Su posición sobre la guerra justa es incongruente con lo que dice el Catecismo

El Papa Francisco parece olvidar la doctrina católica ante la invasión rusa de Ucrania

Lo que está pasando en la Iglesia Católica ante la invasión rusa de Ucrania es algo que nos está dejando estupefactos a muchos católicos.

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Papa Fracisco: «Las guerras son siempre injustas»

Un ejemplo de ese sinsentido lo pudimos ver el 16 de marzo. Ese día, el Papa Francisco llamó al Patriarca Kirill I de Moscú, que ha apoyado abiertamente la invasión rusa de Ucrania y calificó de "fuerzas del mal" a los opositores a Putin, en un ejemplo más de la subordinación de la Iglesia Ortodoxa Rusa al poder político. En esa conversación, el Papa Francisco afirmó: "Hubo un tiempo en que también en nuestras Iglesias se hablaba de guerra santa o guerra justa. Hoy no podemos hablar así, sino desarrollar la conciencia cristiana de la importancia de la paz". El Papa añadió: "Las guerras son siempre injustas, porque el que paga es el pueblo de Dios".

Una afirmación que contradice el Catecismo de la Iglesia Católica

Tradicionalmente, la Iglesia Católica ha calificado como "guerra justa" aquella que se hace para defender el propio país de un invasor. Tomar las armas para defender a tu país de un invasor no sólo forma parte del derecho a la legítima defensa, sino que también es un deber moral de gobernantes y ciudadanos. Y esto no lo digo yo, sino que lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica:

2308 Todo ciudadano y todo gobernante están obligados a empeñarse en evitar las guerras.

Sin embargo, “mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacional competente y provista de la fuerza correspondiente, una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la legítima defensa” (GS 79).

2309 Se han de considerar con rigor las condiciones estrictas de una legítima defensa mediante la fuerza militar. La gravedad de semejante decisión somete a esta a condiciones rigurosas de legitimidad moral. Es preciso a la vez:
Que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto.
Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ineficaces.
— Que se reúnan las condiciones serias de éxito.
Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición.

Estos son los elementos tradicionales enumerados en la doctrina llamada de la “guerra justa”.

La apreciación de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio prudente de quienes están a cargo del bien común.

Hace ya dos años, en su encíclica "Fratelli Tutti", Francisco cuestionó abiertamente ese derecho a la legítima defensa: "El Catecismo de la Iglesia Católica habla de la posibilidad de una legítima defensa mediante la fuerza militar, que supone demostrar que se den algunas «condiciones rigurosas de legitimidad moral»[239]. Pero fácilmente se cae en una interpretación demasiado amplia de este posible derecho". Acto seguido, alegando la existencia de armas nucleares, Francisco añadía: "ya no podemos pensar en la guerra como solución, debido a que los riesgos probablemente siempre serán superiores a la hipotética utilidad que se le atribuya. Ante esta realidad, hoy es muy difícil sostener los criterios racionales madurados en otros siglos para hablar de una posible “guerra justa”".

Francisco considera injusta toda guerra pero no disuelve la Guardia Suiza

Con esta afirmación, Francisco no sólo contradijo la doctrina católica sobre la guerra justa, sino que negó de un plumazo el derecho de las naciones a defenderse en caso de agresión. Se trata de algo gravísimo y que beneficia claramente a los agresores. Pero además, se trata de una posición incoherente por parte del Papa. Como ya señalé en 2020, es incongruente que el Papa afirme eso y no disuelva a su ejército, la Guardia Suiza, que existe para defenderle de cualquier ataque. El mensaje que parece lanzar Francisco con esto es lamentable: ¿el Vaticano tiene derecho a defenderse pero las demás naciones no?

Críticas a la industria de defensa pero no al régimen de Putin

Esa contradicción de la doctrina católica sobre la guerra justa es la que parece orientar al Papa ante la invasión rusa de Ucrania. Hay que decir que Francisco ha hablado expresamente de "invasión de Ucrania" y también condenó la masacre de Bucha, pero a pesar de ello sigue sin rectificar su opinión sobre la guerra justa. Ayer mismo, el Vaticano anunció un libro de Francisco en el que critica, una vez más, a la industria de defensa, la misma que fabrica armas como las que usa la Guardia Suiza Pontificia. Unas armas que precisamente sirve a pueblos como el de Ucrania para defenderse de una agresión. Esas críticas contrastan con la ausencia de toda crítica del Papa al régimen de Putin, el autor de la invasión de Ucrania.

Una desautorización implícita de la profesión militar

De hecho, y como ya advertí en 2020, la actual posición del Papa Francisco supone una desautorización implícita a la profesión militar, cuyo objetivo es precisamente defender la nación por las armas en caso de una agresión. Si la guerra siempre es injusta, entonces formar parte de un ejército es algo inmoral. Sin embargo, el Catecismo de la Iglesia Católica afirma: "Los que se dedican al servicio de la patria en la vida militar son servidores de la seguridad y de la libertad de los pueblos. Si realizan correctamente su tarea, colaboran verdaderamente al bien común de la nación y al mantenimiento de la paz". Como ya he señalado, el propio Papa tiene un pequeño ejército a su servicio. ¿Para qué mantenerlo, si tomar las armas para defender a tu país es algo injusto?

El Via Crucis del Vaticano incomoda a los católicos ucranianos

Además, el lunes el Vaticano anunció que en el Via Crucis del Viernes Santo participarán una familia ucraniana y una rusa, algo que ha presentado como un acto de "reconciliación". Esto ha provocado indignación en Ucrania, incluso entre los católicos ucranianos. La idea ha sido criticada incluso por el Nuncio Apostólico en Ucrania, el arzobispo Visvaldas Kulboka: "La reconciliación debe llegar cuando se detenga la agresión. Y cuando los ucranianos puedan no solo salvar sus vidas, sino también la libertad. Y, por supuesto, sabemos que la reconciliación se produce cuando el agresor admite su culpa y se disculpa".

El Catolicismo y el pacifismo son cosas muy distintas

Creo que va siendo hora de recordar que la doctrina católica sobre la guerra justa es difícilmente compatible con el pacifismo, esto es, con una ideología que considera que la guerra siempre es injusta y que el uso de las armas está mal incluso cuando su finalidad es la legítima defensa de un país frente a una agresión. La Iglesia Católica nunca ha rechazado, hasta ahora, el derecho a la legítima defensa, y a pesar de las opiniones de Francisco, el citado Catecismo sigue vigente (está disponible, de hecho, en la propia web de la Santa Sede). Negar ese derecho sería equiparar a agresores y agredidos, y eso es radicalmente injusto.

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Comentarios:

  1. Małgorzata Wołczyk

    Tienes toda la razon, Elentir. Es un alivio leerte. En nombre de los polacos catolicos y ucranianos quisiera agradecerte porque no podemos ni entender tampoco aceptar esa actitud ambigua del Papa.

  2. FaramirGL

    Un socialista puede hacerse pasar por cristiano, pero no se puede servir a dos señores.

    Y este socialista no sirve a Cristo, por muy bien que lo finja.

  3. Genjuro

    Es solo un pensamiento personal pero creo que Benedicto XVI sigue vivo con 95 años porque Dios no podía permitir que la humanidad se quedará huérfana de un verdadero papa.

    El ataque furibundo del papa Francisco a la tradición de la iglesia y al propio Benedito XVI a través de Traditionis custodes le ha quitado la careta definitivamente.

    Es un papa que parece avergonzarse de todo lo que es y significa la iglesia católica. Criticar las cruzadas es otra de sus ocurrencias heréticas, unas guerras que evitaron que el Islam destruyera Europa.

  4. Aguador

    No pretendo iniciar aquí una discusión sobre si «tal Papa es mejor que otro»… pero también quiero recordar que no es la primera vez que se tergiversan las palabras del Papa Francisco con el único objetivo de atacarle. A los que «son de Benedicto», quiero recordarles que, ante la amenaza de la llamada «mafia lavanda» de levantar secretos poco confesables de su hermano, salió corriendo y es el primer Papa de la historia (según creo) que «no ha muerto con las botas puestas» (es decir, como Papa en activo). Y a los que sean católicos les quiero recordar 1 Cor 1:10-17. Y el que tenga oídos, que oiga. Aunque sólo sea porque a los enemigos de la Iglesia les encanta ver cómo los propios católicos echan cubos de mierda sobre su propio dirigente máximo (que no Jefe, porque ése es Dios), deberíamos mantener un poco las formas. Y ya Juan Manuel de Prada dijo que era ridículo decir que uno era «de tal Papa o de tal otro Papa». Quizá en otras cosas no tenga razón, pero sí en ésta.

  5. El Peregrino Gris

    Aguador está en lo correcto al recordarnos que las palabras del papa son frecuentemente tergiversadas.

    Además, la posición de rechazar toda guerra no es nueva en la tradición cristiana. De hecho, en la Iglesia primitiva no se permitía a los cristianos ejercitar ciertas profesiones por ser consideradas inmorales. Una de estas profesiones era la del soldado. Aun cuando, ya en los primeros tiempos de la Iglesia, el ejército romano tenía más un carácter defensivo.

    El motivo de este rechazo total de la guerra se debe al hecho de que Cristo nos mandó «amar a nuestros enemigos» aun cuando te roben, te maltraten o/y te intenten matar.* La definición de «guerra justa» se implementó en el catecismo, fruto de otra tradición de cuando existían naciones cristianas con líderes cristianos. Es entonces cuando, frente a la amenaza del Islam que estaba barriendo a los cristianos de Oriente Próximo y el Norte de África (o frente a la experiencia de los totalitarismos), cuando la Cristiandad desarrolla este concepto para defender su existencia y es entonces cuando todos los dirigentes cristianos se aliaron para luchar en la Cruzadas.

    Hoy en día la Cristiandad ha desaparecido. Y este concepto de «guerra justa» QUIZÁS haya quedado desfasado en tanto en cuanto los países tradicionalmente cristianos han rechazado su cultura y ya no defienden dichos principios. Excepciones notables pueden ser las de Polonia o Hungría.

    Sin embargo, el derecho a la legítima defensa es perfectamente válido. No podemos esperar que todo hombre ponga de repente la otra mejilla pues para eso es necesaria la gracia del Espíritu Santo. Por eso no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la legítima defensa.

    *A tenor de esto compruébese el rechazo de Jesús a la violencia aun cuando sea en legítima defensa cuando en el monte de los olivos ordena a Pedro envainar su espada (Lc 22, 49-51)

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