Están contribuyendo a debilitar a las democracias frente a unos criminales

No quieren la paz, sino que nos humillemos ante el ISIS y pidamos perdón por ser libres

Desde los atentados del pasado viernes en París, ha desfilado por los medios y las redes sociales una larga fila de cobardes reclamando que no se busque la derrota de los terroristas.

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Esa miserable aspiración la disfrazan de pacifismo. Incluso apelan a nuestra piedad hacia una población siria cuyo sufrimiento les ha importado un pimiento en los cuatro años que ya dura esa guerra. A esos mismos pacifistas les hemos visto dar la espalda y mirar hacia otro lado cuando algunos pedíamos, ante los atroces crímenes del ISIS, una contundente respuesta internacional para frenar las masacres de cristianos y yazidíes, las decapitaciones, las monstruosas escenificaciones en las que se quemaba vivos a prisioneros de esos monstruos, los crueles espectáculos en los que se arrojaba a homosexuales desde una azotea. Nada de eso les ha importado lo suficiente como para arriesgarse a incomodar al ISIS y pedir al mundo que actuase de la única forma que cabe hacerlo contra esa banda de salvajes: por las armas, que es como se han defendido la vida y la libertad siempre que se han visto amenazadas y agredidas por unos criminales.

Ahora que el ISIS atenta en suelo europeo, ahora que ya ha conseguido sembrar el miedo en las calles de París y de Hannover (¿cuál será la próxima ciudad?), algunos quieren que nos sentemos a dialogar con el ISIS, como si fuese posible un diálogo civilizado con esas alimañas. Por supuesto, cuando uno se sienta a hablar con asesinos, lo que éstos esperan es que sus interlocutores cedan y claudiquen. Para ellos no hay acuerdo posible que no incluya eso, y la única forma de no caer en esa trampa es derrotándoles. Ya hemos visto las consecuencias de claudicar ante ETA: excarcelación de terroristas, y las marcas electorales etarras concurriendo a las elecciones y colándose en nuestras instituciones, sin que esa banda criminal se haya molestado siquiera en disolverse ni en entregar ni una sola pistola de su arsenal. Ahora quieren que la humillación sufrida por las víctimas de ETA se repita con las víctimas del ISIS. ¿Qué pretenden, sentar a esos barbudos fundamentalistas islámicos en parlamentos y ayuntamientos, no vaya a ser que se enfaden?

Unos lo harán por cobardía, porque están dispuestos a renunciar al más mínimo sentido de la justicia y dejar impunes a los asesinos con tal de ceder a su chantaje y que, tal vez, dejen de matar. Están dispuestos a cometer la indignidad de renunciar a la justicia a cambio de una paz basada en la claudicación. Otros lo hacen, sin más, porque odian nuestra civilización tanto como la odian los del ISIS. No acaban de digerir el derrumbe del comunismo y el triunfo del libre mercado y de la democracia liberal. No toleran que Europa aún conserve, aunque sea cada vez más marchitas, sus raíces judeocristianas, raíces que ellos arrancarían sin piedad si pudiesen, como lo intentó la desaparecida URSS. Igual que algunos esperaban recoger las nueces del árbol sacudido por ETA, otros esperan ahora sacar tajada del miedo sembrado por el ISIS, de la predisposición de algunos a ceder lo que haga falta -incluso uno de los fundamentos de nuestra democracia, como es que ningún crimen debe quedar sin castigo- a cambio de una cierta tranquilidad.

Hace 70 años acabó en Europa una guerra que algunos intentaron evitar cediendo ante los nazis en todo lo que estuvo a su alcance. Les entregaron los Sudetes, Checoslovaquia y Austria. Aceptaron que violasen el Tratado de Versalles. Se humillaron ante Hitler por miedo a que éste desencadenase una guerra, y al final, tuvieron humillación y guerra. La política de apaciguamiento sólo consiguió empeorar los sufrimientos de mucha gente y costó las vidas de millones de personas. A Hitler le regalaron un tiempo precioso que utilizó para armarse hasta los dientes y acumular recursos humanos, económicos y materiales suficientes como para someter a Europa a casi seis largos años de guerra. Tristemente algunos han olvidado la historia, o hacen como si no la recordasen, y quieren condenarnos a repetirla. Y no, no es la paz lo que quieren. La paz es la ausencia de violencia. No puede haber paz si ésta es fruto de la coacción y del imperior del terror. Lo que piden no es paz, sino que nos rindamos, que nos humillemos ante los terroristas del ISIS y les pidamos perdón por ser libres y no someternos a los dictados del Islam. Yo me niego. Como en la Segunda Guerra Mundial, la obligación de una sociedad democrática es combatir a los totalitarios, a quienes pretenden someternos por el terror, a quienes desean imponernos una brutal tiranía por medio de la violencia. Lo que hay que hacer con el ISIS es lo mismo que se hizo con los nazis: derrotarlos con las armas. Y los que se oponen a ello, en la práctica, están ayudando a que esos totalitarios se salgan con la suya y a que las democracias sean debilitadas y derrotadas. Hay que decirlo alto y claro, porque donde algunos dicen pacifismo no hay más que cobardía y traición.

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(Foto: Ludovic Bertron)

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Comentarios:

  1. Luisa Carrasco

    Es lo que suele ocurrir con la gente cobarde: se callan o se excusan para no atajar un problema; si es posible, intentan convencer a los demás de que su postura es la mejor e incluso recurren a desprestigiar a los valientes que se atreven a hacer algo, disminuyendo y retrasando las posibilidades de acabar con ese mal (y normalmente, además, terminan siendo arrastrados por lo que no quisieron resolver).

  2. Luis Carlos

    Los afrancesados pensaban que España bajo el dominio de Napoleón iba a conocer el progreso. Los moskovitas afirman que hay que apoyar a Rusia como un contrapeso necesario para bajarle los humos a los gringos. Pero estos son tan radicales que hasta avergonzaría al mismo Fidel Castro…

    …y la explicación que veo es que los dhimmis son subvencionados con petrodólares.

  3. Elentir estoy de acuerdo con que Isis debe ser derrotado militarmente, pero quienes tienen que hacer eso son los mismo arabes, y ellos tienen razones de sobra para hacerlo. Isis odia a Hezbolah, a los ayatolah, y a los reyes jordanos y al estado de Irak. Lo que hay que hacer es apoyar y presionar a esos estados para que se movilicen contra Isis. Y hay que tratar de alguna forma de arreglar el lio politico en Siria con el Asad y los rebeldes. Hay que buscar un consenso. Una salida negociada a la crisis politica en Siria, que ha provocado un vacio de poder que lo ha llenado el Isis. Para eso Putin y Obama tienen que sentarse a dialogar y ceder posiciones ideologicas cada uno. Resolver la situacion politica de Siria es fundamental.

  4. EEUU, España y otros países han enviado ayuda militar a Irak, concretamente personal de adiestramiento en el caso español, para formar a soldados iraquíes para combatir al ISIS. Pero Irak no dispone de la capacidad ofensiva que tienen EEUU, Reino Unido o Francia. Lo de que el problema tienen que resolverlo los árabes ya no es aceptable, además, desde que el ISIS ha atacado el corazón de Europa. El problema es también nuestro. Y lo va a ser cada vez más si insistimos en mantenerlos al margen como ha pasado hasta ahora.

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