El gobierno de ultraizquierda aplica una 'memoria histórica' muy selectiva

Quiso cambiar la República por una dictadura pero Carmena mantendrá su calle y su estatua

¿Le estará fallando a Carmena la memoria histórica? ¿Es posible que su afán por limpiar las calles de Madrid de vestigios franquistas haya pasado por alto una calle y un monumento?

Así secuestraron y mataron a Calvo Sotelo, cuyo recuerdo ha ordenado borrar Carmena
Esto es lo que dijo entonces de la Segunda República la izquierda que ahora la ensalza

No hay sitio para Calvo Sotelo pero sí para un golpista de izquierdas

El reciente anuncio del Ayuntamiento de Madrid de que borraría la memoria de Calvo Sotelo, diputado de derechas asesinado días antes del estallido de la Guerra Civil, demuestra que el gobierno ultraizquierdista de Madrid hace una peculiar interpretación de la Ley de Memoria Histórica, creada para imponernos la falsa idea de que la Segunda República fue un régimen modélico desde un punto de vista democrático. El caso es que ese régimen tuvo muchos críticos mientras duró. Uno de los más feroces parece haberse beneficiado de la vista gorda de Carmena y su equipo. ¿Cómo es posible? Pues tal vez se deba al hecho de que el homenajeado en cuestión no era franquista, sino socialista y marxista: Francisco Largo Caballero, presidente del PSOE entre 1932 y 1935.


Segunda página de la edición de 'El Socialista', periódico oficial del PSOE, del 25 de julio de 1933

Partidario de imponer una dictadura socialista por medio de la violencia

El 25 de julio de 1933 el diario del PSOE, El Socialista, publicaba un discurso de Francisco Largo Caballero en el teatro-cine Pardiñas de Madrid. En grandes titulares iba una declaración de Largo Caballero: "A la dictadura burguesa, nosotros preferimos la socialista". Por si alguien no sabe a qué se refería este señor con lo de la "dictadura burguesa", el 15 de noviembre de 1933 lo aclaraba en otro discurso de Caballero, esta vez en Murcia, publicado por El Socialista: "El solo hecho de que haya una mayoría burguesa en el Parlamento es una dictadura." Es decir, que si la izquierda no obtenía la mayoría parlamentaria en las urnas, para Largo Caballero eso era una "dictadura". ¿Y qué proponía hacer en ese caso? En ese mismo discuro lo explicaba: "Nosotros declaramos que queremos vivir en la legalidad, pero que si se nos cierrran los caminos, apelaremos a la violencia revolucionaria." Y por si algunos no se habían enterado ni con esto, añadía:

"El jefe de Acción Popular decía en un discurso a los católicos que los socialistas admitimos la democracia cuando nos conviene, pero cuando no nos conviene tomamos por el camino más corto. Pues bien, yo tengo que decir con franqueza que es verdad. Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, daremos de lado la democracia burguesa e iremos a la conquista del Poder."


Página 2 de la edición de El Socialista, periódico oficial del PSOE, del 15 de noviembre de 1933

El PSOE de Largo Caballero bendijo una guerra contra la República en 1934

Unos días antes del citado discurso, el 9 de noviembre de 1933, Largo Caballero pronunciaba estas palabras en un mitin en Don Benito (Badajoz): "Tenemos que luchar como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee, no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución socialista."


Contraportada de la edición de El Socialista, periódico oficial del PSOE, del 9 de noviembre de 1933

El 25 de septiembre de 1934 el diario socialista, controlado por Largo Caballero, ponía en portada un llamamiento a los republicanos que dejaba muy clara su escasa confianza en la democracia y en los métodos pacíficos: "Abandonen sus esperanzas los hombres que aún fían la solución del gran problema político español a las normas de la convivencia, tal como las entienden los demócratas burgueses." A este desprecio por los procedimientos democráticos y por las normas de convivencia se añadía, además, un llamamiento sin rodeos a la guerra: "Renuncie todo el mundo a la revolución pacífica, que es una utopía. En período revolucionario no hay país que no esté en guerra. Bendita la guerra contra los causantes de la ruina de España." El 1 de octubre, en un mitin en el Cinema Europa de Madrid, Largo Caballero afirmaba: "Nuestro partido, es ideológicamente, tácticamente, un partido revolucionario... cree que debe desaparecer este régimen".

Las amenazas se materializan: el golpe de Estado de octubre de 1934

Las amenazas lanzadas desde el PSOE no eran gratuitas. Tras la entrada en el gobierno de la derecha, que había ganado las elecciones de noviembre de 1933, el 5 de octubre de 1934 el partido de Largo Caballero iniciaba un sangriento golpe de Estado contra la República. El gobierno de la República tuvo que movilizar al Ejército para sofocar la rebelión armada, que tuvo su principal foco en Asturias. Los golpistas asesinaron a 33 sacerdotes y religiosos, mataron a 300 militares y miembros de las fuerzas del orden y destruyeron 17 iglesias y 40 edificios religiosos, además de docenas de fábricas, puentes, casas y edificios públicos. Fue el peor alzamiento contra ese régimen antes del 18 de julio de 1936. Largo Caballero fue encarcelado como uno de los principales instigadores del golpe, pero el 30 de noviembre de 1934 era absuelto por falta de pruebas, a pesar de su directa responsabilidad política sobre lo ocurrido, siendo puesto en libertad al día siguiente.

Amenazó con ir a una guerra civil si la derecha ganaba en las urnas en 1936

La experiencia no desanimó al dirigente socialista, que siguió haciendo incendiarios discursos contra la democracia. El 19 de enero afirmaba en un mitin en Alicante: "si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada". En la misma línea, al día siguiente afirmaba en un mitin en Linares:

"La clase obrera debe adueñarse del Poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la revolución."

Carmena mantendrá la calle y el monumento dedicados al golpista

A pesar de todo lo señalado, Largo Caballero tiene dedicada una calle en Madrid y hay un monumento en su honor en el Paseo de la Castellana. Ninguno de los dos figuran en los anuncios del gobierno de Carmena para aplicar una "memoria histórica" descaradamente selectiva y sectaria. ¿Nos quieren transmitir la idea de que dar un sangriento golpe de Estado es algo digno de homenajes si el golpista es de izquierdas?

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(Foto: FotoMadrid.com. Estatua de Largo Caballero en la Avenida de la Castellana en Madrid)

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Comentarios:

  1. Elentir. Volvemos al pasado. Esta mas claro que el agua.

  2. Sharovarov

    En mi pueblo, ¡cómo no!, también hay una calle que lleva el nombre del Lenin español.

  3. BLANCA ESTEBANIA MARIN CHORQUES

    Madre mía, cuánto daño ha hecho la LOGSE, cargándose la historia reciente de nuestro país

  4. Jose57

    Si totalmente. Con estos volvemos al pasado.
    Pero ¿tendremos algún sensato que ponga las cosas en el sitio de la prosperidad sin que nos roben la historia y nuestra manera de pensar, trabajar y educar?.
    Saludos y abrazos

  5. Zarkov

    Tratan de cambiar la historia porque no asimilan el hecho de que perdieron la guerra civil, y no solo perdieron, perideron de una forma humillante, a pesar de todo el apoyo internacional, de todos lo voluntarios de otros paises que salieron del suyo para combatir en favor de la republica.

    PERDIERON.

    Ahora quieren reescribir la historia para aparecer que salieron como semifinalistas, yo no soy español, pero he leido lo suficiente de la guerra civil para darme cuenta que el bando republicano tenia al inicio de la contienda unos medios materiales y humanos muchisimo mayores a la de los nacionalistas, ¿porque perdieron?, porque se la pasaron mas tiempo peleando entre ellos que contra los nacionalistas, se mataban entre ellos a la menos oportunidad, recuerden el caso del POUM, poco antes del final en pleno Madrid los republicanos se dispararon unos a otros porque algunos militares querian negociar una rendicion que asegurara una transicion pacifica, mientras que otros querian pelear hasta el final.

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