Quieren restringir el bacon y las salchichas en las oficinas británicas por ser 'ofensivos'

CoExist House, entidad que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Londres, está provocando polémica en el Reino Unido con unas directrices para empresas en clave multiculturalista.

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El alcohol también quedaría excluido en las comidas de empresa

Las directrices para empleadores emitidas por esa organización reclaman extablecer restricciones para salchicas, bacon y alcohol en cocinas o almuerzos de empresas, al entender que pueden ser "ofensivos" para los miembros de determinadas religiones. Pero la cosa no se queda ahí: invitan a tener en cuenta también a miembros de la secta de la cienciología, a ecologistas y a vegetarianos. Por ejemplo, judíos y musulmanes no pueden comer ni tocar productos derivados del cerdo. Los musulmanes tampoco pueden tomar bebidas alcohólicas, una prohibición que se extiende a los adeptos de la cienciología en las 24 horas previas a las llamadas "auditaciones". Las directrices implicarían no calentar salchichas en microondas de empresa, no guardar sándwiches de bacon en neveras comunes y no servir alcohol en comidas de empresa, en caso de que haya empleados que profesen religiones que vetan a sus fieles el consumo de esos productos.

Hay que decir que las personas de religión judía han estado conviviendo durante siglos en países de mayoría cristiana sin que los preceptos de su religión sobre el consumo de carne provocasen conflictos dignos de mención. Es significativo que estas recomendaciones se produzcan con un notable aumento de la presencia musulmana en Europa, sin duda la religión que establece más restricciones alimentarias a sus fieles. Además de la carne de cerdo y el alcohol, los musulmanes no pueden ingerir ningún tipo de sangre animal, ni carne de ningún animal que no haya muerto según el rito halal, que implica degollarlo y desangrarlo. Si a esto añadimos el auge del vegetarianismo e incluso del veganismo, a este paso sólo se acabarán admitiendo las frutas.

Una colonización cultural propiciada por el progresismo

Lo curioso de estas directrices para empresas británicas es que pretenden evitar que se sientan ofendidos los fieles de una religión que allí donde es dominante impone la ley islámica a todo el mundo, salvo contadas excepciones. En ciertos países musulmanes, como Arabia Saudí, está prohibido construir iglesias e incluso introducir biblias está castigado con la pena de muerte; a las mujeres se las obliga a ir con el pañuelo islámico en la cabeza, sean musulmanas o no; y la libertad de cambiar de creencia no existe si eres musulmán, pues la apostasía se castiga con la muerte. Sin embargo, a esos mismos países se les permite erigir mezquitas en Europa. Y en vez de reclamar a los musulmanes que se adapten a las costumbres y cultura europeas, creamos restricciones para adaptarnos nosotros a ellos. Al final, la corrección política y el multiculturalismo están sirviendo para que Occidente sea colonizado culturalmente por el Islam, y lo están consiguiendo con el impulso ideológico del progresismo, cuya cristianofobia y antioccidentalismo mueven a muchos izquierdistas a buscar el favor de los musulmanes para acabar con la influencia cristiana en el Viejo Continente. Esa pinza progresista e islámica está dando lugar a una Europa cada vez menos libre, sobre todo para los cristianos, una Europa condenada a abandonar su cultura, tradiciones religiosas y costumbres para adaptarse a los recién llegados y a los caprichos liberticidas de sus aliados progresistas. Por supuesto, en esa pinza los progresistas llevan las de perder: si Europa llegase a tener mayoría musulmana -el impulso demográfico musulmán es mucho mayor que el de una Europa progresista entregada a la práctica del aborto y de la anticoncepción-, la izquierda lo tiene crudo con una religión que no entiende de separación entre Iglesia y Estado, que discrimina de forma radical a la mujer y que castiga el ateísmo con prisión y latigazos.