El presidente en funciones quiere ser rehén del separatismo y la ultraizquierda

Sánchez no habla de un peligroso desafío para España pero sí de su mayor obsesión

Hoy el todavía presidente del Gobierno en funciones, el socialista Pedro Sánchez Castejón, ha vuelto a dejar claro lo distante que está de las preocupaciones reales de muchos españoles.

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Ni una palabra sobre Cataluña para no incomodar al separatismo golpista...

En un largo y plomizo discurso de investidura (lo puedes ver aquí), con el que parecía empeñado en dormir a todos los miembros del hemiciclo, Sánchez omitió toda referencia a un peligroso desafío que tiene España: el golpismo separatista catalán. A pesar de que en un discurso tan largo le ha dado tiempo para hablar de todo lo divino y lo humano, no hizo ni una sola referencia a Cataluña, seguramente para no incomodar a sus amigos separatistas, cuya abstención ha buscado desesperadamente para poder iniciar su segundo mandato. Una vez más, Sánchez desea estar en manos de quienes odian a España y quieren verla desmembrada. Masoquismo puro y duro.

... pero sí que se acordó de hablar de su gran obsesión: Franco

De lo que sí quiso hablar es de la que ya parece su mayor obsesión: Franco. Cuando murió el general ferrolano, Sánchez sólo tenía tres añitos, pero seguro que en sus sueños se imagina corriendo delante de los grises. Es pasmoso que alguien que aspira a gobernar España en 2019 no hable del separatismo catalán, que es uno de los mayores problemas del país, pero sí de un hombre que lleva 43 años muerto. Claro que hay que decir que los dos temas que menciono en esta entrada forman parte del ADN ideológico del PSOE. Los socialistas llevan décadas usando a Franco como excusa para presumir de demócratas y llamar "fachas" a todos los que no somos de izquierdas. Intentan, con ello, que se olvide la propia historia del PSOE, un partido con un pasado golpista y liberticida que se remonta a los tiempos de su fundador, Pablo Iglesias Posse.

El PSOE busca el apoyo de la extrema izquierda totalitaria

Pero lo que más demuestra el cinismo de Sánchez no es ya que necesite recordar a un dictador como pretexto para presumir de demócrata (lo cual es muy significativo), sino que esté dispuesto a gobernar de la mano de la extrema izquierda totalitaria. En este punto debemos recordar que Podemos es un partido que se ha negado varias veces a condenar la represión política en la dictadura chavista venezolana, que ha ensalzado a un dictador comunista como Fidel Castro y cuyo líder tiene vínculos con un régimen islamista que ahorca a los homosexuales. Un partido como ése, que al fin y al cabo viene a ser el viejo comunismo de siempre con un disfraz morado, debería estar inhabilitado para gobernar en cualquier país democrático. Sin embargo, al mismo tiempo que agita el fantasma de Franco, Sánchez aspira a gobernar con unos personajes tanto o más liberticidas que la dictadura franquista, y con la diferencia de que ese régimen no dejó a España en la ruina, como sí han dejado a Venezuela las recetas neomarxistas de Podemos.

Los socialistas españoles y su histórica afinidad con los comunistas

Llegado a este punto, y teniendo en cuenta la historia de su partido, es justo señalar que si Sánchez flirtea con la extrema izquierda es, al fin y al cabo, porque el PSOE siempre ha sido más afín a esos fanáticos que a los demócratas. Después de que los bolcheviques instaurasen en Rusia la primera dictadura comunista mediante un golpe de Estado, el fundador del PSOE se retrató en 1919 junto a una pancarta que decía "¡Viva Rusia!". En los primeros años de la Segunda República, el PSOE amenazó con un golpe de Estado si gobernaba la derecha, y cuando la derecha ganó en las urnas y accedió al gobierno, en octubre de 1934 el PSOE se lanzó a las armas.

Durante la Guerra Civil Española, estando el PSOE en el poder, los agentes de Stalin y los comunistas españoles se convirtieron en los amos de la zona republicana, incluso colgando un gran retrato del genocida Stalin en la Puerta del Sol de Madrid. Ya en la década de 1980, con el socialista Felipe González en el poder, el PSOE otorgó dos medallas a dictadores comunistas -Kostantin Chernenko y Fidel Castro- en pleno ejercicio de su cargo. Ya con Zapatero, cuando en 2006 el Consejo de Europa condenó los crímenes del comunismo, el PSOE se opuso a esa condena, votando junto a los representantes comunistas. Basta ya de considerar al PSOE un partido de "centro-izquierda": está más cerca de la extrema izquierda que del centro político.

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Foto: Efe / Javier Cebollada: Pedro Sánchez cantando 'La Internacional', puño en alto, durante un mitin del PSOE en Zaragoza el 4 de febrero de 2017.

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Comentarios:

  1. Sharovarov

    Tenía tres años, como yo. Con Franco, en España había más posibilidades de nacer que en otros países del mundo. Y no digamos ya si comparamos la época de Franco con la actual.

  2. Sharovarov

    Acabo de escuchar, en la cosa ésta del Congreso, a un imbécil que ha dicho que, después de las intervenciones del PP y de Cs, no sabe lo que va a hacer Vox, que a lo mejor tendrá que sacar las pistolas.

  3. Jandro

    Paupérrimo Sánchez, es que no imagino político más mediocre. Iglesias, por ejemplo, tiene muchísimo más talento, aunque sus ideas sean tan anacrónicas como las de aquel.

    Magistral Abascal. cuya intervención empezó sobre las 20 h.. Ha condensado perfectamente los problemas que venimos viendo tantos ciudadanos y no se ha ahorrado comentar incluso el obstáculo de la manipulación mediática, desmontando las etiquetas sobre Vox con hechos e invitando a la gente a que pueda conocer a partir de ahora realmente al partido. No ha dejado títere con cabeza.

    Sánchez ha hecho una réplica totalmente patética, desconectada con lo que había dicho Abascal, con una falta de respeto hacia Vox y sus votantes como no se ha visto nunca, dirigiéndose a Casado y a Rivera en lugar de a Abascal. Absolutamente ridículo y vergonzante.

    Santiago Abascal es un hombre brillante y valiente, y ha devuelto a muchos la ilusión que habíamos perdido en el panorama político español.

  4. bilbaino

    No tengo dudas de que las ultraizquierdas llegarán a un acuerdo para investir a Sanchez

  5. Maqui

    Por algo considero a Pedro Sánchez como el Macbeth moderno (en referencia al personaje de la obra de William Shakespeare «Macbeth») en el sentido de que Sánchez y Macbeth están obsesionados con alcanzar el poder. Y este artículo no hace más que reforzar lo que yo pienso de él.

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