¿Debemos dejar que un militar se libere, cuando quiera, de su juramento?

¿El honor es cosa de carcas conservadores?

Estoy seguro de que si preguntásemos qué es el honor, muchos compatriotas responderían hablando de una cosa anticuada con la que se hacían duelos a muerte con espadas.

La RAE define el honor de la siguiente forma: "Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo." Obsérvese que la definición abunda en palabras que ya suenan caducas en una sociedad infestada por el relativismo: moral, deberes, prójimo... Por el contrario, el pensamiento único dominante nos anima a definir el bien y el mal a nuestra conveniencia, negando todo valor universal al respecto, atribuyéndonos todo tipo de derechos pero rechazando cualquier deber o responsabilidad asociado a ellos. El "prójimo" ha llegado a ser una expresión que suena a parroquia, y toda apelación al respeto por los demás como freno para nuestros deseos y caprichos suena a conservadurismo pata negra.

Confieso que todo el desdén de ese pensamiento dominante por el honor es algo que me importa un bledo. Mis padres me educaron en el sentido del honor, la caballerosidad, en el patriotismo, la lealtad, el compromiso, el valor de las promesas, el rechazo a las trampas y la búsqueda de la excelencia. Es algo que agradezco muchísimo a mis padres, porque con ello me ayudaron a descubrir que vale más esforzarte por ser mejor persona que por tener más cosas, y entre las cosas incluyo el reconocimiento ajeno, el aplauso fácil y los elogios.

Entre otros compromisos sociales, ese sentido del honor me ha llevado a apoyar a las víctimas del terrorismo, incluso cuando buena parte de la sociedad les daba la espalda. Recuerdo cuando los atentados de ETA eran contestados, en las calles de Vigo, por un pequeño puñado de personas que nos concentrábamos para mostrar nuestro rechazo en la calle del Príncipe. Años después ese sentido del honor me llevó a manifestarme contra los que querían que cediésemos al chantaje de ETA, una humillación intolerable que las víctimas han acabado sufriendo al ver a las marcas electorales de la banda terrorista colándose en las instituciones, sin molestarse siquiera en condenar los asesinatos etarras. Ya apunté aquí hace unos meses que Bildu no ha condenado el terrorismo de ETA. Incluso considera "presos políticos" a los asesinos justamente encarcelados. Pero ahí sigue, incluso gobernando en municipios y en una diputación.

Anteayer recordé ese dato ante dos hechos: la alianza de Podemos con Bildu en Navarra -a pesar de que Pablo Iglesias dijo que sólo pactaría con Bildu si condenaba el terrorismo, una condena que no se ha producido-, y la incorporación a Podemos del que fue JEMAD con Zapatero. Señalé anteayer el hecho repugnante de que un militar de tan alta graduación se incorpore a Podemos estando aliado con un partido batasuno que no condena a los asesinos de cientos de españoles, entre ellos 98 miembros de nuestras Fuerzas Armadas, una alianza sobre la que el Teniente General retirado José Julio Rodríguez aún no ha tenido el detalle de opinar.

Pues bien: hoy me entero de que por todo lo anterior, debo pertenecer a lo que mi colega Luis I. Gómez de la Red Liberal llama "derecha retroibérica". En una entrada en la que no se hace ni la más mínima mención a esa alianza de Podemos y Bildu, dice Luis: "La transición, en otros campos tan valiente, dejó a la Guardia Civil en el ejército y al ejército en la edad media." Para empezar, la Guardia Civil no está en el Ejército, sino que es un cuerpo de naturaleza militar integrado en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y dependiente del Ministerio del Interior, no del Ministerio de Defensa. Esta naturaleza militar en un cuerpo policial es la misma que tienen los Carabinieri italianos y la Gendarmería francesa. Lo de que el Ejército esté anclado en la Edad Media ya me parece la monda, pues precisamente en la Edad Media los militares ostentaban buena parte del poder político. En los países democráticos la participación de los militares en política y sus libertades como ciudadanos están limitadas por el hecho de ser unos ciudadanos armados y cuya misión es defender el país sea cual sea el gobierno, desde la neutralidad política. Las leyes vigentes en España, y en concreto la Ley Orgánica 9/2011, de 27 de julio, de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas, tienen como fin, entre otros, el evitar que los militares tomen partido por una determinada opción política. Justo lo contrario de lo que pasaba en la Edad Media.

Pero lo que más me pasma es esta frase con la que Luis acaba su artículo: "Me dicen que si el honor y la fidelidad al juramento…. no hay mayor fidelidad que la que se debe uno a sí mismo y a aquello en lo que uno cree." Entonces, ¿la palabra dada no tiene ningún valor? Cuando un soldado jura o promete por su conciencia y honor cumplir fielmente sus obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a sus jefes, no abandonarlos nunca y, si preciso fuera, entregar su vida en defensa de España, ¿lo que quiere decir Luis es que ese juramento o promesa carece de valor? Si es así, si en serio cree eso, le animo a pedir inmediatamente que se disuelvan las Fuerzas Armadas. Porque si tenemos unos militares que pueden manejar armamento de guerra y que, en virtud de ello, asumen unos determinados deberes, no es para que esos militares se liberen a sí mismos de esos deberes cuando les dé la real gana. Desconozco lo que pasará en una utopía libertaria, pero en el mundo real las sociedades establecen unos derechos y deberes a sus ciudadanos, y entre ellos los militares tienen unos derechos y unos deberes determinados por el carácter específico de su misión. Lo mismo pasa con jueces y policías. Si un militar, un juez o un policía pueden opinar como el resto de los ciudadanos, entonces yo exijo mi "derecho" a conducir un tanque, a llevar toga y dictar sentencias, o a disponer de un coche patrulla. Y si el honor no vale un pimiento, si los juramentos y promesas no tienen sentido, entonces sustituyamos las fórmulas legales que los exigen para desempeñar determinados oficios públicos, y en su lugar establezcamos una fórmula del estilo de "haré con mi cargo lo que me dé la gana, pero vosotros pagadme el sueldo". Todo sea para que no temblemos de miedo si alguien nos tacha de "derecha retroibérica", de medievales, conservadores y cosas por el estilo.

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Comentarios:

  1. Soy conservadora a mucha honra y personas como el general Rodríguez son una mancha para su estamento.

  2. Jesús Amel

    El cumplimiento de los contratos es uno de los pilares del libertarismo. Y un juramento es la firma, posiblemente la más honorable, de un contrato.
    Desde luego que el honor no es contrario al libertarismo.

  3. Camilo

    Excelente artículo! Cualquiera que haya jurado la Bandera debe mantener ese juramento hasta el fin de sus días, y mucho más si esa persona ha sido militar de carrera como en este caso.
    Este asunto me recuerda sobremanera al de Javier Arzallus, ex sacerdote, que nunca dijo una palabra en contra de los asesinatos cometidos por ETA.
    Un saludo.

  4. pacococo

    Las cosas especialmente las inmateriales no son por capricho de alguien sino porque el tiempo las ha seleccionado como las mejores. No tener honor es pan para hoy y hambre para mañana.

    Momentáneamente queda muy bien, para uno, hacer lo que le convenga, pero como vivimos en sociedad, eso que a uno conviene, generalmente no suele convenirle a los demás, lo que implica que al final te quedas solo.

    Esta moda relativista acabará pasando factura, pues como nadie se fía de nadie, las relaciones entre las personas se deterioran y como animales sociales, así no podemos vivir.

    Pero para cuando se aprecien los efectos, los que han propuesto la idea ya no estarán, vivirán disfrutando de sus bien ganados recursos o serán unos muertos muy ricos, envidia de todo el cementerio.

  5. Cuando llegan las consecuencias del relativismo, entre ellas ese deterioro en la convivencia que tú apuntas, Pacococo, lo que ofrecen los relativistas son «observatorios» o leyes para modificar el comportamiento de las personas a base de imposiciones ideológicas en los colegios… Observatorios y leyes, por supuesto, que no sirven para nada.

  6. Francisco Pena

    ¡FUERZA Y HONOR!
    Fdo.: Hispano

  7. Irma Fernández de Sinobas

    Muy buen artículo y escrito con mucho sentimiento, no es conocer el significado de la o las palabra/s, es eso, sentirlas con respeto, con conciencia , que nuestra mente funcione paralela al corazón y seamos uno sólo. Ser un buen ciudadano, una buena persona, un buen ser humano, un buen animal pensante que sabe sonreir y llorar.

    Soy conservadora y estoy en total desacuerdo con que los militares participen de la vida civil, mientras estén cumpliendo funciones y participen en el ejército, tienen que retirarse y ser civiles, sin privilegios y beneficios, no confío en la mentalidad militar, son enseñados a obedecer órdenes, y no a disentir si es que disienten. Mis respetos y saludos.

  8. pacococo

    Por supuesto. Las consecuencias llegarán, pero tardarán algún tiempo, posiblemente un siglo o así, entonces, todos los que lo han fomentado estarán muertos y serán nuestros descendientes los que sufran las consecuencias.

    De todas formas algo ya se va viendo, la gente desconfía ante lo que dicen los otros y ya la palabra no basta para determinados asuntos económicos.

    Supongo que es lo que nos ha tocado vivir. Ahora bien, reconoce que un tiempo de desconcierto, relativismo, desvergüenza y demás es mucho más emocionante para un observador que procure mantenerse al margen, que un tiempo de honradez y decencia, que en el fondo es muy monótono. Pero, insisto, para un observador, para el común de la gente son tiempos malos.

  9. sanabria

    El honor es una cualidad moral .El que carece de moral escribe honor sin h

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