Plegaria de un soldado

Asísteme, ¡Señor! Tiniebla y frío
la noche esparce. Lumbre macilenta,
se muere mi valor. La noche es lenta.
Fortaléceme, asísteme, Dios mío.

Amo el gozo, la lucha enardecida;
odio la sombra; amo la primavera,
al hijo y a la buena compañera;
yo no soy un cobarde: amo la vida.

La amo con su niebla y su ventura.
Es preciso vivir. No tengo miedo.
De mí lo mío separar no puedo.
Señor, mi corazón busca Tu altura.

Tú nos diste en Dunkerque mar en calma
para salvarnos. Tu poder divino
nos iba abriendo el hórrido camino.
Tus obras son milagro, Dios del alma.

Solos mientras huía la esperanza,
la Patria amamos, y la misma muerte;
sin oprobio cayéramos, y fuerte
el ánimo cruzó por la matanza.

Ruta de pesadilla. Mar de espanto.
Llegamos... Renacíamos... Después,
tras un velo de sangre hasta los pies,
el alma -alondra- levantó su canto.

Supe así que la muerte es un escape,
y el por qué de estos pávidos siniestros:
porque otra vez el mundo de los nuestros,
por Tu Bondad, de Libertad se empape.

Sólo soy un nacido de mujer:
pero siendo no más que Tu criatura,
Dios de la Fortaleza y la Dulzura,
no permitas que menos pueda ser.

Sosténme, oh Dios, cuando la faz horrenda
de ojos vacíos y de yerta boca
me haga su mueca... Y si caer me toca,
a Ti mi alma desde el polvo ascienda-.

---

Acabo de leer este poema y aún tengo un nudo en la garganta.

Carlos López Narváez tradujo estos versos anónimos que fueron llevados por el viento hasta una agrietada trinchera de El Agheila (Libia) en diciembre de 1942, durante la Campaña de África, en la Segunda Guerra Mundial. El Afrika Korps de Erwin Rommel se batía en retirada ante el avance del Octavo Ejército británico.

Vaya desde aquí mi más sentido homenaje a todos los que dieron su vida por la Libertad en aquella dura contienda.

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Comentarios:

  1. Me ha gustado mucho. Os mando dos oraciones escritas por militares que murieron en combate.
    La primera es la Oración del Paracaidista Francés, escrita por un joven oficial muerto en Africa del Norte en 1942:

    Dadme, Señor mi Dios, lo que os resta;
    Aquello que jamás nadie os pide.
    No os pido el reposo ni la tranquilidad;
    Ni del alma ni del cuerpo:
    No os pido la riqueza, ni el éxito, ni siquiera la salud;
    Tantos os piden esto, mi Dios.
    Que ya no os debe quedar para dar.
    Dadme, Señor, lo que os resta
    Dadme aquello que todos los demás rechazan,

    Quiero la inseguridad y la inquietud,
    Quiero la fatiga y la tormenta
    Dadme esto, mi Dios, definitivamente;
    Dadme la certeza de que esa será mi parte para siempre
    Porque no siempre tendré el coraje de volver a pedírosla,
    Dame Señor, lo que os resta.
    Dadme aquello que los demás no quieren
    Pero dadme, también, el coraje, la fuerza y la Fe.

  2. La segunda oración es la que escribió el Teniente Ortiz de Zárate que murió en Ifni en 1956 al mando de sus paracaidistas, españoles, por supuesto.

    ¡Oh, Dios!, Señor de los que dominan; Guía Suprema que tienes en tus manos las riendas de la vida y de la muerte, escucha:

    Haz, Señor, que mi alma no vacile en el combate y mi cuerpo no sienta el temblor del miedo.

    Haz que yo te sea tal en la guerra, tal como no te lo fui en la paz.

    Haz que el silbido agudo de los proyectiles alegre mi corazón.

    Haz que la sed y el hambre, el cansancio y la fatiga no lo sienta mi espíritu, aunque lo sienta en mi cuerpo y en mis huesos.

    Haz que mi alma, Señor, esté siempre tensa, pronta al sacrificio y al dolor. Que no rehúya, ni en la imaginación siquiera, el primer puesto en el combate, la guardia más dura en la trinchera, a la misión más difícil en el avance. Pon destreza en mi mano para que mi tiro sea certero. Pon claridad en mi corazón para que mi tiro sea sin odio.

    Haz por fe que yo sea capaz de cumplir lo imposible. Que desee morir y vivir a un tiempo. Morir como tus santos apóstoles, como tus viejos profetas, para llegar a Ti. Vivir como tus abnegados misioneros, como tus antiguos cruzados, para luchar por Ti.

    Te pido, Señor, que mi cuerpo sepa sufrir con la sonrisa en los labios. ¡Como murieron tus mártires, Señor!

    Concédeme, ¡Oh Rey de las victorias!, el perdón de mi soberbia. Quise ser el soldado más valiente de mi Ejército, el español más amante de mi Patria. Perdona mi orgullo, Señor.

    Te lo ruego por mis horas en vela, el fusil y el oído atento a los ruidos de la noche. Te lo pido por mi guardia constante en el amanecer de cada día. Por mis jornadas de sed y hambre, de fatigas y de dolor.

    Si lo alcanzo, ya mi sangre puede correr con júbilo por los campos de mi Patria y mi alma puede subir tranquila a gozarte en el tiempo sin tiempo de la eternidad.

  3. La francesa me ha parecido preciosa, McVickers. Sería digna de nuestra Legión.

  4. Geniales poemas… el tuyo y el de tu comentarista, sin duda, toda una declaración de principios hecha oración, para tenerla muy presente y leerla a menudo.
    Off topic. En mi blog te espera un nuevo premio que podrás recoger cuando quieras en esta dirección:
    http://arcendo.blogspot.com/2008/04/ms-premios.html
    SALUDOS.

  5. Muchas gracias, Arcendo. 😉 Te lo enlazo en el artículo que puse hace unas horas.

  6. Elentir, he visto ahora que me has premiado. Muchas gracias por acordarte de mí…
    Que lo hagas tú es doble satisfacción.

  7. Elentir, ¿dóndte metes?
    Tienes un MEMO en mi blog.

  8. Emmanuelle Garcia

    Sin pausa una guerra,
    Bajo una nube de polvora negra,
    Que engendra la miseria,
    Donde no hay esperanza.

    El mal se une al odio,
    Para provocar toda esta pena,
    La batalla y su locura
    Que destrozan todas esas vidas.

    Todo ese color escarlata sobre nuestros amigos
    Es tan vivo que sobre nuestros enemigos
    Todos en el combate murieron.
    Por el solo amor de su patria.

    La muerte en hecatombe a deborado la vida
    A los soldados ahogados en la sangre
    Algunos tan jovenes y si inocentes
    Que parten tranquilos hacia la infinidad

    Para disminuir la dolor
    La paz es el solo remedio
    Con amor nos procuran la ayuda
    Para costruir un mejor manana.

    Nos olvidamos de sonar
    De un mundo nuevo donde reina la serenidad
    Donde la harmonia de nuestros corazones
    Nos certifica la felicidad

  9. Iosumadre

    Son preciosas estas oraciones, pero ojalá nadie las hubiera pronunciado nunca ni las tuviera que pronunciar nunca en el futuro.

    El espíritu de sacrificio del soldado es digno de admiración, pero nunca puedo dejar de pensar en que ese hombre o esa mujer están dando su vida por matar a otros y por no dejarse matar (eso es una guerra), en nombre de una nación y unos políticos que defienden unos determinados ideales, en ocasiones muy justos y en otras muy injustos, pero siempre en el fondo injustos (porque si los que combaten por ideales injustos no hubieran difundido y aplicado su injusticia, los justos no tendrían que luchar con ellos, derramando todos ellos la sangre que siempre se derrama y muriendo los inocentes que siempre mueren en toda guerra).

    LA TRIBU DE DANA
    (Preciosa letra del grupo de rap celta francés Manau, adaptada no sé si con total fidelidad al castellano por muá, un servidor).8) La melodía del estribillo es nada menos que Tri Martolod, de Alan Stivell)

    El viento recorre los prados de la Bretaña armoricana
    Invoco un último recuerdo para mis hijos y mi esposa
    Los hijos del herrero han venido ya a por mí
    Los druidas han decidido que el combate será aquí

    Donde nuestros ancestros, grandes guerreros celtas
    Devenieron maestros tras innumerables batallas
    Ha llegado la hora de defender nuestras tierras
    Contra un ejército cimerio presto a cruzar las espadas

    Toda la tribu se reunió alrededor del gran menhir
    Invocando a los dioses para nuestra lucha bendecir
    En comunión, entre hermanos, sin odio ni rencores
    Los jefes repartieron grandes jarras de hidromiel

    Para el coraje, para no desfallecer
    Para ser grandes y fieros en el fragor del combate
    Ésta es la primera vez que me dirijo a la batalla
    Y espero ser digno de la tribu de Dana

    En el valle, oh, oh, de Dana, la li la la
    En el valle, oh, oh, puedo entender los ecos
    En el valle, oh, oh, de Dana, la li la la
    En el valle, oh, oh, de los viejos himnos guerreros

    Tras los encantamientos de los druidas y magos
    Toda la tribu, espada en mano, al enemigo se enfrentó
    La lucha fue terrible, yo no veía más que sombras
    Cercenando al enemigo que en mayor número volvía

    Mis hermanos caían uno tras otro ante mis propios ojos
    A los pies de las armas que empuñaban los bárbaros
    Lanzas, hachas y espadas en el jardín del Edén
    Salpicando de sangre la verde hierba del valle

    Días de fango y pena, donde el hombre se arrastra
    En el límite del reino del mal y de la rabia
    ¿Por qué continuar un combate ya perdido?
    Pero tal era el orgullo de toda la tribu

    La lucha continuó hasta que el sol apareció
    Ferocidad extrema, cruel encarnizamiento
    Por la tierra de los ancestros sepultados en ella
    Y por todas las leyes de la tribu de Dana

    En el valle, oh, oh, de Dana, la li la la
    En el valle, oh, oh, puedo entender los ecos
    En el valle, oh, oh, de Dana, la li la la
    En el valle, oh, oh, de los viejos himnos guerreros

    A las puertas del valle se oye el sonido de un cuerno
    De un cacique enemigo que reclama a sus soldados
    ¿Ha entendido ya que en el mismo infierno luchaba
    Y que la tribu de Dana jamás renunciará a su tierra?

    Los guerreros se retiran, yo no comprendo nada
    Todos los caminos andados para llegar a este final
    Cuando mis ojos observan a mi alrededor
    Soy el único de la tribu que sigue alzado

    Mis dedos se abrieron y dejaron caer mi arma
    Por mis cansadas mejillas fluían las lágrimas
    No entendí jamás por qué me salvaron los dioses
    De esta historia cruel, de esta vergonzosa noche

    El viento sopla por toda la Bretaña armoricana
    Y yo me reencuentro con mis hijos y mi esposa
    Con mis manos he rehecho esta tierra castigada
    Y he devenido el rey de la tribu de Dana

    En el valle, oh, oh, de Dana, la li la la
    En el valle, oh, oh, puedo entender los ecos
    En el valle, oh, oh, de Dana, la li la la
    En el valle, oh, oh, de los viejos himnos guerreros

  10. Preciosa entrada, y emocionante; así como lo son sus comentarios.

  11. Nunca te olvidaremos (Malvinas)

    soñor escuhcame tanto en la lucha como en la paz
    has ho señor
    que mi arma no basile en el combate
    pon caridad en mi corazon
    para que mi tiro sea sertero
    pon la guardia mas dura en mi camino
    el puesto mas dificil en mi avance
    en la paz
    te pido lo que pocos te deven pedir
    Inseguridad , sacrififio y dolor
    para fortaleserme
    pero peramanentemente te pido Señor
    que me ayudes a vivir
    y si fuese necesario
    por Dios , La Patria la Familia y los Santos Evangelios
    A MORIR COMO UN SOLDADO !!!!11

  12. Poesía es la acción si hay amor en lo que haces. A mí entender las vocaciones tienen que perdurar a través de las generaciones, porque…

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