Sin rumbo


Una de las aficiones que tengo y que no he puesto en el perfil del blog -quizá porque más que una afición es una forma de evadirme un poco- es conducir hasta las playas, a veces incluso hasta mi observatorio de estrellas en la montaña. En Vigo todo esto está relativamente cerca, tengo esa ventaja y me gusta aprovecharla. A veces voy cuando salgo del cine, mientras cae ya la noche, y pongo música tranquila en la radio para acompañar el paseo. Necesito ver el mar, alejarme un poco de todo, ir lejos, aunque sólo sea durante media hora o una hora. En medio de tantas prisas diarias, de tantas obligaciones, compromisos y vaivenes, me gusta vagar sin rumbo, parándome a disfrutar de la lluvia, de las estrellas, de la luna o de las olas del mar, encontrándome con los recuerdos y dejando que la calma sea la que gobierne durante un rato. Tranquilidad, por una vez...

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