¿Quiénes definen las pautas ideológicas del consenso socialdemócrata?

¿Qué hay detrás del horizonte de sucesos de ese agujero negro que es el centro político?

Soy muy aficionado a los canales de documentales, y ayer, de madrugada, vi uno muy interesante que hablaba sobre los agujeros negros y su enorme influencia en el cosmos.

¿Conservador malo, progresista bueno?
Una de las peores enfermedades que sufre nuestra sociedad es la sed de popularidad

Los agujeros negros me fascinan desde que vi, en mi infancia, una película que hace muchos años que ahora es difícil de encontrar en la televisión: "El abismo negro" (1979). La película hablaba sobre una nave perdida, la Cygnus, que orbita en torno a un agujero negro y pretende adentrarse en él. Ver aquel fenómeno astronómico me dejaba perplejo. A diferencia de otros que he visto sobre el tema, el documental de ayer pretendía abordar los agujeros negros más allá de la sombra de terror que suelen provocar, pues a fin de cuentas se trata de concentraciones de masa con tal fuerza gravitatoria que incluso se tragan la luz y distorsionan el tiempo. Según el documental, dichos agujeros son imprescindibles en la formación de galaxias (en el centro de la nuestra hay uno supermasivo, Sagitario A*). No obstante, los agujeros negros oponen una barrera infranqueable a nuestras ansias de conocerlos. Hay un límite en el que ya no reflejan ninguna luz y donde nuestro conocimiento sobre ellos da un salto hacia el más absoluto de los misterios: el llamado horizonte de sucesos. Nadie sabe qué es lo que existe u ocurre una vez pasado ese límite.

Ayer, después de ver el documental, me di cuenta del enorme parecido que tienen los agujeros negros y su entorno con el escenario político actual, y no me refiero sólo al español. Después de la Segunda Guerra Mundial la democracia y los derechos humanos se consolidaron, en una parte del mundo, como la mejor vacuna frente a los totalitarismos. Pero ante la amenaza comunista, en Europa se consideró que no bastaba con proteger los derechos fundamentales de las personas, que el Estado debía proporcionar al ciudadano una cierta seguridad en el ámbito económico. Nació así lo que hoy conocemos como el Estado del Bienestar, un título engañoso que si lo raspamos y vemos qué hay debajo, dejaría al descubierto lo que algunos autores denominan el consenso socialdemócrata, una forma pactada de evitar las tensiones políticas y garantizar la estabilidad económica e institucional en los países democráticos. Dicho consenso sería, inicialmente, el fruto de la renuncia de cierta izquierda al cuestionamiento del capitalismo, y la renuncia de cierta derecha a defender con firmeza el derecho de propiedad y la libertad económica. Esto en el ámbito de la economía, claro. Fruto de ese consenso nació el llamado centro político, un espacio difícil de definir, en el que lo mismo puedes ser liberal que socialdemócrata, conservador o democristiano, pues a fin de cuentas estas etiquetas, que otrora significaban grande diferencias entre los actores políticos, ahora apenas simbolizan leves matices entre su forma de interpretar ese consenso.

Si trasladamos este panorama político al caso de los agujeros negros, ciertamente ese centro político ha tenido una influencia enorme a la hora de marginar del mapa político a los extremos ideológicos. Estos extremos sólo han vuelto a cobrar importancia -basta con ver el caso de Grecia- cuando el propio modelo socialdemócrata ha acabado hundiéndose bajo sus propias consecuencias: brutal endeudamiento público, cifras enormes de paro, y con ello recortes en prestaciones estatales y el consiguiente descontento popular. En el ámbito económico el consenso socialdemócrata ha establecido una versión adulterada y viciosa del capitalismo, en la cual ciertos poderes económicos ofrecen apoyo a la clase política, a cambio de favores y privilegios para competir con ventaja frente a sus rivales. El ejemplo más descarado lo vemos en los medios de comunicación: un conglomerado empresarial con deudas milmillonarias como la del Grupo PRISA se habría venido abajo hace años, pero en el caso de ese grupo no es así porque su ámbito es el mediático y eso le permite intercambiar favores con cada gobierno. Otro tanto ha ocurrido con las desastrosas cajas de ahorros españolas -que tantos proyectos políticos han financiado-, o con las empresas constructoras, de las que tantas tajadas obtuvieron los políticos en los años de la burbuja inmobiliaria. La intervención estatal en la economía sostenida por el consenso socialdemócrata ha generado el caldo de cultivo ideal para la corrupción. En países como España, Portugal, Italia y Grecia, ese modelo económico ha conducido a un enorme desgaste de las instituciones, que además tiene, a corto o medio plazo, una difícil enmienda.

Pero si en el terreno económico se han notado muchos sus efectos, las consecuencias más devastadoras del centro político se han hecho notar en el ámbito de los valores. El acercamiento entre izquierda y derecha para garantizar la estabilidad económica e institucional ha acabado erosionando no sólo la defensa de la libertad económica y de la propiedad privada, sino también otros derechos indispensables para que la sociedad no se derrumbe. En España el consenso socialdemócrata se ha traducido en la eliminación de 2 millones de niños y niñas por nacer, en un enorme reguero de familias rotas, en un enorme deterioro del sistema educativo y en una alarmante pérdida de valores. En este terreno la actual derecha parlamentaria, al menos en España, ha renunciado a defender un modelo distinto del discurso contracultural que sostiene la izquierda. Y el peor problema no es que haya renunciado a ello la derecha parlamentaria, sino que también lo hace la derecha social. Ya hace años que esa derecha busca alternativas al PP en partidos de centro-izquierda que defienden las mismas tesis socialdemócratas, proaborto, proideología de género y prolaicismo en la enseñanza que la izquierda tradicional, pero que incomprensiblemente reciben el apoyo de medios liberal-conservadores. La propia derecha parlamentaria no ha tenido reparos en traicionar sus promesas electorales y dar la espalda a sus votantes, negándose a cumplir su promesa electoral de "reforzar la protección del derecho a la vida", dejando la actual Ley del Aborto tal cual la implantaron los socialistas y sus aliados de la ultraizquierda. Hoy en día, la única opción de derechas que desafía ese consenso socialdemócrata con posibilidades de obtener representación en las instituciones, Vox, es sistemáticamente marginada cuando no machacada en los medios, incluso en los medios católicos. Y es que muchos católicos no ofrecen ninguna resistencia a la atracción ideológica de ese agujero negro de la política. Es más fácil buscar popularidad en su órbita que fuera de ella, claro, aunque el riesgo sea resultar engullido por él.

La pregunta que nos asalta a muchos desde hace tiempo es la siguiente: ¿quién dicta las pautas ideológicas de ese centro político? ¿Qué influencias han podido lograr que el actual gobierno español se arriesgue a cabrear a sus votantes renunciando a modificar las leyes ideológicas de Zapatero, incluso renunciado a defender a los niños y niñas por nacer? ¿Qué poderes son los que le dictan los discursos a partidos empeñados en pisotear los derechos de millones de padres y madres a elegir la educación que consideran mejor para sus hijos? ¿Qué obediencia oculta sigue un partido político que cambia de discurso como de chaqueta, sin dar explicaciones y sin respetar ni por asomo los mínimos requisitos de democracia interna? En las más impopulares decisiones económicas tomadas por los últimos gobiernos -subidas de impuestos, recortes de pensiones, etc.- ha habido influencias claras de organismos internacionales. Pero ¿y en el caso del aborto? Pues también. Ya hablé aquí de cómo la ONU apoya el aborto forzado en China, la misma ONU que teóricamente debería defender los derechos humanos. En España hemos visto a altas instancias del Estado saltándose tratados de la UNESCO sobre libertad de educación sin que ésta dijese ni pío. Y a nivel europeo también hemos visto a la Eurocámara imponiendo recortes de libertades al dictado de cierto lobby ideológico. Pero seguimos sin saber qué hay más allá. ¿Quiénes son los que diseñan los dogmas ideológicos del consenso socialdemócrata? ¿Quiénes mueven en último término los hilos para imponérnoslo? Algunos dirán que es la gente la que decide con su voto, pero ese voto es enormemente influenciable por los medios de comunicación y también por la propia educación, sí, esa educación que los apóstoles del consenso socialdemócrata se afanan por controlar desde los estados a costa de recortar cada vez más los derechos de los padres. ¿Qué se esconde detrás de ese opaco horizonte de sucesos del consenso socialdemócrata?

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(Imagen: NASA/JPL-Caltech. Representación artística de un agujero negro supermasivo )

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Comentarios:

  1. Elentir. Esto es muy profundo. No creo que la gran mayoría de seres humanos de la ciudadanía europea tengan la mas remota idea de lo que estas hablando. Eso no quiere decir que no tengas razón. El problema es que la manta que cubre tu tesina es como resolver la enigma que has planteado y peor todavía quien tiene el poder de identificar y cambiar el mismísimo sistema de bienestar social que tu has planteado que es precisamente ese agujero negro.

  2. Emismo

    Elentir, en España sólo alguna formación extraparlamentaria, caso de VOX,(al menos por la derecha) ofrece alternativas a ese consenso socialdemócrata. Pero, ¿cómo está el panorama en el resto de Europa?¿Hay alternativas en otros países?¿Algún país por donde podamos ver algo de luz? Le invito a que analice en un artículo cuál es la situación en el resto de Europa.

  3. Emismo. No muy fácil. El Reino Unido tiene elecciones generales dentro de 4 días y es una jaula de grillos. La ciudadanía, en general esta igual que asqueada que la de España. Por cierto, has dado en el clavo. La UE no existe ya que cada país, a lo suyo y no tiene idea de lo que ocurre en los otros 27.

  4. Javier

    «Ya hace años que esa derecha busca alternativas al PP en partidos de centro-izquierda que defienden las mismas tesis socialdemócratas, proaborto, proideología de género y prolaicismo en la enseñanza que la izquierda tradicional, pero que incomprensiblemente reciben el apoyo de medios liberal-conservadores.».
    En el partido que milito somos liberales-conservadores, y puedo decir que no apoyamos a una supuesta derecha que aboga por el aborto, y claro está, tampoco comulgamos con las izquierdas. Solamente hay que ver las declaraciones de IU sobre la legión, llamándo a los Legionarios violadores.
    Un saludo
    Javier

  5. Alfonso

    Yo también ví “El abismo negro” (1979) de niño, me gustó mucho y como recordaras el cientificos loco que orbitaba alrdedor del agujero negro había transformado al resto de tripulantes en androides, pues yo tengo la misma sensación con el Centro político ha transformado al electorado católico en votantes automatas del proabortista PP.

  6. pacococo

    Pues dentro del horizonte de sucesos están los que manejan los hilos, los que deciden las políticas a seguir y los que deciden que el pp haga lo contrario de lo que le mandaron los electores. Porque no olvidemos que aquellas elecciones fueron las de mandato más claro en toda la historia de la democracia en casi cualquier país. El mandato era muy claro, borrar el zapaterismo como si nunca hubiera existido.

    Han hecho lo contrario, han afianzado el zapaterismo, porque lo que tenemos es un gobierno zapaterino que produce leyes zapaterinas. Y sabiendo que les podía costar las elecciones lo hicieron. La única explicación es que sabían que podían hacerlo. Y entonces se llega al horizonte de sucesos y a lo que hay más allá.

  7. Afrikaner

    Excelente y muy acertado artículo.

  8. James, agradezco tus comentarios. En efecto, esto no lo he escrito para el ciudadano medio, al menos si por tal entendemos el que siente pereza por leer y prefiere ver la tele. Me gusta animar a la gente a pensar, a darle vueltas a las cosas y a no suscribir sin más las opiniones que otros fabrican para ellos y emiten por la «caja tonta». Soy como un chiquillo lanzando piedrecitas contra un gigante, lo sé, pero leí que hace tiempo un tal David consiguió abatir uno… 😉

    Emismo, confieso mi desconocimiento ante el panorama en el resto de Europa. Sé como está la cosa en algunos países, pero no encuentro a opciones parecidas a Vox. Por ejemplo, en Francia el FN es derecha estatista y populista, y Marine Le Pen ya ha aceptado mantener la Ley Veil que legalizó el aborto en ese país. El FN está más cerca de ese consenso socialdemócrata de lo que muchos piensan.

    Alfonso, un matiz: no los convertía en androides (un androide es un robot con forma humana), sino en ciborgs (mitad humanos, mitad robots). Es un apunte megafriqui, ya sé… 😉 Por lo demás, muy bien señalado lo ocurrido con la tripulación del Cygnus, se me olvidó citar ese detalle en la entrada y desde luego es muy acertada la comparación.

  9. Emismo

    Elentir, sí, el FN poco tiene de liberal-conservador. Me preguntaba si al menos en algún país alguna fuerza parecida a VOX tenía cierta relevancia. Quizás en países del centro y Este de Europa, Polonia, Eslovaquia, República Checa, Hungría… Algún lugar donde se vea que hay alternativa.

  10. Eduardo Equihua

    Cual es el ciudadano medio?

    Hace mucho tiempo cuando estudiaba ingenieria y las primitivas computadoras parecian ser entendidas solo por algunos y pensar en el futuro prospero q nos esperaba a dichos individuos, quien iba a decir q en el horizonte de sucesos apareceria mi abuelita con casi cero de educacion otra mas q la elemental manejando un Iphone capas de hacer un trillon mas de cosas q aquellas computadoras jamas hubiera logrado, un futuro en q el individuo sin educacion no tendria espacio!

    No creo q el termino de ciudadono medio sea apropiado.

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