Arriesgan sus vidas por nosotros, y a menudo reciben como pago la indiferencia

Qué difícil lo tenemos para poder hacernos merecedores de sacrificios como el de Aarón

Ayer murió en acto de servicio en Irak el soldado español Aarón Vidal López, del Regimiento de Caballería 'Lusitania' nº8. Tenía 25 años y era natural de Valencia, soltero y sin hijos.

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En el mismo accidente en el que murió Aarón, en el campo de maniobras de Besmayah, han resultado heridos otros dos militares españoles: el cabo Felipe Capa Medina y el soldado Jesús Ángel Alacid García. Desde aquí les expreso mis deseos de una pronta recuperación. A la familia, a los amigos y a los compañeros de armas de Aarón le hago llegar mi abrazo y mi pésame.

"Hasta la última gota de vuestra sangre"

Según las Reales Ordenanzas del Ejército de Tierra, cuando un soldado español hace su Jura de Bandera, el jefe de su unidad plantea la siguiente pregunta:

"¿Juráis por Dios o por vuestro honor y prometéis a España, besando con unción su Bandera, obedecer y respetar al Rey a vuestros Jefes, no abandonarles nunca y derramar, si es preciso, en defensa de la soberanía e independencia de la Patria, de su unidad e integridad territorial y del ordenamiento constitucional, hasta la última gota de vuestra sangre?"

A la pregunta la tropa ha de responder con un "¡Sí, lo juramos!" A continuación, el jefe de la unidad que toma el juramento recuerda a los soldados: "Si así lo hacéis la Patria os lo agradecerá y premiará, y si no, mereceréis su desprecio y su castigo, como indignos hijos de ella".

¿Los españoles se lo agradecemos y se lo premiamos?

Le he dado muchas vueltas a estas últimas palabras en más de una ocasión, sobre todo a una cuestión que me preocupa sinceramente: ¿agradecemos y premiamos los españoles a quienes dan la vida por nosotros? Ante esta pregunta, algunos pensarán: "¿y qué ha hecho por mí este chico?" Para empezar, Aarón servía en las Fuerzas Armadas, una institución que tiene como fin velar por la defensa de España. A la existencia, la preparación y la actividad de esas Fuerzas Armadas le debemos, en gran medida, que nuestra Nación sea libre e independiente. Me da igual las interpretaciones ideológicas que cada uno pueda hacer al respecto, pero el hecho objetivo es ése.

El yihadismo, una amenaza real que se cierne sobre Europa

A eso hay que añadir que Aarón estaba desplegado en Irak en una misión que tiene como fin adiestrar al Ejército iraquí en la lucha contra el ISIS. Si a estas alturas alguien se cree ajeno a la amenaza creada por esa banda de criminales yihadistas, debería ir despertando de una vez. Esos terroristas han atentado ya varias veces en Europa. Hasta ahora los atentados más graves del ISIS en nuestro continente han sido en París (137 muertos y 415 heridos) y Niza (85 muertos y 303 heridos). Más allá de los daños directos que provoca el yihadismo, su acción criminal tiene un efecto en toda la sociedad: sembrar el miedo. Estos últimos meses ya he visto ese miedo reflejado en unas cuantas personas, ya sea por emprender un viaje o incluso por asistir a un espectáculo público. El ISIS lo sabe y precisamente ése es el efecto que busca con sus crímenes: hacer que nos sintamos inseguros, que dejemos de hacer vida normal, alterar nuestras costumbres y nuestro modo de vida, y que incluso estemos dispuestos a renunciar a bienes tan preciados como nuestras libertades para no ser el blanco de las iras de esos fanáticos.

Además de ello, la acción genocida del ISIS en Oriente Medio ha provocado el desplazamiento de muchas miles de personas que huyen de las matanzas y violaciones perpetradas por los yihadistas en Irak y Siria. Se trata de crímenes masivos que tienen como víctimas no sólo a cristianos y a miembros de otras minorías religiosas, sino también a la mayoría musulmana. Con ello el ISIS está creando una inestabilidad internacional que también tiene efectos perjudiciales en Europa, y que podría tener efectos aún peores que los que estamos conociendo.

El precio de la libertad

Ante todo fenómeno terrorista la respuesta más sensata y más eficaz es la armada. No se puede combatir el terrorismo sólo con solemnes declaraciones: hay que derrotarlo, ya sea utilizando a las fuerzas policiales o, en caso de que sea necesario, también a fuerzas militares. Las dimensiones del ISIS requieren esta última opción, y es ahí donde juegan un papel fundamental los militares españoles desplegados en Irak. Sin ellos, este país estaría menos capacitado para enfrentarse a esa amenaza. Unidades iraquíes que han sido adiestradas por instructores militares españoles ya se han enfrentado al ISIS con éxito y han conseguido ponerlo en retirada. Se confirma, una vez más, que la libertad tiene un precio, un precio que no sólo se mide en la inversión necesaria que nos cuesta en euros una misión como ésa, sino también en la preparación de los soldados que deben llevarla a cabo. Una preparación que, como he indicado al principio, implica que nuestros soldados estén dispuestos a arriesgar su vida por cumplir la misión que se les encomienda.

Hay españoles que arriesgan sus vidas por ti

En una sociedad cada vez más materialista y hedonista, que a menudo mide a las personas por lo que tienen o por lo que son capaces de disfrutar de la vida, la mera idea de sacrificar tu vida por algo superior a ti parece una cosa descabelleda. ¿Qué puede haber por encima de uno mismo en una sociedad que prima cada vez más el "yo" como medida para todas las cosas? El caso es que si vivimos en una sociedad libre es porque hay personas valientes y nobles dispuestas a arriesgar sus vidas por nosotros, unos hombres y mujeres que dejan atrás a sus familias, sin saber si volverán a verlas, para irse a miles de kilómetros de sus hogares a desempeñar una misión como la que cumplía Aarón. Una misión en la que nadie te puede garantizar que vuelvas sano y salvo a casa. Por supuesto, nuestra sociedad lo tiene muy difícil para hacerse merecedora de sacrificios como el de Aarón, aunque ya sólo sea porque nuestros soldados deberían tener mucha más consideración de la que reciben, en virtud del sacrificio que están dispuestos a asumir por nosotros. Un sacrificio que otros muchos asumieron antes, llegando incluso a dar la vida en combate a lo largo y ancho de Europa para lograr que los enemigos de la libertad no nos convirtiesen en sus esclavos. Todos los días de nuestra vida deberíamos recordar que lo mejor que tenemos se lo debemos, en gran medida, a ellos, que velan por nosotros incluso sabiendo que a cambio sólo recibirán la indiferencia, el desprecio e incluso el odio de muchos compatriotas que se benefician de su labor.

Desde aquí envío mi saludo y mi gratitud a todos los que, como Aarón, sirven en nuestras Fuerzas Armadas y en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Descansa en paz, Aarón.

Lo demandó el honor y obedecieron,
lo requirió el deber y lo acataron;
con su sangre la empresa rubricaron
con su esfuerzo la Patria engrandecieron.

Fueron grandes y fuertes, porque fueron
fieles al juramento que empeñaron.
Por eso como valientes lucharon,
y como héroes murieron.

Por la Patria morir fue su destino,
querer a España su pasión eterna,
servir en los Ejércitos su vocación y sino.

No quisieron servir a otra Bandera,
no quisieron andar otro camino,
no supieron vivir de otra manera.

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(Foto: Ministerio de Defensa)

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Comentarios:

  1. teporcapi

    Descanse en paz Aarón. Yo sí le agradezco su sacrificio desde estas líneas.
    Viva España.

  2. EXMPTM

    Y si ya, te informas sobre lo que se le da a las familias en concepto de ayuda, tienes para escribir otro artículo.

  3. EXMPTM

    Nuestra patria merece la valerosidad de sus soldados.
    Los políticos que la saquean y mienten a los ciudadanos, no la merecen.

  4. Frank

    !Estupendo reportaje! Frank 10SEP16

  5. Luna

    Gracias de nuevo, Elentir. En este caso por ayudar a que se dé esta gratitud, informándonos sobre la muerte de este soldado y reflexionando sobre este tema.

    Gracias a ti, Soldado Aarón. Por la entrega con que diste dignidad a este servicio que tanto necesitamos, aun antes de saber que ibas a morir. Gracias también a tus compañeros que permanecen allí tras haber visto que la muerte puede llegar en cualquier momento.

    La patria es algo mucho más conmovedor cuando se vive en estos hechos que entre retóricas altisonantes, es por esto que estáis allí en digna representación nuestra.

    Flotan en el aire aquellos versos del Himno de Infantería que dejan patente
    la realidad de este momento:

    «Y la patria a quien su vida
    le entregó,
    en su frente dolorida
    la devuelve agradecida el beso que recibió.»

    El beso de una bandera y el beso de una madre, pocos habrá tan sentidos.

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