Pablo Iglesias, de colegueo con los ultras que reventaron una conferencia en la UAM

La ultraizquierda violenta ha vuelto a actuar hoy en la Universidad Autónoma de Madrid, impidiendo que se celebrase una conferencia de Felipe González y Juan Luis Cebrián.

Según Pablo Iglesias las patadas y los puñetazos son 'derecho a la protesta'
La ley según Podemos: cuando un amiguete comete un delito entonces ya no es un delito

Podemos no condena este ataque contra la libertad de expresión

Desde Podemos la diputada Carolina Bescansa ha lamentado lo ocurrido aunque ha mostrado su comprensión hacia los reventadores. Sin embargo, Podemos como partido no ha querido condenar esa agresión contra la libertad de expresión. Su máximo dirigente, en lugar de condenar esta nueva cacicada de la ultraizquierda estudiantil, se ha limitado a quejarse de que el diario El País le señalase como instigador:

Un grupo anarquista entre los convocantes

Uno de los grupos convocantes de este acto de acoso fue la Federación Estudiantil Libertaria (FEL), cuya delegación de Madrid publicó ayer el llamamiento a reventar esa conferencia:

Desde la cuenta de Twitter de ese grupo de ultraizquierda se estuvo jaleando esta mañana el acoso contra González y Cebrián:

Pablo Iglesias se pone de colegueo con los acosadores

¿Y qué ha hecho el líder de Podemos, que no ha condenado este acto de acoso? Pues Pablo Iglesias se ha puesto de colegueo en público con los acosadores:

Incluso se ha puesto a lanzar pullas contra Íñigo Errejón en su charla con los ultras:

El compadreo del líder de Podemos con toda clase de extremistas violentos demuestra la clase de gentuza con la que se siente cómodo. Con los demócratas no, desde luego. Grupos de ultraizquierda como la FEL mantienen con Podemos la misma relación que el PNV ha mantenido durante años con los proetarras: éstos se dedicaban a amedrentar y agredir a los que no pasaban por el aro del separatismo vasco, y los jeltzales "recogían las nueces" (en expresión de Arzalluz), beneficiándose del silenciamiento de sus rivales políticos. Por eso Pablo Iglesias nunca va a condenar las agresiones de ultraizquierda contra sus rivales políticos o mediáticos: no quiere desincentivar a los que le hacen el trabajo sucio.