Pedro Sánchez podría ejecutar su particular Rovaniemi: no debemos darle ninguna tregua

En las últimas horas se han publicado algunas noticias que indican hasta qué punto el gobierno de Pedro Sánchez está afrontando el final de su mandato.

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The Objective publica hoy que Podemos podría abandonar el gobierno en junio, con la excusa del posible fracaso del PSOE en las elecciones locales y autonómicas de mayo. Eso dejaría a un PSOE acorralado. Espero que nos demos cuenta de lo que eso significa para una España cuyo presidente del gobierno es un tipo sin escrúpulos respaldado por un partido que cree que todo vale para salirse con la suya. En estos últimos meses de mandato de Sánchez podríamos estar ante la situación de un PSOE al que ya no le importa hacer todo el daño posible a España, porque los efectos los va a tener que afrontar el próximo gobierno, y eso crearía una situación más propicia para que la izquierda, otra vez tras las pancartas, esté en condiciones de regresar lo antes posible al poder.

La historia es una buena maestra y creo que deberíamos sacar algunas conclusiones de ella. Hay un episodio que me parece muy ilustrativo y que tiene como protagonista a la ciudad de Rovaniemi, con una población de unos 64.000 habitantes y que es la capital de Laponia, la región más septentrional de Finlandia. Cuando la Guerra de Continuación (1941-1944) llegó a su fin con el armisticio firmado entre Finlandia y la URSS, los alemanes, que habían combatido junto a los finlandeses, iniciaron una retirada de sus fuerzas hacia Noruega.

En parte por las presiones soviéticas y tal vez también porque en Finlandia coincidiesen con aquel dicho del Gran Capitán de que "al enemigo que huye puente de plata", el Ejército Finlandés desmovilizó a sus soldados más veteranos y puso a reclutas a perseguir a los alemanes, un episodio que en el país se conoce coma la "lasten ristiretki" (la cruzada de los niños), rememorando aquel hecho de la Edad Media al que la neerlandesa Thea Beckman dedicó su famosa "Cruzada en jeans". En su retirada, los alemanes pusieron en práctica una táctica de tierra quemada, tal vez con la esperanza de que la guerra continuase y Finlandia se viese lo más perjudicada posible de cara a un nuevo enfrentamiento con Alemania.

El disminuido Ejército Finlandés sólo se pudo limitar a hostigar a los alemanes en el desarrollo de aquella táctica que buscaba destruir todo lo que fuera posible, y que tuvo efectos especialmente dramáticos en la citada capital de Laponia. Con unas fuerzas finlandesas agotadas tras una extenuante persecución en la que no disponían de los medios motorizados de sus enemigos, los alemanes prendieron fuego a Rovaniemi, incluso llegando a volar un tren cargado de municiones (algunas fuentes afirman que fue una voladura intencionada, y otras afirman que fue accidental). En octubre de 1944, cuando las tropas finlandesas llegaron a Rovaniemi se la encontraron arrasada (por esas mismas fechas, los alemanes estaban haciendo algo similar, pero a mucha mayor escala, con la ciudad de Varsovia, aprovechando el respiro les otorgó Stalin).

A día de hoy, casi todos los edificios de Rovaniemi son posteriores a 1944. La bella ciudad lapona que había antes desapareció bajo la llamas y hubo que reconstruirla casi por completo. Esto es lo que ocurre cuando personajes sin escrúpulos emprenden una retirada en la que no les importa arrasar todo a su paso, porque lo único en lo que piensan es cómo podrán aprovecharse de esas destrucción a medio o largo plazo. De lo ocurrido en Rovaniemi debemos sacar una enseñanza: un enemigo que se sabe derrotado sigue siendo un enemigo peligroso y puede hacer mucho daño, y debemos adoptar todas las medidas necesarias para evitar que consiga ese objetivo.

La verdadera batalla contra el sanchismo empieza ahora: es la batalla en la que tendremos que hacer frente a un gobierno dispuesto a hacer todo el daño posible. Se avecinan meses muy duros para España y no es tiempo de relajarse. Los que piensan que sólo debemos esperar de brazos cruzados a que la izquierda caiga, como hizo Rajoy en 2011, se equivocan. Tenemos que hacer todo lo posible para frenar la táctica de tierra quemada de este gobierno, que está quedando en evidencia en sus ataques contra una empresa que ha decidido marcharse de una España cuyo gobierno hace la vida imposible a los inversores. El enemigo no es esa empresa, igual que no lo son los españoles que han tenido que emigrar porque aquí no encuentran trabajo. El enemigo es el gobierno que ha causado todo este daño a nuestra Nación. Un daño que debemos exigir que pague, incluso por la vía penal, una vez sea desalojado del poder.

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Foto: Efe.