Si en Galicia llueve más que en Andalucía y Extremadura, la culpa es... ¿del capitalismo?

¿Os parece absurdo el título de esta entrada? Pues leed este tuiteo de Alberto Garzón, diputado de Izquierda Unida, cargando contra el capitalismo mientras enlaza un mapa de El País que indica los porcentajes de consumo de agua en distintas partes de Europa. En el caso de España la costa atlántica gallega y toda la cornisa cantábrica no tiene problemas de agua. En el extremo opuesto están Andalucía, Extremadura, Valencia y prácticamente el resto de España.

¿Suiza, Alemania e Irlanda son repúblicas soviéticas?

Del comentario de Alberto Garzón deduzco que en toda España impera el capitalismo menos en las Rías Bajas, las Rías Altas y la costa cantábrica. Si esto ya resulta muy curioso, nos aparecen más curiosidades en cuanto echamos un vistazo al resto del mapa europeo, cuya fuente es la Agencia Europea de Medio Ambiente. Según ese mapa, Suiza, la mayor parte de Irlanda, Lituania, Letonia, Suecia, Finlandia, la mitad oeste de Estonia, el suroeste de Francia, Escocia, Dinamarca, Alemania y Polonia apenas tienen problemas de agua. Por supuesto, sólo los sucios neoliberales capitalistas y cavernarios interpretamos que eso pueda deberse, en buena medida, a que en esos países hay climas más fríos y llueve más. Un buen marxista sabe que en Alemania, Suiza o Irlanda está vigente el comunismo soviético y por eso tienen abundancia de agua, claro.

IU votó contra el Plan Hidrológico Nacional en aras de la insolidaridad

El mayor problema para Alberto Garzón, en este caso, no está solo en el hecho de que climáticamente hablando Andalucía y Finlandia se parezcan tanto como yo me parezco a Arnold Schwarzenegger. Basta con buscar en las hemerotecas para encontrarse cosas como esta noticia publicada el 12 de febrero de 2004:

El coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, dijo hoy que la primera medida que tomará en materia de medioambiente, en el caso de ganar las próximas elecciones generales, será "derogar el Plan Hidrológico Nacional (PHN) y lograr un "medioambiente sostenible".

Dicho Plan fue el último proyecto serio para que las zonas de España con exceso de agua aportasen lo que les sobra a las zonas que están necesitada de ella. La izquierda hizo una vez más de portamaletas del separatismo al rechazar ese Plan, apoyando la insolidaridad entre las distintas regiones de España en materia de recursos hídricos. Finalmente, la izquierda y sus aliados nacionalistas mandaron al traste el PHN en 2005. El PHN tenía un coste de 4.200 millones de euros y habría generado 520.000 puestos de trabajo, y tenía previsto aportar 1.000 hectómetros cúbicos anuales a las zonas de España con más problemas de agua. Sin una alternativa seria al PHN más allá de hacer demagogia con el agua y fomentar la insolidaridad entre españoles, el gobierno de Zapatero y sus apoyos parlamentarios optaron por las desaladoras, con un coste de 4.000 millones y el objetivo de desalar casi 800 hectómetros cúbicos al año. La chapuza de las desaladoras no sólo era más cara que el PHN en relación a sus resultados, sino que además las desaladoras ofrecían agua mucho más cara y de peor calidad, motivo por el que la rechazaban muchos agricultores. Ocho años después de la llegada de ZP al poder, sólo se habían construido 17 de las 51 desaladoras previstas.

Pero que nadie se tome en serio todos estos hechos y datos. Sean ustedes buenos marxistas y no hagan caso a quien les viene recordando cosas tan incómodas para partidos que no tienen reparos en recurrir a la mentira como arma ideológica. Si diez años después la mayor parte de España sufre las consecuencias de la derogación del PHN, la culpa no es de IU ni de los demás partidos que apoyaron su derogación: la culpa es... ¡del capitalismo, claro!