Si el padre de Santiago Abascal era 'facha' y 'carcundia', entonces yo también quiero serlo

El 23 de julio del año pasado falleció en Galdácano un hombre valiente, una de esas personas que hacen que la palabra "patriota" sea un título de nobleza. Se llamaba Santiago Abascal Escuza.

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ETA intentó asesinarle por defender la causa de España y de la Libertad en tierras vascas

Santiago era un comerciante que empezó su militancia política con la democracia, en una tierra en la que discrepar del separatismo te podía costar un tiro en la nuca. Fue representante del PP en las Juntas Generales de Álava y más tarde concejal con ese partido en Amurrio, su pueblo natal. Desde esos cargos defendió la democracia contra los enemigos de la libertad y pagó un precio muy caro por ello: repetidas veces le amenazaron de muerte y sufrió varios intentos de asesinato. Incendiaron su comercio arrojándole cócteles molotov, y un día incluso hicieron pintadas en sus caballos para amedrentarle. No lo consiguieron. Santiago permaneció fiel a sus ideas, fiel a la causa de España y de la Libertad. Es más: eso le costó acabar siendo desplazado dentro de su propio partido, hasta que finalmente lo abandonó, incorporándose a Vox, el partido que preside su hijo Santiago Abascal Conde, que ha heredado la valentía y el patriotismo de su padre.

El ejemplo de Santiago Abascal Escuza debería provocar admiración entre todos los que amamos a España, igual que lo provocan nombres como el de Miguel Ángel Blanco Garrido, Gregorio Ordóñez, José Antonio Ortega Lara, Francisco José Alcaraz, María San Gil y tantos otros que han sufrido de cerca el terrorismo separatista vasco. Por supuesto, sus nombres provocan la ira entre los necios, entre los que aborrecen a su Patria y se abrazan con los enemigos de España y de la Libertad. Ocurre lo mismo con la bandera nacional: hoy, además de ser el símbolo de un gran país, se ha convertido en un formidable método para detectar a miserables, que empiezan a echar pestes a infamias en cuanto la ven. Los malvados, los traidores y los cobardes no soportan la contemplación del bien, de la bondad, del valor y de la lealtad. Querrían que todos fuésemos tan ruines como ellos, para así no quedar en evidencia cada vez que abren la boca para escupir su odio.

Un tal Máximo Pradera llama 'facha' y 'señor de carcundia' a Santiago

Hoy me he enterado de que un tal Máximo Pradera se ha referido a Santiago Abascal, presidente de Vox, llamándole "hijo de facha, señor de carcundia". Lo ha hecho desde TV3, ese canal que funciona como un mero órgano de propaganda a favor de un separatismo que el año pasado dio un golpe de Estado contra esa democracia por cuya defensa Santiago Abascal Escuza arriesgó su vida.

Por mi parte, ante esas declaraciones sólo se me ocurre decir una cosa: si palabras como "facha" y "carcundia" son las que sirven para definir a hombres valientes y patriotas como don Santiago, yo también quiero ser "facha" y "carcundia". Porque si "facha" y "carcundia" significa amar a España y seguir el ejemplo de un hombre al que intentaron asesinar por defender la Libertad y la democracia, entonces hemos de deducir que esas palabras ya no son insultos, sino medallas. Lo que no toleraría, bajo ningún concepto, es que alguien me encontrase algún parecido ideológico o moral con un tipo como Máximo Pradera. Eso sí que me parecería un insulto.