Este nigeriano devolvió una cartera perdida que contenía más de 3.000 euros

El mayor mérito de Pedro: ser honrado en la sociedad del '¿y eso qué tiene de malo?'

Este hombre tan sonriente se llama Peter Angelina, aunque le conocen como Pedro. Tiene 35 años, es nigeriano y médico, título cuya convalidación le ha obligado a hacerse universitario aquí en España. Vende pañuelos en un semáforo y ayuda en Misa en la parroquia de su barrio. Gente como él sólo suele aparecer en los medios si hace algo malo. Anteayer él se convirtió en noticia por devolver a su dueño una cartera perdida, con más de 3.000 euros.

"A Dios no le habría gustado", ha alegado Pedro como el motivo que le decidió a no quedarse con el dinero, a pesar de que muy posiblemente nadie se habría enterado -salvo Dios- si hubiese obrado mal. Pedro demuestra tener algo tan políticamente incorrecto hoy en día como es una recta conciencia, algo que también es digno de aplauso, no sólo porque le ha movido a hacer una buena obra, sino también porque con ello demuestra ir doblemente contracorriente. Y es que hacer lo correcto debería ser lo normal, y no algo excepcional, pero vivimos en una sociedad donde se justifica cualquier barbaridad apelando a la conveniencia y la comodidad.

Buena parte de la clase política y de los medios de comunicación insisten en convencernos de que la moral es una cuestión personal, de que el bien y el mal son cuestiones relativas, y que lo único que ha de tener relevancia pública es la ley, convertida en el fruto cambiante de un consenso que sepulta la verdad y la justicia bajo una lápida de relativismo; una ley que, además, deja de hacerse cumplir porque no hay una fuerza moral sólida que la respalde. En España hemos visto negar la condición humana de los más inocentes para justificar su liquidación, por los motivos más peregrinos; hemos visto justificar que se claudique ante una banda terrorista y que se humille a sus víctimas para lograr la "paz", una paz basada en la injusticia y el chantaje; se han ido sucediendo agresiones contra quienes ejercen sus derechos de forma pacífica y democrática, y los agresores no sólo quedan impunes sino que incluso algunos políticos y medios se apresuran a defenderles, porque consideran que no es tan criticable agredir a quienes opinan distinto. Y podría añadir aquí muchos ejemplos más de como la ideología del "¿y eso qué tiene de malo?" ha ido encubriendo las más variadas infamias, y lo ha hecho, además, entre los aplausos de buena parte de la esfera política y también de no pocos medios y ciudadanos de a pie. En una sociedad así, lo que hizo Pedro tiene el doble de mérito.

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Comentarios:

  1. Ya podrían tomar nota la mayoría de la ciudadanía de este personaje. No cuesta nada ser honesto y menos, repito menos tener respeto por la ley por mas simple que sea la ordenanza. ¿Me entienden?

  2. Espero que consiga alguna recompensa por su buena acción. Que Dios le bendiga.

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