La masacre tuvo graves consecuencias políticas para nuestra democracia

11-M: unos atentados utilizados para algo de mayor calado que un vuelco electoral

Tal día como hoy hace 15 años, en la mañana del jueves 11 de marzo de 2004, estallaron artefactos explosivos en cuatro trenes en Madrid. Faltaban tres días para unas decisivas elecciones generales.

10 preguntas sobre el 11-M aún sin respuesta
Cuatro mensajes de indignidad lanzados por algunos españoles tras la masacre del 11-M

Preguntas sin respuesta sobre el asesinato de 193 personas en el 11-M

En aquellos atentados fueron asesinadas 193 personas y resultaron heridas y mutiladas 2.057. A estas alturas, a pesar del tiempo transcurrido y del empeño de algunos por zanjar cualquier duda sobre lo ocurrido, sigue habiendo preguntas sobre aquella masacre que aún no han sido contestadas. Por sólo citar algunas, no fue condenada ninguna persona como autora intelectual de los atentados, ni se ha determinado quién pudo idearlos; tampoco se nos ha explicado por qué sólo 4 días después de los atentados se destruyeron 90 toneladas de muestras de los trenes, quedando sólo unas pocas muestras de entre 3 y 199 gramos para determinar el tipo de explosivo; cómo es que de 166 personas detenidas tras la masacre, sólo llegasen a juicio 29 y sólo 3 fuesen condenadas por los hechos del 11-M; de dónde salió la famosa mochila de Vallecas, que apareció en una comisaría sin que ningún testigo la hubiese visto en el lugar de los hechos, y que además de no estar preparada para estallar, contenía metralla (en ninguno de los cadáveres de las víctimas del 11-M aparecieron restos de metralla); y por qué no se hicieron autopsias a los terroristas muertos en Leganés, incumpliendo el Art. 343 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

Los atentados sirvieron para catapultar electoralmente al PSOE

Algunos de los hechos que sí conocemos sobre el 11-M y los días posteriores apuntan, eso sí, a la existencia de una siniestra trama política. Dos días antes de los atentados, Ernesto Ekaizer escribió esto en el diario socialista El País: "Según la empresa Demoscopia, el Partido Popular está al borde de la mayoría absoluta con un 42,5% de los votos y una horquilla de 174/176 diputados, mientras que el PSOE obtendría un 37,8% con 136/137 diputados". Las elecciones eran el 14 de marzo y el PSOE aparecía como perdedor en las encuestas. Sin embargo, los atentados provocaron un vuelco electoral: el PSOE ganó las elecciones con un 42,59% de los votos. El PP obtuvo un 37,71%.

La campaña de intoxicación del PSOE y de sus medios afines

Pero ese vuelco electoral no se produjo por la mera acción de los atentados. El 23 de abril de 2004 Fernando Múgica recordaba en El Mundo lo ocurrido horas después de los atentados: "El propio Zapatero hace llamadas en las que afirma que ya han encontrado restos de kamikazes y que el Gobierno lo oculta". Se trataba de una falsedad, y el candidato del PSOE a la presidencia del gobierno se estaba dedicando a propagarla horas después de la masacre con llamadas a medios de comunicación. La misma noche del 11 de marzo, a las 22:00 horas, la Cadena SER -un medio afín al PSOE- difundió el bulo con estas palabras: "Tres fuentes distintas de la lucha antiterrorista han confirmado a la cadena SER que en el primer vagón del tren que explotaba antes de llegar a Atocha iba un terrorista suicida. Interior no lo confirma". Era una mentira. Años después Iñaki Gabilondo, entonces locutor de la SER, atribuyó todo a un "error": "Nuestro redactor dio fiabilidad a una fuente que consideraba solvente". Es decir, que no fueron tres fuentes, sino una. Gabilondo nunca ha revelado qué fuente les transmitió esa mentira que sirvió para intoxicar a la opinión pública tras una masacre terrorista y a sólo tres días de unas elecciones generales.

El "¿Quién ha sido?" del 13-M enmudeció tras la victoria del PSOE

Lo que pasó después fue la consecuencia de esa intoxicación informativa, pero también de una campaña de agitación de la izquierda. En plena jornada de reflexión, el dirigente socialista Rubalcaba comparecía en rueda de prensa para acusar al gobierno de Aznar de mentir sobre los atentados. Esa misma noche, miles de izquierdistas acudieron a rodear las sedes del PP, en manifestaciones que la Junta Electoral Central advirtió eran ilegales. En esas manifestaciones ilegales de acoso al PP, los izquierdistas corearon lemas como "¿Quién ha sido?" y "Mentirosos".

Años después el hoy dirigente de Podemos Pablo Iglesias reconoció que aquella campaña de agitación se gestó en la Facultad de Políticas de la Complutense, un feudo de la extrema izquierda. La rueda de prensa de Rubalcaba y la campaña de intoxicación de la Cadena SER sirvieron para amplificar la protesta. Tras la victoria electoral del PSOE al día siguiente, desapareció la prisa de la izquierda por saber quiénes eran los autores de los atentados. Los que gritaban "¿Quién ha sido?" ante las sedes del PP, de repente ya no querían saber nada del 11-M. El mero hecho de hacer preguntas sobre los atentados empezó a ser objeto de señalamientos por parte del nuevo gobierno socialista y de sus medios afines, que lo tacharon de "conspiranoia".

El inicio de una serie de favores de la izquierda a los terroristas

Después de varios días incomunicado, la primera pregunta que hizo uno de los condenados por el 11-M, Jamal Zougam, el 15 de marzo fue: "¿Quién ganó las elecciones?". La propia izquierda que se lanzó a las calles el 13-M lo hizo asumiendo la idea de que los atentados eran una venganza por el apoyo de España a la guerra de Irak, y culpando por ello no a los terroristas, sino al Gobierno de España. Es decir, la izquierda trasladó la responsabilidad por los atentados de los terroristas al gobierno, lo que implicaba asumir la masacre como una legítima respuesta por parte de los criminales. Era una tesis infame. La izquierda fue capaz de llegar a ese grado de infamia con el fin de usar lo atentados como trampolín electoral y también político. No se trataba sólo de ganar las elecciones, sino de alterar el marco de convivencia creado en España en 1978. El estreno del nuevo gobierno apuntaba en esa dirección y fue especialmente vergonzoso: dos días después de llegar a La Moncloa, la primera decisión de Zapatero fue retirar a las tropas españolas de Irak. Si la tesis de la izquierda era cierta y los atentados fueron una venganza, aquella retirada significaba enviar al mundo un mensaje: que el nuevo Gobierno socialista estaba dispuesto a claudicar ante los terroristas. Un mensaje que también tenía destinatarios dentro de España.

El PSOE había iniciado sus contactos con ETA dos años antes del 11-M

En junio de 2007 El País revelaba que los contactos entre el PSOE y ETA para la tregua de marzo de 2006 empezaron en 2002, cuando la banda terrorista aún estaba asesinando y el PP estaba en el gobierno. Recordemos que en 2002 ETA estaba contra las cuerdas: en febrero EEUU la incluyó en su lista de grupos terroristas y en junio fue aprobada la Ley de Partidos, que sirvió para ilegalizar a Herri Batasuna, el brazo político de la banda terrorista. ETA necesitaba a alguien que rebajase la presión y el PSOE le dio esa oportunidad.

Gracias a Zapatero, ETA pasó de estar al borde de la desaparición a negociar el futuro de España con los socialistas, pues aquella fue, de hecho, una negociación política cuyas consecuencias aún estamos viviendo hoy. Gracias a aquella claudicación del PSOE, el brazo político de ETA volvió a las instituciones, alcanzando grandes cotas de poder político en la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra. Además, esa claudicación sirvió para blanquear el discurso de extrema izquierda que llevaba décadas simpatizando con ETA, a costa de humillar a las víctimas, presentándolas como "ultras" y acusándolas de "crispar": fue la tesis propagada por medios afines al PSOE.

Los efectos del 11-M en la actualidad: el ataque al régimen del 78

La perversa campaña que hizo el PSOE en aquellos días de marzo de 2004 fue el inicio de una radicalización de los socialistas, que les llevó a gobernar de forma sectaria durante siete años, utilizando los medios del Estado para estigmatizar a la oposición política y mediática, y creando una serie de leyes que han servido para imponer la ideología del PSOE a la sociedad. Pero, insisto, el objetivo último era poner patas arriba el marco de convivencia creado por la Constitución de 1978, incluyendo la claudicación ante el separatismo catalán, al que Zapatero cedió en la redacción de un nuevo estatuto abiertamente inconstitucional, que sería el primer paso del proceso que culminó en el golpe separatista del 1 de octubre de 2017.

Significativamente, en junio de 2018, cuando el PSOE presentó la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa, recibió el apoyo de los mismos proetarras y de los separatistas a los que benefició tras el vuelco electoral de 2004. El objetivo común de unos y otros seguía siendo el mismo: desmontar el régimen del 78 y sustituirlo por algo cada vez más parecido al régimen chavista de Venezuela (al que Zapatero ha hecho de embajador oficioso, de hecho).

Pero si los efectos políticos del 11-M aún se sienten en la actualidad es, también, por la actitud del PP: se plegó a los dictados ideológicos del PSOE, dejando intactas las leyes impuestas por Zapatero, y además Rajoy no hizo nada para aclarar las lagunas existentes sobre el 11-M, y tampoco publicó las actas de la negociación entre Zapatero y ETA, como había prometido antes de llegar al poder. Son unos hechos incomprensibles si tenemos en cuenta que el PP obtuvo en 2011 una cómoda mayoría absoluta. Algún día sabremos toda la verdad y, también, a qué responde ese interés mutuo por ocultarla. ¿Qué es lo que hay que ocultar como para que cuestiones tan serias sigan sin respuesta y no haya el menor interés en aclararlas? Teniendo en cuenta la rápida destrucción de pruebas tras la masacre y la aparición de pruebas falsas, que el 11-M contase con la posible intervención directa o indirecta de las "cloacas del Estado" -como ya pasó con los GAL- es una de las cuestiones más preocupantes que aún rodean a aquellos atentados.

No te pierdas las novedades y contenidos que te interesan. Recibe gratis el boletín diario en tu correo electrónico:

Comentarios:

  1. Russell

    Unas semanas antes de los atentados recuerdo unas declaraciones de Txiqui Benegas en las que decía algo así que en la última semana de campaña iba a ocurrir algo que iba a dar un vuelco a las encuestas. Después de los atentados y por más que lo he buscado no he sido capaz de encontrar referencia a las mismas.

  2. Kyle

    Curioso ¿verdad? Todos somos conspiranoicos contra el PSOE pero cuando llega la hora de la moción de censura se juntan los amiguitos de Zapatero que hizo por el 2004, muy casual ¿eh?.

  3. Drociano

    Aquel 11 de Marzo España entró en las tinieblas políticas y seguimos en ellas.
    En esas tinieblas el actor estrella es el PSOE (ahora PS)y los partidos políticos que hoy todavía cuentan, están sentaditos en esas tinieblas, las mantienen, las cultivan y no quieren salir.Nunca habrá auténtica política en España mientras no se aclare aquel 11 M, solo habrá oscuras sombras que se mueven tenebrosas.

  4. Francisco

    Los medios están al servicio de sus propios intereses. Por eso creo que las noticias y las encuestas están manipuladas. ¿Cómo es posible que sociométrica y gad3 publiquen hoy dos sondeos tan dispares en los resultados? ¿Dónde está la objetividad?

  5. Blanca

    Es muy interesante la opinión que da el padre don Manuel Guerra en Infovaticana, hace ya unos años, respecto a lo sucedido el 11 M. Les recomiendo que lo lean.

Opina sobre esta entrada:

Debes iniciar sesión para comentar. Pulsa aquí para iniciar sesión. Si aún no te has registrado, pulsa aquí para registrarte.