Dictatorial cierre de capilla impuesto por el rector Carrillo y el decano Otero

#CapillasLibres: jóvenes de la Complutense están arriesgando su futuro por tu libertad

Escribo estas líneas de madrugada. Mientras tecleo hay un grupo de jóvenes pasando la noche a las puertas de la Facultad de Historia de la Universidad Complutense de Madrid, turnándose para poder descansar un poco, a la intemperie, por supuesto. Esos jóvenes están ahí luchando por su libertad religiosa, para reclamar la reapertura de la capilla de esa Facultad, cerrada por las bravas en un gesto de prepotencia del rector Carrillo y del decano Otero.

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Muchos estos días están preguntando qué pinta una capilla en una Facultad. Es una pregunta recurrente entre los laicistas, una pregunta que demuestra un concepto mutilado de nuestra sociedad, según el cual un derecho humano como es la libertad religiosa debe, sin más, ser recortado porque a algunos no les gusta la religión. Curiosamente, en las universidades públicas hay sitio de sobra para actividades como el activismo político de ultraizquierda, la proyección de películas de cine, la práctica del rugby o del ajedrez, la organización de conciertos, la asistencia a los más necesitados, la edición y distribución de periódicos, incluso hay sucursales bancarias, cafeterías, restaurantes, iniciativas sobre la salud, etc., aunque es muy posible que algunas de esas actividades no sean del agrado de muchos estudiantes. Da la sensación de que en el concepto de universidad que tienen algunos cabe cualquier cosa menos la religión, que es hoy en día lo que mueve a las obras sociales de mayores envergadura que hay en España, ésas que permiten sobrevivir a muchos españoles afectados por la crisis. Se da la paradoja, además, de que la Universidad Complutense fue fundada en Alcalá por el Cardenal Cisneros, un cargo eclesiástico y un gran mecenas de la cultura en su tiempo, y no un líder laicista empeñado en cercenar del ámbito cultural y académico toda expresión de religiosidad. Cabría preguntarse qué derecho tiene a usar el escudo de Cisneros una universidad que reniega de las creencias de su fundador.


Misa oficiada ayer miércoles por el Obispo Auxiliar de Madrid, César Franco, en los pasillos de la Facultad de Historia, ante la capilla cerrada

Algunos no parecen darse cuenta de ello o no quieren enterarse, pero lo que nos jugamos estos días en la Complutense es el derecho a desarrollar nuestra personalidad como creyentes sin que nos traten como a ciudadanos de segunda, la libertad de poder expresar nuestras creencias y seguir a Dios sin sufrir represalias y sin ser maltratados por quienes tienen un concepto abusivo y despótico del poder. Según la óptica laicista, los cristianos estamos obligados a sostener las universidades públicas con nuestros impuestos, pero a cambio nuestros derechos han de quedar desterrados de esas universidades. Pues no. Basta ya. Somos una amplia mayoría los españoles que nos declaramos cristianos, y como ciudadanos no pagamos impuestos para que nos pisotee una minoría de intolerantes. Y es que lo que pretenden algunos es que su intolerancia a la religión sea la medida con la que se nos usurpe nuestra libertad. Si no te gusta que haya un club de cine en la Facultad, simplemente no vas a ver las películas que proyecten. Si no te gusta la actividad política que desarrolla una asociación de estudiantes, te basta con no apoyarla o incluso participar en otra que tenga un signo distinto. Si no te gusta el rugby, simplemente no juegas. Pero si a los intolerantes de la Facultad no les gustan las capillas, entonces hay que cerrarlas. Así entienden algunos la democracia.


La Misa en los pasillos de la Facultad de Historia contó con una gran asistencia de gente: cada día que pasa, más.

Los jóvenes que están pasando esta noche a las puertas de la Facultad de Historia han decidido plantarse ante esa actitud intolerante, que es la que ha llevado al cierre de su capilla. Una capilla cerrada por el mismo decano que en marzo protegía a un grupo de violentos encapuchados que venían de quemar barricadas frente a los agentes de Policía que intentaban poner orden y gatantizar el derecho de los demás estudiantes a circular sin coacciones por el Campus de Moncloa. Aquello fue todo un adelanto de lo que pasa hoy en la UCM y de lo que viviríamos en una España gobernada por Oteros y Carrillos. No obstante, situaciones así, manifestadas en distintos grados y formas, ya se están produciendo en otros ámbitos nuestra sociedad, allí donde la intolerancia laicista ha ganado terreno y muchos cristianos, acobardados, han decidido cederlo. En Madrid han cerrado una capilla, pero en Córdoba quieren expropiar sin más una Catedral que pertenece a la Iglesia desde el siglo XIII. Algunos católicos intentan buscarle explicación -o se conforman con la que les ofrecen ciertos medios- a lo que pasa en la Complutense en simples desacuerdos entre la Iglesia y la universidad. Ya va siendo hora de despertar: vivimos un proceso en el que a los cristianos se nos empuja a unas nuevas catacumbas: las de la muerte civil. El que se resista se arriesga a sufrir represalias.

Los jóvenes que están acampados esta noche podrían perder su beca o malograr su carrera al enfrentarse con los mismos que tienen en su mano la capacidad de tomarse venganza contra ellos de la peor forma. No es ninguna paranoia. Este lunes a una profesora de esa Facultad la amenazaron por su defensa de la libertad religiosa frente al cierre de la capilla: "¡Esto te va a costar el puesto!" En tiempos como éstos a los cristianos se no pone a prueba, y hemos de demostrar hasta qué punto estamos dispuestos a arriesgarnos por defender nuestra libertad y nuestra integridad como creyentes. Si cedemos no sólo estamos cediendo lo que nos corresponde, sino también la libertad de los demás. Por eso lo que están haciendo esos jóvenes católicos de la Complutense tiene un mérito especial: ellos están arriesgando mucho por defender tu libertad y la mía, y eso mientras muchos de los defendidos están en la playa, ignorando lo que están haciendo con ellos, o lo que es peor, en algunos casos incluso despreciando ese gesto de valor y sacrificio. Esto es algo que debe hacernos reflexionar sobre el papel de los cristianos en la sociedad. Puedes ser protagonista activo animando y ayudando a esos jóvenes, o puedes ignorarles y condenarte a ti mismo a ser, tal vez, la siguiente víctima de la persecución. Tú decides.

Pide al Rector Carrillo que reabra la Capilla de Historia

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(Foto: Twitter @palax7. Jóvenes pasando la noche ante la Facultad e Historia el 15 de julio en defensa de la libertad religiosa)

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Comentarios:

  1. Ignacio Villafruela Rubio

    en este tema de la trascendencia, la postura del religioso es tan respetable como la de quien niega a Dios,- ambas opciones son necesarias

    si se excluye una de ellas se está cayendo en la parcialidad, se está perdiendo una forma de entender la vida, se está sesgando el pensamiento, la pluralidad

    eliminar del foro político a quienes optamos por creer en un Ser Superior es condenar a la sociedad a la pobreza intelectual

  2. Russell

    Errata: has puesto Granada por Córdoba.

  3. Sigo diciendo lo mismo. ¡España no tiene remedio!

  4. paco prieto

    espero y deseo que todo esto se reconduzca y no acabe como en el 31 que-luego nos trajo el 36…
    a ver qué decisiones y posturas toma el nuevo líder del prisoe…con sus adláteres
    en fin, que Dios nos coja confesaos. jeje

  5. Russell, gracias por el aviso, ya lo he corregido. Anoche cuando escribí esta entrada me estaba cayendo del sueño…

    James, eso que dices es precisamente lo que quieren que pensemos aquellos que están estropeando nuestra nación. Quieren que pensemos que de todo lo que ellos hacen no hay vuelta atrás, que tenemos que aguantarnos o sufrir las consecuencias. Ya va siendo hora de desafiar ese discurso: sí hay remedio, sí hay solución, lo que pasa podemos cambiarlo y para ello necesitamos el compromiso de todos los que estamos descontentos con cosas así. No basta con lamentarse, hay que actuar.

  6. Atraval

    ¿ Qué pintan COMUNISTAS dirigiendo una universidad creada por un RELIGIOSO ?

  7. Mayte

    Que yo sepa, la capilla se va a trasladar a otro sitio, no se va a cerrar.

  8. Y si es así, Mayte, ¿cómo explicas que el decano manda cambiar la cerradura de la capilla con nocturnidad, dejando el Santísimo dentro y sin que haya de momento un lugar alternativo para poner la capilla? Y me refiero un lugar serio, no un trastero más pequeño que el despacho del decano.

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