El confinamiento puede empeorar el estado de estos niños y necesitan salir

El precioso gesto de la Policía Nacional hacia un niño autista que fue increpado en Oviedo

El confinamiento a causa de la epidemia de coronavirus está siendo difícil de llevar para todos, sobre todo para los niños. Pero hay algunos pequeños que no pueden estar siempre confinados.

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Y es que el confinamiento puede empeorar el estado de los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), por lo que sus familias tienen que sacarles un rato a la calle sí o sí. Éste es el caso de Martín, un niño de tres años y medios que vive en Oviedo con su familia. Muchos vecinos le increparon y le insultaron al verle en la calle con su madre. Tal vez desconocían que era un niño autista, pero ¿qué clase de personas son unos adultos que se dedican a increpar e insultar a un niño pequeño? A ver si tenemos un poco más de sentidiño, por favor. Que se hable de la "policía del balcón" no significa que cualquier vecino sea agente de la autoridad. Si ves alguna infracción del confinamiento, llama a la Policía, pero no insultes a nadie, y menos aún a un niño.

Precisamente, la Policía Nacional se enteró del caso de Martín y ha querido hacerle un regalo como muestra de apoyo. Podéis verlo en este vídeo publicado esta tarde por la Policía en su cuenta de Twitter:

Dicho sea de paso, se está promoviendo a través de las redes sociales una iniciativa para que los padres de niños autistas lleven un brazalete azul que les identifique, a fin de evitar casos como el ocurrido en Oviedo. Es triste tener que llegar a esto. Seamos comprensivos y dejemos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hacer su trabajo.

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Comentarios:

  1. Luna

    La mayoría de autistas (niños y adultos, que también los hay) están pasando el confinamiento sin poder salir, sufren trastornos de ansiedad, insomnio y regresiones muy fuertes, ya que se estableció como requisito una documentación que no es posible obtener en estas circunstancias. Estoy siguiendo esto de cerca y me sorprende ver cómo pueden aguantar tanto, cuando sólo unos minutos de espera para ver a su psicólogo les producen muchísima ansiedad y no siempre pueden controlarse.

    Es curioso, pero la larga duración de esta encerrona ha sido decisiva. Necesitan una rutina, y al durar tanto han generado otra con la que pueden sobrevenir este aislamiento. Eso sí, es insoportable, tanto para ellos como para sus familiares.

    Hay polémica en esto de identificarlos: Para empezar, unops propusieron chalecos reflectantes, otros un paraguas abierto, y otros, brazaletes de diferentes colores; así, no hay una uniformidad y la identificación no queda clara. Pero además tenemos un derecho fundamental a la intimidad(reconocido además de en la Constitución en la DDH y DDM). No tienen porqué marcarse como reses, ni siquiera tienen obligación de ningún tipo a manifestar en forma alguna su condición.

    El trasfondo del problema es que el marco a que se suele llevar el autismo es la película «Rain man» o a alguna página de Wikipedia, que no tienen absolutamente nada que ver con ningún autista que haya conocido. Los hay como aquél de la película «esenciales» que ha de llevar un casco porque se lía a cabezazos con todo lo que pilla, pero son los menos. Quizá un caso entre miles. (Esta película sí ha sido rodada con niños autistas de verdad, ya vemos como cada uno es completamente diferente de los demás).

    He de decir que la mayoría van a colegios públicos o concertados comunes, sin educación especial, cada colegio tiene unos cuantos y sus compañeros de clase pueden verlos como un poco «agitados» o «nerviosos a veces», pero ni siquiera llegan a saber de su autismo. No podemos estigmatizarles, y los «justicieros de balcón» debieran dedicarse a hacer magdalenas si necesitan entretenerse. Lo que no podemos permitir es que ellos y sus padres paguen las consecuencias del aburrimiento.

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