse. Estando encerrada la guarnición en el Castillo del Castro, la villa capituló, entregando el Juez las llaves de la ciudad a los ingleses en señal de rendición, tal como había autorizado el consejo de guerra celebrado por los jefes y oficiales de la guarnición al no poder defender toda la vlla. El Brigadier inglés Homewood entró en Vigo con dos regimientos de fusileros navales, tomando posesión de la villa y del fortín de San Sebastián, desembarcando los ingleses material de asedio y asalto en el Berbés para proceder al ataque del Castillo del Castro.

El 13 de octubre los ingleses sitúan más de 30 morteros de varios calibres tras el fortín de San Sebastián. Al anochecer empieza el bombardeo, que se alarga hasta primer hora de la madrugada, dejando seis heridos en la guarnición del Castro. Al amanecer del día 14 los ingleses reinician el bombardeo, cesándolo a la una del mediodía y dejando 8 heridos más en el Castillo del Castro. En el interior del recinto amurallado los sitiados no tienen muchos sitios donde cobijarse de los disparos: según cita de información de la época Xosé María Álvarez Blázquez en La ciudad y los días, "en el Castillo no hay cuarteles para defensa de las bombas, ni más cubierto que una capilla de Nuestra Señora, casas del Ermitaño y adonde se recogía el castillano y dos cuarteles viejos, almacén de pólvora a prueba de bomba, una cisterna y unas minas en donde estaba recogida pólvora y en donde se recogían los heridos y así los soldados como oficiales no tenían más cubierto que tiendas de campaña."

Al amanecer del día 15 los ingleses reanudan el bombardeo. Tras cesarlo a mediodía, al anochecer los ingleses inician un bombardeo naval que encaja 50 tiros en el Castillo del Castro, viviendo los asediados un auténtico horror, repitiéndose un ciclo parecido el día 16 pero con una combinación de bombardeo naval y terrestre al anochecer, provocando muchos muertos e hiriendo al gobernador Fadrique González en el brazo izquierdo. Todas las tiendas que tenían los defensores para refugiarse "salieron en pedazos", según el cronista de la época. El día 17 la situación de los asediados es casi insostenible, y tras un bombardeo matutino, un coronel inglés invita a los defensores a rendirse. En ausencia del gobernador, trasladado a Porriño para ser curado de sus heridas, el coronel Fadrique Soto responde al inglés que no pueden entregar el castillo porque tienen "mucha guarnición, oficiales de gran honra, mucha pólvora, baja y que comer". Esto último era cierto: los almacenes subterráneos del Castillo del Castro estaban repletos de pertrechos militares que quedaron en Vigo tras fracasar la expedición española a Escocia unos meses antes, pero los ocupantes llevan seis noches sin comer ni descansar y apenas se tenían en pie. La respuesta de los ingleses, furiosos, es un bombardeo incesante hasta el anochecer, disparando más de 600 bombas sobre el Castilo del Castro.

El 18 de octubre, sigue el bombardeo inglés, y el día 19, después de una semana en vela, sin comer y sometidos a un duro bombardeo, los asediados capitulan con todos los honores militares. Durante dos días se suspenden los combates y el 21 de octubre, puestos en formación los ingleses, la guarnición del Castillo del Castro salió desfilando camino de Redondela. Habían soportado más de 3.500 disparos de mortero. Cuando los ingleses entraron en el Castillo de Castro y vieron su estado, no pudieron hacer menos que reconocer el valor demostrado por sus defensores. Los ingleses permanecerían en Vigo hasta el 7 de noviembre. En los almacenes subterráneos del Castro capturaron 6.000 mosquetes y gran cantidad de pólvora, y también se hicieron con varias piezas de artillería.

Tras el duro asedio de Vigo, el Castillo del Castro fue reconstruido, pues había quedado muy dañado, y en 1724 se construyó un cuartel de infantería para 250 soldados, y que fue usado hasta bien entrado el siglo XX.

La Guerra de la Independencia y la rápida Reconquista de Vigo

En 1808 al estallido de la Guerra de la Independencia es saludado por la compañia de artillería del Castillo del Castro con salvas de ordenanza que acompañan el repique de las campanas de la Colegiata y los conventos de la villa. Menos feliz sería la capitulación de Vigo, cercada por los franceses, el 31 de enero de 1809, apoderándose los invasores -concretamente la 4º División francesa- del Castillo del Castro y del fortín de San Sebastián. La citada División partió el 16 de febrero, dejando en Vigo una guanición de 1.500 artilleros y dragones con los bagajes y 40 piezas de artillería con abundante munición, según cuenta el general José María Sánchez de Toca en su libro "Batallas desiguales". No duraron ni dos semanas: los franceses, sitiados por los paisanos alzados en armas y ante el asalto de éstos el 27 de marzo, capitularon ante un sargento de marina, Pablo Morillo, ascendido a coronel sobre la marcha. Cuando una columna francesa acudió a socorrer a los sitiados, Vigo, ya en manos españolas, los recibió a cañonazos. De 470 franceses que formaban esa columna sólo volvieron con los suyos 50, y de ellos sólo 14 ilesos.

La Guerra de Cuba y la Guerra Civil

La invasión francesa y la Reconquista de Vigo fueron la última gesta militar que protagonizó el Castillo del Castro. En 1898 saltaron todas las alarmas en la ciudad ante la posible invasión estadounidense de la ciudad durante la Guerra de Cuba, pero los americanos nunca llegaron, para suerte de los vigueses, pues por entonces ni el Castro, ni San Sebastián ni las propias murallas de la ciudad estaban ya en condiciones de defenderla de un ataque con los medios de aquel entonces.

En la siguiente foto, hecha por el famoso fotógrafo portugués Xaime de Sousa Guedes Pacheco (el mejor cronista en imágenes del Vigo de aquella época), vemos el Castillo del Castro en 1920, visto desde la actual Plaza del Rey:

En esta ampliación de la foto vemos que en lo alto del Castillo se aprecia el mástil en el que ondeaba la bandera de España, situado en el Baluarte del Diamante. También se ve la Tenaza del Diamante situada justo delante, donde ahora -aunque ya por poco tiempo- está el restaurante El Castillo. En la foto apenas se observa el tercer recinto de la fortaleza:

En 1934 el gobierno cede al Ayuntamiento de Vigo los terrenos del Monte del Castro, a excepción de la fortaleza, que seguirá siendo una posición militar durante cuatro décadas más.

Con el estallido de la Guerra Civil Española, el Castillo del Castro vivió nuevamente hechos aciagos: el fusilamiento entre 1936 y 1942 de 136 personas afines al bando republicano ante sus muros. Desde 2010 un monolito recuerda a las víctimas de estos crímenes:

Me parece justo recordarles, aunque me cuesta entender cómo es que en todo el recinto del castillo no hay monumento, ni placa ni letrero alguno que recuerde a ninguno de los españoles que lucharon y murieron allí por defender nuestro suelo frente a ingleses y franceses. De hecho, aparte de éste, el único monumento a un hecho histórico que figura en la actualidad en el Monte del Castro lo encontramos un poco más abajo del Baluarte del Diamante: el monunento a los Galeones de Rande, tambien conocido como Las Anclas. Fue inaugurado en 1967 y es obra del arquitecto Desiderio Pernas. En él se muestran tres anclas y cinco cañones rescatados de los galeones hundidos en Rande en la citada batalla de 1702:

No deja de ser curioso que el monumento sea a los galeones -es decir, a los barcos-, y no a los hombres que combatieron y murieron en aquel combate. De la batalla de 1719, el hecho de armas más glorioso y heroico de los librados en el Castillo del Castro, no hay ni la más mínima mención en todo el monte. Curioso el concepto de memoria que tenemos en esta ciudad.

La desmilitarización del Castro y su transformación en un parque

El Ejército español cedió el Castillo del Castro al Ayuntamiento de Vigo el 28 de marzo de 1964. En 1966 el alcalde Rafael Portanet ordenó el derribo de la histórica ermita de Nuestra Señora del Castro (cuya imagen de la Virgen se encuentra actualmante en la parroquia viguesa de Santo Tomé de Freixeiro), de la Casa del Gobernador (pegada a la ermita y que acabó siendo usada con el paso del tiempo como almacén de artillería) y de los cuarteles que había en el interior del primer recinto. En su lugar Portanet hizo construir un estanque y unos jardines:

En el extremo norte del estanque está una de las estatuas más conocidas de Vigo, un monumento al empuje de la ciudad en los años sesenta titulado "Marineros portando el escudo de Vigo", de 1969. Fue obra del escultor vigués Camilo Nogueira (al que el entonces alcalde de Vigo Rafael Portanet encargó casi todas las esculturas del Monte del Castro) y representa a tres figuras masculinas sosteniendo los símbolos de la ciudad, un castillo y un olivo:

En el segundo recinto encontramos otro edificio civil que seguramente fue construido tras la desmilitarización del castillo: la antigua antena y el edificio de la emisora La Voz de Vigo, propiedad de la Red de Emisoras del Movimiento, que más tarde se convirtió en Radio Nacional de España. Durante años este edificio ha estado plagado de pintadas, pero este verano fue pintado -junto a otros elementos del castillo-, poco días antes de hacer esta foto:

El Castillo del Castro fue catalogado en 1968 en el Inventario del Patrimonio Cultural Europeo como Monumento de Arquitectura Militar, demasiado tarde ya para evitar el derribo de las construcciones que había en su interior y la destrucción de parte de su segundo recinto para levantar el restaurante El Castillo. Durante el mandato de Portanet se empezó a plantar árboles para tapar las murallas, pues paradójicamente éstas no se consideraban lo bastante bellas como para ser vistas. El resultado lo hemos visto en las fotos que he publicado hasta ahora: no hay forma de ver el castillo desde casi ningún punto de la ciudad. A cambio, al menos, los vigueses hemos ganado un jardín botánico espectacular.

La Ley 8/1995 del Patrimonio Cultural de Galicia obligó a derribar todo tipo de añadidos hechos sobre monumentos históricos, sentenciando el restaurante El Castillo, cuya concesión a una empresa privada, que llegaba a su fin en 2005, no fue ya renovada por el Ayuntamiento de Vigo, quedando el edificio abandonado al año siguiente. Con su derribo los vigueses recuperaremos un poco de la visión del viejo castillo, que es una joya arquitectónica e histórica de la que debemos estar orgullosos.

Podéis ver aquí una serie de 150 fotos del castillo. La mayoría de ellas las hice desde finales de julio hasta bien entrado el mes de agosto, pues empecé a trabajar en esta entrada -haciendo fotos y recopilando datos- hace ya casi tres meses (de todos los artículos que he escrito estos últimos nueve años en el blog, éste ha sido -de momento- el que más tiempo me ha llevado preparar):

Finalmente, os dejo aquí con la localización del Castillo del Castro en Google Maps:


Ver mapa más grande

Para más información

Otras reportajes sobre castillos de Galicia:

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Comentarios:

  1. Juan

    Felicidades!!!
    Un gran trabajo de documentación.

  2. Ginés Ladrón de Guevara

    Interesantísimo, enhorabuena.

  3. Muchas gracias. 😉

  4. El Tíol Bastón

    Es un muy buen trabajo, creo que ha valido la pena. Si fueran otros tiempos se vería publicado en libro. Enhorabuena.

  5. Gracias, Tíol. 😉 Da para un librito, sí, aunque publicarlo en un blog es más barato y hoy en día consigue más difusión…

  6. Espero que el Concello de Vigo se entere de este buen reportaje.

  7. Son capaces de enviarme a un comisario lingüístico a pedirme que ponga los topónimos en gallego…

  8. Mujerárbol

    Que sitio tan bonito y cuánta documentación aportas sobre él. Me ha gustado muchísimo, Elentir, ¡muy bien hecho!

  9. Enhoraboa

    son amante da arquitectura abaluartada e gostei moito da reportaxe. Agora só falta que se corten as arbores que ocultan esta interesante fortaleza tan mal tratada polos políticos de tempos no tan lonxanos. Temos un problema de respeto a cultura e os monumentos, temos que aprender moito dos nosos irmaos portugueses, ollade para os seus monumentos que xeralmente estan moi ben coidados.
    Algo e algo e o derrubamento tería que seguir coa cafetería pegada ao segundo recinto e outras edificacións coma o polvorín que tapan e deforman o recinto orixinal do XVII.
    Tan só lamento teu comentario para min triste sobre os toponimos en galego, tendo una historia vergoñenta de salvalladas na toponimia galega non e adecuado.

  10. O meu comentario ven a conto das leis creadas para impoñer como toponimia única en Galicia a toponimia en galego, ata o extremo de eliminar topónimos como «La Coruña» e mesmo «Bayona», que foi o nome co que se rebautizou a antiga Erizana en tempos dos Reis Católicos.

  11. santi

    Muy buen artículo. Enhorabuena.

  12. fernando

    Excelente trabajo, ya es hora que nuestras autoridades pongan en valor todo el patrimonio artístico, histórico y natural de Vigo y alrededores.

  13. Lara

    Increíble artículo, muchísimas gracias por este gran trabajo!

  14. soiber

    Gran artículo, crecí en la calle granada, justo al lado del castro y me gustaría aportar que los pasadizos, según mis padres conducían a 3 sitios, el castillo de San Sebastián (el actual concello), A laxe y la zona del colegio de Maristas. También me comentaron que entraban a menudo y llegaron a encontrar cucharas, balas y hasta una pistola, pero que una de esas veces que entraron, un amigo suyo desapareció. Al parecer esa fue fue la razón principal por la que los tapiaron.

  15. Me dejas alucinado con lo de los pasadizos, Soiber… O_o

  16. Rubén

    Yo me he quedado a cuadros con la foto del pasadizo. Es idéntico a 2 de los 4 que había en la finca de García Barbón.

  17. Juan

    Muy buen artículo y muy interesante.
    Quisiera hacerte también un comentario. Cuando yo era niño, el castillo era uno de mis lugares de juego preferido. Escalabamos la muralla, cosa fácil de hacer, pues en algunos lugares es muy baja y como niños que éramos jugábamos y soñabamos con guerras. En aquellos años, ya abandonado por el ejercito no había vigilancia de ningún tipo.
    El caso es que recorrí mil veces los «famosos» túneles y en contra de la «leyenda» que ya en aquella época circulaba, no iban a ninguna parte. Si recuerdo que eran dos, al menos recuerdo que había una bifurcación y que un túnel era mas largo que el otro. Si te puedo decir, que simplemente dejaron de escavar, es decir, no etaban en ningún punto tapiados y el mas largo no creo qu tuviera mas de 100 metros.
    Tengo en la actualidad 64 años, y estudiaba en los Maristas, por lo que El Castro era nuestro jardín trasero.

  18. Manuel Posada

    Conviene recordar a las fuerzas vivas de Vigo el Tratado de viguismo…

  19. Kikong

    Impresionante artículo¡¡…muchas gracias por hacerlo y compartirlo.

  20. wladimir

    interesante…

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