Una parte de la derecha está empeñada en ser la caricatura que la izquierda hizo de ella

Desde hace muchos años, la izquierda viene demonizando a la derecha por el mero hecho de no suscribir los dogmas ideológicos progresistas.

Una reflexión sobre el creciente desarme ideológico de la derecha y cómo evitarlo
Los 'boomers' y el pasto mental para idiotas: ¿quiénes inspiran las ideas más estúpidas?

Según esa burda caricatura izquierdista, la derecha sería antidemócrata, fascista, racista y xenófoba por el mero hecho de no opinar como la izquierda en los asuntos más diversos. La izquierda ni siquiera se molesta en argumentar estas acusaciones abiertamente falsas: esa caricatura es propaganda y como tal no necesita de una base real para justificarse, basta con que a la izquierda le resulte conveniente para estigmatizar a los que discrepan de su forma de pensar.

Con el paso del tiempo, esas acusaciones de la izquierda han acabado perdiendo su eficacia y siendo cada vez más ridiculizadas por su falsedad, por su afán en engañar a la gente para presentar a sus rivales políticos como malas personas. Hasta aquí todo bien. El problema llega cuando algunos derechistas acaban asumiendo esa caricatura.

Esto pasa en buena medida porque al hacer esas acusaciones falsas, la izquierda banaliza problemas reales, haciendo que la gente no sólo pierda miedo a esas falsas acusaciones, sino también a esos problemas. El fascismo, el racismo y la xenofobia son algo despreciable, y que la izquierda los utilice de forma malintencionada para acusar falsamente a sus rivales no significa que esos conceptos merezcan ser defendidos.

Veamos un ejemplo. Hoy un tipo ha publicado un meme en Twitter demonizando a los bebés marroquíes, con este texto: "Si te acercas un bebé marroquí a la oreja, puedes oir sirenas de policía". Lanzar un mensaje así contra bebés por ser de una determinada raza es algo claramente racista. Tristemente, ese despreciable mensaje llega más de mil me gustas. Cuando Francisco José Contreras ha criticado ese mensaje, una crítica que suscribo, algunos le han contestado justificando abiertamente el racismo con los argumentos más peregrinos.

Hace un año ya advertí aquí sobre el creciente desarme ideológico de la derecha, advirtiendo que vivimos en una sociedad que se está instalando en una permanente inmadurez intelectual, en una adolescencia ideológica en la que en cualquier debate los argumentos racionales dejan paso a los argumentos emocionales.

Esa inmadurez no sólo se nota en mensajes racistas como el citado, sino también en los mensajes contra los "boomers" de los que hablé aquí hace unas semanas. Son algunas cosas que deberían provocar una reflexión sobre un hecho que algunos pasan por alto: ninguna ideología es inmune a ser víctima de la estupidez cuando decide prescindir de la razón y opta por abrazar los argumentos emocionales para captar seguidores apelando a las meras pasiones. Si alguien quiere saber cómo acaban estas cosas, sólo tiene que abrir un libro de historia.

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Foto: Al Ibrahim.