¿Es relativismo reivindicar mis derechos como hispanohablante?

Hace tiempo que conozco el blog de Joan Figuerola y le he visto escribir muchas cosas sensatas. Por eso me ha sorprendido el artículo que publica hoy a modo de réplica a otro que publiqué yo aquí el lunes en defensa de la libertad y la igualdad de idioma.

En dicho artículo comenté el informe de Galicia Bilingüe sobre el uso de las lenguas cooficiales en los ayuntamientos de las principales ciudades de nuestra comunidad, informe que revelaba el mayoritario monolingüismo en gallego que practican las administraciones locales. Incluso un órgano tan tibio y débil a la hora de defender los derechos de los ciudadanos como es el Tribunal Constitucional, recordó en su sentencia sobre el Estatuto catalán de 2006 que toda lengua oficial es "lengua de uso normal por y ante el poder público" y que las administraciones públicas "no pueden tener preferencia por ninguna de las dos lenguas oficiales." A pesar de ello, no pocas administraciones siguen ignorando este principio básico de convivencia.

¿Es legítimo que la mayoría suprima los derechos de la minoría?

En los comentarios de esa entrada que publiqué el lunes Joan me decía que "quizá un número determinado y mayoritario de ciudadanos que viven en Galicia estiman oportuno el uso del gallego". Esto es afirmar un planteamiento peligroso: que la mayoría está legitimada para suprimir los derechos de las minorías. La difícil compatibilidad de ese planteamiento con un marco democrático en una comunidad bilingüe es algo que no entienden quienes lo afirman hasta que se recurre a la viceversa: ¿sería legítimo que una mayoría obligase a desterrar el gallego de las administraciones públicas gallegas, como ahora se destierra el castellano? Por supuesto que no. El problema es cómo rechazar eso mientras se acepta el mismo principio contra los hispanohablantes. La única salida posible, entonces, es apelar a una doctrina según la cual lo propio de un territorio es que se hable un determinado idioma, considerando a los hablantes de la otra comunidad lingüística como una anormalidad que hay que corregir mediante programas de "normalización lingüística". Un planteamiento aún más peligroso y ruin.

¿Defender el bilingüismo es cosa de paganos?

En la réplica que publica en su blog, Joan califica mi posición de "yocentrismo" y pone mi opinión como ejemplo de "la dictadura del egocentrismo". Y añade lo siguiente: "El yo es una clara y evidente manifestación del relativismo que certifica que el fundamento y fin de la realidad es la apetencia del propio sujeto". Es más: reflexiona sobre "la falsa idea de que todo vale lo mismo y que el fin de la realidad es indiferente ya que lo importante es el libre albedrío y el simple ‘sentirse bien’ para escapar del recurrente hastío". Si estas afirmaciones ya me habían dejado perplejo, mi estupor tocó techo al leer lo siguiente:

"Cuando se acepta que todo vale lo mismo la persona renuncia a su naturaleza ontológica y se dispone por encima del bien y del mal. La negación o desprecio del obrar moral se encuentra presente en distintas corrientes paganas de carácter New Age o New Thought en las que se aglutinan en una extraña simbiosis concepciones ateas, agnósticas, materialistas, darwinianas, etcétera, que promulgan el desmesurado culto al yo y a la citada idea de que si algo te parece bien por qué no hacerlo."

Yo me limité a reivindicar mi derecho como ciudadano a que los ayuntamientos no me discriminen por hablar en español, que además de lengua cooficial de Galicia es idioma oficial y común de toda España. Eso, por lo visto, me convierte en un relativista, en alguien que se cree por encima del bien y del mal, en partidario de una dictadura e incluso en posible seguidor de ciertas corrientes paganas. Alucinante.

El nacionalismo catalán y el odio a Castilla

Lo que más me pasma es que eso lo escribe ahora el mismo Joan que escribía en 2008 este párrafo al nacionalismo catalán:

"El patetismo nacionalista lo vemos hoy en la cultura catalana. Nunca antes había estado tan cerca de las puertas de la decadencia, y no es por otra cosa que por abrigarse del nacionalismo que envuelve la atmósfera parlamentaria catalana, deseosa de romper sus lazos con el Estado español. El nacionalismo es la mayor enfermedad contra toda cultura, la tiñe de sinrazón y de neurosis. El nacionalismo, lejos de ser una teoría científica es una falsa religión."

Creo que media una enorme distancia entre este Joan y el que en el verano de 2010 escribió lo siguiente a propósito de la citada sentencia del TC sobre el Estatuto Catalán de 2006:

"Siempre interpondré la universalidad sobre la particularidad, pero nada bueno para Cataluña puede venir de Castilla, la que nos ha robado el carnet de ciudadanos para convertirnos en vasallos."

Eso fue un discurso netamente nacionalista, apelando a una Castilla odiada a la que se presenta como el mal ("nada bueno" puede venir de allí, decías), que roba y que convierte a la gente en vasallos. Me cuesta creer que una persona con la competencia intelectual que suele demostrar Joan pueda sostener posiciones tan pueriles como ésas.

¿Se está reeditando en Cataluña el nacional-catolicismo?

Desde luego, si en España hay algo muy parecido a una dictadura es la política liberticida de partidos nacionalistas como CiU, y no las reivindicaciones democráticas de quienes nos limitamos a pedir respeto para nuestros derechos y libertades. Es comprensible, desde luego, que se rechace una reivindicación tan razonable desde posiciones nacionalistas que -éstas sí- tienen mucho de paganismo por cuanto endiosan la nación y la lengua vernácula, situándolas por encima de todo lo habido y por haber. Lo que no es aceptable es que se discrimine a los hispanohablantes apelando a la moral católica, incluso pretendiendo situar a quienes defendemos la libertad de idioma fuera de los postulados de la Iglesia. España ya padeció esa detestable confusión entre nacionalismo y religión durante los años del nacional-catolicismo franquista. Algunos parece que no han aprendido nada de la historia.

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Comentarios:

  1. Saludos Elentir.

    Antes de nada debo explicarme. En mi escrito estaba buscando un ejemplo para mostrar una idea imperante en la actualidad: la creencia de que la realidad debe ser como nosotros queremos y que debe estar, al mismo tiempo, dispuesta a nuestro gusto. Para exponer los argumentos consideré tu petición del uso del castellano por el hecho de pagar impuestos como el ejemplo válido para comenzar la argumentación. El resto del texto para nada tiene que ver con tu escrito – ya que señalaba que era un ejemplo fútil, y desde luego lo hecho con el mayor de los respetos y sin ánimo alguno de ofender –.

    Cuando digo que “quizá un número determinado…” quiero decir que ellos, posiblemente, también paguen impuestos y que, a diferencia de ti, Elentir, prefieran el uso de otra lengua. Desde luego nunca he sido muy favorable a la importancia cuantitativa en el sistema democrático. Los actos humanos no se convierten en buenos por el hecho de que sean obrados por la mayoría sino porque respondan al verdadero bien – que muchas personas compartan un mismo vicio no lo convierte en virtud –. Ocurre otras veces que no es la mayoría sino alguna minoría efectiva la que suprime, apoyada por determinada ideología, el bien a seguir (la homosexualización de la sociedad, por ejemplo).

    En cuanto a mi texto del 2008 reafirmo lo escrito. Cuando hablo del patetismo nacionalista catalán también puedo decirlo del español. El nacionalismo es una enfermedad y cuando afirmo que “nada bueno para Cataluña puede venir de Castilla” no lo expreso desde el tinte nacionalista, sino desde un aspecto estrictamente económico – las banderas nunca me han importado ni daré mi vida por un trozo de tela, si he de ser mártir que sea por seguir a Cristo –. Vivo en una sociedad a la que llaman Cataluña y en ella trabajo – gracias a Dios a pesar de la desgracia de políticos que padecemos –. Si digo que nada bueno puede venir de Castilla es porque si apreciamos las balanzas fiscales observamos que estas corren en detrimento de Cataluña, que es la que más aporta junto a Valencia en proporción a su PIB y es la que, paradójicamente menos recibe. Un mero ejemplo, la sanidad catalana es la más utilizada por personas procedentes de otras comunidades y el coste de estas personas no lo paga la sanidad de sus respectivas comunidades sino los habitantes de Cataluña. Desde luego soy una persona solidaria y practico la caridad todo lo que puedo, pero nunca por imposición.

  2. Pepe Rules

    Dale caña, Elentir, es un endiosado, solo hace falta ver como está respondiendo ultimamente en sus entradas.

  3. Joan, no sé qué idea tienes tú de la realidad de Galicia, pero esta es una comunidad bilingüe en la que muchísima gente usa el español de forma cotidiana. Somos muchísimos los gallegos que tenemos el español por lengua materna. Esto no me lo invento yo. Lo único que pido a las administraciones es que respeten la legalidad en materia lingüística y no nos discriminen a los hispanohablantes. No veo qué relación tiene eso con lo que tú afirmas de que la realidad debe ser como nosotros queremos. En todo caso, será un argumento -muy débil, dicho sea de paso- para justificar el conformismo de algunas personas con determinados abusos por parte del poder político, pero no veo qué pinta el relativismo en todo esto.

    En cuanto a la valoración moral de los actos humanos, hablar en español o en gallego tiene una relevancia moral nula. Uno no es buena o mala persona ni actúa mal ni bien por usar una lengua u otra. Meter a la moral en esto es hacer moralismo. Comparar el uso de una lengua con el tema de la homosexualidad ya me parece alucinante. Pero bueno, ya que lo haces, yo rechazo que a una persona se la discrimine por el hecho de ser homosexual, y en esto me identifico con lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica. No sé, a lo mejor tú crees que los homosexuales deben ser discriminados y que los hispanohablantes debemos ser tan discriminados como los gays, pero desde luego, ni como católico ni como demócrata estoy de acuerdo con esa actitud excluyente.

    En cuanto a tu afirmación sobre Castilla, lo siento, pero es totalmente indefendible. Ya puestos a citar balanzas fiscales, Madrid aporta más que Cataluña y Madrid es una ciudad históricamente castellana. Lo que sí me parece lamentable es que taches como «dictadura del egocentrismo» mi exigencia de respeto a los derechos lingüísticos de las minorías, y al mismo tiempo lances mensajes de una xenofobia tan descarada como esa arenga anticastellana. Por cierto, para tu información, la sanidad catalana no sólo la pagan catalanes de varias generaciones, sino también inmigrantes de otras regiones -entre ellos gallegos- que viven y trabajan en Cataluña y crean riqueza allí. Es más: la riqueza catalana se ha hecho, por ejemplo, mediante las conserveras catalanas instaladas en Vigo y que explotaban las materias primas de Galicia, y nunca he visto a ningún gallego montándole un pollo a los catalanes por ello. Claro que si queréis hacer cuentas, las hacemos, pero todos.

    Pepe, yo no vengo aquí a dar caña a nadie, sólo quiero debatir, en paz, con quien aporta argumentos que no comparto.

  4. Saludos Elentir.

    «En cuanto a la valoración moral de los actos humanos, hablar en español o en gallego tiene una relevancia moral nula. Uno no es buena o mala persona ni actúa mal ni bien por usar una lengua u otra. Meter a la moral en esto es hacer moralismo».

    Cuándo he dicho semejante tontería.

    Respecto a que los homosexuales deben ser discriminados nunca he dicho eso. Basta con leer Opus Prima. No sé, creo que tienes una hermeneútica muy particular.

    Sobre el resto de entrada no añadiré nada más.Y repito, apreciado Elentir. El texto no va por ti. Repito, el texto no va por ti. Te use sólo como ejemplo para una idea puntual. Todo este análisis que elaboras no tiene sentido alguno en cuanto nunca he dicho semejantes cosas.

    Gracias.

  5. Joan: «Cuándo he dicho semejante tontería.»

    Joan, ayer, refiriéndose a mi anterior artículo: «Los actos humanos no se convierten en buenos por el hecho de que sean obrados por la mayoría sino porque respondan al verdadero bien – que muchas personas compartan un mismo vicio no lo convierte en virtud –. «

    A ver si te aclaras…

    Y en cuanto a que el texto no va por mí, tú mismo dices que lo pones como ejemplo de la «dictadura del egocentrismo». ¿Esperabas que me hiciese el despistado?

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