El pasado 21 de noviembre me ocurrió una anécdota curiosa en el centro comercial El Corte Inglés en Vigo. Estaba yo tomando un pincho de tortilla en la cafetería de la séptima planta, cuando una gaviota patiamarilla (Larus michahellis) se posó en la terraza situada tras las ventanas, justo delante de mí. Las gaviotas son muy atrevidas: rondan las terrazas de las cafeterías y a veces incluso se lanzan a las mesas a coger algún comestible. En Vigo tenemos una colonia muy grande de gaviotas patiamarillas (anidan en las Islas Cíes) y ya estamos acostumbrado a esto.
Esta gaviota estuvo un buen rato acechando mi tortilla, tal vez esperando a cogerme desprevenido (en la parte de arriba, la ventana tiene una apertura por la que se puede colar cualquier ave). Cogí mi cámara -siempre la llevo encima- y le hice unas cuantas fotos. Nunca había fotografiado a una gaviota tan de cerca, y ella ni se inmutó. Unos minutos después apareció allí otra gaviota aún más grande. En ese momento decidí que era mejor dejar de hacer fotos y acabarme mi pincho de tortilla, no me fuesen a dejar sin él.
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