Capitán

Servíos, capitán, servíos.
Servíos, tal vez,
la última copa,
antes de entregaros,
antes de volver
a la voracidad de las olas.

Sentid como llega el vino
al paladar, como baña
el corazón abatido,
enfermo de grandes amarguras,
triste sabedor de su destino.

Ved las pequeñas caras
que se forman en los posos:
las conocéis, gentes ahogadas,
vagabundos fantasmas
de envejecidos rostros.

Servíos, capitán, servíos.
Bebed; quizás sea
vuestra última copa,
y entregaos a la marea
que todo lo devora.

(9 de enero de 1996)

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Comentarios:

  1. Javier

    Un buen capitán la última copa la bebe siempre en tierra, al llegar a puerto.

    Perro viejo, al Capitán
    le llamaban perro viejo,
    muy prevenido en la mar
    y algo tarambana en puerto.

    Cuándo el barco se movía
    lo hacía con tal salero
    que pareciese bailar
    al son de la marejada
    siguiendo el compás del viento.

    Para avanzar recogía
    el aire siempre de amura
    si andaba escaso de tiempo,
    y de aleta si la cosa
    recomendaba ir a puerto.

    Perro viejo le llamaban,
    viejo por lo que sabía
    y no porque fuese abuelo.

    Por sus artes se diría
    que de ser perro, su raza
    -además de por gallego-
    es la del “can de palleiro”.

    Cuando bebe el Capitán,
    lo hace con los pies en tierra
    y en tierra bien puede hacerlo.

    Un abrazo y zETA zETA al carajo (zETA si España fuese un barco ya estaríamos hundidos).

  2. Ronda de ron para todos.

  3. Sí, Martha.

  4. ¿Porqué será que transmite morriña y melancolía? ¿O quizá es otro en realidad?

    ¿Sabes que ése poema, con ser muy bonito, le falta ilusión? Al Principito le gustaban las puestas de sol, como a ti…

    ¿Recuerdas lo que tú mismo trajiste a tu blog?

    – Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces.
    Y poco después agregaste:
    – ¿Sabes?… Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol…
    – ¿Estabas, pues, verdaderamente triste el día de las cuarenta y tres veces?
    El principito no respondió.

  5. No le pidas poemas alegres ni cargados de esperanza a un romántico de la vieja escuela, Schwan. 😉

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