Si atacas a los católicos, bien, pero si atacas a nacionalistas catalanes, mal

La condena por el asalto de Blanquerna deja en evidencia a los defensores de Rita Maestre

Hoy se ha conocido la sentencia del asalto ultraderechista al centro cultural Blanquerna en Madrid, ocurrido el 11 de septiembre de 2013. Catorce de los quince acusados han sido condenados a penas de entre 6 y 8 meses de prisión.

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Yo estoy en las antípodas ideológicas de los nacionalistas catalanes que fueron asaltados ese día, pero eso no significa que apruebe dicho asalto. Muy al contrario. El Estado de Derecho debe castigar todas las agresiones a los derechos fundamentales, con independencia de las opiniones o creencias de los agredidos. Lo que sí me gustaría es que otras agresiones mereciesen la misma contundencia de nuestros políticos a la hora de emitir condenas.

El Congreso condenó el asalto a Blanquerna pero olvidó otras agresiones

Y es que el asalto a Blanquerna recibió una rotunda condena del Congreso de los Diputados, condena que ni siquiera se produjo ante los atentados anarquistas contra la Basílica del Pilar de Zaragoza y contra la Catedral de la Almudena en Madrid (la bomba, en el primer caso, estalló provocando daños materiales en el templo). Tampoco hubo condena del Congreso cuando docenas de ultras de izquierda asaltaron una capilla en la Universidad Complutense en marzo de 2011. Algunos podrán argumentar que en el caso de Blanquerna había diputados entre las víctimas del asalto, lo que lo hace más grave, pero también era diputada Rosa Díez cuando ultras de izquierda -entre ellos algunos que son hoy dirigentes de Podemos- le hicieron un "escrache" en la Universidad Complutense, y entonces la clase política, salvo honrosas excepciones, enmudeció.

La izquierda pide penas más duras tras defender el asalto a una capilla

Pero la doble vara de medir no se queda ahí. Hoy en las redes sociales se lamentan de las reducidas condenas a los asaltantes de Blanquerna muchos izquierdistas que han defendido el asalto a la capilla de la Complutense. En ambos casos se trata de la misma situación: grupos de extremistas que interrumpen el ejercicio de derechos fundamentales de forma violenta, simplemente porque no les agrada la forma de pensar de los asaltados. En el caso de la capilla, los asaltantes profirieron amenazas como "arderéis como en el 36" e hicieron pintadas insultantes en el exterior del templo. Muchos han defendido ese asalto diciendo que la capilla no debería existir, que es como defender el asalto a Blanquerna diciendo que no debería existir un centro cultural catalanista en Madrid. Es un discurso que en el caso de la ultraderecha se queda en la más pura marginalidad, afortunadamente, pero en el caso de la izquierda y de la ultraizquierda ese discurso intolerante es sostenido por partidos políticos con representación parlamentaria, que reciben dinero de los contribuyentes y que aspiran a gobernar España. Quienes han defendido a Rita Maestre y a sus compañeros de asalto dando por hecho que sus deseos y prejuicios están por encima de los derechos de los demás, no tienen nada que criticar en el caso de Blanquena, a menos que pretendan sustituir el Código Penal por la más descarada y sectaria Ley del Embudo.

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Comentarios:

  1. pacococo

    Ya se sabe como piensan estos progres, con un embudo. De modo que nada nuevo.

    Y vuelvo a insistir, el problema es que esto sirve de lavado de cerebro a la población, al sector de población con menos cerebro, pero sus votos valen lo mismo.

    Esa agresión en concreto, me sonó a bandera falsa y me sigue sonando, pues nadie oye hablar de terribles ultras amenazando y de pronto aparecen unos cuantos y montan el número. Raro, muy raro, que diría aquel.

  2. En la ultraizquierda y la ultraderecha hay descerebrados de sobra como para que las cloacas del Estado tengan que organizar banderas falsas. Ya se lo montan ellos solitos.

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