La movilización de este domingo es una expresión del hartazgo de una parte considerable de la sociedad civil ante los continuos aplazamientos del cumplimiento de la promesa que hizo el PP en las Elecciones Generales de 2011 (ver programa, página 108): cambiar "el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida".
No sólo queremos transmitir a Rajoy nuestra exigencia de que cumpla esa promesa, sino también hacer que comprenda que traicionarla no le saldría gratis. Pero además esta movilización es especialmente importante porque con ella podemos presionar a los políticos que nos gobiernan para que lleven a cabo un hito histórico en nuestro país: podría ser la primera legislación española que sirviese, de forma eficaz, para empezar a acabar con la lacra del aborto. Hablamos de un drama social que no sólo provoca el sufrimiento de miles de mujeres que abortan -por mucho que algunos traten de cosificar a la víctima del aborto, tiene que ser especialmente duro vivir con la conciencia de haber perdido a tu hijo por tu propia decisión-, sino que también supone una amenaza para el porvenir de nuestro país, que está inmerso un auténtico suicidio demográfico que hace insostenible el modelo de cobertura social que tenemos hoy en día, conduciendo a España a una crisis social y económica aún peor que la actual.
Un aspecto a tener en cuenta a la hora de avanzar en la cultura de la vida es que ésta tiene que pasar por el reconocimiento de la verdad más incómoda y más silenciada sobre el aborto, esa realidad que la ciencia revela y que el lobby abortista insiste en disfrazar porque sabe que el mero hecho de hablar de ella suma adhesiones a la causa provida. Esa realidad no es otra que la esencia misma del aborto: la muerte cruel y violenta de un hijo en el vientre materno. El grueso de los esfuerzos de la cultura de la muerte se dirige a disfrazar esa realidad y distraer a la atención pública apelando a la mujer, a la que usa como simple coartada para establecer una legislación y una mentalidad que la dejan sola a la hora de afrontar un embarazo inesperado. Cada ocasión de abordar ese debate implica un momento de nerviosismo para los abortistas, porque saben que afrontarlo supone para ellos el riesgo de tener que responder a una pregunta: ¿en qué consiste un aborto? De un tiempo a esta parte, ante una ofensiva provida que ya ha dado lugar a varias importantes movilizaciones en España, los abortistas han tenido que recurrir a cada vez más burdas mentiras para tapar esa evidencia, cuando no a peticiones de censura, insultos, amenazas y agresiones, a falta de argumentos. Mienten al decir que el hijo por nacer no es un ser humano (¿acaso las mujeres conciben seres no humanos?) e incluso un ser sin vida (como si las embarazadas gestasen "cosas" en vez de hijos). Los capítulos más rastreros y cínicos de la historia de la propaganda se han completado con consignas abortistas que equiparan a esos hijos con semillas de árbol o con huevos de gallina, como si la gente fuese imbécil y no distinguiese una planta o un ave de un ser humano.
Si no abordamos el debate público sobre el aborto, si no nos movilizamos y no presionamos a quienes tienen el poder de legislar, la ley que dice preparar el gobierno del PP no verá la luz o se quedará en una mera copia del coladero abortista de 1985. No vale con decir que la sociedad piensa tal o cual cosa porque lo dice una encuesta, y que no está madura para un cambio provida: el PSOE no llevaba en su programa la actual ley del aborto pero a pesar de ello la impuso; el PP hizo una promesa de reforzar la protección del derecho a la vida y una mayoría absoluta la respaldó en las urnas: ahora debe darle cumplimiento. No basta con decir que allá el PP si no cumple. No basta con esperar a las próximas elecciones para visibilizar una reacción. No basta con teorizar sobre la mejor estrategia que debe seguir el movimiento provida, si la teoría no se traduce en hechos. No basta con decir que uno se va a movilizar si el gobierno no cumple y, cuando llega el momento, uno se queda en casa. Están en juego miles de vidas humanas inocentes. Si los defensores de la vida no salimos a la calle en un momento clave en el que nos encontramos ante la doble oportunidad de llevar la reivindicación del derecho a vivir del hijo por nacer al ruedo público, y a la vez presionar al gobierno para reforzar la protección de ese derecho, lo que tendremos será una sociedad más anestesiada y una nueva ley igual de lesiva para los concebidos que las dos precedentes, si es que llega a haber una nueva ley.
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Comentarios:
james
Verdad como un templo.
9:42 | 16/11/13
Rafael
A mí me faltan manos, para reenviar a mis amigos todo lo concerniente al aborto, ese crimen que consiste en asesinar al que no puede defenderse, asesinando a recién nacidos y viejos.
Esos no tienen voz y son indefensos
Pero ¡duro con ellos! Sigamos en nuestros vicios y desoigamos la voz de Dios que nos ama a todos porque somos hechura suya y más a los que por la fe en su sangre hemos sido redimidos. Sobra gente en el mundo (dicen) y así detenemos la proliferación de la especie humana.
Bonito programa.
Dios no puede ser burlado
Así que no se den por desinformados.
11:35 | 16/11/13
María M
Allí estaremos.
11:53 | 16/11/13
Alfonso
Si Rajoy es provida yo soy el superintendente Vicente. Cuando reflexiono que aqui tenemos una Celia Villalobos y en Hungría un Viktor Orbán ME DAN GANAS DE LLORAR.
16:03 | 16/11/13
Elentir
Alfonso, si Rajoy es provida o no, allá él: hizo una promesa y tenemos que exigir su cumplimiento. Es hora de movilizarse, no de ponerse a llorar.
17:24 | 16/11/13
Eos
Totalmente de acuerdo contigo 🙂
14:41 | 17/11/13
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