Una mezcla de tranquilidad y esperanza

Últimamente me siento un poco extraño entre muchos compatriotas. Veo mucho nerviosismo, intranquilidad y desesperanza entre quienes sienten que España va por muy mal rumbo.

Hay, desde luego, motivos para sentirse preocupados, siempre que lo entendamos como lo opuesto a la indiferencia ante el estado de cosas que vivimos, y no como una sensación de ansiedad. Yo estoy preocupado, pero también estoy tranquilo y conservo intacta mi esperanza. No digo nada nuevo para quien lleve años leyendo este blog. Ya he hablado alguna vez del concepto de "Estel" formulado por Tolkien, que se entendía como una esperanza más allá de toda esperanza, la certeza de que el Bien prevalecerá incluso cuando todo parece ir mal. Pero en esto Tolkien no expresaba una idea original, sino que plasmaba su fe católica. Su "Estel" era lo mismo que animaba a los cristianos a cantar cuando eran martirizados en el circo romano, algo que sacaba de quicio a Nerón. ¿Y qué esperanza puede haber ante la certeza de que vas a morir?

Quienes creemos en un alma trascendente y entendemos la existencia como un camino que no acaba en el final de esta vida, sino que se extiende más allá de la muerte, tenemos motivos para sentir miedo de que nos arrebaten esta vida, pero no porque nos sintamos al borde del vacío de la inexistencia, sino por la posibilidad de que ese momento nos llegue sin estar preparados. Yo no me afano por consumir esta vida como un castillo de fuegos artificiales, sin perder una sola ocasión de entregarme a la diversión o al placer, sólo para sentir en el momento de mi muerte que no he desperdiciado mi paso por aquí. Antes bien, entiendo la vida como una misión, en la que estamos llamados a hacer el bien aunque no lleguemos a ver en esta vida los frutos de nuestras buenas obras. Sé que algún día Dios me pedirá cuentas de cómo he desempeñado esa misión, y el único temor que le tengo a la muerte es por la posibilidad de llegar ante Él con las manos vacías.

Alguna vez os he dicho que mi compromiso con la sociedad en la que vivo lo entiendo como algo que rebasa mi horizonte vital. Me encantaría poder cambiar muchas cosas y llegar a ver esos cambios, pero si lograr un mundo mejor, más libre y más justo exige que yo asuma un esfuerzo cuyos frutos no veré, daré este tiempo por bien empleado si otros llegan a ver aquello por lo que yo haya luchado. Muchos de nuestros antepasados lucharon y se sacrificaron para dejarnos un mundo mejor, a veces sabiendo que ellos no llegarían a verlo. No puedo olvidar a tantos que cayeron en los campos de batalla, martirizados por su fe o asesinados por las balas y las bombas de los terroristas, negándose a ceder ante el mal, porque sabían que el Bien, la Libertad y la Justicia son causas nobles por las que incluso merece la pena arriesgar la vida. Traicionaríamos su memoria y su sacrificio si nos rindiésemos ante nuestras dificultades, sin duda menores que las que afrontaron ellos. No tenemos derecho a hacerles eso. Tenemos la obligación moral de merecer la sangre que derramaron por nosotros, haciendo lo posible para estar a su altura. Por eso estoy tranquilo y no pierdo la esperanza. Os animo a no perderla y a no ceder ante el mal, aunque a veces tengamos la errónea impresión de que la cosa no tiene remedio. No podemos dejarnos vencer por la cobardía, por el derrotismo, por la tibieza, por la indiferencia o por la apatía. Nuestros padres y abuelos, y los españoles que están por venir, demandan de nosotros una gran altura de miras y un espíritu firme y resuelto en estos tiempos que nos ha tocado vivir. Que nadie pueda decir de nosotros, el día de mañana, que preferimos cruzarnos de brazos y mirar hacia otro lado.

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Comentarios:

  1. Luisa Carrasco

    Para enmarcar. 🙂

    ¡Feliz domingo, día del Señor!

  2. Luisa Carrasco

    ¡Ah!, y de San Francisco de Sales, patrono de los comunicadores sociales, así que ¡felicidades doblemente!

  3. sanabria

    Es muy sencillo «had bien y no mires a quien «porque al final lo entenderemos todo. Hay otra existencia ,la hay ,unos no lo creen ,otros lo creen y …..hay quien lo sabe.

  4. ¿Realmente entre muchas otras cosas que nos enseño Jesucristo? la principal para mi el materialismo si este hubiesemos sido capaces de desterrarlo los cinco pecados capitales no existirían.

  5. José Ignacio Lesaca Eseverri

    Un buen artículo, Elentir.
    (Y aprovecho para aclarar a Mortalcontribuyente que los pecados capitales son siete, no cinco: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza).

  6. Magnífica reflexión, como siempre estupendamente expuesta. Para volver a su lectura y meditación. Gracias.

  7. pacococo

    En eso estamos, pero no es fácil, pero seguir el camino difícil es lo importante y no tanto si se llega o no, que como bien dices, otros llegarán.

  8. Seguiremos luchando hasta el último momento.

  9. Me ha gustado mucho. A seguir en la brecha. Dicen que no hay que preocuparse, que hay que ocuparse. Un abrazo.

  10. Carlos

    Versos inspirados por la situación actual…

    Momentos llenos de dolor,
    desesperanza que obnubila los sentidos
    y resquebraja el corazón
    que dolorido
    gime y sufre la pasión
    del sinsentido.
    Nubes grises lloran lagrimas de hielo
    que congelan conciencias,
    ya adormecidas,
    en el tiempo árido del olvido.
    ¡Rebelate…! ¡Grita…!
    No permitas la injusticia…
    y, aún perdido, no dejes el combate
    ni vencido.
    Al final de la batalla
    malherido,
    nadie diga que acabste de entregado
    más bien diga que luchaste
    y que, extenuado,
    terminaste en tu labor,
    mas no rendido.

    Perdón por mi osadía.

  11. guip

    Solo una palabra. Magnífico.

  12. Maite

    ¡Bravo, Elentir!

    Por ese camino andamos no poca gente, dispuestos a perder batallas, mas no la guerra.
    Si a nuestra generación le es dado realizar «se le permitió hacer la guerra a los santos y vencerlos», a éstos (los cristianos) no les está permitido desertar, sino vencer al mal a fuerza de bien.

    Si cuando Dios me llamara, a pesar de haber intentado hacer las cosas bien, me encontrara con las manos vacías, bien por debilidad o por mis equivocaciones, le pediría que vertiera en ellas una gota de la Sangre de su Hijo, que la dio toda por mí y tiene mérito iinfinito.

    Estoy convencida de que pasaría la puerta del cielo para glorificar por toda la eternidad al Dios de las Misericordias.

    Es por eso que no pierdo la esperanza, porque su Amor no tiene fin y Él es nuestro Capitán y nuestro Hermano: con Él la guerra está ganada, si no nos rendimos.

  13. Bueno, en mí has influido muy positivamente… si eso te vale 😉
    Un abrazo!

  14. Me gustaría compartir con vosotros esta iniciativa.
    Creo que hay motivos para la esperanza.
    El Espíritu suscita el carisma necesario en cada momento.
    Un cordial saludo

  15. La iniciativa está relacionada con la publicación de estos tres primeros vídeos:
    http://atreveteabuscar.com/

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