Algunos consejos para no permitir que se pisotee la lógica impunemente

Ocho trampas progres muy utilizadas para manipular un debate (y cómo combatirlas)

En los próximos meses España tiene pendientes dos llamadas a las urnas: el 28 de abril y el 26 de mayo. Con ellas llegarán los debates electorales. ¿Estás preparado para identificar sus trampas?

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La izquierda ha conseguido que muchas de sus tesis ideológicas parezcan incuestionables en nuestra sociedad. Y lo ha logrado, a menudo, recurriendo a falacias lógicas y pisoteando la razón. Os ofrezco a continuación algunos ejemplos de trampas que usan los políticos de izquierdas en los debates, a fin de que podáis identificarlas con más facilidad:

1. "Todo el mundo sabe que..."

Es una expresión muy usada por políticos de izquierdas para afirmar una idea cuestionable y presentar al que discrepa de ella como un ignorante o alguien muy raro y que comete la temeridad de cuestionar algo que toda la comunidad considera falso o equivocado. En realidad esa afirmación es una falacia lógica conocida como argumento ad populum. Consiste en afirmar que todo el mundo piensa lo mismo sobre temas cuestionables. La respuesta: negar la mayor, afirmando que eso es abiertamente falso, pues en la sociedad existen distintas opiniones sobre temas diversos, y afirmar lo contrario es un ataque al pluralismo ideológico.

2. "Tus ideas son impropias del siglo XXI"

Es uno de los argumentos favoritos de los progres. Otra variante es asociar al que discrepa con "el siglo pasado" o con la Edad Media. El propósito de este argumento es presentar al discrepante como alguien anticuado, que no se entera del tiempo en el que vive y que no tiene razón por el simple hecho de suscribir opiniones que ya existían hacen muchos años. Se trata de una falacia lógica conocida como argumento ad novitatem, según el cual una afirmación es válida por el mero hecho de ser nueva. Contestarla es muy fácil. Si se hubiese empleado ese argumento en 1933, el progre habría tenido que dar razón a los nazis, pues su ideología era mucho más nueva que la democracia. La respuesta es que hay muchas afirmaciones e ideas formuladas incluso en pasados remotos que son mucho más válidas, en términos de razón y lógica, que afirmaciones e ideas más recientes. Que una idea sea moderna no significa que sea válida ni cierta.

3. "Dices eso porque eres un facha / retrógrado / racista, etc."

En los debates políticos es tristemente habitual recurrir a este argumento que consiste en descalificar una opinión no en función de su grado de veracidad o acierto, sino denigrando al que la afirma. Es otra forma -y quizá la más burda- de estigmatizar al que se atreve a contradecir el pensamiento único progre. Lejos de ser argumentos válidos, se trata de falacias ad hominem, que consiste en sostener la invalidez de una afirmación por el mero hecho de haberla emitido una determinada persona. La respuesta: eso no es un argumento lógico, sino un ataque personal, y demuestra la incapacidad del atacante para encontrar argumentos válidos contra su oponente. Otra variante de esta falacia es negar que alguien pueda opinar sobre ciertos temas por no ser mujer o por no vivir en cierto sitio (esta variante es muy frecuente entre los separatistas), como si fuese imprescindible reunir esas condiciones para estar bien informado sobre ciertos temas.

4. "El patriotismo es fascismo"

Una de las tendencias más absurdas en las filas progresistas consiste en abominar de una virtud como es el patriotismo, asociándola al franquismo y al fascismo, por el mero hecho de que esos movimientos apelaban a la Patria. Este tipo de argumentos son una falacia ad logicam, que consiste en extraer conclusiones absurdas de un razonamiento lógico. Un afirmación cierta es que los fascistas invocaban el patriotismo. La respuesta: concluir que todo el que invoca el patriotismo es un fascista es tan absurdo como afirmar que ya que los fascistas eran partidarios del intervencionismo estatal, por tanto todos los intervencionistas son fascistas. Si la izquierda recurre a esta falacia es porque en sus orígenes el marxismo fue un movimiento internacionalista, que propugnaba la desaparición de las Naciones en aras de un mundo sin ninguna clase de desigualdades: una idea utópica que sirvió para justificar toda clase de atrocidades, como la invasión bolchevique de Polonia en 1919, y también la llevada a cabo por la URSS contra Polonia, Finlandia y las repúblicas bálticas entre 1939 y 1940.

5. "Dices eso porque defiendes a los ricos"

Este tipo de afirmaciones son también muy habituales entre la izquierda, que a pesar de haber abandonado buena parte del discurso marxista sobre cuestiones económicas, sigue manteniendo una cierta retórica obrerista. La respuesta: que una idea beneficie a todos, incluso a los ricos, no significa que sea una idea inválida. Al contrario. Basta con ver los niveles de pobreza que han alcanzado regímenes socialistas como Cuba y Venezuela, y los niveles de prosperidad alcanzados en los países que apostaron por el libre mercado. Por otra parte, asociar que alguien sea rico con el mal y el error es una falacia ad lazarum, según la cual ser pobre te convierte en mejor persona y te hace tener la razón. Tener menos riqueza que otra persona no significa que tus afirmaciones sean más correctas o que tú seas más bondadoso que esa otra persona. De hecho, aceptar esa falacia supondría dar por hecho que los trogloditas -que eran paupérrimos- eran mucho mejores y más sabios que cualquier ciudadano de clase media de la actualidad.

6. "Los expertos dicen..."

Es una expresión muy utilizada en medios progresistas para avalar cualquier afirmación. A menudo ni siquiera se indica quiénes son esos expertos. Por ejemplo, en 2013 pillé al diario El País usando la expresión "los expertos calculan" sin indicar que los "expertos" eran, en realidad, las Juventudes Socialistas. Esta apelación tan frecuente a expertos anónimos sirve para que demos por válida cualquier cosa apelando a que la ha dicho alguien que sabe mucho. Por supuesto, si hablamos de una discusión científica, hay muchas más probabilidades de que tenga razón un científico de prestigio que un frutero o un repartidor de periódicos, pero un científico nunca debe limitarse a afirmar que sus afirmaciones son ciertas por haberlas dicho él. Afirmar la verdad de un postulado simplemente porque lo ha afirmado un "experto" es una falacia ad verecundiam.

7. "Tú lo que quieres es que la gente sufra"

Este tipo de expresiones aparecen en casi cualquier debate que sostengas con un progresista. Y es que la izquierda tiene la fea costumbre de afirmar mentiras para demonizar a sus rivales, extrayendo conclusiones falsas de los planteamientos de sus oponentes para estigmatizarles. Por ejemplo, en los debates sobre el aborto es habitual que los abortistas acusen a los provida de querer que las mujeres mueran, o de querer obligarlas a tener hijos. Nuevamente estamos ante una clase de argumento muy burdo: se llama falacia del hombre de paja, que consiste en deformar o tergiversar los argumentos de tu oponente para fingir que tienes la razón. Por supuesto, es una forma nada honrada de debatir y demuestra una gran pobreza argumental. La respuesta: dejar claro que eso es mentira y que el que la emite trata de engañar al público.

8. Interrumpir sin cesar al oponente

Es uno de los trucos más habituales en debates con progresistas, sobre todo en cadenas de televisión. Si os fijáis, muchos tertulianos de izquierdas tienen una tendencia muy acusada a no dejar hablar a sus oponentes. Les interrumpen sin cesar, impidiéndoles elaborar sus argumentos y expresarse con claridad. No se trata de una simple falta de educación. Además, es una de las técnicas para manipular debates propuestas por Arthur Schopenhauer: "Provocar la irritación del adversario y hacerle montar en cólera, pues obcecado por ella, no estará en condiciones apropiadas de juzgar rectamente ni de aprovechar las propias ventajas", señalaba el filósofo alemán en su libro "El arte de tener razon", un manual usado por políticos del PSOE. Schopenhauer exponía cómo llevarlo a cabo: "Se le encoleriza tratándole injustamente sin miramiento alguno, incomodándole y, en general, comportándose con insolencia". Fijaos bien en las tertulias televisivas que veáis a partir de ahora y veréis lo frecuente que es esta forma de trampear debates. El remedio es desenmascarar al interruptor, exigiéndole que te deje hablar, y acusándole de querer monopolizar el debate y de no respetar el derecho a opinar de los demás.

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(Foto: Unsplash / Rawpixel)

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Comentarios:

  1. Huichilobos

    Otra, Elentir: « Esto son datos, está en las hemerotecas », aprovechando que nadie lo va a hacer.

  2. bilbaino

    «Tú lo que quieres es que la gente sufra»

    Es una de mis preferidas y provienen de esa superioridad moral que los progres se otorgan a si mismos.

  3. Jandro

    La 7 tiene también estos dos casos paradigmáticos:
    – «muy amigos de los que no han nacido pero, cuando nacen, no les importa lo que les pase o que se mueran de hambre»;
    – «las que tanto claman contra el aborto y son las primeras que se iban a Londres».

  4. Luna

    Me salgo un milímetro del tema (no mucho más)para advertiros de otro efecto que se está dando estos días en los medios de comunicación españoles, se trata de la «campaña de presentación».

    Ved el ejemplo porque se empieza siempre de manera similar y se sigue con los mecanismos de manipulación que Elentir nos ha mostrado y otros parecidos: Los últimos días sacaron la noticia de que había unos padres «de maternidad subrogada» que estaban «presos» en Rusia y otros países en donde habían «contratado» la gestación a unas «mujeres» (que para entendernos, son mediantibuss cuartibus. Hoy nos ponen la noticia de que el hecho de cobrar por hacer un hijo es ilegal en España, pero que una nueva ley ayuda a unos pobrecitos señores que salen al extranjero para burlarla, en países donde no esté penado.

    Y nos vienen con la compasión esa que ya hemos visto (falacia ad misericordiam), que naturalmente dirigen hacia el «cliente» -por llamarlo de alguna manera- y no hacia el hijo, comprado indignamente como un esclavo, nacido ya como un esclavo. Y naturalmente, son tropocientos los padres que tienen que «sufrir» esta situación, como cada vez que pretenden imponernos una nueva inmoralidad.

    = El gobierno y los ingenieros culturales van detrás de la aprobación de las «madres de alquiler» y ya van calentando motores para comernos la olla con todo esto. Usan ya argumentos que hemos visto en otros casos, como en el aborto.

    Lógicamente, la maternidad no se puede comprar, no hay acto que degrade más a la mujer. Y la ley no puede redactarse para permitir la degeneración, lo que no es propio de países civilizados. Tampoco se pueden comprar los hijos, y en el trasfondo de todo esto no hay más que esclavitud, doble tráfico de personas: A la mujer en algo aún peor que la prostitución (y también en ella) y al hijo que resulta de esta negociación. Hay mucho más: Tenemos unos derechos que de puro esenciales son indesistibles, o sea que aunque queramos renunciar a ellos, no es justo que lo hagamos. La maternidad y la filiación forman parte de este grupo.

    Se os ocurrirán infinidad de causas por las que no se puede permitir esta «subrogación de maternidad», es por esto que necesitan anestesiarnos y sobre todo, que no haya una voz potente por parte del «pueblo», como mucho, que haya algunos colectivos a los que se pueda acallar (Aviso: con Hazteoír lo tendrán imposible) y en caso contrario, desacreditarles a través de los medios, que para algo están completamente comprados. Pues si miráis lo que va pasando con este asunto y lo aplicáis a la eutanasia, el aborto, el divorcio, el trasexualizamiento de menores… veréis que siempre es lo mismo. Se acaba imponiendo la cosa por decretazo, en contra de todos pero bajo una opresión que impide que todos reconozcamos que nos han obligado a aceptarlo cuatro mandamases a la sombra del gobierno.

    Aquí sale otra falacia, que es la del «debate ya resuelto» (Falacia ad PSOEm), consiste en hacer lo que se pueda, dar cuatro voces por televisión y escribir cuatro giliflauteces en la prensa, dejar pasar unos días y afirmar que «ya está cerrado y ganó el sí», lo que la acerca tanto a una falacia ad populum que lo convierte en ella.

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