Hay igualdad de oportunidades: lo que no puede haber es igualdad de resultados

Si quieren que haya más mujeres generales deben convencer a más chicas para alistarse

Esta semana se ha hablado mucho de la primera mujer que ha alcanzado el rango de general en España: Patricia Ortega. Una noticia ante la que sólo me cabe felicitarla por llegar tan alto.

Un homenaje a nuestras militares: historia heroica de la mujer en las Fuerzas Armadas
Niños futbolistas y niñas profesoras: la realidad contra la ideología de género

¿Hay falta de igualdad en las Fuerzas Armadas?

Sobre esta buena noticia he leído en algunos medios ciertos comentarios que eran de esperar: "Su ascenso pone el foco sobre el déficit de representación femenina que aún caracteriza a los ejércitos en todo el mundo", decía anteayer El Mundo en un editorial. "El ascenso de la primera general evidencia la falta de igualdad en los altos cargos de las Fuerzas Armadas", afirmaba el digital ultraizquierdista Eldiario.es. Después de leer opiniones como éstas, llego a la conclusión, una vez más, de que hay muchos periodistas que opinan sin saber de lo que hablan y que siguen sin enterarse de nada.

Una evidencia que choca con los dogmas ideológicos de algunos

Para empezar, en las Fuerzas Armadas hay igualdad de oportunidades: a nadie se le impide entrar ni ascender por razón de su sexo. Ahora mismo hay mujeres en los tres Ejércitos: entre la tropa y la marinería, entre los suboficiales y los oficiales, incluso en puestos tan exigentes como el de pilotos. Obviamente, la mayoría de las mujeres lo tiene más difícil en las Fuerzas Armadas que la mayoría de los hombres, por su constitución física. Los hombres tienen de media más fuerza física que las mujeres, y la profesión militar exige un alto rendimiento físico. No son los ejércitos los que hacen distinciones por sexo: las hace la naturaleza. El problema de algunos medios es que llevan muchos años afirmando que las diferencias entre hombres y mujeres son exclusivamente culturales. Y no es así: hombres y mujeres somos diferentes por naturaleza, y también tenemos gustos diferentes. No es la educación la que determina esas diferencias, como afirma la ideología de género. Las diferencias hormonales entre hombres y mujeres influyen decisivamente en el desarrollo, las aptitudes y las preferencias de ambos. Esas diferencias son, por ejemplo, las que hacen que al llegar a la pubertad, cada vez más chicas abandonen las prácticas deportivas.

Por supuesto, hay mujeres más capaces que muchos hombres de superar los requisitos que exige la vida militar. Todas las mujeres militares me darían mil vueltas a mí en una carrera, pues en términos deportivos siempre he sido un desastre. De lo que estoy hablando es de medias. Yo estoy físicamente por debajo de la media masculina. Y tanto las mujeres como los hombres que desarrollan una profesión militar están por encima de la media de su sexo.

Una profesión que atrae menos a las mujeres que a los hombres

Por otra parte, si hay muy pocas mujeres en las Fuerzas Armadas es porque la profesión militar atrae mucho menos a las mujeres que a los hombres, de igual forma que las carreras técnicas también atraen a una mayoría de varones. Se trata, nuevamente, de unas preferencias que se derivan de nuestra naturaleza y que no son excluyentes. Personalmente he de decir que admiro a las mujeres militares porque asumen un reto considerable al elegir esa profesión. Ellas no se dedican a predicar la igualdad: la ponen en práctica a base de esfuerzo. De hecho, es insultante para ellas sugerir que haya más paridad en el Ejército a base de cuotas, como ya están insistiendo algunos en el caso de los cargos directivos de empresas. Sin ir más lejos, Patricia Ortega se ha mostrado contraria al sistema de cuotas, señalando que el proceso que le ha llevado a ostentar ese rango "ha sido completamente aséptico" y que "ha seguido el método habitual de evaluación en las Fuerzas Armadas, en base a unos baremos objetivos que dan una clasificación". Como ella misma ha dicho, en ese proceso "se valora el mérito y la capacidad", y no el sexo de los aspirantes.

El caso polaco y su larga tradición de mujeres militares

Cuando algunos claman contra una "falta de igualdad" en los ejércitos, en realidad están clamando contra la naturaleza y contra las elecciones y preferencias de las mujeres. Si hay pocas mujeres en las Fuerzas Armadas es porque la mayoría de ellas no quieren alistarse. Así de sencillo. Si ciertos medios quieren un Ejército paritario, lo que tienen que hacer es convencer a más chicas para que se alisten y hagan la carrera militar. Pongo encabezando esta entrada a soldados polacas porque en ese país existe ya una larga tradición de mujeres combatientes. En el periodo de entreguerras existió una organización, el Przysposobienie Wojskowe Kobiet (Entrenamiento Militar Femenino), dedicada a formar a mujeres en cuestiones castrenses. En la Guerra Polaco-Soviética (1919-1921) incluso combatieron las miembros de la Ochotnicza Legia Kobiet (Legión de Mujeres Voluntarias). Muchas mujeres combatieron también en el Levantamiento de Varsovia de 1944. La primera mujer polaca que llegó a general, Maria Wittek, alcanzó ese rango en 1991. Pero a pesar de los esfuerzos del Gobierno polaco por promover la cultura de la defensa entre las mujeres (actualmente pueden acceder a cualquier rama de servicio), siguen siendo una minoría en el Ejército polaco: son cerca del 6% de los militares (en España son el 12,7%).

Igualdad de resultados: hacia una sociedad injusta e irresponsable

Lo justo de una democracia es la igualdad de oportunidades, y no la igualdad de resultados. Un fusil de asalto G-36E pesa casi 4 kilos. La carga que llevan nuestros soldados en sus mochilas puede llegar a oscilar entre 25 y 30 kilos. Es lógico que muchas mujeres no se sientan atraídas por un trabajo que requiere ese esfuerzo físico. Lo que no se puede pretender es que en aras de una ideología que niega toda diferencia entre los sexos, se establezcan baremos radicalmente distintos para hombres y mujeres en las Fuerzas Armadas, con el fin de obtener una cuota del 50% de militares para cada sexo. La igualdad de resultados es lo que exigen quienes niegan la importancia de las decisiones personales, del mérito y del esfuerzo. Con la igualdad de resultados sólo conseguiríamos una sociedad injusta e irresponsable, en la que se castigue al que se esfuerza y no se pida a nadie asumir las consecuencias de sus decisiones. Es alarmante que muchos políticos y medios de comunicación estén reclamando algo tan abiertamente injusto.

---

Foto: Pawel Skraba - Reporter. Un grupo de mujeres de la Fuerza de Reserva Nacional del Ejército polaco durante un juramento militar en Torun, Polonia.

No te pierdas las novedades y contenidos que te interesan. Recibe gratis el boletín diario en tu correo electrónico:

Comentarios:

  1. bilbaino

    «déficit de representacion femenina que aún caracteriza a los ejercitos»

    Servicio militar obligatorio paras las mujeres

  2. Luna

    Aquí existe un problema doble: Hace poco tiempo que las mujeres accedieron al «sistema actual» de promoción militar (Aunque una tía mía fue Teniente hacia los años 50 porque era enfermera)y (lo digo con respeto, es una cuestión funcional) el exceso de Generales que tenemos en el Ejército Español, no podemos ahora apañar como sea una «paridad» y promocionar a un número equivalente de altos mandos masculinos y femeninos. Lógicamente, esto no tiene que ver con los méritos o capacidades y ¡Qué caramba! tampoco es justicia.

Opina sobre esta entrada:

Debes iniciar sesión para comentar. Pulsa aquí para iniciar sesión. Si aún no te has registrado, pulsa aquí para registrarte.