Cinco abortistas asaltan una iglesia y revientan una Misa en Barcelona

Una vez más, la deriva extremista del Gobierno de Zapatero sirve de impulso para que los violentos la emprendan con quienes no pasan por el aro del PSOE. Ayer por la tarde, la iglesia de Santa María del Pi en Barcelona fue asaltada por cinco partidarias de a legalización del aborto, que no se conforman con que los médicos se dediquen a trocear y triturar fetos, sino que además pretenden que la Iglesia Católica bendiga esa salvajada.

Las asaltantes se encadenaron a un altar lateral del templo, situado en el barrio gótico de la Ciudad Condal (es el que se ve en la foto), y reventaron una Misa que se celebraba en esos momentos. Sin mostrar el menor respeto por los feligreses, las cinco fanáticas profirieron gritos insultantes y blasfemos contra la Iglesia. Los responsables del templo se vieron obligados a llamar a los Mossos d'Esquadra tras indicar que las asaltantes "han entrado en una propiedad privada y no lo han hecho pacíficamente".

Sobre lo ocurrido na vez llegaron los Mossos hay varias versiones. Según Religión en Libertad, la Policía autonómica procedió a cortar las cadenas e identificar a las asaltantes. Sin embargo, tanto La Vanguardia como la Cadena SER han informado de que las asaltantes seguían encadenadas al altar una vez terminada la Misa y después de comenzar una boda que estaba prevista a continuación, mientras los Mossos se limitaban a vigilar el recinto. De ser cierto esto último, ¿es esta una actitud digna de un cuerpo policial ante cinco fanáticas que asaltan una propiedad privada e impiden el normal ejercicio de la libertad de culto de los ciudadanos?

Por otra parte, y aunque estos graves hechos se produjeron ayer por la tarde, no he podido encontrar ninguna reacción de ningún representante político al respecto, ni condenas ni nada de nada. Las referencias en los medios se cuentan con los dedos de una mano (y sobran dedos). Imaginemos que el asalto hubiera tenido lugar en la sede del PSC o de cualquier otro partido catalán, ¿guardarían los medios y los partidos un silencio tan sepulcral? ¿Acaso los católicos somos ciudadanos de segunda y no es relevante que se pisoteen nuestros derechos?

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