Despotismo digital en el Congreso

Hacktivistas.net ha puesto en marcha una protesta en la red contra la Ley Sinde, una norma promovida por el PSOE, apoyada por el PP, el PNV y Coalición Canaria y que permitirá al gobierno cerrar webs sin pasar por un juzgado, lo cual viola el derecho a la tutela judicial plasmado en el Artículo 24 de la Constitución. Daniel Rodríguez Herrera informaba ayer desde Libertad Digital de que los buzones de los diputados se han saturado con los 400.000 emails que ha generado esta protesta. No acabo de coincidir con el titular que ha elegido Daniel para encabezar esa crónica. Ciertamente, el éxito de esa campaña sí que es noticia, pero que los buzones de nuestros representantes estén saturados me parece menos relevante que otro dato que apunta Daniel: los diputados reconocen que borran de forma masiva todas las peticiones enviadas por esos miles de ciudadanos.

Este gesto de desprecio hacia los ciudadanos equivale a que los diputados quemen miles de cartas de ciudadanos sin abrirlas, es decir, sin preocuparse lo más mínimo por las inquietudes que les manifiestan los mismos que pagan con sus impuestos el sueldo de esos diputados, sus despachos, sus ordenadores y todos los sistemas informáticos de los que disfrutan nuestros políticos en el Congreso. En España se ha consolidado la idea de que un diputado es un señor que no tiene la obligación de escuchar las preocupaciones de los ciudadanos. Esa actitud debe llevar a no pocos diputados a pensar que el dinero que les otorga el Estado para cubrir sus necesidades en el Congreso ha de tener como fin no dotarse de los medios necesarios para comunicarse mejor con los ciudadanos -algo que por lo visto no les preocupa gran cosa-, sino otros fines que no acierto a adivinar porque yo soy autónomo, no llego a mileurista y me cuesta ponerme en el lugar de quien vive a mi costa y a costa del resto de los contribuyentes, rodeado de lujos e insensible a la voz de la calle.

Es más: ser el destinatario de peticiones como la que nos ocupa es algo que cabrea a algún que otro diputado, enfado que no duda en transmitir a los medios, como si ser el destinatario de las quejas de la ciudadanía no fuese incluido en el generoso sueldo y en los diversos privilegios de los que disfrutan los ocupantes de los escaños de las Cortes. En ese flemático despotismo digital los diputados cuentan -todo hay que decirlo- con el apoyo de algún fan del gobierno que confunde las peticiones electrónicas de los ciudadanos con spams, lo cual es tan cómico como lo sería confundir una petición enviada por correo tradicional con un folleto publicitario de Carrefour. El experto en temas legales sobre Internet y tecnología Carlos Sánchez Almeida desmontaba ayer ese disparate en su blog en Elmundo.es.

Coincidiendo con todo esto, anoche comenzó la campaña de las elecciones catalanas. Los mismos políticos que se quejan de las peticiones que les mandan los ciudadanos, asaltarán durante tres semanas los buzones de todo quisque con una propaganda electoral que la inmensa mayoría no ha pedido, pero que todos los contribuyentes tendrán que pagar con sus impuestos, ya que ese envío forma parte del botín que consigue un partido por obtener representación. En los medios públicos, todos los partidos políticos que concurran a las elecciones dispondrán de espacios electorales para dar a conocer sus programas, espacios que a esos partidos les salen gratis ya que son pagados por todos los contribuyentes. Eso sí: una vez elegidos, como se te ocurra pedir algo a esos políticos por medio de ciertas webs de participación ciudadana, ya vendrá algún lumbreras a acusarte de enviar spams. Y es que hay quienes confunden la democracia con un régimen despótico en el que tú echas una papeleta en una urna cada cuatro años y entre tanto te tienes que callar.

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Comentarios:

  1. Elentir, ahora leyendo aquí «No hay comentarios NI REACCIONES» ya parece que he comentado yo.
    Quizá si vinieran unos cuantos millones de americanos a enseñarnos comportamientos cívico/políticos…
    40.000.000 de papeletas en blanco o NADIE acudiendo a las urnas sería algo fantástico, un sueño.
    Saludos

  2. AL pilón con todos ellos ya.

  3. Álvaro

    iescolar: me da escalofríos. Siento la libertad acogotada y pisoteada por la mera ideología y el servicio debido al partido.

  4. Juana de Arco

    El gran mal de nosotros los españoles, al menos de una gran mayoría es, la sumisión a los gobernantes que se traduce en apocamiento, pasotismo, miedo a hablar alto y claro, y en aquello que dijeron los iluminados andaluces denominados «Los del Rio» cuando les preguntaron sus opiniones en un momento determinado: «los politicos saben más».

    Es la nuestra, una situación de «si buana» a todos los niveles, ya sean culturales o económicos, por lo que en aras a la herencia del franquismo, todos nos vamos dejando arrastrar, nos hemos convertido en parásitos crónicos de los que se lanzan a la politica, y luego trepan al gobierno como es el caso del PSOE.

    La sociedad española está aletargada y es parasitaria de por sí en asuntos que competen a la politica, como si ello no fuera ssunto de nadie excepto de los politicos, y así seguimos cada cual a lo nuestro, lo que se traduce asi mismo en una INSOLIDARIDAD monumental, nos importa el bienestar de los demás un rábano. Es lo que tú «Elentir» pusiste en una entrada hace dos dias aproximadamente: «Cuando vinieron por mí…»

    Solidaridad la que se practica en EEUU, unido a la madurez de años de democracia, a la toma de iniciativas sin esperar depender de otros, etc. Allí todo el mundo se mueve, y lo suelen hacer normalmente en grupos de familias, amistades, y demás, a la hora de la verdad son todos una sola nación con una sola voz.

    España es la «catetura» y el «palurdismo» personificado, con una población sumisa absoluta a los antojos, desmanes y actos delictivos de los politicos, a quienes todo perdonan «porque son los que mandan», aqui los politicos están endiosados por los ciudadanos, y ellos se lo creen hasta el punto de eregirse en dueños y señores de todo y de todos, hasta de destruir patrimonios cuyos dueños somos todos nosotros, y solo rechistamos dos gatos.

    Iremos viendo y leyendo, a ver cuantos perioditas se venden a Bubalcaba por unas monedas, porque para muchos de ellos, su dignidad tiene un precio.

  5. taranus

    Dictadura del Parlamento bajo la falsa etiqueta de «Democracia» (Huerta de Soto dixit) y yo estoy de acuerdo con él.
    Resume perfectamente lo que tenemos en este «país». Y 11 millones de «¿votantes informados?» lo han agravado eligiendo a quien eligieron
    Pero en un grado u otro, todos los políticos (salvo honrosas excepciones, que las hay en todos los partidos, justo es decirlo) forman parte y promueven esta democracia totalitaria de la que «disfrutamos»

  6. El Tíol Bastón

    Es normal que en un país donde el 99 por ciento de la población piensa que el Estado está para resolver todos los problemas personales de cada uno, desde un trabajo fijo hasta las necesidades fisiológicas pasando por los caprichitos de cuatro pelagatos aunque esto sean, quienes se apalancan en el poder se crean elementos tan indispensables como para poder despreciar impunemente a los ciudadanos sin que nadie se atreva a toserles. Tenemos lo que cosechamos. Hace muchos años que murió franco, pero en el ambiente sigue flotando la preferencia por tener los problemas resueltos sobre la de la libertad. Alguna gente todavía no se ha dado cuenta de que ambas cosas a la vez al cien por cien, son incompatibles: que a alguno le den sus problemas resueltos, siempre implicará someterse a alguien. No tengáis miedo, la gente seguirá votando y sometiéndose, e incluso arrastrándose, porque cada uno quiere ver sus problemas personales resueltos. Como día a día nos demuestran los reality shows de la telebasura, la gente se arrastra por el fango a cambio de cuatro duros.

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