"Insidious. Capítulo 3": una película que te lo hará pasar mal si tienes mucha imaginación

Esta semana se ha estrenado la tercera entrega de "Insidious", una serie de películas sobre fantasmas y casas encantadas que vengo siguiendo desde la primera.

Insidious
Insidious. Capítulo 2

Esta vez el malayo James Wan deja paso a un director debutante que además es amigo suyo: el australiano Leigh Whannell, productor de casi todas las películas de la serie "Saw". Whannell repite la fórmula de las otras dos películas, recurriendo a efectismos clásicos (sobre todo sustos en pantalla y buen acompañamiento sonoro), pero también echando mano de imágenes desasosegantes, como ya pasaba en las dos anteriores películas. Esta vez la protagonista de la película es una joven -interpretada por Stefanie Scott- cuya madre ha fallecido por cáncer. El hilo conductor con las otras dos películas lo encontramos en Lin Shaye, que hace de nuevo el papel de médium, y también en sus dos ayudantes. En el lado del "más allá" la elección del personaje principal no me ha dado tan mal rollo como la señora de las películas anteriores, aunque su aparición en pantalla en determinados momentos ha hecho que se me ericen los pelos de los brazos unas cuantas veces...

A esto último han contribuido dos ingredientes: el primero, que soy una persona con una gran imaginación (no tenerla e ir a ver una película de terror es tirar el dinero, en mi opinión), por lo que no necesito que una película de misterio se pase en detalles para generar expectación: mi mente suele poner mucho de su parte. Por eso me suelen gustar las películas donde lo paranormal no se exhibe en exceso, en las que la amenaza que se cierne sobre los protagonistas apenas se vislumbra. Entiendo que cada vez haya menos películas así, pues vivimos en una sociedad donde la fuente primordial para forjar una buena imaginación -los libros- ha cedido cada vez más terreno a un género artístico donde nuestra imaginación se ejercita poco: el cine.

El segundo ingrediente es que la enorme sala de cine estaba casi vacía. Ayer fui solo al cine (si no contamos al lobby de la pelusilla, claro), y de la mitad hacia abajo, la única butaca ocupada era la mía. La sala, además, tenía ciertos juegos de luces y sombras creados por las luces de emergencia. Ver una película de terror en una sala llena de gente no es lo mismo. Con una sala casi vacía, y ante una película que tira mucho de escenas en las que alguien está mirando a la protagonista sin que ella lo sepa, empieza a activarse más de la cuenta ese sexto sentido (si es que lo tenemos) que nos pone en alerta cuando alguien nos está mirando, aunque no le veamos. Esto lo ha conseguido esta película, hasta tal punto que reconozco que he respirado con alivio al salir de la sala y encontrarme todo lleno de luz y de gente. Y es que como decimos los gallegos sobre las meigas, puede que no creas en estas cosas, pero haberlas, haylas.

Os dejo aquí con el trailer en español de esta película:

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Comentarios:

  1. Alejandra

    ¡Pobre lobby de la pelusilla! Yo no he sido capaz de terminar de ver el tráiler. He empezado a mirar hacia atrás, a los lados … 🙄

  2. El lobby de la pelusilla no salió de debajo de su mantita en toda la película… 🙂

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