Un concejal socialista pide quitar subvenciones a un grupo provida que nunca las ha recibido

La capacidad de ciertos políticos para hablar sin saber y hacer el ridículo quedó hoy nuevamente demostrada en la localidad de La Garriga, en la provincia española de Barcelona.

Para ti multas, para ellos pinganillos
Quieren sancionar 'de la manera que sea' a dos procesiones legionarias en Cataluña

Intenta castigar sin subvenciones a una asociación por discrepar...

En esta localidad, gobernada por el nacionalismo catalán, el PSC (la rama regional del PSOE) sólo tiene un concejal, Álex Valiente. Esta mañana, el Twitter del PSC de La Garriga publicó este anuncio:

En el texto se informa de que ayer el PSC presentó una moción en el ayuntamiento para "pedir la retirada de subvenciones a @hazteoir" por el reparto de una publicación "homófoba", esa palabra-policía que la progresía usa para censurar cualquier opinión que no se ajusta a sus ideas.

... pero esa asociación nunca ha recibido subvenciones

Ésta fue la respuesta de la conocida plataforma provida y profamilia:

HO no es una asociación de nueva creación: lleva 16 años de andadura, y hasta ahora siempre ha dejado claro, por activa y por pasiva, que no recibe subvenciones ni las busca, entre otras cosas para mantener su independencia del poder político (lo cual demuestra ser un acierto a la vista de como administran las subvenciones partidos como el PSC, usando un dinero que pagamos todos vía impuestos para castigar a los que discrepan y premiar a los que opinan como ellos). En la web de HazteOir.org se informa de cuáles son sus fuentes de financiación:

"El 100% de los recursos de HazteOir.org proviene exclusivamente de dos vías de financiación: las cuotas de los socios y las aportaciones de los donantes. No recibe ni un euro de administraciones públicas o grupos políticos. Esa es y ha sido su única fuente de ingresos desde su nacimiento."

En resumidas cuentas: que el PSC presentó una moción sin haber procurado antes ni la más mínima información sobre la asociación a la que pedía castigar. Asusta pensar que personas así pueden votar la aprobación de normas que luego obligan a cumplir a todos los ciudadanos.

El PSC ataca la libertad de expresión de un homosexual y luego reparte carnets de homófobo

En vez de rectificar su error, el PSC contestó a HazteOir.org de esta guisa:

Con lo de Philippe Ariño HO se refiere al homosexual católico al que intentó censurar el lobby LGBT por el mero hecho de discrepar de sus tesis, un ataque a la libertad de expresión que contó con el apoyo del PSC. Y ese partido aún tiene la cara de venir repartiendo carnets de "homófobo"...

¿Se han leído el libro antes de descalificarlo en "todos los puntos"?

Ante la rotunda descalificación que hace el PSC del citado libro publicado por HazteOir.org para denunciar las leyes de adoctrinamiento sexual que imponen ciertos gobiernos autonómicos, se me ocurrió preguntarles lo siguiente:

Cinco horas después aún estoy esperando -sentado- una respuesta.

Que no te censuren: comprueba personalmente lo que dice el libro

A estas alturas, empieza a resultar sospechoso el empeño de ciertos partidos de que no leamos ese libro. El público al que va dirigido es a padres de familia y a personas adultas en general. Somos ya mayorcitos para decidir si estamos de acuerdo o no con los contenidos de un libro. Sin embargo, ciertos partidos tratan a los españoles como niños pequeños a los que no se les debe dejar leer ciertos libros, como si no tuviesen criterio propio ni madurez suficiente para juzgarlos. Es una actitud paternalista que uno se espera de una dictadura, pero no de un régimen democrático, menos aún si tenemos en cuenta lo que dice el Artículo 20 de la Constitución:

1. Se reconocen y protegen los derechos:
a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
(...)
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.

Si ese libro incluyese alguna incitación al delito, a quien le corresponde determinarlo es a un juez, y no a un político. Hasta ahora ningún juez se ha pronunciado condenando dicha obra, pero sí que hemos visto a no pocos políticos intentando impedir su distribución. La paradoja es que en nombre de una extraña concepción de la "tolerancia" se está imponiendo una censura de ideas propia de una dictadura, que es ese tipo de gobierno en el que los políticos deciden qué es lo que los ciudadanos podemos leer y lo que no. Os animo a rebelaros contra esa censura leyendo el libro y juzgando vosotros mismos, sin que nadie os dicte que está mal sin habérselo leído:

Pulsa aquí para descargar el libro