Una vez más, los grupos feministas han optado por guardar un silencio cómplice

Los brutales insultos de internautas progres a la mujer y los hijos de un senador de Vox

La izquierda española presume de feminista y de defender los derechos de las mujeres, pero para algunos izquierdistas eso no parece incluir el derecho a casarse con el que discrepa de sus ideas.

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Infamias de un machismo atroz escritas por energúmenos que presumen de feministas

Así lo denunció ayer Jacobo González-Robatto, senador de Vox por designación autonómica, en un mensaje en el que mostraba los gravísimos insultos que están recibiendo su mujer y sus hijos en Instagram, simplemente por la militancia política de su marido y de su padre. Los insultos incluyen mensajes como "puta asquerosa", "que os jodan a todos", "tus putos hijos van a ser gays zorra" o "facha de mierda", infamias de un machismo atroz escritas por energúmenos que en algún caso incluso se permiten criticar a la mujer de Jacobo, que es diseñadora, por "ser de un partido que no defiende los derechos de las mujeres".

Esas muestras de odio y de intolerancia han indignado a mucha gente, y en las últimas horas la familia atacada ha recibido también muchos mensajes de apoyo y solidaridad. La mujer de Jacobo, Rocío Osorno, publicaba ayer un mensaje agradeciendo "todos los mensajes de ánimo que estoy recibiendo", y añadiendo: "Vuelvo a decir que me resulta muy injusto que se pague con una mujer los problemas que puedan derivar del trabajo de un hombre cuando ella no tiene nada que ver con el trabajo de su marido". Desde aquí me sumo a los mensaje de apoyo a Jacobo, a Rocío y a sus hijos.

El precedente de los ataques contra la mujer de Santiago Abascal

Lamentablemente, esta situación no es nada nueva. El pasado mes de noviembre la mujer de Santiago Abascal, Lidia Bedman, denunció ataques muy parecidos y también en la red social Instagram, citando expresiones como "ojalá te violen, ojalá violen a tus hijos, puta, guarra, gora ETA"... Entonces, igual que ahora, se han echado muchísimo en falta mensajes de apoyo de personalidades y grupos que presumen de ser defensores de los derechos de las mujeres, y eso a pesar de que estos ataques ya han sido noticia en diversos medios.

El silencio cómplice de las feministas ante estos miserables ataques

Y es que en ambos casos las feministas han decidido guardar silencio. Por lo visto, les parece aceptable que a una mujer y a sus hijos les ataquen de esta forma tan ruin y cobarde por la militancia política de sus maridos. Desde luego, los métodos que está usando la izquierda para satanizar a los que discrepan de sus dogmas son propios de fanáticos. Cuando llaman fascista a todo el que no piensa como ellos lo hacen para justificar cualquier salvajada contra esa persona, y es que según la mentalidad izquierdista, todo señalado como fascista, lo sea o no, poco más que merece ser insultado, agredido y quién sabe qué más. Curiosamente, los que más llaman fascistas a los demás son precisamente los que más se están comportando como los fascistas de verdad.

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Foto: Rocío Osorno.

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Comentarios:

  1. Luis Carlos

    Nos han dicho muchas veces de forma directa o más sutilmente que los creyentes tenemos que ser humildes y autocríticos o de lo contrario podemos «caer en el lado oscuro de la Fuerza», convertirnos en fanáticos ciego de odio, pero ellos no quieren darse cuenta de que no están siguiendo su mismo ejemplo, y ya va siendo hora de dejar claro quiénes son los que necesitan un buen sermón sobre el respeto a la dignidad humana como base de nuestros derechos.

    Quieren que la realidad sea fácil de explicar, dividida en los malos, los capitalistas y los curas que dicen que el sexo es para los matrimonios dispuestos a la responsabilidad de una nueva vida, y los buenos, aquellos que se oponen a los anteriores. No se dan cuenta que la gente se está hartando de su doble rasero, presentando al Vaticano y a Israel como el imperio del mal y al mismo tiempo protestando porque la islamofobia nos puede convertir en monstruos fanáticos, o de la locura y estupidez que supone proponer como remedio a los abusos de las multinacionales una economía monopolizada por unos burócratas que no tienen que preocuparse en ser competentes porque ninguna marca rival le va a quitar clientes ni en sufrir en sus propias carnes las consecuencias de sus actos porque somos los demás los pringados que pagaremos por los platos rotos.

    No se puede defender la libertad sin el respeto a la dignidad humana, o de lo contrario el que se rebela contra la autoridad una vez con el poder se corrompe y se convierte en un nuevo tirano.

    El que realmente es un librepensador, un intelectual, no presume de ello ni se dedica a humillar a otros, sino transmitir lo que sabe, e intenta lanzar preguntas incómodas a modo de desafío que hagan pensar y provocar dudas. Y tiene suficiente empatía para intentar comprender sin prejuicios el punto de vista de los demás, aunque sea para buscar un resquicio que aprovechar para sembrar dudas. Pero lo que tenemos es un hatajo de cenutrios y cilipondrios que se creen que con un par de palabrotas imponen autoridad, como el sargento de hierro echando la bronca al recluta patoso. Por lo que me contó mi abuelo en la guerra civil si un sargento hablara así a sus tropas se arriesgaba a «sufrir un accidente». Su grosería pone en evidencia su vulgaridad y mediocridad. Son personas tóxicas que tratan de humillar, denigrar, pisotear, maltratar psicológicamente al pobre que ose llevarles la contraria para así forzar a los demás a que le demos la razón y le sigamos la corriente, como a los locos.

    Confuncio dijo «el hombre superior no le sigue la corriente a los demás, pero está en armonía, el hombre vulgar le sigue la corriente a los demás pero no está en armonía». (y sí lo dijo, más o menos así porque en mi casa hay un libro suyo) .

    No puedes confiar en aquellos que le quitan su dignidad como persona a todos aquellos que no somos de su misma cuerda.

  2. Luis A. Recinos

    Y el famoso delito de «discurso de odio»,¿en dónde queda aquí? Otro ejemplo de la doble moral y de la hipocresía que define al movimiento «progre». ¡Vaya progreso!

  3. Jandro

    Otro ejemplo de que lo que llaman «discurso del odio» es una proyección pura y dura.

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