Los blancos son las víctimas del nuevo Apartheid impuesto por la izquierda

Sudáfrica vuelve a ser racista, pero esta vez con las bendiciones de la corrección política

Tras la caída del régimen racista del Apartheid en 1992, la República Sudafricana pareció iniciar un camino hacia la convivencia entre blancos y negros en pie de igualdad. Ese camino llega a su fin.

No me imagino a Gandhi cantando una canción como ésta que cantaba Mandela
Atacan con insultos racistas al africano que hizo un vídeo contra el separatismo catalán

El Parlamento aprueba expropiar las tierras de los blancos sin compensación

Según publicó la agencia Reuters este martes, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, en el cargo desde el pasado mes de febrero, ha confirmado que prepara una enmienda de la Constitución sudafricana de 1996 para "expropiar" tierras sin ninguna compensación. Pongo "expropiar" entre comillas porque lo que Ramaphosa plantea es una confiscación en toda regla, es decir, un robo de tierras a manos del Estado. Pero además de un ataque directo contra la propiedad privada, el proyecto de Ramaphosa incluye una clara intencionalidad racista. Como apunta The Daily Wire, las víctimas de esta enmienda serían los granjeros blancos, que se verían desposeídos de sus tierras en un intento de ajuste de cuentas del Congreso Nacional Africano, el partido izquierdista que preside Ramaphosa, en venganza por el desaparecido régimen del Apartheid.

Actualmente, la Constitución sudafricana de 1996 -que fue firmada por Nelson Mandela- establece en su Artículo 9 que el Estado no puede discriminar a nadie, entre otros motivos por su raza. Además, el Artículo 25 afirma: "Nadie puede ser privado de la propiedad excepto en los términos de la ley de aplicación general, y ninguna ley puede permitir la privación arbitraria de la propiedad". Este mismo artículo añade que el Estado podrá acordar la expropiación de propiedades "para un propósito público o en el interés público" y "sujeta a indemnización, cuyo monto y el tiempo y forma de pago hayan sido acordados por los afectados o decididos o aprobados por un tribunal". El pasado mes de febrero, los marxistas del partido Economic Freedom Fighters (EFF) presentaron una propuesta de enmienda de ese Artículo 25 para que las expropiaciones se hagan sin compensación. La propuesta fue aprobada por el Parlamento de Sudáfrica por una abrumadora mayoría (241 votos a favor y 83 en contra), gracias al apoyo del Congreso Nacional Africano. El presidente del EFF, Julius Malema, llamó "criminales" a los granjeros blancos.

Zimbabue hizo lo mismo en 2000: el país acabó en la ruina

Previamente, Ramaphosa había afirmado la necesidad de transferir esas tierras a los negros pero garantizando la producción de alimentos y la seguridad, en un intento de tranquilizar a los inversores, que observan con preocupación la peligrosa deriva comunista que está viviendo el país. Además, ya existe un precedente en la vecina Zimbabue. En 2000 el presidente Robert Mugabe, un dictador de facto, confiscó las tierras de los granjeros blancos del país. La medida provocó hiperinflación y escasez de alimentos, y además partidarios de Mugabe perpetraron violentos ataques contra los granjeros blancos. Los 120.000 blancos que vivían en Zimbabue en 1999 se vieron empujados al exilio: en 2002 ya sólo quedaban menos de 50.000. En 2012 eran 28.000, pero ni siquiera así se detuvo la política racista del régimen dictatorial: en septiembre de 2014, Mugabe instó a los blancos que quedaban en el país a que se marchasen a Inglaterra, advirtiéndoles que no les permitiría regresar nunca más. No es probable que tuviesen ganas de hacerlo: Mugabe dejó a Zimbabue a la más absoluta ruina, llegando la inflación en 2008 a un 160.000%.

Un genocidio silenciado: miles de granjeros blancos asesinados

En Sudáfrica, de momento, la situación de los blancos es cada vez más dura. En noviembre de 2016 Julius Malema puso en su punto de mira a la minoría blanca: "No estamos pidiendo la matanza de personas blancas, al menos por ahora...", dijo, y añadió: "Los dueños legítimos de la tierra son las personas negras. Ninguna persona blanca es dueña legítima de la tierra aquí en Sudáfrica y en todo el continente africano". Una visión tan racista de un territorio como la que tienen los miembros del Ku Klux Klan en Estados Unidos. Y la comparación no es nada exagerada, si tenemos en cuenta que tanto Malena como sus seguidores se caracterizan por sus actitudes violentas.

Esa retórica racista, que se repite desde hace décadas en Sudáfrica, está teniendo consecuencias dramáticas. Hace seis años la ONG Genocide Watch denunció que entre julio de 1994 y 2012 más de 3.000 granjeros blancos fueron asesinados en Sudáfrica. El informe añadía: "La policía sudafricana no ha hecho de la investigación y el enjuiciamiento de estos asesinatos en granjas una prioridad, descartándolos como crímenes por delincuentes comunes. El gobierno ha disuelto las unidades de comandos de los granjeros blancos que alguna vez protegieron a sus granjas, y ha aprobado leyes para confiscar las armas de los agricultores. El desarme de un grupo objetivo es uno de los signos de alerta temprana más seguros de futuros homicidios genocidas". Esta ONG ha sido de las pocas en alertar del incipiente genocidio que se está llevando a cabo en Sudáfrica, pues como señala Genocide Watch, muchos no consideran "políticamente correcto" pronunciarse contra estos crímenes racistas simplemente porque las víctimas son personas blancas. Y en aras de esa corrección política, los crímenes continúan a día de hoy, silenciados por los medios de comunicación de los países occidentales.

Crímenes racistas acompañados a menudo de espantosas torturas

Sea cual sea el color de la piel de una persona, todo crimen con motivaciones racistas es igual de reprobable, y más si se dan las circunstancias que están concurriendo en Sudáfrica. Y es que estos crímenes vienen acompañados a menudo de torturas. Aquí podéis leer algunos ejemplos:

La retórica izquierdista que justifica esta forma de racismo

Como denunció Francisco José Contreras en un artículo publicado el 30 de junio en Disidentia, la reacción del progresismo occidental es pensar que los blancos sudafricanos se lo merecen: "Es el mismo mecanismo que llevó a millones de europeos a reaccionar al 11-S con un instintivo “¡los yanquis se lo merecen!”. El que, tras cualquier atentado islamista, lleva a los políticos a visitar mezquitas y a proclamar que el verdadero peligro es la islamofobia". Contreras señala el trasfondo ideológico que hay detrás de esa perversa visión del mundo: "el marxismo cultural ha triunfado: ha inculcado en nuestro subconsciente un mapa social que divide a la humanidad en opresores y oprimidos. El criterio segmentador ya no es (sólo) la clase social, sino el sexo, la raza, la orientación sexual, la religión... Varón malo, mujer buena. Blanco malo, otras razas buenas. “Cis-heteronormativo” malo, LGTB bueno. Cristiano o judío malo, cualquier otra religión buena".

El prestigioso autor liberal-conservador denuncia que lo que subyace a todo esto es "un colectivismo tribal que destruye los fundamentos individualistas del Estado liberal. Todos los negros son el mismo negro: por eso, las sevicias que sufrió la víctima de la esclavitud hace 200 años o de la segregación racial hace 50 pueden ser reparadas ahora ofreciendo “discriminación positiva” a su bisnieto. Todos los blancos son el mismo blanco: por eso, las injusticias de los orquestadores del apartheid pueden ser expiadas mediante el descuartizamiento de sus descendientes. Sippenhaft, “castigo colectivo”: un concepto muy amado por los nazis". Contreras, finalmente, advierte de las consecuencias a las que puede conducir esta masiva aplicación de la dialéctica marxista en nuestra sociedad: "Cuando termine el gran ajuste de cuentas, Occidente será Zimbabwe".

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(Foto: AFP - David Harrison. Granjeros blancos protestando por los crímenes racistas que están sufriendo en Sudáfrica, en octubre de 2017)

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Comentarios:

  1. Kyle

    Cuando me digan que el hombre blanco es el más racista, el «ponte en su lugar», «los pobres están muy necesitados por la opresión de occidente» les pienso soltar como ha evolucionado los negritos de África tras su independencia, viven en la puñetera edad de piedra con sus paridas raciales, que encima ha sido trasladado a occidente con el famoso «Blacks lives matter» o movimientos de Sudamérica contra todo lo que huela a España para recuperar sus raices tribales, cristo la que está lindo el marxismo y la gente idiotizada.

  2. La «nueva era» del pensamiento y la accion de las izquierdas, desde el progresismo hasta el marxismo-leninismo, envuelve en un discurso su unica capacidad de logros o resultados politicos, ya no partidarios, atacando los valores de la Familia, las virtudes de las personas y el fundamento de la personalidad.
    No interesa la Libertad -a ellos- sino la apropiacion de lo que sostiene y sustenta al viejo enemigo: el exito.
    Si las izquierdas y sus «partidos politicis de hoy» es decir las ONG que dicen defender niños, pero sus funcionarios abusan de ellos; las ONG que dicen promover mujeres, pero sus representantes las violan o condicionan la ayuda a cambio de alimentos; las ONG de derechos humanos, que protejen y defienden terroristas y, las ONG que dicen incentivar el camino al desarrollo, pero diariamente venden la idea que el progreso se soluciona invadiendo, expropiando, confiscando, nacionalizando lo ajeno (si es productivo y rentable mejor), todo ese conjunto de «unidades para el movimiento y la movilizacion politica» resulta el soporte en Sud Africa, del neoracismo cultural: expulsa, elimina o «soluciona» la barrera que te impide sentirte superior.
    Esa es la ideologia neoracista de las las izquierdas, derrumbar al enemigo destruyendo la economia de mercado. Para eso, las expropiaciones son un elemento adicional de ataque. Primero van por la vida de algunos -señal de amenaza y terror constante-, luego generan ambientes de tension, zonas fe violencia delictiva, afectacion a la contratacion laboral y un paquete muy amplio de problemas directos o indirectos.
    Asi finalmente, con absoluto desparpajo ven en las granjas o propiedades agricolas de familias que no son de tribus o de un segmento racial mayoritario (no blancos, no mestizos, no inmigrantes asiaticos, latinoamericanos o europeos por ejemplo) el objetivo de su resentimiento social, economico, politico, educativo, cultural.
    El reto es no permitir que se victimice el atacante.

  3. Luis Recinos

    El «apartheid» nos espantó. Eso fue bueno. Lo preocupante es que este nuevo «apartheid» ya no nos espante y que, al contrario, se considere éticamente correcto pues, después de todo, «los blancos se lo buscaron», sobre todo si son herededos de los Boers. Y lo peor, es que, como bien lo apunta Elentir, esto esta ocurriendo sin que los medios internacionales, ni los gobiernos ni la ONU ni nadie, excepto unas pocas fuentes, lo denuncien. Pero en fin, lo curioso es que los subsaharianos siguen llegando por miles a Europa en donde, según parece, son recibidos con los brazos abiertos. Pero por el contrario, que yo sepa, no hay «migraciones» masivas de los mismos hacia el Africa del Sur. Me pregunto ¿por qué será?

  4. Hugo

    Pues el parlamento europeo les ha negado el «derecho de retorno» y Canadá tampoco los admitiría si pidieran asilo. En mi caso cambiaría tres o cuatro de esos mal llamados «migrantes» por un boer, porque son gente que realmente ayudarán a levantar un país casi de la nada y no se dedicarán al top-manta y golpear a la gente porque sí.

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