Multitudinaria concentración por la españolidad de Cataluña en Barcelona

La resistencia al despotismo nacionalista está viva: es tarea de todos que siga así

Ayer los catalanes que se sienten españoles lograron un éxito de movilización sin precedentes en Barcelona, y eso sin ninguno de los abundantes medios pagados por todos los contribuyentes que utiliza Artur Mas para montar sus desfiles nacionalistas. Ayer fue emocionante ver una concentración con expresiones de españolidad en las lenguas de Cervantes y Verdaguer, y con la masiva presencia de banderas españolas y señeras catalanas.

El nacionalismo manda a paseo la bandera de Cataluña: los españoles no

Paradójicamente, esta reivindicación española de la tradicional bandera catalana, que tiene su origen en el escudo de la Corona de Aragón, se produce mientras el nacionalismo abandona la antiquísima enseña cuatribarrada para enarbolar una estelada inventada en el siglo XX y que las logias masónicas reivindican como propia. Es significativo que el nacionalismo, que tanto apela a la historia -falsificándola- y que se arroga la representación genuina de la catalanidad, mande a paseo una enseña antiquísima y tan ligada a Cataluña para asimilar una bandera inventada y usada por los sectores izquierdistas del nacionalismo, muy especialmente por ERC. ¿Cuánto tardarán en manipular también la historia de esta bandera, para atribuirla a remotas épocas igual que han manipulado otros hechos históricos aún más notorios?

El apoyo a los catalanes que se sienten españoles, por activa y por pasiva

Después de tantos intentos del nacionalismo por hacer que odiemos a esa bella tierra, después de tantos intentos de dividirnos y de romper los lazos que nos unen como hijos de España que somos, me siento orgulloso de los miles de demócratas catalanes que han vencido el miedo para manifestarse ayer en la Plaza de Cataluña: considero un honor ser su compatriota. Los que en algún momento han afirmado que los catalanes que se sienten españoles nunca han reaccionado como es debido a la opresión nacionalista -a menudo desconociendo las numerosas iniciativas que se han lanzado allí para hacer frente a esa lacra-, ayer tuvieron una nueva muestra de que la resistencia al nacionalismo en Cataluña está muy viva, y que nos corresponde a todos los que amamos a España ayudar a que goce de cada vez más vitalidad. Seamos catalanes o no, todos somos españoles, Cataluña es parte de España y lo que pasa allí no nos debe resultar indiferente, especialmente cuando los que siembran el odio a España se sirven de métodos mafiosos para acallar a los discrepantes como el que denuncié ayer aquí.

Como vengo insistiendo desde este blog, no podemos abandonar a los catalanes que se sienten españoles y que quieren vivir en libertad, sin que otros decidan por ellos en qué idioma han de escolarizar a sus hijos o hacer sus negocios. No podemos dejarles solos ante una jauría de totalitarios que imponen su voluntad mediante el miedo, la coacción y la violencia. La parte más difícil corre a cargo de los propios catalanes que dan la cara ante el nacionalismo, en el lugar en el que viven y a pesar de todos los riesgos. A los que vivimos lejos nos toca una parte tan sencilla: primero por activa, apoyando a esos valientes en público y en privado, animándoles y prestándoles toda la ayuda que podamos, y también por pasiva, evitando ponerles la zancadilla como le gustaría al nacionalismo, que dedica buena parte de sus esfuerzos a que atribuyamos las ofensas de los separatistas a todos los catalanes, para así seguir alimentando la espiral de odio y victimismo con la que se alimenta esa ideología liberticida.

Una España aglutinadora y plural frente a un nacionalismo excluyente y liberticida

Ayer quedó claro, una vez más, que frente a quienes consideran un mal catalán a quien habla en español o se siente español en España no hay exclusiones: uno puede sentirse catalán y también español, no tiene que elegir entre lo uno y lo otro para vivir la virtud del patriotismo. De hecho millones de españoles lo son precisamente porque han nacido en esa bella tierra española que es Cataluña, y muchos que aman a España manifiestan ese amor en la lengua catalana, sin que ello les haga amarla menos que quienes hablan en español. Ahí está la grandeza de España, y es precisamente eso lo que más deja en evidencia a un nacionalismo trasnochado que aún cree que en un pueblo bilingüe hay una lengua correcta y otra que no lo es, que hay una lengua de patriotas y otra de enemigos del pueblo, una lengua de nativos y otra de forasteros. Ya va siendo hora de contestar con firmeza y claridad esa ideología perversa que pretende convertir a millones de catalanes en extranjeros en su propia tierra. Por mi parte, y aunque los idiomas que uso en este blog son el español y el gallego, espero que entendáis que haga una excepción para unirme al grito que sonó ayer en Barcelona:

¡Visca Catalunya i visca Espanya!

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Comentarios:

  1. pacococo

    Ya lo hemos comentado varias veces, el nacionaismo catalán o vasco o gallego no son nada sin la connivencia del gobierno. Si los gobiernos no hubieran mimado a los nacionalistas y perseguido a los no nacionalistas, no tendríamos estos problemas.

    Por tanto considero una heroicidad lo que hicieron ayer en Barcelona. Hay que tener mucho valor para salir con una bandera española.

    Hubo algunos incidentes, muestra del caracter democrático de los nazionalistas. Y muestra de la cobardía, por no decir otras cosas, del gobierno.

    En fin, que ayer se demostŕo que no todos os catalanes son nazionalistas.Y eso creo que además de ser importante hacía falta que quedara demostrado.

  2. El Tíol Bastón

    Es que eso de Cataluña independiente no se le ocurre a nadie. Es incluso ridículo. Como decía mi abuelo, «ideas de bombero». Y España está sufriendo las consecuencias de que gente con ideas de bombero llegue a gobernar.

  3. Cristina Falkenberg

    Estoy totalmente de acuerdo contigo. Yo también me siento orgullosa de aquellos catalanes que simplemente están, en su papel de ciudadanos, diciendo que aunque ellos no estén a todas horas saliendo a quejarse, que también tiene algo que decir, y que ellos se sienten tan catalanes (o gallegos, o vascos, o…) como españoles. Y si hay una cosa prudente, rentable e inteligente que los demás podemos hacer con nuestro tiempo, es tenderles una mano, como bien dices, Elentir, en público y en privado, diciéndoles que nosotros somos tan españoles como ellos y que estamos de acuerdo, que tenemos muy poquito interés en nadie que quiera venir a dividirnos y a fraccionar NUESTRO país, el de todos.

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