Policía Nacional y Guardia Civil son ahora una delgada línea entre la democracia y la tiranía

"La gente sale a los balcones, la policía se despliega en silencio, comienzan los gritos de “asesinos”, “hijos de puta” y ”votaremos”. Se intentan acercar a la puerta del colegio, les increpan, les tiran agua. Aguantan impertérritos." Lo cuenta una magistrada que fue testigo ayer del golpe separatista.

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La cobardía de los separatistas: usaron a niños y ancianos como escudos humanos

Esta jueza, Olga Bautista Camarero, ha explicado en El Español lo que vio ayer en uno de los centros de votación del referéndum separatista declarado ilegal por el Tribunal Constitucional. Uno de los hechos más asombrosos y más cobardes fue el uso de niños y ancianos como escudos humanos para intentar frenar a la Policía: "Piden a los niños y a la gente mayor que se coloque en la puerta, que se forme un pasillo que proteja a los que van a votar. Hay hasta un octogenario con una silla que se ha traído de casa", relata la magistrada. Igualito que en Palestina, donde usan a niños y a mujeres como escudos humanos de los terroristas. La escenificación montada ayer por el separatismo en Cataluña copio el más nauseabundo de los métodos victimistas, el más cobarde e infame, poniendo a niños y ancianos en situaciones de riesgo para hacer propaganda contra España.

Resistirse y obstruir a la Policía no es un acto pacífico

La citada magistrada, testigo de los hechos, sigue relatando lo ocurrido: "De entre el tumulto sale mi madre, catalana y firme defensora del hecho diferencial, pero no independentista. Indignada me comenta que bastante había aguantado ya el policía al energúmeno que le escupía, insultaba y empujaba, y textualmente dice: “Antes le hubiera dado yo”." Diversos medios venían señalando desde hace días que en esta escenificación obscena de su victimismo ideológico, el separatismo buscaba muertos, y a falta de ellos e hizo lo indecible para provocar y atacar a la Policía, a la espera de una respuesta lógica, que era la acción proporcional de los agentes para reducir a quienes intentaban impedir la acción de las fuerzas del orden en el cumplimiento de una orden judicial, una acción que no es pacífica y está tipificada como delito de resistencia a la autoridad, algo que sabían perfectamente quienes habían preparado esos encierros en los colegios. Y mientras todo esto ocurría en la calle, mientras otros se enfrentaban a la Policía siguiendo sus consignas, el presidente catalán, Carles Puigdemont, estaría viendo la tele tan tranquilo desde el Palacio de la Generalidad, con la misma tranquilidad del ajedrecista que mueve las piezas en el tablero, sin mayor riesgo que el del aburrimiento.

La cifra de heridos de la Generalidad es tan falsa como los resultados de su referéndum ilegal

Muchos medios se han apresurado a difundir la falsa cifra de cientos de heridos -incluso se pidió reportar como heridos simples empujones- difundidas por la misma Generalidad que organizó ayer un grosero pucherazo electoral, permitiendo votar varias veces a una misma persona en un referéndum ilegal sin la menor credibilidad, ni rigor ni seriedad. A pesar de que se han descubierto sus descaradas trampas, Puigdemont ha dicho que declarará la independencia de Cataluña esta semana. La Generalidad está desarrollando uno de los mayores engaños de la historia de España: sus mentiras están a la vista de todos, y muchos medios se las están tragando sin el menor análisis crítico. Un ejemplo más de la crisis que vive el periodismo.

No son policías nacionales ni guardias civiles los que hoy deben sentir vergüenza

Hoy el Cuerpo Nacional de Policía celebra el día de sus patrones, los Santos Ángeles Custodios. Y puede celebrarlo con la cabeza bien alta, sabiendo que junto a los de la Guardia Civil, los agentes del Cuerpo Nacional de Policía han sido los únicos que cumplieron ayer su obligación de forma impecable, incluso soportando mucho más de lo que cualquier otro español habría soportado en una situación así.

• Los que hoy deberían sentirse avergonzados son los políticos separatistas que han usado a sus huestes como mera carne de cañón para romper la convivencia entre catalanes, empujándoles a cometer delitos a sabiendas de que eso implicaría la acción de las fuerzas del orden.
• Los que deberían sentir vergüenza son los que se han escondido tras los jueces, los fiscales y las fuerzas del orden para no tomar las medidas políticas que deberían haber tomado contra el golpe separatista, empezando por la aplicación del Artículo 155 de la Constitución.
• Los que se deberían avergonzar -y muchísimo- son los que pusieron en riesgo a sus hijos pequeños y a sus familiares ancianos, usándolos como simples vallas para impedir el paso de los agentes del orden, a sabiendas de que eso podría ocasionarles daños a los más débiles.
• Y mucha, pero que mucha vergüenza, es la que deberían sentir quienes quieren sacar un rédito político de la tensión y el enfrentamiento civil que ha provocado el separatismo en Cataluña, empezando por ciertos políticos a los que les importa mucho más pescar en río revuelto que el bienestar y la prosperidad de su país.

¿Quién te defenderá si eres coaccionado por los piqueteros separatistas?

Para este martes los separatistas y sus portamaletas de la izquierda han convocado una huelga general en Cataluña, una huelga que no tiene otro fin que imponer a todos los catalanes el resultado de un falso referéndum ilegal y sin ninguna credibilidad, para suspender definitivamente la Constitución Española -y los derechos y libertades que ésta ampara- en esa comunidad autónoma. Los que mañana quieren ejercer su derecho a trabajar se encontrarán, como de costumbre, con las coacciones de los piqueteros, como ha ocurrido sin ninguna excepción en todas las huelgas generales que ha habido en todos los años que llevamos de democracia. Pero esta vez los Mozos de Escuadra no estarán para proteger a esos ciudadanos coaccionados: ya sabemos que están a las órdenes de los separatistas, salvo honrosas excepciones. Todos aquellos que este martes vean vulnerados sus derechos fundamentales a manos de los piqueteros separatistas sólo tendrán a la Policía Nacional y a la Guardia Civil para protegerles. Y si algún día los separatistas se salieran con la suya, esos ciudadanos se verían totalmente indefensos. La élite política catalana ha demostrado que ni siquiera se siente obligada a cumplir sus propias leyes, y eso tiene un nombre: tiranía. Ahora mismo, esa delgada línea azul entre el orden y el caos que es la Policía, es también la que separa a muchos catalanes de vivir en una democracia a verse sometidos a unos tiranos.

Mi felicitación, mi apoyo y mi agradecimiento a todos los policías nacionales en el día de los Ángeles Custodios, una felicitación, apoyo y agradecimiento que extiendo también a todos los guardias civiles, que en breve celebrarán también el día de su patrona, la Virgen del Pilar.