Empecemos a pensar más en las generaciones futuras que en el mes que viene

España: una larga decadencia que no se va a arreglar sólo con un cambio político

Ayer Aznar pronunció una conferencia en la que enunció una interesante serie de propuestas de cambio. Hay algunas que suscribo y otras que me parecen mejorables, pero hay una que me parece especialmente importante: una reforma educativa para mejorar la calidad de nuestra enseñanza y acabar con "paradigmas fracasados" en ese terreno.

También me parecen dignas de mención estas palabras de Aznar:

"Hagamos que los españoles vuelvan a ser los protagonistas de su mejor Historia. Que se sientan amparados por sus instituciones democráticas y representados por sus partidos políticos."

No he podido escuchar la conferencia entera, y desconozco si el expresidente señaló alguna propuesta concreta para conseguir esa mejora en la representatividad democrática. En todo caso, considero que sus palabras van muy bien encaminadas.

Dicho esto, lo más destacable del discurso de Aznar fue lo que no dijo. Las propuestas que enumeran están bien para corregir los problemas que arrastra desde hace años nuestro sistema político, nuestra economía, nuestro sistema judicial y en cierta medida nuestro sistema educativo, pero las propuestas de Aznar me provocan la misma sensación que ver a un bombero disparando su manguera contra lo alto de las llamas, y no contra la base.

Y es que la situación que atraviesa España es algo más que una crisis política, económica y educativa. Antes bien, hay sobrados síntomas de que nuestra sociedad atraviesa una crisis de peor calado, de carácter cultural, ético y moral. Cuando una sociedad asume como algo normal que se mate -al amparo de la ley- a más de 118.000 niños y niñas por nacer al año, y cuando tanta gente ve como algo natural liquidar a los discapacitados antes de que nazcan porque los consideran una carga para sus familias y para la sociedad, desde luego estamos ante algo mucho peor que un mero problema educativo. Cuando pretende alcanzarse el final de una banda terrorista permitiendo al brazo político de los asesinos meterse en las instituciones democráticas y cobrar subvenciones, a costa de ultrajar a las víctimas, y tal vergüenza ni siquiera es motivo de indignación entre amplias capas de la población, de lo que hablamos es de algo más grave que una mera crisis política. Cuando amplios sectores políticos no ven condenable el uso de la violencia por parte de sus afines, y quienes así piensan no reciben el firme rechazo de sus votantes, desde luego estamos ante algo peor que un mero problema judicial.

Durante años nos hemos acostumbrado a elegir lo fácil en vez de lo correcto. Hemos ido rebajando nuestra búsqueda de la excelencia hasta el extremo de ser el primer país de Europa en fracaso escolar. Con mucha facilidad se critica a los políticos, pero olvidando que sus defectos no son más que una proyección de los defectos de la sociedad que les vota y les sigue votando aunque actúen mal e incumplan sus promesas. Ser un mal político en España sale gratis porque los españoles lo hemos permitido. Lo mismo ocurre en otros ámbitos de la vida. No pocos medios de comunicación publican informaciones falsas o manipuladas, que a menudo son acogidas de forma acrítica. Hemos llegado a un extremo en el que a muchos no les importa defender una mentira si consideran que responde bien a sus intereses y deseos. ¿Cómo calificar sino que muchos españoles hayan llegado a la bajeza de negar la humanidad de ciertos seres humanos, contra toda evidencia científica, para justificar su eliminación?

Una sociedad así no verá resueltos sus problemas ni con una reforma constitucional. Siempre queremos empezar la casa por el tejado, porque empezarla por los cimientos implica un mayor esfuerzo y los resultados tardan más en llegar. Lo queremos todo fácil, barato -o incluso gratis- y ahora. Queremos políticos mejores pero nadie se atreve a pedir ciudadanos mejores, porque eso sería impopular. Ciertamente, yo creo -como lo hace Aznar- que los españoles deben volver a ser protagonistas de su historia, pero ese protagonismo no les va a gustar. Todo el mundo quiere ser el héroe de la película cuando recibe los aplausos, pero no cuando afronta peligros y arriesga cosas muy valiosas para alcanzar su meta. Si los españoles queremos salir del atolladero no podemos esperar a que venga un político a sacarnos de él: la tarea empieza en nuestro propio entorno, con nuestro esfuerzo por mejorar las cosas, sí, pero también por ser mejores.

Sé que algunos están impacientes por ver cambios de gran calado, pero no van a llegar de la noche a la mañana. España arrastra una larga decadencia y sus problemas más profundos, que son los que generan los otros problemas más visibles e inmediatos, no se van a resolver en unos meses, ni siquiera en unos pocos años. Sólo conseguiremos una sociedad mejor y más fuerte a largo plazo y teniendo clara la meta. Una tarea así sólo es factible cuando uno asume que posiblemente no llegue a disfrutar del resultado del esfuerzo que emplee en alcanzar esa meta, pero sin que eso sea un motivo de desánimo. Otros que ya no están se esforzaron por dejarnos una España mejor, y nosotros hemos de merecer ese sacrificio poniendo nuestras miras incluso más allá de nuestro horizonte vital, pensando en la España que vamos a dejar a las generaciones futuras, y no sólo en la que viviremos nosotros dentro de unos meses o de unos años. Cuando los españoles hayamos asumido esto, nuestro país empezará a levantar cabeza. Hasta entonces, seguiremos esperando -en vano- a que vengan soluciones fáciles, rápidas y baratas

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Comentarios:

  1. jeremias

    Yo lei el libro de Aznar «La segunda transicion» hara casi 15 años.Luego vi lo que hizo en sus dos legislaturas.Lo siento pero no me creo al personaje.Si quiere que me crea eso de bajar los impuestos, que se lo diga a su esposa,Ana Botella,que tamben fue al acto.

  2. Queremos políticos mejores pero nadie se atreve a pedir ciudadanos mejores, porque eso sería impopular. Desde luego, mientras la solución sea echarle la culpa a otro no arreglaremos nada.

  3. Sanders

    España no tiene remedio, no hay por donde cogerlo.

    Una abrumadora mayoría de Españoles carece de cultura casi por completo. Así no se puede solucionar nada.

    España es un país que como mucho funcionará a remolque del bloque Europeo y eso si puede.

    Es triste pero es lo que hay.

    Dicho esto, Aznar pudo hacer algo cuando estuvo en el poder y eligió pastelear con los socialistas y nacionalistas, su recompensa el 11M que sufrimos y que tenemos que aguantar el resto de los Españoles.

    Aznar haría bien en callarse y el PP si quiere hacer un favor a la sociedad, disolverse y cuanto antes, con un PSOE ya nos basta.

  4. ¿Y de algo tan básico como la educación vial? Ver cómo conducimos pone los pelos de punta: distancias de seguridad que no se respetan, maniobras no señalizadas, agresividad… pero como ahora sólo se controla la velocidad mediante rádares. Eso sí como se reduce la mortandad en accidentes (¿no tendrá algo que ver que los coches son más seguros?), a nadie le preocupa. ¿Y los peatones? No somos mejores.
    ¿Podría seguir? Funcionarios arrogantes y quejicas, trabajadores por cuenta ajena poco profesionales y mentirosos, empresarios explotadores y sin escrúpulos, contribuyentes defraudadores,…
    En materia de empleo lo grave no es que haya casi cinco millones de parados, lo grave es que no los hay ni de lejos: economía sumergida a cascoporro.
    En I+D el problema no es que se invierta poco, es que se invierte demasiado en un sistema estéril y endogámico cuyo único fin es perpetuar clanes familiares o de amiguetes y que no produce casi nada que merezca la pena.
    Clérigos que están más preocupados de los medios, de la nacioncita o de cualquier otra cosa que el evangelio.

    El problema somos nosotros. El problema soy YO.

  5. Tarde o temprano vendrá la Troika igual que Grecia, Portugal e Irlanda a poner orden económico de una vez y por todas. Adiós autonomías, diputaciones, 8000 ayuntamientos (hay que reducirlos a unos 500) y el resto del gasto público (salvo sanidad y educación) innecesario. ¡Qué pasara con esos empleados públicos ‘de por vida’ que ya no pintan nada es el dilema! Para esa fecha habrá desaparecido el Euro y vuelta a la peseta.

  6. ioannes

    De acuerdo en todo. Pero eso, esas ideas, hay que implementarlas (¡vaya palabrita!). Algunos -no sé cuántos: muchos- políticos, profesores, padres, magistrados, sacerdotes, etc. ¿a qué piensan que están jugando?, ¿a qué narices se dedican? Hay cosas que está archidemostrado que son inútiles, que no dan resultado. Pero ellos ¡erre que erre! Me parece que fue Einstein quien dijo que la locura es esperar que haciendo lo mismo ocurra algo diferente… El problema de España que se señala en este artículo no es uno más, sino «el» problema de España. Y tiene solución -a largo plazo- con tal de que se empiece ya, que empecemos ya todos o la mayoría a trabajar en serio, liderados (no sé si es la palabra) por políticos, profesores, padres, magistrados, sacerdotes, etc., etc., cuerdos, no alocados o enloquecidos, con sentido común… La educación urge, pero no basada en tópicos «políticamente» correctos o pretenciosamente procedimentales sin contenidos o empapada de facilonería o inspirada en una idea animalesca del hombre, con perdón de los animales…

  7. Recuerdo lo que señala el punto 1 de las Condiciones de Participación del blog: «No garantizo la publicación de comentarios que no tengan relación alguna con el tema de la entrada correspondiente.»

    Si alguno quiere aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid, usando el tema de esta entrada para criticar la estrategia de otros grupos en materias como la defensa de la vida, que lo haga en otro sitio. Este espacio está para poner opiniones, no zancadillas.

  8. Juan Español Español

    ¡¡Hay, España, España!!.

    En una de las múltiples borradores de Constituciones que se hicieron en el siglo XIX, estaba Cánovas del Castillo reunido con sus ministros, y uno de los temas claves era la definición de «ESPAÑOL».

    Cada uno decía una cosa, y al final, el gran malagueño dijo con tanta retranca como puedan tener los gallegos:

    «Español es aquella persona que no puede ser de otro sitio».

    Tenemos dificil remedio, sobre todo en tiempo de bonanza (hasta ahora lo de bonanza). Los españoles dejamos de serlo cuando perdemos una idea común que signifique esfuerzo, sacrificio e idea conjunta. Dejamos de serlo cuando nos creemos ricos. La mayoría pasa de pícaro a mafioso.

    Sí, es cierto, D. Quijote y Sancho existen, y en los últimos tiempos prevalece Sancho. El mal de España no está en la economía, está como mínimo en la mitad de ella, en los sanchos, en la pérdida del honor y la dignidad.

    Debe llegar tiempo más penoso para que nos demos cuenta que hay que empezar de nuevo, porque fuera de aquí, fuera de nuestra piel de toro y sus islas no habrá solución. Nos dejarán solos cuando no interesemos, cuando dejemos de ser simple mercado, cuando solo comamos cebolla, pan seco y mortadela.

    Y entonces, ¿querrá ser Cataluña independiente?. ¿O se acordará de la ocupación francesa e la guerra cuando el Conde-Duque de Olivares y su Ley de Armas?.

    ¿Y se acordarán los vascos de la invasión franceses a finales del XVIII?.

    ¿Y los cartageneros del Antonete, el del Cantón de Cartagena, ese que decía «A «toa» máquina en su barco de guerra» para declarale la guerra a Barcelona y a Murcia, y que pidió al presidente de USA la anexión de Cartagena como nuevo estado de la Unión?.

    Siempre hemos perdido mucha energía en el «y tú más», en el vez «Todos juntos, y vamos a por ellos».

    La única solución es la regeneración (otra vez más), la insistencia en nuestro orgullo y nuestras capacidades, el sentido común, el no dejarnos llevar por políticos ignorantes y manipuladores.

    Es necesario firmeza en el gobierno de la Nación, sea el que sea, y que retome en su mano las mimbres con las que se puede hacer un cesto, que son las competencias comunes a todos y cada uno de los españoles, como mínimo, fisco, sanidad, educación.

    Pero lo tenemos crudo, estamos manipulados por auténticos traidores, por gentuza que solo viven para su propio provecho prostituyendo la democracia y la idéa de España.

    Saludos

  9. Juan Español Español

    ¡¡Hay!!, sin «H», je je je

  10. Yo

    Iba a entrar a criticar la primera parte del artículo desde distintos frentes, pero me ha gustado tanto la relativa a la responsabilidad de los ciudadanos en los políticos que tenemos, que solo diré que estoy muy de acuerdo con ella.

  11. Carlos

    No puedo estar mas de acuerdo.

  12. Elisa

    A lo mejor sí que es verdad que necesitamos que Aznar vuelva…

  13. No es precisamente eso lo que quería señalar con esta entrada, Elisa. Más bien lo contrario: debemos ser los españoles los que asumamos nuestra responsabilidad ante el porvenir, y no dedicarnos a esperar a que venga un salvador de la Patria que nos arregle todos los problemas.

  14. Alfonso

    No necesitamos caudillos pero sí sino minorías audaces y valiosas. El pueblo español, cautivo en una red psicológica, ha sido lobotomizado para que olvide sus más altos ideales y valores morales, desgajado de su raíz histórica y cristiana, traicionado en sus más intimas esencias, despojado por la Troika y la CEOE de su bienestar social. Nuestra patria vivía la ilusión del enriquecimiento fácil. Se ríen de nosotros como nación, en nuestras propias narices, teniendo por representante ante el mundo al protagonista de chistes tontos, y uno siente pena de que se haya podido caer tan bajo. Ríes por no llorar cuando te dicen que España ya tienen peso específico en el conjunto de las naciones. Sí, se nos ha adjudicado el papel de payaso internacional. Y en este último papel es irrelevante un Zapatero o un Rajoy.

  15. Elisa

    Aunque no necesitemos a un salvador, sí necesitamos a un líder (en este caso presidente del gobierno) con dos dedos de frente y ponga todo a caldo y recto, que ya es hora, sin vergüenzas ni complejos

  16. José Ignacio

    Hola Elentir:
    (Espero no salirme de el tema)En hora buena, por tu éxito en los tribunales -así se lo he entendido a Fernando Díaz Villanueva-.
    Hace un tiempo, a un comentarista tuyo, le leí lo del «Polilogismo», como esto de internet, es como las cerezas, busqué y di con los vídeos del profesor Jesús Huerta de Soto -no sabría decir cual es mejor: «10 consejos para tener éxito en la vida», «Por qué los intelectuales odian el capitalismo»,..-. Ayer vi el de «Socialismo» (un poco largo), pero excelente; y ahora sí que supongo que va al tema (Unicamente, me atrevo a ponerle un pero a eso de que los dirigentes buenos, no pueden arreglar. Los malos sí que pueden fastidiarlo más: Rodríguez, B.Hussein Obama, etc.)
    ¿No será algo díabólico? (Ya se, queda raro hablar del Maligno; pero como decía un comentarista en InfoCatólica: «Comentario de Nova ‘Bravo, Sr. Obispo. Tiene usted toda la razón del mundo. No querer hablar del Infierno es como no querer, por ejemplo, tener señales de tráfico en las carreteras, no vaya a ser que la gente se asuste del aviso de que viene una curva peligrosa o un paso a nivel’…
    10/06/13 10:50 PM»
    Disculpe que me haya alargado.

  17. Precisamente, José Ignacio, creo que uno de los problemas de nuestra sociedad es su empeño -fruto del relativismo, todo hay que decirlo- en ignorar la existencia del mal, disfrazándolo de distintas formas. Por ejemplo, es cada vez más frecuente que nos refiramos a los actos de maldad como cosas de «pirados» o de «psicópatas». Es como si ya no hubiese malas acciones, sino problemas mentales. Y eso cuando no se ampara la maldad bajo esa afirmación del estilo de «nada es bueno ni malo, todo depende del cristal con que se mira».

    El mal existe, y precisamente su ignorancia y su incapacidad para reconocerlo -y por tanto para combatirlo- es uno de los peores problemas de la sociedad actual.

  18. José Ignacio

    Pemíteme Elentir: ¡El Malo!

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