El motivo inconfesable por el que están intentando promover una 'religión laica'

Hace seis años dije que algunos diputados querían ser obispos. A la vista de los bautizos laicos y de las comuniones laicas, ciertos concejales ya van camino de convertirse en sacerdotes laicos.

Manual del Buen Progre. Capítulo 2: el principal enemigo del progre es la Iglesia
Además de diputados quieren ser obispos

Suplantando los sacramentos católicos

Hace unos días, en la localidad malagueña de Rincón de la Victoria, Podemos ha anunciado su intención de instaurar primeras comuniones laicas- manifestaba su deseo de que se montase esa ceremonia para su hija con este razonamiento: "ya está bien de depender de la Iglesia para que los niños hagan la comunión". La monda. La Iglesia explica así la razón de ser de la comunión: "por la consagración del pan y del vino se opera la conversión de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la substancia del vino en la substancia de su Sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transubstanciación". Es decir, que con la comunión recibimos al propio Cristo manifestado en la Sagrada Forma. Si alguien no es católico, ni tan siquiera cristiano, ¿qué sentido tiene la comunión para esa persona? Si no crees en el milagro de la transubstanciación, para ti tomar esa Sagrada Forma tendrá la misma relevancia que comerte un pan de Bimbo. ¿Y qué sentido tiene hacer una ceremonia para eso? Yo no soy aficionado al pan de Bimbo, pero cada vez que me como un trozo de pan artesano -está más rico- no me pongo de gala ni le pido a un concejal que me oficie una ceremonia. Ni siquiera lo hago con el chocolate.

¿Por qué no suplantan los ritos de otras religiones?

Ante la conversión de ciertos concejales en sacerdotes laicos y del Estado en una 'Iglesia laica', cabe preguntarse si también habrá rabinos laicos e imanes laicos. ¿Harán un Janucá laico y un Yom Kipur laico? Y ya puestos, ¿se atreverían siquiera a sugerir un Ramadán laico o una Eid al-Adha laica? En el primer caso vez de un banquete habría que montar una jornada de ayuno, y en el segundo habría que hacer un sucedáneo del sacrificio del cordero (los animalistas montarían en cólera), pero tal vez han pensado que tergiversar las ceremonias católicas es menos arriesgado que incomodar a los musulmanes. ¿Acabarán proponiendo también misas laicas, para el que piense que ya está bien de depender de la Iglesia para ir a misa? En vez de los Evangelios se podría leer el Código Civil, y la predicación se podría sustituir por un mitin del concejal. Sería un peñazo, desde luego. Y basta con ver la asistencia a los mítines políticos en España para darse cuenta de que, incluso a pesar de la creciente secularización, somos muchos más los españoles dispuestos a escuchar todos los domingos a un párroco que los dispuestos a escuchar muy de vez en cuando a un político.

Quieren acabar con la influencia social de la Iglesia Católica

Y con esto llegamos al quid de la cuestión. A pesar del adoctrinamiento masivo en escuelas y medios de comunicación, donde los políticos hacen y deshacen a sus anchas, la Iglesia Católica sigue teniendo una gran influencia social en España, y ciertos políticos la ven con envidia. El papel orientador de la Iglesia en materia espiritual tiene como fin guiar a las almas hacia la salvación eterna. Los preceptos de la Iglesia son muy claros, y obligan, también, a obispos y sacerdotes. Eso constituye un dique moral formidable frente a las modas ideológicas y frente a los abusos de los poderosos. Es por eso que ciertos políticos no soportan la existencia de la Iglesia. Su ilusión sería establecer ellos lo que está bien y mal en cada momento, en función de sus intereses y caprichos. Suplantar a la Iglesia es una vía más para lograrlo, pero esa suplantación tiene muchas carencias.

La diferencia clave entre los 'sacerdotes laicos' y los católicos

Para empezar, podemos esperar sentados a que esos políticos asuman la vida de sacrificios que implica el sacerdocio. A pesar de los tremendos esfuerzos de algunos para desprestigiarles, generalizando los casos de pedofilia como si todos los curas fuesen unos abusadores, quienes vemos semana tras semana a sacerdotes en nuestro entorno nos encontramos con abismales diferencias entre ellos y los citados políticos. En la parroquia en la que voy a Misa, como en muchísimas otras parroquias, se entrega a los pobres cada mes todo lo recaudado en uno de los cepillos semanales (el de la primera semana). No estamos hablando de la cuarta parte, sino de más, porque a comienzos de mes la gente suele tener más dinero disponible y sabiendo para qué es el cepillo, ese fin de semana los feligreses suelen ser más generosos. Pero la cosa no se queda ahí. Todos los días los sacerdotes de la parroquia reciben a pobres, les ponen café y la merienda. ¿Conocéis a algún partido que done a los pobres más de la cuarta parte de sus ingresos, y que abra sus puertas a los pobres todos los días? De hecho, es significativo que los pobres vayan a pedir a las puertas de las iglesias, y no de los ayuntamientos o de las sedes de IU o del Podemos.

Su concepción del poder es la mayor garantía de fracaso

En fin, que pueden hacer comuniones laicas, bautizos laicos, incluso misas laicas y penitencias laicas, pero como todos los sucedáneos, lo que hacen no deja de ser una mala copia del original, una copia vacía de significado y que no resiste las comparaciones. Hay que decir, además, que los políticos laicistas que hoy se empeñan en suplantar a la Iglesia no son los primeros que lo intentan. Como fracasaron los anteriores, ellos también fracasarán, aunque sólo sea porque su propósito de servir a la comunidad es menos fuerte que su tendencia a confundir su cargo electo con una oportunidad para obtener poder, beneficiarse del contribuyente y colocar a familiares y amigos. Esa forma de ver la política como un ejercicio de poder y no de servicio, con las mínimas limitaciones posibles, es la inevitablemente ligada a las ideologías que sostienen la necesidad de un Estado cada vez más poderoso, que dicte a los padres cómo han de educar a sus hijos, que incluso establezca a su capricho si un ser humano ha de perder su condición para ser desprovisto de sus derechos, como hacen con los niños por nacer. El último paso de ese absolutismo estatal es que el Estado suplante a la religión, convirtiendo a los políticos en sumos sacerdotes. Cuanto más poder acumulen los que promueven esa visión de la política, más rotundo acabará siendo su fracaso frente a quienes renuncian a todo para dedicar su vida a servir a Dios y, por amor a Él, a sus hijos.