No podemos seguir confiando el grueso de la actividad política a los partidos

Por una sociedad civil más fuerte

El descrédito de las instituciones políticas españolas da mucho que hablar en medios y redes sociales. Lo habitual es que se identifique erróneamente el origen del problema en cuestiones muy concretas: la monarquía, el bipartidismo, las autonomías o los partidos políticos. Después se proponen recetas mágicas para arreglar la situación: la república, listas abiertas, una reforma constitucional, centralización o transparencia.

España: una larga decadencia que no se va a arreglar sólo con un cambio político

Ciertamente, algunas de esas recetas ayudarían a solucionar algunos de los problemas que padecemos. Pero sólo algunos. No obstante, hay que tener en cuenta que todo cambio político requiere que quienes lo lleven a cabo sean los mismos estamentos políticos que han generado buena parte del problema. Francamente, yo no espero que nos restituyan los derechos arrebatados los mismos políticos que los han usurpado durante décadas. No lo van a hacer a menos que reciban una fuerte presión por parte de la sociedad. Y con fuerte presión no me refiero, por supuesto, a los escraches. La violencia no es presión, sino coacción, y si dejamos que la violencia se convierta en argumento político, entonces acabarán saliéndose con la suya los más violentos, y no los ciudadanos con buenos argumentos.

Una de las graves carencias de la democracia en España es la debilidad de la sociedad civil. Si España ha caído en el círculo vicioso de la partitocracia es porque los propios españoles hemos confiado a los partidos el grueso de la actividad política, como si los partidos fuesen el único cauce válido o eficaz para actuar en política. Y no lo son. Hay más cauces: desde los propios medios de comunicación hasta herramientas mucho más cercanas a los ciudadanos, como las redes sociales, los blogs, los foros, las asociaciones y movimientos cívicos, etc. Son estos instrumentos los que hay que fortalecer en España, para lo cual hacen falta ideas y principios claros, constancia, esfuerzo y compromiso. Todo ello, aunque no tenga un coste económico tan elevado como el que supone un partido, sí que implica un coste considerable en tiempo y energías. Como ya apunté aquí el martes, en España solemos optar por lo fácil y por eso la sociedad civil, con contadas excepciones, no es todo lo fuerte que sería deseable. Obviamente, es mucho más fácil ir a votar una vez cada 4 años que escribir un blog con una periodicidad fija, o que pertenecer a una asociación, pagando una cuota y colaborando en sus actividades. Votar, además, no te expone tanto como manifestar tu opinión sobre cualquier tema en público, aunque sólo sea desde una cuenta de Twitter o de Facebook. Pero ¿aún no nos hemos dado cuenta de cuáles son las consecuencias de que dejemos en las manos de los partidos asuntos que deberíamos defender, en primer lugar, nosotros mismos?

Pues esas consecuencias son bien visibles: políticos que incumplen sus promesas porque piensan que eso les saldrá gratis; partidos que traicionan sus principios porque creen que es más barato plegarse a las tendencias de opinión -a menudo dictadas por ciertos medios sin respaldo social- que encontrar un sustento para la defensa de esos principios en una sociedad que se desentiende de la política; reformas que no se hacen o que se hacen tarde y mal por las mismas razones... ¿Hasta cuándo vamos a dejar que se reproduzca una y otra vez este escenario? En España necesitamos una sociedad civil más fuerte, capaz de poner en jaque a los partidos políticos. Confiarlo todo a los políticos, o incluso pretenden iniciar cambios tomando como base un partido recién creado, es como pretender empezar una casa por el tejado. Antes bien, necesitamos cimientos sociales fuertes que sirvan para impulsar y consolidar cambios sociales y políticos. Por supuesto, esto no se logra en dos días. No hay soluciones mágicas para los problemas que tiene España, porque la situación que vivimos no tiene su origen ni en la monarquía, ni en las autonomías, ni en el bipartidismo ni en los partidos políticos. Antes bien, en España estamos como estamos por el abandono por parte de los ciudadanos del necesario control social de la clase política. Si el poder político cree tener el camino libre para hacer lo que le da la gana es porque piensa que no tiene que rendir cuentas a nadie por ello de forma cotidiana. Le basta con montar un show electoral cada cuatro años.

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Comentarios:

  1. Cirilo

    Totalmente de acuerdo contigo.

    Es más, yo considero que el problema de España es la sociedad actual sin valores y sin el menor deseo de tenerlos. Nadie es responsable -salvo honrosas excepciones como tú- y es más fácil echarle la culpa a los demás que aceptar las propias.

    Aún recuerdo el debate Solbes-Pizarro, en 2008, cuando un cambio de timón a tiempo aún hubiera podido salvar a nuestro país; la gente se dejó engañar por las mentiras del socialista, pese a lo bien que Pizarro expuso la dramática situación a la que nos veíamos abocados.

    Y lo que entonces hizo Solbes, ahora lo hacen partidos desalmados como IU, que dicen dos tonterías que suenan bien para atraer a los ignorantes, pero que en realidad carecen de la más mínima idea coherente para afrontar la crisis. Es más , el programa económico de IU está calcado del que tenían hace 10 años, que a su vez era una copia emperifollada del programa económica del PSOE.

  2. Muy certero. Pero creo que te quedas un poco corto cuando dices lo siguiente:

    «(…) políticos que incumplen sus promesas porque piensan que eso les saldrá gratis; partidos que traicionan sus principios porque creen que es más barato plegarse a las tendencias de opinión -a menudo dictadas por ciertos medios sin respaldo social- que encontrar un sustento para la defensa de esos principios en una sociedad que se desentiende de la política (…)»

    Creo que la cosa es aún peor. No se trata sólo de que la gente se desentienda de la política, o que esté manipulada por «ciertos medios sin respaldo social»… Es que mucha gente sólo quiere oír hablar del «gratis total» (sus «agradaores» lo llaman «conquistas sociales»); es que mucha gente no votaría ni de coña a unos políticos que les dijeran algunas verdades: por ejemplo, que el actual sistema piramidal de pensiones -basado en aportaciones obligatorias, no en el ahorro- es inviable debido a la baja natalidad; o que no tiene sentido estar subsidiando dos años a un parado: tiene que encontrar trabajo mucho antes, de lo que sea (sí, DE LO QUE SEA), aunque no sea «de lo mío», etc.

    No, el pecado de la gente no es desentenderse. Es peor: La gente ríe las gracias a tipejos como Revilla, lo que significa que todo tiene posibilidades de empeorar todavía, por culpa de esa misma gente supuestamente engañada. Pero encantada de serlo.

    Más personas que opinen como tú (muchos más) hacen falta, y no como ahora, que me temo que quienes compartimos una cierta visión de la sociedad y de ciertos valores fundamentales cabemos en un taxi, como dice un amigo mío. (Ya no digo que encima escriban un blog como el tuyo, el mejor de la blogosfera liberal-conservadora: sería poner el listón demasiado alto. ;-))

    Un abrazo,
    Carlos

  3. Alfonso

    Elentir, tienes razón en todo: menos partitocracia y más sociedad civil. Por cierto, hubo un gallego que profetizó lo que esta pasando: Manuel Fraga. Curiosamente, fue la derecha acaudillada por Manuel Fraga la que más abogó, durante el debate constituyente, en favor de una participación de la sociedad civil al margen de partidos políticos, mediante facilidades a la iniciativa popular para promover leyes, convocar el referéndum y reformar la Constitución. Un ejemplo de fortaleza de la sociedad civil frente a la prepotencia de los políticos y del lobby gay, lo tenemos en Croacia: Croacia: Iniciativa popular a favor del matrimonio

    http://elpais.com/diario/2011/11/05/opinion/1320447605_850215.html

  4. Qué razón tienes. No se trata de culpar al sistema, sino de controlarlo.

  5. El asunto es que la ignorancia gana terreno y que no hay valores que defender. Todos están de acuerdo en que la inflación es la solución y el aborto purgará a España de los males que acumula.Y más o menos todos están de acuerdo.
    Pues ya está: separatismo, taifas, gobiernos débiles, y una sociedad que se desentiende de los problemas, si no es para dar unas soluciones que darían risa si no dieran pena, penita.
    España está a punto de una situación como la del 36, por más o menos parecidos motivos.
    La mentira reina, el vicio también, no hay PUEBLO porque no han enseñado a las masas, y tarde o temprano caeremos en la razón de la fuerza, y no en la fuerza de la razón.Se hacen enormes deudas, y no se quieren pagar, y los políticos no dan pie con bola
    Como siempre «el cordero» paga el Pato, y a tirar hasta que esto pegue el estallido o la miseria nos coma.

  6. Chácaras

    A mi modesta opinión el problema de España empieza por la misma sociedad española la cual ha perdido los ideales y los valores esenciales para una sociedad responsable donde la familia sea la piedra angular. Dicho esto considero que esta democracia que tanto nos costó instaurar con el consenso de todos los partidos cediendo ideales de un lado y de otro para llegar a un acuerdo equilibrado, que se plasma en nuestra constitución donde se dejan claro los puntos que componen el estado español hay que protegerla y potenciarla, en su forma política que es la Monarquía Parlamentaria, nuestro idioma, la indivisibilidad del territorio, nuestra lengua oficial y el respeto a las otras lenguas que existen en España, muestra bandera nacional que es de todos seamos del partido político que seamos, el deber de las Fuerzas Armadas su composición y obligación constitucional, etc… todo esto lo tenemos enumerado en nuestra constitución. ¿Pero que está pasando?, que debido supuestamente a las izquierdas, principalmente el PSOE de Zapatero y al crecimiento de los independentismos, han arruinado al país y se ha tratado de fragmentarlo para la desgracia de todos, se ha destruido el entramado comercial (pequeña y mediana empresa)que es la que genera el empleo principalmente, se ha destruido la sanidad, la justicia, la unidad de España, la economía, la corrupción campa a sus anchas, la clase política ha perdido el norte, etc… ¿quien arregla esto? no es fácil ni esto se arregla sin esfuerzo y contundencia del gobierno en aplicar la Constitución para meter en vereda a los enemigos de la unión de nuestro país y instaurar una ley de transparencia donde se controle todo lo referente a los movimientos de lo público no solo el dinero sino los amiguismos colocándoles en este u otro lugar por favores recibidos etc… aplicándose esta ley desde lo mas alto al último rincón que pertenezca al gobierno y obtenga dineros públicos. Eliminar los derroches autonómicos, centralizar las materias comunes a todos, como la educación, la sanidad, la justicia, la seguridad, la economía y el trabajo, descentralizando competencia pero con control acérrimo, instaurar una ley electoral moderna y eficaz distinta a la que tenemos, y muchas cosas más.

  7. Muchos de vosotros estáis apuntando a un mismo lugar y esto me gusta, porque confirma que no es que sufra personalmente un espejismo. El convencionalismo político nos tiene completamente alienados, ha constituido un modo de homologación idearia, cuando no puede pasar de ideología sin transgredir los términos de lo personal.

    Perdonad, estoy hablando en chino, es que me embalo y no me doy cuenta. Quiero decir que nos ocupamos tanto en acatar o conseguir una realidad política para todos, que no nos damos cuenta de que está terminando con la realidad personal de cada español, que se han acotado tanto los márgenes, que cualquier afirmación personal constituye ya una transgresión. No podemos hacer nada sin miedo de allanar algún derecho ajeno, cuando el nuestro también debiera ser contemplado. Y en caso de que tomemos la iniciativa que el alma misma nos pide, nos puede suceder como a los Jóvenes de San José.

    Tenemos un doble problema que solucionar. Por una parte, el exceso de normas, leyes y reglas con que el Gobierno pretende tutelarnos en un exceso positivista y paternalista sin precedente. Y por otra, nuestra propia falta de iniciativas, que ha pasado a convertirse en una falta de anhelos personales (Y por tanto, colectivos). Nos estamos convirtiendo en seres hipnotizados, que sólo desean conocer las leyes que se dicten para regirnos por ellas, sin pretender ya analizar si son convenientes o justas, si no hay algo más que nos defina como españoles que el cumplimiento de un código que nos es ajeno, por falta de nuestra colaboración.

    ¿Colaboración? Sé que esta palabra os suena extraña, pero colabora con el buen funcionamiento de su nación aquél que resulta crítico con sus asuntos, incluso cuando protesta porque no son justos, reales o necesarios. Si con nuestra actitud no «gobernamos a quienes nos gobiernan» y «vigilamos a quienes nos vigilan», estamos dejando al Gobierno en la soledad y este abandono se pasa factura.

    No podemos desear que el funcionamiento colectivo se convierta en un mecanismo de relojería que todo lo sincroniza a la perfección, pero que olvida lo humano por completo, no estamos programando un país de robots, sino viviendo lo que han de ser nuestras propias vidas.

    En cuanto a las críticas, es cierto que nos dedicamos a ver los toros desde la barrera y comentar lo mal que hace Fulanito de la Calzada el pase natural. Mirad: No confío en el PP para nada, (absolutamente para nada). Pero tuve una idea sobre un nuevo modelo de facturación y como lo creí conveniente, escribí al Ministerio de Hacienda (Que me gustaría ver abrasado)sugiriendo esta modalidad de facturación, los motivos que me llevan a promoverla y los resultados que de ella supongo que pueden obtenerse. Lo hice porque comprendí que cuando tengo una idea de este tipo y creo en ella, no puedo quedarme lamentando que no se les haya ocurrido a los políticos; no puedo pretender el necio orgullo de ir diciendo por ahí: «Míralos, ni esto se les ha ocurrido y a mí sí,» cuando creo que esta propuesta es viable y puede solucionar muchos problemas económicos, a mí, entre otros.

    Pero he de reconocerlo, no tengo ideas para todo (Mucho menos, conocimientos). Hay problemas que nadie sabe cómo solucionar y yo soy muy «nadie» en este aspecto. Hay otros que creo ver, cuando el verdadero problema es que veo una realidad muy diferente. ¿Será culpa de los políticos?.

    Finalmente, hay otros que son evidentes. Sí, hay corrupción, hay inmoralidad… Pues aquí tengo que estar yo para denunciarlas públicamente. Y no tendría que importarme si me pierdo el episodio de Bob Esponja para ir a una concentración o un Barça-Madrid para escribir una entrada en el blog. Bueno, la verdad es que lo del fútbol me da exactamente igual -juego con trampa- pero Bob Esponja es intocable para mí.

  8. Pero, ¿cómo escapar de esta situación? ¿Qué podemos hacer realmente?

  9. Lo señalo en la entrada: hacen falta ideas y principios claros, constancia, esfuerzo y compromiso. No hay recetas mágicas para resolver el desaguisado en el que se ha metido España.

  10. Eos

    Tienes toda la razón. Y me gusta tu receta para conseguirlo

  11. Victor H Yunis

    Si cambiamos el nombre de España por Argentina El pensamiento expresado en la nota se adapta plenamente a éste pais del extremo sur donde la desidia de sus ciudadanos ha permitido al gobierno de turno adoptar medidas que lo han hecho adueñarse del futuro, la esperanza e inclusive de la vida de muchos ciudadanos.

  12. J. Roberto

    Buenas tardes.

    No se si mi comentario estará muy centrado; he escogido este tema porque me parecía el más apropiado.

    Bueno, mi comentario es el siguiente:

    Soy autonomo y estanquero, y por tanto un recaudador directo de impuestos, ya que casi el 100 % de lo que facturo es impuestos; pienso, que si todos los sectores (estanqueros, hosteleros, panaderos, etc.), publicaran cada sector en conjunto lo que cobran y de eso, lo que se les va en impuestos, creo que aportaría transparencia, a lo que son las cuentas del Estado, y se vería más claro la carga fiscal que soporta la ciudadanía, porque a fin de cuentas muchos autónomos lo único que estamos haciendo es trasladar los impuestos del Estado a los ciudadanos, y casi ser exclusivamente recaudadores de impuestos, para los minoristas el Estado establece que tú por ejemplo eres un pequeño kiosco y por lo tanto tienes X beneficio que el Estado te atribuye lo alcances o no lo alcances, y sobre eso te cobra, que eses es tu beneficio vale, pero si no pues ajo y agua.
    Si uno repasa sus cuentas, se da cuenta, valga la redundancia que trabaja, casi exclusivamente para papa Estado, ya se que es una perogrullada, pero si esa perogrullada se cuantificara, que los hosteleros españoles facturan X y de esa X, Y se va en impuestos, y así sector por sector para que los españoles viéramos lo que nos saca el Estado.
    Porque aquí al gobernante de turno, ya sea estatal o autonómico, lo único casi que le importa es que no falte pela para las arcas, con las que pagar sus proyectos políticos.

    Saludos

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