El recuerdo de la persecución religiosa desmitifica a la Segunda República

En España hubo un genocidio anticatólico que debería ser reconocido de forma oficial

Hoy Tarragona ha acogido la beatificación de 522 mártires católicos que murieron asesinados durante la Guerra Civil Española. A pesar de las mentiras que vienen lanzando algunos, este acto tiene como fin no subir a los altares a quienes murieron asesinados por sus ideas políticas -siendo esos asesinatos condenables-, sino a personas que fueron asesinadas por mantenerse fieles a su fe y que, además, en muchos casos, perdonando a quienes les iban a asesinar.

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El recuerdo de esos crímenes echa por tierra ciertos mitos ideológicos sobre la Segunda República, un régimen cuya implantación vino acompañada de una persecución religiosa -quema de conventos, expulsión de la Compañía de Jesús, prohibición a los religiosos de dedicarse a la enseñanza, etc.- que al cabo de cinco años llegó tan lejos que acabó desencadenando una guerra. A modo de ejemplo, en sólo dos meses tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, 142 iglesias fueron incendiadas. Esa brutal persecución religiosa prosiguió en toda España hasta la sublevación militar y continuó en la zona dominada por el gobierno del Frente Popular arrojando cifras terribles: fueron asesinados 13 obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos y 283 religiosas, muchas de éstas, además, violadas.

Un caso de genocidio en toda regla

Los canonizados y beatificados hasta ahora son sólo una pequeña parte de esos 6.832 mártires, a los que habría que añadir miles de laicos católicos que fueron igualmente asesinados por razón de su fe: hasta ahora 11 de ellos han sido canonizados y 1.001 beatificados, 1.523 si sumamos los beatificados hoy. Una matanza de tan considerables proporciones durante apenas tres años, por supuesto, no fue obra de unos incontrolados, como dicen algunos. La salvaje persecución religiosa perpetrada en el bando rojo durante la Guerra Civil fue la matanza sistemática de un grupo religioso con el claro fin de exterminarlo. En este sentido no exagero nada cuando en el título de esta entrada hablo de un "genocidio anticatólico". La Real Academia Española define genocidio de la siguiente forma: "Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad." Así mismo, el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional califica como genocidio ciertos actos "perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal", y el primero de los actos de genocidio que cita es el siguiente: "Matanza de miembros del grupo".

Unos crímenes que derrumban los mitos izquierdistas sobre la República

En la anterior legislatura, el mismo partido que ostentaba el poder en la zona roja durante esa guerra -el PSOE- promovió y aprobó una ley sectaria, con el fin de que la memoria oficial de aquella contienda y de los crímenes cometidos en ella sea la que dictan quienes buscan mitificar a la Seguna República y al bando rojo, y no los hechos comprobados que muestra la historia. Cuando hay actos como el de hoy algunos se ponen muy nerviosos, porque saben que el conocimiento de aquellos crímenes echa por tierra esos mitos y deja al descubierto lo que realmente ocurrió en España: una sangrienta guerra en la que ambos bandos cometieron numerosos crímenes, que en el caso del bando rojo fueron, en un gran número, crímenes movidos por el odio al catolicismo, el mismo odio que sigue envenenando a una parte del mapa político español. Es triste que a algunos les mueva el odio hasta el punto de no respetar que la Iglesia honre a sus mártires, es decir, a quienes murieron por culpa de ese odio anticatólico, pero lo que no se puede aceptar en democracia es que los odios de algunos se impongan a la verdad sobre aquellos crímenes y al merecido reconocimiento de sus víctimas. España no puede seguir sometida a una ley sectaria, cínicamente llamada "de memoria histórica", que en realidad impone una amnesia absoluta sobre todo recuerdo de los crímenes cometidos en uno de los bandos.

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Comentarios:

  1. Luis Carlos

    Pero para los progres los antidemocráticos son todos aquellos que no condenan la dictadura franquista, te dirán que Franco mató mucho más, que denunciar las matanzas de los rojos es una cortina de humo para ocultar las atrocidades cometidas por los franquistas.

  2. jeremias

    Lo curioso es leer guias turisticas de Madrid, La Rioja, Malaga etc cuando narran que tal o cual Iglesia ,ardio ,sin mas explicacion ni detalle.Los japoneses deben pensar que 1936 fue un año muy seco o que todavia no se habian inventado los bomberos…

  3. Luis Carlos, a los que digan eso habría que contestarles, entonces, si de igual forma honrar la memoria de las víctimas del franquismo es una cortina de humo para ocultar los crímenes de los rojos. En fin, no consigo entender que alguien que se dice demócrata considere que hay víctimas de crímenes de guerra que merecen ser recordadas y otras que no.

    Jeremías, lo que comentas lo he visto muchas veces. Y no es un caso aislado. Por ejemplo, en el Alcázar de Toledo, ahora reconvertido en Museo del Ejército, cuesta encontrar una mención al asedio. La última vez que lo visité había una azafata en la puerta del despacho del Coronel Moscardó. No había ni un letrero que explicase por qué ese despacho estaba como está. Toma memoria histórica.

  4. El problema es el de siempre. Los historiadores contemporáneos son como los medios de comunicación; manipulan la verdad a su manera y de acuerdo a la política del momento – en este caso de extrema izquierda y nacionalismo feroz. Dentro de 50 o mas años las nuevas generaciones se preguntaran que paso durante la dictadura y se encontraran con un gran vacío.

  5. Alfonso

    Nuestra patria es un pais curioso: los perseguidores se presentan como victimas por haber sido castigado por las persecuiones que cometieron. Como prueba de ello sobresalen casos como Companys, el energumeno separatista ejecutado por sus crimenes. Vgr: » Sara Jordà dedicó una admirable actividad caritativa en aquellos años aciagos. Se infiltró en centros oficiales de Gerona para obtener documentación falsa, firmas y sellos, que entregaba a personas perseguidas para salvarlas de la muerte, y organizaba expediciones para hacerles atravesar por las montañas, camino de Francia. Descubierta la red, Sara fue detenida y fusilada en los Fosos de Santa Elena de Montjuich con otras 6 mujeres y 57 hombres. Fue condenada a muerte por el Tribunal de Alta Traición y eso quiere decir que para aplicar la sentencia fue necesario el visto bueno del presidente de la Generalitat republicana, Lluís Companys. La hija de la heroica Sara, la joven Maria Rosa Tutau, consiguió gracias a unas influencias llegarse a la presencia de Companys para implorarle el indulto. El presidente le contestó: “Para los traidores no hay piedad”. La asesinaron el 11 de agosto de 1938.

    Lluís Companys en julio de 1936 hizo fusilar 199 militares de graduación de general a teniente, de los que se sublevaron en Barcelona el 19 de julio y fracasaron. Companys no se acordó que cuando él se levantó en armas el 6 de octubre de 1934 y fracasó, fue condenado a muerte, pero una larga lista de personalidades catalanas que no eran de su partido político, pero caritativas y amantes de la paz, pidieron a las autoridades de Madrid la anulación de la pena de muerte a Companys y lo consiguieron.

    Entre las primeras firmas que pidieron el indulto a Companys en 1934 figuraba la del obispo de Barcelona, Monseñor Manuel Irurita. Con tristeza recordamos que nuestro prelado, un obispo pacífico, cuyas únicas armas eran el evangelio y los rosarios, habiendo pasado sólo dos años, en diciembre de 1936, fue asesinado en el cementerio de Montcada por las milicias armadas que Companys había legalizado el 20 de julio de 1936, en la Revolución anarco-marxista.

    Centenares de esposas barcelonesas también lloraron la muerte de sus maridos a manos de aquellos comandos, victimas de la Revolución roja. Muchos de ellos, como el obispo Irurita, habían pedido en 1934 el indulto para Companys.»
    http://infocatolica.com/blog/germinans.php/1110061215-la-heroica-mujer-catalana-en

  6. Perdonad que me vaya un poco del hilo, pero quiero exponer algo interno porque lo considero de suma importancia: Cada Congregación, cada Orden religiosa ha elaborado unos preciosos catálogos sobre sus mártires y su encomiable fin, pero omitiendo en muchos casos que se beatificaba hoy a 522 mártires y confesores de la fe.

    De todas estas personas se reconoce y ha documentado debidamente que se mostraron como católicos creyentes y murieron perdonando a quienes les daban martirio, sin distinción de regla o ubicación de su convento. Incluso, muchos de ellos fueron trabajadores, estudiantes, hijos que hubieron de sobrellevar el dolor de no volver a ver a sus padres y hermanos, o padres que murieron en la terrible pregunta de quién cuidaría de sus hijos y viudas.

    Todos somos Iglesia y esta santidad nos alcanza a todos por la Comunidad de los Santos, así como debemos conocerla a fondo, sin pararnos en estos matices selectivos para estudiar unos a fondo e ignorar a otros.

    He quedado profundamente impresionado cuando el Lector nos ha traído en la Liturgia de la Palabra aquella cita del Libro del Apocalipsis: «[…]» Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por esto, estad alegres, Cielos, y los que moráis en sus tiendas». (Ap. 12,10-12a).

  7. Alfonso

    Germinans germinabit tiene una hermosa selección de historia de martires : La heroica mujer catalana en la persecución religiosa en Cataluña (1936-1939)

  8. Ls verdadera cruel memoria historica la escribió el frente popular, con la quema de Iglesias y asesinatos de clérigos y católicos, así como personas de orden.Que sirva esta verdad para que nunca ocurra más en España un genocidio tan claro para todo el mundo.

  9. Me temo que no viviremos lo suficiente para ver ese día.

  10. JFM

    Si hemos de creer el historidaor francés Bartolomé Benassar, el cual es mas bien pro-republicano, al principio la Iglesia no toma partido. Lo toma después de que los del bando republicano perpetrasen atrocidades contra el clero y los catolicos.

  11. eduard

    La carta de los obispos decantándose por el bando nacional fue en Junio de 1937 cuando habían matado ya, si no recuerdo mal, al 70% de los religiosos (aprox unos 5000 de los 7000 totales). Como para ir con los republicanos (por llamarlos de alguna manera…)

  12. NoSoportoRojos

    Sólo en monjas y curas, más de 7000 asesinados. Eso es un exterminio de un grupo social por motivos religiosos y políticos; eso es un genocidio.

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