Nuestro país no debe pedir permiso a Bruselas para apoyar a una Nación hermana

Vergonzosa actitud de Sánchez y de la UE hacia Venezuela: España debe volver a la Hispanidad

En las últimas horas Venezuela está viviendo unos acontecimientos que me recuerdan poderosamente a los que vi hace tres décadas, en los días previos a la caída del Muro de Berlín.

Venezuela se rebela contra la dictadura socialista del usurpador Nicolás Maduro
No es patriotismo ni es constitucional disolver a España en la UE como si fuese un azucarillo

Los paralelismos entre 1989 y 2019

La situación guarda muchos paralelismos. Entonces, como ahora, lo que se estaba derrumbando era una tiranía comunista, no sólo a causa de la sed de democracia y libertad, sino también a causa del desabastecimiento: las escenas que hemos visto en Venezuela estos últimos meses, con supermercados vacíos y grandes colas para comprar productos de primera necesidad, ya se dieron en la Europa comunista en torno a 1989. Entonces, como ahora, la extrema izquierda se alineó con las dictaduras comunistas, como han hecho en las últimas horas los aliados del PSOE, ya no sólo por afinidad ideológica, sino porque con el derrumbe de esas dictaduras se agotaba una fuente de apoyos y posiblemente saldrían a la luz muchas cosas inconfesables que habían estado haciendo los comunistas españoles. Entonces, como ahora, Estados Unidos tuvo un papel determinante provocando el derrumbamiento de la tiranía comunista, entonces de la mano de Ronald Reagan y George H. W. Bush, y hoy de la mano de Donald Trump. Lo que tal vez eche en falta hoy esa potencia es la ayuda de figuras como Juan Pablo II y Margaret Thatcher.

Si en 1989 hubiese existido esta UE, el Muro de Berlín seguiría ahí

La gran diferencia entre lo ocurrido en 1989 y los hechos que están pasando en Venezuela hoy en día es que entonces Alemania contaba con un canciller de la talla de Helmut Kohl, mientras que hoy la Unión Europea se ha convertido en un gigante burocrático, lento y torpe, incapaz de pronunciarse claramente en defensa de la democracia en Venezuela y que sólo fue capaz de emitir anoche un patético y decepcionante comunicado en el que no reconoce al nuevo presidente interino del país y se limita a pedir elecciones, pero sin explicar quién ha de convocarlas: si el dictador y usurpador Maduro o el nuevo presidente legítimo del país. Si en 1989 hubiésemos tenido una Unión Europea como la actual, a lo mejor a día de hoy el Muro de Berlín seguiría intacto y millones de europeos seguirían bajo la bota del comunismo.

Presumían de europeísmo y ahora se lamentan de la "lentitud" de la UE

Mención especial se merece la actitud del presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez. Con absoluta desfachatez, se ha militado a reclamar elecciones en Venezuela, es decir, lo que él prometió en su moción de censura hace ya siete meses y luego no hizo. Por lo demás, Sánchez ha actuado como si España fuese una mera provincia del imperio burocrático que tiene su capital en Bruselas. Hoy el ministro de Exteriores, Borrell, incluso se ha sentido molesto de que le preguntasen por la posición de España, como si nuestro país no pudiese decir nada sobre Venezuela más allá de lo que nos marca la Unión Europea. Significativamente, el propio Borrell ha lamentado la "extraordinaria lentitud" de la UE. Pues su europeísmo nos está vendiendo eso como la repanocha, señor ministro. ¿En qué quedamos?

Esto, o algo peor, es lo que significarían unos "Estados Unidos de Europa"

Y hablando de europeístas, tras pedir en 2017 unos "Estados Unidos de Europa", hoy Albert Rivera ha pedido a Sánchez que reconozca al nuevo presidente de Venezuela. La petición me parece fenomenal, pero ¿cómo pretende el señor Rivera que España tenga una política exterior propia e independiente, y al mismo tiempo sea una simple provincia de Bruselas? Cuando Rivera abogada por ceder parte de nuestra soberanía a la UE, lo que estaba provocando era esto. Cuando nos piden que seamos europeístas, lo que quieren decir es que ante asuntos que afectan a un país de nuestra comunidad lingüística y cultural, que es la Hispanidad, los españoles tengamos que esperar a lo que diga la élite de Bruselas igual que esperan eslovenos o luxemburgueses.

El papel de España en Europa y en la Hispanidad

Por supuesto, yo no desdeño el papel que España tiene en Europa. Nuestra Nación fue durante siglos una de las grandes potencias europeas, y la que tenía especialmente presente el fundamento cultural de Europa, que no es sólo nuestra herencia grecolatina, sino también y sobre todo el Cristianismo. Con Santiago de Compostela como destino, España fue el corazón de una amplia red de caminos que comunicó espiritual, cultural y comercialmente a los europeos ya desde la Edad Media, siendo entonces cuando España entró en contacto con países tan lejanos como Polonia. Pero en su sed de descubrimiento, España no quiso quedarse en los pequeños límites del Viejo Continente. Los españoles hallaron un Nuevo Mundo con el que aún hoy compartimos lengua, religión y un pasado común. Hoy en día ya no somos un Imperio y no tiene sentido reivindicar una posición política dominante sobre aquellas tierras y sus gentes, pero son nuestros hermanos y no podemos darles la espalda. Es vergonzoso que España, a la que muchos habitantes del otro lado del Atlántico muchos se siguen refiriendo cariñosamente como la Madre Patria, tenga que pedir permiso para apoyar a un pueblo hermano en su lucha por la libertad. Antes que ningún deber con Bruselas, España se debe a las Naciones de la Hispanidad. Es triste y lamentable que tengamos políticos que no entienden algo tan elemental.

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(Foto: PSOE)

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Comentarios:

  1. ENR

    Ramiro de Maeztu ya predijo todo esto hace 100 años.

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