El País ha informado de una nueva persecución estatal contra una familia objetora a la "Educación para la Ciudadanía". Sin ningún pudor y sin ninguna prueba, la Abogacía del Estado acusa a los padres de haber "desconsiderado la libertad ideológica" de su hija, al tiempo que pide imponerle a la niña una asignatura que la propia Abogacía reconoce como "relativista". ¡Menuda jeta! Y es que lejos de rebatir los argumentos de los padres, que afirman que la EpC impone el "relativismo moral", la Abogacía llega a decir que "la democracia no tiene que pedir perdón por ser un régimen esencialmente relativista". Nada de eso. La democracia radica en verdades objetivas y universales, los derechos humanos, verdades que niega el relativismo. Es más: imponer la ideología relativista del gobierno en las escuelas a modo pensamiento único y obligatorio no es nada democrático.
Imponen su ideología a los niños y acusan a sus padres de hacer "proselitismo"
En el colmo del cinismo, la Abogacía del Estado niega el derecho de los padres a decidir la formación moral de sus hijos, un derecho reconocido por la Constitución pero que la Abogacía contradice, buscando enfrentar a los hijos contra sus padres con absoluto descaro al afirmar: "La libertad de creencias asiste a los menores de edad en su derecho a no compartir las convicciones de los padres o a no sufrir sus actos de proselitismo". Esto es una descarada declaración de guerra a los derechos constitucionales de las familias. Por si no fuese bastante complejo educar a un niño, ahora el Estado presenta a los padres como los malos de la película por no consentir que el gobierno use a sus hijos como cobayas en un aberrante experimento de ingeniería social.
Puedes discrepar de tus padres, pero no del gobierno
Con todo, el escrito de la Abogacía del Estado lanza también un mensaje claro a los niños y jóvenes: que los menores tienen derecho a discrepar de sus padres, pero no tienen derecho a discrepar del gobierno, que es el que impone sus tesis ideológicas en las escuelas de forma obligatoria y valiéndose de los medios de coacción del Estado. Desde luego, es intolerable que la Abogacía del Estado lance un alegato tan radicalmente antidemocrático contra las familias, un alegato en el que ya sólo le falta decir que los niños son propiedad del Estado y que sus padres no tienen ningún derecho sobre ellos, que es la tesis compartida desde hace muchos años por todas las franquicias del socialismo, desde la comunista a la fascista, pasando por la progre. Ante esta cafrada totalitaria la objeción de conciencia a la EpC se presenta como un acto de rebeldía democrática más necesario que nunca.
Artículos relacionados:
- No era una inocentada, por Teresa García-Noblejas
- Por el relativismo hacia el absolutismo, por Elentir
- Educación para la Ciudadanía (EpC), llega a la ONU, por Toni Bandín
- "EpC es la mayor amenaza a la democracia desde la Transición", por Jesús Trillo-Figueroa
- La pandemia del relativismo moral, por Luis Sánchez de Movellán de la Riva
- El relativismo entre un profesor y un alumno, por Proyecto Pinocho
- La imposición socialista llega a los recreos, por Elentir
No te pierdas las novedades y contenidos que te interesan. Recibe gratis el boletín diario en tu correo electrónico: |
Comentarios:
Carlos J. Muñoz de Morales
Acabo de leer tu entrada en el despacho y a punto he estado de coger todos los textos jurídicos y tirarlos a la basura. A partir de ahora, para ejercer la abogacía bastará un buen manual del buen socialista, editado por el MSV, porque ésto ya es de coña, pero sin ninguna maldita gracia.
8:44 | 29/12/10
María M
Estos cualquier día van a decidir que llevemos la ropa interior por fuera, y nadie dirá nada.
8:49 | 29/12/10
Anónimo
Es perverso. La táctica del enemigo se repite: «tu escala de valores no sirve», todo es relativo. Y cuando le pides la suya varía según su conveniencia, no es sólida, y por tanto retrocede moralmente hacia abajo. Usa tus propios argumentos para hundirte, pero no se los aplica. Ley del embudo. Hoy ya no podemos ser ingenuos.
9:34 | 29/12/10
Álvaro
A mi lo que más me ha alucinado es sugerir que también intentan proteger la posible y legítima diferencia de pensamiento de la hija dado que les consta la objeción de los padres… ¡pero no de la hija!… por lo que ¡por si acaso! se entiende que casi-casi, están forzando a la hija.
A mi como no me consta que este abogado haya hecho una declaración jurada y pública de que no es ESTÚPIDO, lo consideraré como tal… por si acaso… y sobretodo, para protegerle de su legítimo derecho de creerse tonto del bote.
Es alucinante. Estos atentados a la libertad cada vez van siendo más frecuentes.
10:18 | 29/12/10
Epiro
Conforme leía tu entrada me iba acordando del 1984 de Orwell, se cambian las tornas para decir que son los padres los que atacan a la libertad ideológica de la criatura, el gobierno ya tiene su «ministerio de la verdad» que se encarga de manipular las cosas para presentarlas en el estado en el que has descrito.
Zapatero y Rubalcaba son el dúo más siniestro que hemos tenido en muchos años.
12:06 | 29/12/10
Belén
¿Alguien esperaba otra cosa? Si la Abogacía del Estado representa al Estado (como ocurre en la realidad), está a las órdenes del Estado (ergo, del Gobierno), hará lo que le mande el Gobierno. ¿O es que hay algún abogado (del Estado o de cualquier otro tipo) que le diga a su cliente, pongo por caso: «usted me ha dicho que es inocente, pero yo voy a decir que es culpable, porque es lo más conveniente para usted»? Si alguien piensa eso, es que piensa que, efectivamente, los abogados (todos) son estúpidos. Sobre todo teniendo en cuenta qué puede llegar a hacer el Estado con uno de sus «empleados» (y qué no hacemos los demás cuando a un funcionario le cuelgan de los pulgares por ir en contra de lo que dice el jefe, al considerar que el jefe estaba completamente equivocado).
Si todos estamos muy cómodos con el Gobierno y el Estado que tenemos (y lo estamos, porque nadie sale a protestar contra ellos, como mucho protestamos en foros y blogs, y punto pelota), no nos debería extrañar que el Gobierno llegue a meterse en nuestras vidas hasta tal punto que sea insoportable. Pero, cuando sea insoportable, estará el Gobierno tan metido en lo que hacemos que será imposible sacarlo de donde esté.
Y para el primer comentarista, D. Carlos, un Abogado del Estado representa al Estado, así que ejerce una abogacía un tanto «especial»: Sólo tiene un cliente, el Estado, y sólo a él rinde cuentas. Lo que es lo mismo que decir que sólo tiene como cliente al Gobierno (ya vemos la maravillosa e inexistente separación de poderes en nuestro país), y que sólo rinde cuentas al Gobierno. Si el Gobierno, a través del Ministro de Justicia (del que depende la Abogacía del Estado), le dice a dicha Abogacía que tiene que hacer algo (presentar denuncia, querellarse o actuar de otro modo), la Abogacía del Estado está OBLIGADA a actuar, no puede negarse (el Abogado que se negase sería automáticamente expedientado -aunque seguro que muchos dirían que «maravilloso, un funcionario menos», prefiero tener a un Abogado del Estado que ha aprobado la oposición que a un mindundi enchufado por el «poderoso» de turno-). Es una situación similar a la de los fiscales (con dependencia jerárquica directa del Gobierno).
Y, repito, es el sistema con el que, al parecer, una gran mayoría de españoles se encuentra cómodo, ya que no veo a la gente manifestándose todos los días para que el sistema cambie de una vez. De hecho, por experiencia sé que la gente no tiene ni idea de lo que vota ni de cómo funciona el sistema. Y eso me preocupa mucho más que lo que pueda hacer puntualmente el Gobierno o la Abogacía del Estado, que, en todo caso, se puede cambiar (si existe voluntad para cambiarlo, que yo no veo por ningún sitio).
12:54 | 29/12/10
Karenil
Pobre Abogado del Estado, una persona que ha aprobado una oposición como esta:
http://www.boe.es/boe/dias/2008/09/25/pdfs/A38871-38882.pdf
Con una preparación suficiente para aprobar un exámen de de 449 TEMAS. (128 temas más que Los Jueces o Fiscales)y requiere saber 2 idomas…perdiendo el tiempo alegando las sandeces que le ordena el gobierno.
Se tiene que sentir realmente realizado con su trabajo.
14:10 | 29/12/10
fernan
“La libertad de creencias asiste a los menores de edad en su derecho a no compartir las convicciones de los padres o a no sufrir sus actos de proselitismo”. Esto es una descarada declaración de guerra a los derechos constitucionales de las familias.
Sin darse cuenta, están preparando el terreno para que se cumpla la Palabra de Dios.
Como en S.Mateo 10:21 Jesús advirtió a sus discípulos:
«El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir».
10:36 «Y los enemigos del hombre serán los de su casa».
16:07 | 29/12/10
El Tíol Bastón
Bueno, yo esto lo veo normal. Al abogado del Estado le paga el Estado para que le defienda, así que siempre puede decir cualquier burrada con tal de defender lo ya instituido estatalmente, aunque sea una cafrada (como es el caso de esta asignatura adoctrinadora). Pero claro, si todos estuviéramos seguros de que los tribunales van a fallar como es debido, nadie se escandalizaría por esto. Yo voy más allá, y veo cierta inquietud por lo que pueda decir la resolución judicial. Y es que, efectivamente, con un poder judicial que es elegido por los mismos que están imponiendo su línea de pensamiento único, hay mucho que temer.
18:58 | 29/12/10
Pablo el herrero
Que el socialismo además de totalitario, es fascista y estatista, nunca he tenido la menor duda de ello (C. R. Braun lo expresa con claridad en su blog http://www.larazon.es/posts/show/falangismo-progre )
Y cuando nos encontramos ante una ideología estatista, fascista y totalitaria, simplemente somos hijos del estado, nuestras vidas y haciendas no nos pertenecen y nuestro pensamiento ha dejado de ser libre.
Así por ejemplo, hemos ido viendo como el fasciosocialismo (con la inestimable ayuda del fasciofeminismo), paulatinamente:
• ha ido destruyendo la paternidad (a través de las leyes de divorcio hembrista, pues de facto supone la retirada de todos los derechos de convivencia normal padre-hijo);
• ha ido destruyendo la maternidad, pues destruida la paternidad, vemos como la maternidad entra en un proceso de autodestrucción (o la mujer renuncia a tener hijos, o los aborta, o peor aún los abandona y mata);
• ha ido destruyendo la vida (a través de leyes como las del aborto y la eutanasia);
• ha ido destruyendo las identidades individuales (pronto no tenderemos apellidos)
• ha ido adoctrinando totalitariamente a nuestros hijos en los colegios a través de su EpC (la paternidad/maternidad como medio a partir de los cuales educar a los niños será ejercida solamente por el estado)…
… pronto seremos meros reproductores (progenitores A y B) y meros números ciudadanos (código de barras)… gobernados por un iuspositivismo jurídico a capricho del totalitario de turno, el cual habrá borrado de un plumazo toda jurisprudencia iusnaturalista, creada a lo largo de toda la historia de la humanidad en su lucha por las libertades individuales fundamentales (tenemos derechos per se): la propiedad sobre nuestras vidas, sobre nuestras propiedades materiales honestamente conseguidas, sobre nuestro libre pensar y un derecho que con sangre conseguimos que democráticamente nos protegiese.
Con el socialismo y el feminismo, todo ello lo estamos perdiendo.
Socialismo = Fascismo
Feminismo = Fascismo
Pablo el herrero
19:14 | 29/12/10
yo y mis circunstancias
Solo nos resta decir,al modo Ratajoy:»Acataremos la sentencia».
Esta claro que como este pueblo no se rebele contra el totalitarismo impuesto por la casta de partidos y cuyo elemento sectario mas pujante en el peor sentido es el prisoe,no hay nada que hacer.Cuando los tres poderes son ejercidos por el partido del desgobierno,pasa eso.
En fin,golpismo continuo,control de la sociedad y ruina,eso es lo que heredaran vuestros hijos.
Feliz año 2010 a todos. ;–)
19:18 | 29/12/10
El Tíol Bastón
Karenil:
Éste es el problema. En España tenemos la manía de pensar que una persona que ha aprobado una oposición va a ser mejor que otra que no lo ha hecho. Esto está muy arraigado sobre todo en gente muy totalitaria como tú, y es herencia de nuestra larga tradición de cornetazos y dictaduras. Vivo en Estados Unidos, donde eso no existe, al igual que en otra multitud de países (de hecho, España y Francia son casos especiales en cuanto a este sistema) y no veo que las cosas vayan peor que ahí. El abogado pasa un examen que le habilita para ser elegido entre otros muchos que lo han pasado igualmente, pero no una oposición que le coloca en su puesto de por vida. Cuando uno se ha aprendido esos 449 temas que tú dices, puede saber mucho (si es como la oposición de enseñanza, casi siempre de cosas que nada tendrán que ver con lo que va a hacer después), pero eso no garantiza que al año siguiente ese señor no reciba un golpe en la cabeza que le haga olvidar todo lo que sabía y le vuelva medio disminuído psíquico. Además, hay gente especialista en ese trabajo mecánico de aprenderse de memoria un montón de cosas sin entender ni papa de lo que aprende, y luego olvidarlo o no ponerlo en práctica para nada, ésta es la realidad. Por eso, ese abogado como ocupante de un puesto que ha ganado por oposición no me inspira más respeto que si lo hubiera ganado de otro modo.
Pero apliquemos tu línea de razonamiento hasta el final: ¿qué te parecería que el presidente del Ejecutivo se colocara ahí mediante una oposición de por vida? Estoy muy seguro de que no tendríamos al que tenemos.
19:19 | 29/12/10
José Carlos Muñoz
Podéis «disfrutar» de la lectura del escrito de alegaciones completo aquí:
http://www.hazteoir.org/files/Alegaciones%20Abogac%C3%ADa%20del%20Estado%20ante%20TC.pdf
20:16 | 29/12/10
Belén
Para El Tíol Bastón:
Si un Abogado del Estado sufre un accidente con pérdida de memoria, le ocurre lo mismo que a cualquier otro trabajador que se encuentre en la misma desdichada situación. Vamos, que se queda con una pensión de incapacidad de por vida (o en cualquiera otra de las situaciones en las que se le deba encuadrar, en función del grado de invalidez).
Ya sé que para mucha gente el enfrentarse a un montón de temas de una oposición no tiene ningún valor, pero en España fue la solución al clientelismo y el fenómeno de los «cesantes» que tan habitual fue durante el siglo XIX. De hecho, si se aplicase la regulación tal cual, nos libraríamos de muchos «pegotes» puestos por tal o cual partido. En EEUU, los jueces y fiscales son elegidos periódicamente. Siguiendo tu razonamiento, ¿te parecería bien que un político que ha aprobado un ley estuviera capacitado para decidir, años después, si esa ley es constitucional o no? Porque te recuerdo (o te lo digo, por si no lo sabes) que, a diferencia de España, en EEUU cualquier tribunal o juez puede considerar que una ley es constitucional o no. Así que tampoco vamos a considerar que el de EEUU es el sistema perfecto (no hay ninguno, por desgracia, que lo sea).
Y, además, lo importante no creo que sea el número de temas o el hecho de que tengan 5 exámenes (dos teóricos orales, a los que se refieren los 449 temas, uno de idiomas -que realmente pueden ser dos-, y dos prácticos, que no entran en lo de los temas, sino que determinan si el futuro Abogado del Estado ve en un caso práctico real los problemas que se plantean en él y sabe cómo resolverlos). Lo importante es que no es la Abogacía del Estado la que, libremente, hace ante los tribunales lo que considera oportuno, sino que actúa a las órdenes del Gobierno. Vamos, como un despacho de abogados, pero con un sólo cliente y con un número de «socios» bastante más reducido (aunque las demandas, querellas y demás ante los tribunales en que está involucrado el Estado sean bastantes más y de todos los órdenes judiciales). Ah, y la Abogacía del Estado no puede negarse a realizar una actuación judicial que le solicite su «cliente», como sí puede hacer el despacho de abogados cuando un cliente le solicita asistencia jurídica.
En cuanto a que haya que pasar unas oposiciones a político, teniendo en cuenta los indocumentados que pululan por los pasillos de todo organismo y que se llaman a sí mismos «políticos», no estaría de más que tuvieran que pasar un examen para demostrar que, al menos, saben hablar y escribir. Es que hay ya un par de ejemplos que indican que no saben hacer la O con un canuto, como se suele decir.
Por lo demás, me parece un poco «fuerte» que acuses a otro de «totalitario» simplemente por defender, a su manera, a un funcionario del Estado. Y dices mucho de tu conocimiento de lo que es un Abogado del Estado o cualquier funcionario de Grupo A (y aún más de lo que conoces cualquier Facultad de Derecho en la España actual) si piensas que cualquier abogado recién salido de la Universidad (yo lo fui, y sé de lo que hablo), simplemente con un examen cualquiera, estaría «habilitado» para defender al Estado, que no es lo mismo que defender a un particular. Las consecuencias, si pierde, repercuten en todos los ciudadanos, no sólo en uno. Y te puedo asegurar que todo lo que se estudia en las oposiciones a Abogado del Estado les sirve después en el ejercicio diario. La diferencia entre un informe jurídico de la Abogacía del Estado y otro de un abogado ejerciente es abismal. Y esa diferencia no la da la Universidad, ni la inteligencia más o menos buena del primero frente al segundo. La da la oposición, ni más ni menos. ¿Te parece un trabajo «fácil» aprenderse de memoria los 1976 artículos del Código Civil (más 13 disposiciones transitorias), más los 169 artículos de la Constitución, más la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas, más la Ley Hipotecaria, más la Ley Orgánica del Poder Judicial, más las Leyes de Enjuiciamiento Civil y Criminal, más la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativo, más la Ley Procesal Laboral, más las leyes mercantiles, laborales, las especiales administrativas, la de Expropiación Forzosa, las tributarias y el Código Penal, fundamentalmente? Si a eso añadimos las distintas teorías que sustentan las partes del Derecho, tendremos una idea aproximada de lo que tiene que estudiar un Abogado del Estado para aprobar. Pero, como tú dices, «hay gente especialista en ese trabajo mecánico de aprenderse de memoria un montón de cosas sin entender ni papa de lo que aprende, y luego olvidarlo o no ponerlo en práctica para nada».
Si a ti no te inspira respeto, no te preocupes, que a otros sí nos parece algo digno de alabanza (aunque tampoco esté al alcance de tan pocos «elegidos», sí se necesita echarle agallas para intentarlo, al menos).
22:17 | 29/12/10
El Tíol Bastón
Belén:
Evidentemente, lo que dije sobre el abogado que se queda disminuído psíquico es una hipérbole, pero has tenido que surgir tú para que tenga que especificarlo y hablarte con una regla y un compás demostrando así lo que digo: muchas veces, la capacidad para aprenderse una cantidad ingente de cosas de memoria y suministrar datos (como tú pareces hacer aquí), no indica que se tenga la misma capacidad para interpretarlas y asociarlas correctamente. Además, sucede que es una capacidad variable a lo largo de la vida del individuo, sujeta a muchos parámetros que la hacen cambiar. El abogado que aprobó una oposición hace diez años, o simplemente hace un año o dos, no tiene por qué ser el mismo que está ejerciendo ahora, aunque su DNI lo sea. En fin, para que tú lo entiendas: lo que hoy se sabe, se olvida mañana, por cualquier circunstancia, sin necesidad de quedar tan disminuído psíquico como para no poder ejercer. Además, mucha gente que parece normal no lo es tanto, y lo vemos muy a menudo sólo echándole un vistazo a las sentencias judiciales que van surgiendo año a año.
El sistema de oposiciones es sólo uno de cuantos existen, tan manipulable como cualquiera. En este caso, por ejemplo, un gobierno (o una casta dominante dentro del funcionariado, pues son los propios funcionarios quienes eligen sucesores, no lo olvidemos) sólo tiene que buscar un perfil (cómo quiere que sean los trabajadores estatales elegidos) para imponer el temario de oposiciones que le parezca, sujeto a su línea, y hacer así que los tribunales elijan en mayoría a quienes les suceden según el estilo que ellos pretendan. En este caso, está bastante claro que esto lleva haciéndose durante años en la enseñanza, dejando demostrado que la progresía ha comprendido muy bien cómo sacar partido del sistema a su favor, y ahora estamos viendo las consecuencias (echa un vistazo a la ideología general del profesorado estatal de Enseñanza, especialmente la Media, y saca tus propias conclusiones, y qué será de los alumnos). Y sí, el sistema de oposiciones es totalitario, no olvidemos quién lo inventó y qué fines perseguía con ello (a lo mejor hasta te crees que no tengo ni idea y me refiero a Franco, pero no: vete a los libros de Historia).
No he juzgado (como tú dices) que sea trabajo «fácil» ni «difícil» el hacer todas esas «virguerías», sino simplemente un trabajo que a algunos les es más fácil que a otros, en general con independencia del resto de capacidades de que su inteligencia esté dotada. Si le es más fácil, lo pasará; si le es más difícil, probablemente no. De hecho, existen ciertos disminuídos psíquicos con mucha mayor capacidad de memorización, e incluso de relación, que las personas llamadas «normales», para los cuales hacer eso que dices resulta poco menos que pan comido. Sin embargo, por otros síntomas que son evidentes, se les niega su derecho a ocupar esos puestos por razones que ahora no voy a discutir. Si se carece de esos síntomas, se puede llegar a lo que sea.
En cuanto a lo que me dices sobre la interpretación de la Constitución… es que resulta que la Constitución no es la Biblia, no está escrita en ninguna clave apocalíptica para iluminados; y a lo mejor para entenderla bien a algunos abogados (del Estado y no del Estado) lo que les convendría es volverse a tomar un curso para aprender a leer y ajustar un poco sus conocimientos de gramática, porque escriben verdaderas aberraciones. Y esto es lo que se hace en Estados Unidos desde que se es pequeño hasta la tumba, porque son conscientes de que tiene un problema de interpretación
También mientes cuando dices que yo he dicho que no me inspire ningún respeto un abogado del Estado. Simplemente he dicho que me inspira el mismo respeto que si hubiera llegado al puesto de otro modo; parece ser que a ti no, no te inspiraría el mismo respeto: deduzco que debes ser abogada del Estado, o por lo menos funcionaria (ésta es manera de pensar típica de funcionario: el que no lo sea no me inspira el mismo respeto que el que lo es).
0:42 | 30/12/10
El Tíol Bastón
Belén
El cuarto párrafo me quedó cortado. Debería decir:
«…porque son conscientes de que tienen un grave problema de interpretación de los textos escritos y pasan toda su vida entrenándose para ello, incluso con asignaturas obligatorias, problema que también tenemos en España pero que no hemos tenido la modestia de ser conscientes de él y de afrontarlo para intentar solucionarlo, como ellos.»
0:46 | 30/12/10
Belén
El Tíol Bastón
Gracias por la explicación, pero permíteme unas observaciones.
Si dices que una oposición son sólo aprenderse unos datos de memoria, te estás refiriendo sólo a una parte de lo que son las oposiciones (lo mismo que ocurre en una carrera, pero con una exigencia bastante mayor). Creo que lo más importante no es estudiar los temas, sino tener que demostrar, bajo presión, lo que se ha estudiado, relacionándolo (por algo los tribunales pueden hacer preguntas acerca de lo que el opositor dice). ¿Saber un idioma, por ejemplo, es saberse sólo la gramática y los verbos de carrerilla? No, hay que estudiar pronunciación, saber vocabulario, practicar escribiendo y hablando. Pues eso mismo se hace en una oposición.
Por lo que veo, tú puedes juzgar lo que es «normal» y lo que no lo es. ¿Que hay sentencias bastante malas, jurídica y prácticamente hablando? Sí (y no son la mayoría, gracias a Dios), pero lo mismo que un médico da una solución errónea a un problema de salud, seguramente que varias veces en la vida. O que un ingeniero puede hacer cálculos erróneos. ¿O es que sólo se equivocan los funcionarios, y más concretamente los jueces?
Vale, tú dices que se pueden manipular las oposiciones. No seré yo quien lo niegue, todos sabemos de alguien que ha aprobado de forma «sospechosa» alguna oposición, aunque sea a jardinero municipal. Pero, ¿las elecciones no se pueden amañar? Lo siento, el márketing hace maravillas con los políticos (sólo hay que ver a Obama y a ZP). Nos venden más humo que un sistema, a priori, más objetivo como son unos exámenes. Al menos, así lo veo yo.
Dicho sea de paso, y antes de que digas que entonces las oposiciones no son necesarias, que bastaría con unos exámenes «habilitantes», el temario de las oposiciones relacionadas con el Derecho (de las que me informé en su momento) es el programa de la carrera pero profundizando en distintos temas (y añadiendo materias complementarias), así que entonces se puede colegir que también se busca un perfil de abogado determinado, y que los «hacedores» de programas de la Licenciatura (ahora Grado) en Derecho «manipulan» la Licenciatura. Añado que no se le exigirá lo mismo a un Inspector de Hacienda (más Derecho Tributario, además de contabilidad, que no se da en la Licenciatura de Derecho), que a un Juez (más Derecho Procesal). Y, obviamente, en una oposición, no «vale» con aprobar. Hay que tratar de ser el mejor (y no se sabe cómo están de preparados los demás, de hecho no se conoce a la gran mayoría de los que se presentan). Y, desde luego, un Inspector de Hacienda sabe bastante más Derecho Tributario que la gran mayoría de abogados (y lo sé porque hay cada abogado que hace unas pifias en las declaraciones, que es para echarse a temblar; será, según tú, porque esos abogados que hacen pifias no entienden lo que pone la ley, en cuyo caso deberían volver a primero de EGB, por lo menos).
Yo no he dicho que la Constitución sea la Biblia (mi religión no me lo permite), es algo tan falible como cualquier obra del hombre. Pero no es nada fácil recordar artículos como el 68 (referido al Congreso). Lo sé porque en la carrera me lo tuve que aprender. Y desde luego que cualquier lego en Derecho no entiende mucho de la Constitución (dejando aparte los derechos fundamentales, que no se regulan de forma complicada). Así que no digamos ya si bajamos en la regulación. No nos olvidemos que la ley se hace con trampa, y en eso no hay excepciones según países. Si las hubiera, el país que tuviera una ley clara, no susceptible de interpretación (si es que se pudiera lograr, y las palabras no admitiesen diversas acepciones), no necesitaría ni jueces, ni abogados de ningún tipo (ni del Estado ni de otros). Para mí el problema no es de comprensión lectora (que no niego que algunos, incluidos abogados, lo tengan), sino de aprender a relacionar conceptos, reglas y normas (no sólo internas, sino también internacionales, con las consiguientes pérdidas en la exactitud del lenguaje al traducir esas normas internacionales). Y eso tampoco lo enseñan en la mayoría de los sitios, ni lo tienen muchas personas, abogados incluidos. Si lo enseñan en EEUU, supongo que será una de las razones por las que estás allí, porque el sistema te parece mejor.
En cuanto a tu mención a los disminuidos psíquicos, sólo decir que me merecen el mayor respeto del mundo y que, si por mí fuera, sus oportunidades serían exactamente las mismas que cualquier otra persona. Con independencia de sus «síntomas», o de sus facciones, o de cualquier otra «diferencia» (que no es tal, todos somos personas por encima de todo).
Pareces muy preocupado por la enseñanza, y por los profesores de enseñanza. ¿Por qué, si vives en EEUU? A menos que no pudieras aprobar algún examen relacionado con la enseñanza que otros sí pasaron, no me explico esa fijación. Por mucho que te preocupase la enseñanza en España.
Esa frase en condicional que tomas como una afirmación (dije «si no te inspira ningún respeto», no dije nada de «ya veo que no sientes ningún respeto») te lleva a mentir, o, mejor dicho, a meter la pata (dicho llanamente) o a dar palos de ciego al intentar adivinar qué soy. Para tu información, no soy Abogada del Estado, ni funcionaria de otro tipo, ni me dedico a la política (si fuera alguna de esas cosas, no estaría contestándote a las 3 de la madrugada, estaría durmiendo). Espero que te baste con eso para deducir que no tengo interés en defender a la Abogacía del Estado, más allá del conocimiento superficial que tengo de ella. Y, sí, la persona que se pone delante de un tribunal, con un montón de temas en la cabeza, los nervios a flor de piel y jugándose el futuro me merece el mayor respeto. Cualquier persona que se haya enfrentado a un examen oral ante un tribunal, aunque sea en la carrera, sabrá de lo que hablo. Eso no quiere decir que otros no me inspiren el mismo respeto, por otras razones (como el que llega muy lejos partiendo de una situación desfavorable). Los tiros iban más bien en el sentido de que un Abogado del Estado, Inspector de Hacienda o Juez me inspiran infinitamente más respeto que un político, precisamente por la forma en la que llegan a ostentar el cargo. Sabiendo cómo somos en España, lo manipulados que podemos llegar a estar los votantes (todos), no me inspira mucha confianza un juez que se presenta a la reelección. Por poner un ejemplo sangrante, sería factible que un juez quisiera reconciliarse con los terroristas y les mandase a casa, a la manera en que hace el Gobierno ahora mismo. Y ahora, por lo menos, pueden presentarse las víctimas y hacer que continúe el procedimiento. No es un gran consuelo, pero es algo. En cambio, ¿qué hacen los jueces en EEUU cuando se enfrentan a la reelección? Desde pergeñar un «gran caso» hasta cualquier otra cosa. Precisamente porque necesitan la notoriedad. El problema en España con la justicia en general no tiene que ver con los fiscales, sino con la dependencia que tienen del Gobierno, y lo mismo ocurre con los jueces y con el nombramiento del Presidente y los Vocales del CGPJ por esos políticos elegidos de forma tan «maravillosa» y «objetiva» a través de unas elecciones.
Todo lo dicho no me impide añadir que un buen abogado es tan bueno como un Abogado del Estado y me inspiran el mismo respeto ambos. Espero que ahora haya quedado más claro qué me inspira respeto y que no.
Y vuelvo a repetir: Que lo importante en este caso no es si el sistema de oposiciones es bueno o malo, sino que precisamente los elegidos «democráticamente» (mientras no haya listas abiertas, primarias y demás, la democracia brillará por su ausencia) son los que ordenan a todos los funcionarios qué tienen que hacer. Y eso incluye a los Abogados del Estado en este caso y las alegaciones chorras que tienen que hacer para obedecer al «jefe».
Una última cosa: Yo tenía entendido (lo estudié hace ya bastante) que quien estableció el sistema de oposiciones en España fue Bravo Murillo. Si mal no recuerdo, era liberal, por lo que considerarlo totalitario me parece bastante excesivo. Aunque gobernase durante el reinado de Isabel II, que no fue precisamente el mejor reinado de los que hemos sufrido. Si me he equivocado, espero que me digas quién fue el totalitario inventor del sistema en España y no me remitas a un libro de Historia.
3:26 | 30/12/10
El Tíol Bastón
Belén:
Gracias, a mi vez, por tu explicación.
Sólo hay que leerse las novelas de Galdós para entender qué era la sempiterna y abundante figura del funcionario cesante, y cuál es el proceso que ha determinado que en España un grupo cerrado de gente al que pagamos todos haya llegado a adquirir la capacidad (no le llamaré «privilegio» para no ofender) de ser ella misma la que elija a sus sucesores, y además de por vida, sin tener en cuenta la opinión del resto del mundo (¿democracia? ¿dónde?) Eso sí, a la hora de pagar, le pagamos todos. También veo claro que el sistema de oposiciones sustituyó en España a otro todavía peor, y que fue puesto a «mala leche», ya que, como todo eran quejas sobre por qué ahora se cesa a éste y se pone a este otro, pues toma: si no quieres caldo, dos tazas: que sean sólo los funcionarios quienes elijan a otros funcionarios (es decir, ellos a sí mismos, imponiendo a los siguientes que sean como a ellos les habría gustado ser, sin que el resto del mundo exista). Evidentemente, no fue una democracia la que inventó el sistema.
En cuanto a la oposición, sea de lo que sea, no consiste en el examen que dices tú, sino en el que diga quien gobierne en cada momento determinado, condición que el buen opositor jamás discutirá y se estudiará igualmente con tal de aprobar. Sólo hay que decirle que eso será necesario para su trabajo, que el opositor se lo aprenderá y se examinará de ello, porque si no lo hace así, suspenderá la oposición y no tendrá derecho a quejarse a nadie ni la ayuda de nadie, ya que tendría que enfrentarse al propio Estado con los funcionarios que ya estaban porque han elegido a quien querían, y a los derechos ya adquiridos de los que hayan aprobado, que pueden ser cientos de personas. ¿Que te parece digno de elogio cada uno de estos aprobados? Pues tú misma.
Pero es que ni siquiera los propios tribunales de oposiciones tienen por qué saber exactamente qué es lo que están examinando. Así, el perfil del abogado que gane las oposiciones al Estado, por ejemplo, ahora mismo debe ser el de una persona con una gran capacidad para memorizar información (en su caso, las leyes, pero también todo lo demás que el Estado le diga), asociarla y manipularla a su favor, pero a cambio una nula capacidad crítica acerca del contenido de esa información que maneja. Interesa, pues, haber «formado» antes legisladores que hagan leyes según el arbitrio del gobierno de turno, no considerando parámetros como la ética o la moral de las mismas cuando no interese, que de este modo el cuerpo de abogados con el perfil elegido, como masa deficiente en su capacidad crítica (aunque alguno excepcionalmente la tenga), la manejarán sin oponer objeción ni pensar en qué y cómo lo están usando (buen ejemplo es éste que comenta la entrada de Elentir: léete el vínculo que proporciona José Carlos Muñoz, y verás qué perlas). Si tú crees que estas características hacen a uno más respetable, otra vez tú misma. Precisamente una de las maneras de lograr vencer la capacidad crítica de las personas es hacerle aprender de memoria cantidades ingentes de información, ya que lo que se aprende de memoria no se discute, eso lo sabe cualquier pedagogo. Es bueno aprender de memoria, pero, al igual que todo lo demás, lo justo para dar paso también al uso de otras facultades en el aprendizaje.
Por supuesto que no hemos llegado hasta aquí de la noche a la mañana, y por esto me preocupa la enseñanza como tú dices. Es lo más importante: la labor de formar legisladores que hagan las leyes del modo arbitrario al que me he referido anteriormente, se inició hace mucho tiempo desde las instituciones de enseñanza. En la época de Franco, una minoría de profesores «intelectuales» progres y masones comenzó una soterrada labor conjunta para, ya que habían perdido la Guerra Civil, tomar España pacíficamente a través del dominio de la escuela pública, especialmente la media. Ha sido especialmente nuestra tradición de instituciones de enseñanza privadas pertenecientes sobre todo a organismos conservadores, la que ha ido poniendo freno a este proceso de ingeniería social. Pero esto sería otra discusión diferente a la de esta entrada.
Por fin, con los medios que hay hoy en día para engañar en los exámenes, es incluso discutible el mérito que uno pueda tener aprobándolos. Hay que ser realistas: nadie hace una oposición por gusto. Pensar de otro modo es ya ser, por inocente, tonto. Aunque todo el mundo fuera un angelito en ellas, la verdad es que las oposiciones como método para calibrar lo que uno sabe se han quedado ya obsoletas hace mucho tiempo, sólo hace falta darse un paseo por páginas como ésta: http://www.pinganillos.es/.
También, ya que lo has citado, es verdad que en Estados Unidos tienen una Constitución mucho más simple que la nuestra, porque desde el primer momento consideraron que, si debían ser una democracia, la Constitución debía poder leerse, entenderse y aprenderse por todo el pueblo, no sólo por esos cuatro intérpretes iniciados a los que tú te referías anteriormente, que se aprenden los 169 artículos de memoria (como si tuviera tanta historia, ¿no hay aún una asignatura para aprenderse la Constitución en la ESO? Pues si no, debería haberla, en vez de esas gilipolleces como la «Educación para la Ciudadanía»), ni por ningún Tribunal Constitucional que monopolizase su significado.
Evidentemente, si lo que quiero es admirar a alguien por ser capaz de hacer algo que yo no soy, no me iré al abogado del Estado, sino al circo a ver al trapecista, porque el trabajo que realiza éste es el producto del ensayo a lo largo de toda su vida y depende de lo bien que lo realice día a día para asegurarse su sustento, mientras que pegarse el atracón padre durante un par o dos pares de años para poder vivir tranquilo el resto es algo relativamente fácil para alguien que, durante esos pocos años, haya sido favorecido por la suerte de encontrarse en unas condiciones psicológicas y vitales privilegiadas que le permitieron tomarse tiempo para poder estudiar lo que se le pidió (persona que ha aprovechado un privilegio para saltar a otro). Además, no veo ético que alguien se haga funcionario sólo para que los demás le admiren, canten y loen cómo llegó a su puesto: uno tiene que ser funcionario para hacer su trabajo, y punto. Para eso le pagamos entre todos querámoslo o no (a diferencia del trapecista, a quien uno va a ver y paga voluntariamente). A quien yo respeto más en su puesto es al que ha llegado a él a través de los méritos ganados a través de la experiencia a la que ha dedicado una vida. Un abogado del Estado, sea del país que sea, y ocupe el cargo como lo ocupe, es un vividor al lado de éstos.
7:27 | 30/12/10
El Tíol Bastón
Por cierto, no me he referido a quién estableció el sistema de oposiciones en España (por razones evidentes que ya he comentado), sino quién lo inventó.
8:01 | 30/12/10
El Tíol Bastón
Eso no viene en Wikipedia, ¿eh?
8:03 | 30/12/10
aris
en el siglo XX hemos vivido las más atroces dictaduras, pero ahora nos va a tocar vivir la peor dictadura de la historia: el relativismo.
saludos
8:59 | 30/12/10
Belén
El Tíol Bastón
De nuevo gracias por tu explicación. De acuerdo que el problema es de enseñanza, pero entonces ¿atañe sólo a los opositores de cualquier tipo o a todos los estudiantes, de cualquier carrera? Por lo que tú dices, no será sólo a los opositores.
¿Fue puesto «a mala leche»? Vamos a ver, si en una empresa el de RRHH no está solo cuando entrevista al potencial empleado, sino que le acompaña el jefe del departamento en donde va a trabajar el empleado, ¿no se lo guisan y se lo comen los del mismo departamento? ¿O es que lo que no te gusta es que a los funcionarios los pagamos entre todos y querrías elegirlos entre todos? Vuelvo a repetir que, para lo que elegimos en este país, prefiero que siga el sistema. Por lo menos sé que una parte (bastante grande) de los que aprueban han demostrado que tienen capacidad para ejercer el trabajo que van a ejercer. Y, desde luego, muchas ganas de realizar ese trabajo, teniendo en cuenta que muchos tardan más de dos años, y parte de ellos lo combinan con el trabajo (sí, aunque parezca raro, hay gente que está harta de la empresa privada, del bullying de los «compañeros» y de que su vida privada condicione a dónde puede llegar en la empresa; de ahí que haya dos opciones: Hacerse funcionario o autónomo -en el mejor de los casos, lograr tener tu propia empresa-). Pero, nada, si sigues pensando que sería mejor que se eligiese al fiscal por elección popular, mejor para ti. Eso sí, si después el fiscal enchufa a su mujer, a su amante y a sus hijos en el despacho pagado por todos y sin demostrar que tienen ni puñetera idea de Derecho, no te quejes. Porque es lo que ocurre en muchos despachos de abogados. Si eres «hij@/herman@/espos@/lo-que-sea de…» tienes el puesto asegurado. Aunque, repito, no sepas hacer la O con un canuto. Si esto es así en un despacho privado (donde, recordemos, se juegan SU dinero), ¿realmente crees que en el ámbito público (disparando con pólvora del rey, «el dinero público no es de nadie») van a quedarse cortos? Sólo un ejemplo de «amiguismo» (o «camismo» -de cama-) de los que se han dado en España en los últimos tiempos, entre los «elegidos por el pueblo» (no precisamente para la gloria). La Alcaldesa de Jerez (municipio en quiebra) contrata como guardaespaldas a su amante. ¿Crees realmente, pero realmente, que eso cambiaría entre los funcionarios? Eso funciona en EEUU por su cultura (que, más allá del Burguer King y del McDonald’s, inculca más responsabilidad en el ejercicio del cargo público, en teoría). Pero sigo pensando que ni de guasa ocurriría aquí. Y, por cierto, sigues sin contestarme a qué pasa cuando se acerca la reelección de esos grandes jueces y fiscales de EEUU. ¿No hay ningún problema? Porque tengo la sensación (sólo la sensación, pero fundamentada en datos) que precisamente no son elecciones «limpias». Por cierto, ¿de dónde sacan el dinero para presentarse? ¿O les financia el Estado correspondiente? Porque no creo que acepten financiación privada, en plan grandes corporaciones y demás, con grandes intereses en un determinado distrito, ¿no? ¿O sí?
Lo de que la oposición no consiste en el examen que digo yo, ¿lo dices por propia experiencia? ¿O simplemente por algo que oíste una vez y ya piensas que es aplicable a todo el mundo? Por cierto, que no sería la primera vez que un opositor se enfrenta a «quien gobierna». De hecho pasó hace pocos años, y el Gobierno les terminó dando la razón. Precisamente con unos Abogados del Estado que, supuestamente, conocían el último caso práctico de la oposición. Salió en varios medios de comunicación, así que, si te interesa, puedes buscarlo.
Tú tienes una idea muy alta de lo que es un abogado (sea del Estado o cualquier otro), ¿no? Realmente, defienden al cliente correspondiente, con los argumentos más peregrinos las más de las veces (te sorprendería ver algunas alegaciones de abogados de particulares, la del link es sólo un ejemplo). Y perdona por la puntualización, pero quien hace las leyes, más allá de su aprobación por el Congreso y el Senado, es principalmente el Gobierno. No necesita para nada formar legisladores sin capacidad crítica. Sólo necesita ganar las elecciones, y el «voto cautivo» de los diputados y senadores (vamos, que, si se salen de lo marcado por el partido, multa al canto y condena al obstracismo, con lo que les gusta a los políticos el «figurar»).
¿Realmente crees que a mucha gente le importa la ética y la moral? Fuera de este blog y de otros cuantos como él, a la mayoría de la gente lo que le interesa es vivir bien sin demasiadas preocupaciones. Por desgracia, es así. Y viene siéndolo desde demasiado tiempo, y, al parecer, todos estamos muy cómodos mientras la injusticia no nos toque a nosotros. Si nos toca, ya es otro cantar.
¿Que lo que se aprende de memoria no se discute? Entonces, ¿me puedes explicar por qué muchos jueces están en contra de varias de las leyes más importantes de los últimos años? No me refiero sólo a los que se han «manifestado» de una u otra forma, sino a otros muchos que tratan de limitar los efectos perniciosos de algunas leyes dentro de sus posibilidades. Y, lo siento, yo me aprendí parte de la Constitución de memoria y eso no es óbice para que la critique. Más que nada porque, teniéndola en la cabeza, no necesito leérmela otra vez para darme cuenta de los «patinazos» que se han dado. Y, por cierto, también critico otras cosas que aprendí de memoria (ciertas lecciones de Historia, por ejemplo). El memorizar y el tener espíritu crítico no son incompatibles, a pesar de lo que digan muchas «mentes eminentes» en la materia. Sigo diciendo que, o eres profesor, o estás bastante cerca (la pedagogía, las teorías acerca de la memorización,…).
Pues, si hay tradición de «progres» en las escuelas públicas, doy gracias por haber ido a un colegio concertado. Aunque también te digo que la «progresía» no se limita a los colegios públicos. En los privados y concertados hay «progres» a patadas. Debe ser porque son mayoría en la sociedad, por desgracia.
¿Realmente crees que se pueden usar pinganillos en los exámenes orales? ¿Que, teniendo X minutos para responder a X temas, alguien se va a preocupar de que se lo «soplen»? Vuelves a demostrar tu desconocimiento al respecto. O tus ganas de enredar. No niego que, en la Facultad, se pueda copiar con facilidad (de hecho, a varios compañeros míos los expulsaron por encontrarlos copiando, pero sí he de decir que eran bastantes más los que copiaban que los «pillados»). Y siempre se ha podido copiar, arriesgándose más o menos. La posibilidad siempre ha estado ahí (con la inestimable ayuda de los medios de comunicación, que siempre emiten alguna noticia/programa con las posibilidades de «copieteo»; con decir que han llegado a irse a La Tienda del Espía, creo que lo digo todo). Entonces, ¿quitamos los exámenes? Y ¿en el examen de habilitación de los abogados en EEUU no hay posibilidades de copiar? Ah, claro, es que EEUU es el país perfecto.
Yo aprendí parte de la Constitución en el colegio, en una asignatura que se llamaba «Ciencias Sociales». Lo digo por si te sirve de consuelo el saber que no sólo la pueden entender los «iniciados», otra cosa es que la gente quiera estudiarla y entenderla. Porque, por desgracia, la Constitución no es muy larga (comparada con la que nos querían meter de Europa), pero no hay que tener en cuenta sólo la Constitución. ¿Las enmiendas de la Constitución de EEUU también las incluyes en la «largura» de la Constitución o no? ¿También incluyes las distintas normas superiores de cada uno de los Estados? Porque el sistema estadounidense llega a ser aún más complicado que el nuestro.
Por cierto, el TC no monopoliza su significado, lo que monopoliza es la interpretación de la Constitución. Y ni siquiera eso, ya que, en determinados casos, no tiene la última palabra (caso del TEDH).
¿Piensas que con un atracón se aprueba una oposición? Pues te equivocas otra vez. Eso es en la Universidad, que es más «estilo sprint». La oposición es como correr una maratón. No vale con entrenar un año o un par de años y ya. De hecho, mucha gente suspende una, dos y tres veces (y nos vamos, en este último caso, a los 6 años de media de preparación). ¿Eso es pegarse un atracón. Lamentablemente, si se pegase alguien un atracón, terminaría suspendiendo de forma gloriosa. Pareces una señora que, delante mío, dijo un día que se podían aprobar unas oposiciones estudiando la semana antes del examen (la señora se dedicaba a limpiar en las casas donde su marido hacía chapuzas, así que verás la idea que tenía de lo que es una oposición, e, incluso, de lo que es hacer una carrera).
Tú no ves ético que se loe a esas personas. Perfecto. Yo no veo ético que se infravalore el esfuerzo de unos cuantos (que tampoco son tantos los que se presentan a una oposición). ¿Piensas que los funcionarios esperan que «se les loe»? Creo que no, más bien están hasta las narices de que se les infravalore hasta extremos insospechados. Porque tenemos «derecho a…» no demostramos ninguna consideración hacia quien nos facilita el ejercicio del derecho que sea. Y permíteme recordarte que, si quieres ver un trapecista, puedes ver también la preparación de un bombero que tiene que pasar una oposición con pruebas teóricas y físicas. ¿O ahí también hay trampa? ¿Me puedes decir cómo se puede trucar una cronómetro? Me serviría por si algún día tengo que correr en alguna prueba de atletismo.
Ah, ya entiendo, lo que no te mola es que le paguemos entre todos. Pues a los jueces maravillosos de EEUU también se les paga entre todos (y espero que no acepten sobornos). Así que ¿eres anarquista, anarco-capitalista o algo parecido? Porque, lo siento, pero la maquinaria del Estado se ha ido perfeccionando a lo largo de siglos. Si no te gusta, ya sabes. Sigue viviendo en EEUU, que, seguramente, es el país más perfecto del mundo (eso, si Obama no lo destroza). ¿Un juez en EEUU llega a través de los méritos ganados por la experiencia? ¿O porque «alguien» le financia su carrera electoral? Ummmmm, déjame pensar. Si crees que es lo primero, es que el ingenuo eres tú.
A ver, oh, gran sabio, ¿llegarás a decir quién fue el que inventó el sistema de oposiciones? ¿O seguirás diciendo que no viene en la Wikipedia? Por cierto, lo de Bravo Murillo lo estudié allá por 3º o 4º de carrera, en Derecho Administrativo. La Wikipedia sirve, las más de las veces, para echarse unas risas y nada más (si alguien la consulta, ya lo sabe).
Así pues, espero que, de una vez, nos ilustres con tu gran conocimiento acerca de quién inventó las oposiciones. Yo lo sé, ¿lo sabes tú?
Por cierto, Aris, estoy de acuerdo contigo. El relativismo es, junto al positivismo, el peor de los males de la época actual.
12:47 | 30/12/10
El Tíol Bastón
Belén:
No lo dije en mi mensaje anterior para no alargarlo todavía más: por si insinúas lo contrario, siempre he tratado a los deficientes mentales con gran respeto, y hasta es mi orgullo tener por amigo a más de uno. Y sí (relee) que no me voy a meter en discusiones acerca de su tema porque no pertenece a este debate. Si has considerado que los insulto con algo que he dicho, dilo claramente. También que (al igual que tantos abogados, repito) necesitas clases de lengua: cuando en una condicional se utilizan presentes de indicativo en ambas cláusulas, se está indicando realidad de la cláusula del «si» cuando se cumple la que no lo lleva. Luego, sí, dijiste que a mí los abogados por oposición no me inspiran respeto, al menos con la condición de que a ti te lo inspiren (cosa que parece ser es así), y así has mentido dos veces. Por cierto (y ya metidos en lengua), es «ostracismo» y no «obstracismo».
Segundo: o tratas de llevarme a un terreno en el que quieres atraparme contradiciéndome a mí mismo, o creo que necesitas releer mis mensajes, si es que realmente te has tomado la paciencia de leerlos por primera vez desde el principio, o de entender algo de lo que has leído (esas capacidades de lectura…) Te recuerdo: Karenil se metió a loar el sistema de oposiciones como tratando de demostrar que el abogado no es ningún tonto (o tal vez pretendía reírse del sistema y no le entendí muy bien) y yo le llamé totalitario por mostrarse tan incontestablemente afín a un sistema que sí, es totalitario por razones que ya expuse, y por la propia esencia del momento de su concepción. Y he dicho (y sigo en ello) que el abogado puede ser tan idiota y mediocre como otro cualquiera, haya aprobado esas oposiciones o no.
El sistema de oposiciones nace precisamente para la enseñanza (luego lo tomarás como te parezca y dirás que es obsesión mía lo de la enseñanza), en un esfuerzo por reclutar maestros que supieran por lo menos leer y escribir cuando ya habían ejecutado demasiada gente culta durante el Terror francés, y acto seguido Napoleón lo hace suyo en su código legal (por algo sería). En España fue introducido por Bravo Murillo, personaje de tendencias absolutistas (al contrario de lo que me dices en tu mensaje anterior), y que introdujo también en el sistema otras ideas napoleónicas o revolucionarias (francesas), como el sistema métrico decimal. Creo que este tipo de cosas debería saberlo quien ha estudiado Derecho, pero también comprendo que ésta no es la clase de información sobre la que convenga insistir por parte de quienes han aprobado oposiciones y están formando gente cuyo espíritu crítico no interesa despertar demasiado sino sólamente hasta el punto justo. Y esto se va heredando de generación en generación, porque es probable que al profesor no se lo hayan dicho ya en su momento, y esté actuando según este modelo sin sospecharlo él mismo, transmitiendo o no la información según convenga. Por cierto, que altos cargos de la masonería lo fueron también del gobierno español en los tiempos en que Bravo Murillo era presidente del Consejo de Ministros, como por ejemplo Francisco Javier Istúriz. Todo está relacionado.
El sistema en general está pensado para que todos los incluidos en él actúen inconscientemente como sus siervos, y las oposiciones son un elemento muy útil dentro del mismo porque contribuyen a que quien las ha aprobado se acomode y relaje en su trabajo haciendo lo que se desea de él en lugar de lo que cree él que hace por sí mismo. Ejemplos de la vida real: el guardia civil que estaba a la entrada del Valle de los Caídos impidiendo que la gente fuera a misa, ¿estaba allí porque quería él? ¿Hasta qué punto le era dado un mínimo análisis crítico de su misión allí, y actuar en consecuencia, anteponiendo su ética a lo que le dijeron que hiciese? El profesor estatal contrario a la Educación para la Ciudadanía (perdóname de nuevo la incursión en la enseñanza, pero de esto va la entrada de Elentir) al que le digan: «tú no vas a dar más tu asignatura porque no hace falta, de ahora en adelante tendrás que reciclarte y dar Educación para la Ciudadanía o tendrás que irte del Cuerpo», ¿se negará a dar Educación para la Ciudadanía? Dirás que no le pueden hacer eso por negarse porque no lo permite la Ley, pero no importa: si son un número considerable quienes se niegan a hacerlo, se legisla al efecto y ya está. Tú misma, en tu loa hacia el sistema de oposiciones, formas parte del juego y presumes de que se pida a los opositores para abogado del Estado uno o dos idiomas extranjeros, sin la más mínima discusión (aunque esté muy bien como cultura personal del letrado) sobre basándose en qué derecho se puede exigir a un abogado estatal cuyo trabajo ordinario será en España con leyes españolas (salvo casos excepcionales en los que habrá que echar mano de personal especializado, o servirse del cuerpo de traductores, claro) que sepa lenguas no oficiales en el Estado en que va a ejercer su labor. Y es que, como dije anteriormente, el opositor estudiará no lo que dices tú, sino que hará lo que le echen, con tal de obtener el puesto que busca. De extender este espíritu se encargan ya los «reality shows» de la televisión mostrándonos a gente capaz de rebajar su dignidad humana a extremos insospechados con tal de obtener la pela, que es la pela. Todo forma parte del mismo juego. Como bien tú dices (no sé dónde he dicho lo contrario, sino más bien eso: están formados para hacerlo como lo hacen), los que legislan lo hacen al final desde donde lo hacen.
Si el sistema fuera verdaderamente democrático, el trabajador estaría bien formado y podría quedar a salvo haciendo lo ético en lugar de la burrada que se le pide hacer. Precisamente, al revés de lo que ocurre, sería la comisión de ésta la que lo mandaría a la calle. ¡Pero es que tú misma lo admites! (no sé dónde he dicho yo que los que manden al final no sean quienes son, pero al contrario de lo que dices, sus siervos me inspiran como mucho el mismo respeto que ellos, y recalco, para bien y para mal, sea cual sea el modo por el que lleguen a ostentar -o detentar- el cargo). El sistema de oposiciones que tanto te gusta es, por tanto, por lo menos tan malo como cualquier otro, con la particularidad de que la gente forma parte del gran juego a favor del que se aprovecha de ella y se da cuenta todavía menos, porque se adocena. Te diré a propósito de esto, que las oposiciones (que, insisto, a mí ni me gustan ni me dejan de gustar, me parece exactamente tan buenas o tan malas como cualquier otro sistema) van con todo el juego del sistema de elecciones que denuestas, porque si éste fuera de otro modo (lo cual no parece que vaya a ocurrir por cómo se está poniendo la cosa, sino más bien que otros países que ahora tienen sistema abierto adoptarán éste) el sistema de reclutamiento de funcionarios también sería otro (lo cual tampoco ocurrirá por la razón anterior, sino que serán otros países los que se volverán más totalitarios siguiendo la tendencia, empezando por admitirlo también). La característica más sobresaliente del totalitarismo que nos espera es que la gente que viva en él se creerá que está en la más absoluta democracia, porque es lo que interesa a quienes quieren dominarnos; con respecto a esto soy muy pesimista.
El tema de la financiación de los partidos políticos en Estados Unidos lo introduces tú, no yo: yo no he hecho crítica positiva ni negativa en torno al mismo. En realidad, yo no he hecho apología alguna del sistema estadounidense, eres tú quien te lo inventas. Sólo he dicho que el español es por lo menos igual de malo, cuando no peor, a pesar de todo ese petulante sistema mastodóntico legal al que te refieres. En España se genera una cantidad de legislación al cabo del año que no se da en ningún otro país (al menos de Occidente), y en Estados Unidos ni de lejos, lo cual da una idea del «talante» que nuestro espíritu tiene por tenerlo todo bajo control (dicho de otra forma, de hasta dónde estamos dispuestos a llegar en lo de ser democráticos aunque digamos lo contrario). Lógico que necesitemos abogados por un tubo.
En cuanto al tema de la Constitución americana, no hagas demagogia porque las enmiendas no le añaden una longitud significativa. Ha tenido 27 (en realidad son 25, porque hay una que enmienda a otra), lo cual no está mal para una constitución con más de 230 años de vida y cuyos cambios han venido derivados de la práctica. Las primeras 11 son ya prácticamente ella misma, pues datan de la década de 1790. Todas son enmiendas muy cortas (unas tres o cuatro líneas de media, excepto unas cuatro o cinco que tampoco son el Tocho de Salamanca, de tres o cuatro párrafos que van de una a ocho líneas).
20:32 | 30/12/10
Belén
El Tíol Bastón:
Vaya, gracias por la aclaración en cuanto a los disminuidos psíquicos. Por lo menos así parece que no te quieres «meter» con los abogados (de lo que sean). Por cierto, que, repito, a mí me merecen (los disminuidos de cualquier clase -que no sé por qué les llamamos así, «disminuidos», a mí no me parece que lo sean, antes bien, creo que todas las personas estamos disminuidas de alguna forma- y los abogados, y los médicos, y todos), el mayor de los respetos. Por una simple razón: Antes que cualquier otra cosa, son PERSONAS (no estoy gritando, sólo remarcando).
Y ya puestos con lengua, el «sólamente» no lleva tilde, o pones «sólo» (ahora sin tilde ya, según la «nueva» ortografía) o pones «solamente». Y ¿me podrías indicar dónde puse yo «obstracismo»? Porque de verdad que lo he buscado en mis comentarios y no lo he encontrado. Y, desde luego, que cualquiera cometemos errores al escribir a toda pastilla, pero ese, en concreto, no quiero que me vuelva a pasar.
Yo tenía entendido que el condicional «si» indicaba precisamente que no se afirmaba categóricamente lo que se ponía a continuación. Por lo menos, en clase de Lengua yo lo estudié así. Será que mi profesora y los libros que utilicé estaban influidos por las teorías masónicas o algo así.
De acuerdo que el Abogado del Estado puede ser tan mediocre como cualquier otro, en principio. Pero ¿me puedes contestar a la pregunta de por qué a esos profesionales se los rifan los despachos privados (también para trabajar a nivel internacional)? A lo mejor es que realmente son buenos. Desde luego, si yo pudiese contratar a quien quisiera (y no tuviera restricciones financieras, que tal y como está el mercado son muchas), trataría de elegir al mejor (o a los mejores). Y supongo que eso es lo que hacen los socios de los despachos de abogados cuando contratan a otro (como socio, o asociado). Así que eso me lleva a la conclusión de que sí, son bastante buenos (todo es mejorable). Sobre todo cuando no sólo les contratan despachos españoles, sino también despachos internacionales (y para trabajar fuera de España, no sólo aquí).
Yo a Karenil lo que le entendí es que es bastante patético que alguien que es bastante más competente que un político tenga que plegarse a lo que quiere el político si no quiere verse sin trabajo. Ya, ya sé que tú eres tan ético que renunciarías al trabajo que tienes si te obligasen a realizar algo en contra de tus propias convicciones, aunque no te afectase directamente y el trabajo te hubiera costado sangre, sudor y lágrimas conseguirlo. Bien por ti. Pero tienes que entender que, desde el puesto que ocupan muchos funcionarios, pueden hacer más bien que desde cualquier otro sitio. Por ejemplo, evitar que todos los montes españoles fueran declarados bienes de dominio público por las narices de cierto Ministro del PP. Y, para tu información y para que quede claro, no fui yo quien lo evitó(algo imposible, sobre todo porque no soy Abogado del Estado).
Así que Napoleón era totalitario. Más bien era absolutista (teniendo en cuenta que se auto-proclamó emperador). Pero ¿totalitario? No es santo de mi devoción, desde luego, pero incluso las peores personas hacen cosas bien. Aunque ya entiendo por qué el sistema legislativo de España te parece tan mal. Teniendo en cuenta que parte de nuestra legislación proviene de los Códigos Napoleónicos, aunque tenga también sus raíces en Roma, los visigodos o el derecho canónico (no es incompatible, aunque lo parezca). ¿Te parece también mal la Constitución de 1812, por ejemplo? ¿O no te parece totalitaria?
Vale, el problema es la masonería. Mira, el problema con esa asociación «discreta» es que le achacamos todo lo que nos parece raro. Pero, dime, ¿cuántos masones hay? ¿No pensarás que el 50% de la población son masones? ¿El 20%? ¿El 10%? Seguro que, si llegasen al 1%, se darían con un canto en los dientes. Y ahora explícame, ¿por qué un minoría tan minoría nos gobierna a todos? ¿No pensarás que tiene un poder estilo Sauron? Sinceramente, repito que no me lo creo. Aunque quieras ver fantasmas donde sea. Ya en la época de Napoleón (y antes), las organizaciones secretas, precisamente por serlo, no tenían un gran número de miembros. Y la gente culta no estaba sólo entre los masones. Entonces, ¿a qué se debe su poder? Seguramente a que están organizados. ¿Por qué no ha surgido una «contra-organización»? Pues la única respuesta lógica que se me ocurre es que, al principio, la gente se los tomó a guasa. Y, después, la gente prefiere que les gobiernen a molestarse en gobernar. Porque gobernar puede dar dolores de estómago, de cabeza y, sobre todo, no te permite tener tiempo libre. Así que que gobiernen otros, ¿no? Y a la mayoría de la gente les da igual quiénes sean esos otros. ¿A ti no te da igual? La solución es muy simple: Consigue otras personas que tengan ideas similares a ti, trata de que formen un partido contigo y, si lo logras, preséntate a las elecciones. Si me convences a mí, yo te votaría. Total, no pertenezco a la masonería y, si las demás propuestas me interesan, te doy el voto. La propuesta no sería peor de las que hay, ¿no?
Ahora me entero que no se pueden negar a dar EpC sólo los profesores estatales. El problema es que no se pueden negar a darla ninguno. Y, por cierto, que si tuvieran suficiente personalidad, podrían «adaptarla», incluso cuando tuvieran un libro determinado.
Y ¿sabes por qué mandaron a la GC? Por su carácter militar. Será totalitarismo o no, pero en ningún país de ningún momento histórico los militares han podido negarse a hacer lo que quería «el mando». Y que conste que me parece muy mal lo que hicieron con el Valle. Sobre todo porque la solución sería realmente convertir al Valle en el lugar de reconciliación que debería ser, y no tratar de dinamitarlo. Pero es que les va la crispación a «ciertos políticos».
La solución no es que un número suficiente se niegue a hacerlo. La solución es que un número suficiente de ciudadanos obliguen a los políticos a legislar en un determinado sentido. Y, en ese caso, daría igual lo que pensasen los funcionarios, ¿no?
Y añado que no veo los «reality shows». Me parecen denigrantes para la dignidad de la persona, por mucho sentido sociológico que le quieran dar. A veces pienso que soy extraterrestre o algo así, cuando veo la cantidad de gente enganchada a ellos. ¡¡¡Y que encima les gustan!!!
Personalmente creo que, como todo sistema humano, las oposiciones pueden perfeccionarse. Pero no me parecen «lo peor», como parece que a ti sí (según se desprende de tus comentarios, aunque digas que «ni te gustan ni te dejan de gustar»). ¿La línea para perfeccionarlo? Pues algunas ideas tengo, pero demasiadas para exponerlas aquí. Y, requete-repito: No soy funcionario, ni Abogado del Estado, ni de ningún otro tipo. Simplemente sé de qué van por cuestiones personales que no interesan a nadie.
Yo sé que no vivo en democracia real (ya está aquí ese sistema al que te refieres, no es el que «nos espera»). ¿Me siento cómoda? No, y espero que pueda hacer algo para cambiarlo algún día.
Y el tema de financiación de los partidos políticos sólo lo tocaba para establecer las similitudes que tiene con el sistema de elección de jueces y fiscales en EEUU. No porque me interese especialmente, sino porque si vemos cómo influyen los «donatarios» en la política, podremos ver cómo pueden influir en las decisiones judiciales. A ver si así lo entiendes mejor (creo que no soy la única con problemas de lectura).
Y, por cierto, que, precisamente por su antigüedad, en el sistema de EEUU hay que incluir también la jurisprudencia constitucional, que no es poca, y que tiene aplicación directa (por el sistema anglosajón).
Así que feliz 2011 y que lo paséis bien.
16:00 | 1/01/11
El Tíol Bastón
Belén:
A «deficientes mentales» se llegó tras una larga historia de continua renovación de términos que se fueron convirtiendo en tabú al poco tiempo de sustituir a los anteriores; si ya os parece que designa algo tan malo que hay que volver a cambiarla de nuevo, lo cual a mí no me lo parece, no tengo ningún inconveniente. Y ya he dicho lo que tenía que decir sobre ello, ahora dale todo el jabón que quieras.
Y gracias por tu observación, porque me da pie a manifestarme una vez más, ya que hasta en la ortografía persigo un fin. «Sólo», cuando equivale a «sólamente», siempre llevaba tilde hasta la gramática de 1999; lo que ha hecho la nueva es algo peor: dejarla opcional (no está mal, como tú dices) incluso aunque haya peligro de ambigüedad. Yo seguiré usándola, porque sigue sin ser lo mismo «hacer solo una cosa» que «hacer sólo una cosa», y considero que es un ejemplo más de cómo todo se va plegando hacia el mismo objetivo de adaptarlo todo a los analfabetos funcionales que se van creando para poner al servicio del sistema (en este caso, la RAE ha claudicado ante los correctores ortográficos de los programas de texto, para los que todos los «solos/sólos» son iguales; pero esto es ahora, ya veremos cuando evolucionen). Es decir, que soy un poco antiguo y seguiré escribiendo según la ortografía anterior a 1999. Ahora salió la nueva, que ha escandalizado a los que desconocían (o habían olvidado) aquélla (que para ti deberá ser «aquella»). Para ser coherente con la misma gramática (si no tomo de acá y de allá, es para expresar que no todo es relativo) acentúo «sólamente» porque la regla antigua también decía que las palabras finalizadas en «-mente» llevaban tilde si la de origen también lo llevaba (posteriormente también cambió esto). Hago todo esto de modo reivindicativo, manifiestamente para expresar mi insumisión ante la nueva educación que nos quieren imponer. En cuanto a «obstracismo», te remito al final del cuarto párrafo del comentario de 30/12 a las 12:47.
Las condicionales de «si» tienen utilizaciones diferentes según los tiempos que figuren en ellas. No me extenderé en esto porque para ello están las gramáticas y evito extenderme demasiado, pero en las de presente-presente, todo puede resumirse al siguiente esquema: «Si A, entonces B. Por tanto, ¿quieres que ocurra B? Pues entonces haz A.» Ejemplo: «Si pulsas el botón, se enciende la luz. Es decir, que si quieres encender la luz, pulsa el botón». «Si no respetas a los abogados, los respeto yo. Es decir, que si quieres que yo no respete a los abogados, pues no los respetes tú». Como tú manifiestamente declaras tu respeto a los abogados, se infiere que estás implicando que yo no los respeto. Ten en cuenta que en lenguaje expresamos o decimos cosas, por tanto se diferencia de la lógica sin lenguaje en que todo lo que no esté implicado en la frase no forma parte de lo dicho. Luego, no vale: «es que puede haber otras formas de encender la luz que no sean apretar el botón», porque simplemente no se expresa.
No tengo tiempo ahora mismo de seguir escribiendo porque debo retomar mi trabajo, pero ya continuaré replicando a lo que dices y te aseguro que vas a «disfrutar».
19:58 | 1/01/11
El Tíol Bastón
Belén:
Una corrección (obvia):
Donde se lee «es decir, que si quieres que yo no respete a los abogados, pues no los respetes tú”, léase: «es decir, que si quieres que yo no respete a los abogados, pues respétalos tú”
20:01 | 1/01/11
El Tíol Bastón
Belén:
«Es bastante patético que alguien que es bastante más competente que un político tenga que plegarse a lo que quiere el político si no quiere verse sin trabajo». Perdóname que te pregunte, no te ofendas: ¿estás de coña? Primero, no conozco personalmente al abogado y no puedo comparar su competencia con la de políticos que tampoco conozco personalmente. Y segundo, lo normal es que alguien más competente en algo esté al servicio de los menos competentes en eso, porque si no no se les pagaría para hacer su trabajo y lo haría uno mismo (si mi fontanero no fuera más competente que yo en su trabajo, haría mis labores de fontanería yo mismo). El problema no es de competencia, sino precisamente de ética.
«¿Me puedes contestar a la pregunta de por qué a esos profesionales se los rifan los despachos privados (también para trabajar a nivel internacional)? A lo mejor es que realmente son buenos.» Pues a lo mejor piensan que son buenos, con o sin razón, porque tienen derecho a opinar. O por otras razones que, obviamente, no van a reconocer. A lo mejor es que lo más cómodo es pensar que, ya que pasaron la prueba de oposición, se ahorran ellos el capital de tener que evaluar personalmente a los letrados para escogerlos. O a lo mejor es que consideran que, ya que le hacen labor sucia a los políticos, pueden hacer lo que sea al servicio de quien sea. U otras mil razones; yo que sé. Cada empresa privada es un mundo, como cada persona.
«Ya, ya sé que tú eres tan ético que renunciarías al trabajo que tienes si te obligasen a realizar algo en contra de tus propias convicciones, aunque no te afectase directamente y el trabajo te hubiera costado sangre, sudor y lágrimas conseguirlo.» Pues no he dicho que yo sea un ejemplo de ética, pero que mi conducta sea reprobable e incluso digna de desprecio no me impide el reconocerlo, ni tampoco el reconocerlo en otros. Y tampoco me impide despreciarlos, e incluso despreciarme a mí mismo si me da la gana, aunque me excuse por ser yo (lo cual ya está mal). Una cosa es hacer lo que no se debe, y otra tener los valores pervertidos y creerse que las cosas están bien o mal simplemente porque sea uno mismo quien las hace. Pero desde luego que es mucho más fácil renunciar a un trabajo que sabes que puedes perder (como el de una empresa privada) que a uno blindado a tu favor, cómodo y seguro para toda la vida (hablemos claro: no porque te haya costado sangre, sudor y lágrimas conseguirlo). Y si cobras más que la media de la población trabajadora de tu país, todavía más difícil (aunque sacrifiques el dinero de más que puedan cobrar otros como tú en la empresa privada, donde están menos cómodos y seguros). La gente, por mucho que hable de que le gusta la democracia, sacrifica la libertad no al dinero, sino a la facilidad para ganarse la vida, y eso es lo que comprendió muy bien el que inventó el sistema de oposiciones. De hecho, yo ya me he visto en la tesitura de tener que renunciar a trabajo, en España, por razones relacionadas con el tema de lo que yo considero que debo hacer y lo que no. De haber sido funcionario de Estado, realmente las condiciones habrían sido una tentación muy grande: no sé qué habría hecho, tendría que verme en la ocasión. Empiezas a llegar al meollo de la cuestión de para qué sirve y cómo se utiliza este tipo de funcionariado por parte de quienes usan el sistema en su provecho; el que me hagas la pregunta así directamente indica que reconoces que si fueras abogada del Estado no renunciarías a nada con tal de no perder el puesto. Realmente, como admites, no tienes necesidad de ver los reality shows como espectáculo porque no te muestran mucho que tú, a tu nivel, no harías.
El tema de los montes y el diputado del PP: no sé a qué viene, no he dicho que esté en contra de los abogados del Estado, ni de que haya funcionarios de Justicia, ni entiendo cómo el sistema de contratación del abogado puede haber influido en esto. Te vas por los cerros de Úbeda para llevarme a algún terreno que sólo tú entiendes. También tendrías que contarme quién crees que se hubiera metido con ese diputado si, en vez del ser del PP hubiera sido de algún otro partido.
«Así que Napoleón era totalitario. Más bien era absolutista (teniendo en cuenta que se auto-proclamó emperador). Pero ¿totalitario?» Ganas de discutir por discutir. En primer lugar me referí al período del Terror francés. Si a ti el guillotinado diario de miles de personas prácticamente por la cara por parte de quienes detentan el poder no te parece un buen antecedente de lo que hubo con Hitler o Stalin, pues muy bien. Y si tampoco te parece totalitario un personaje que, ya en la época de las constituciones liberales, centralizó todos los poderes en su persona, buscó tener a las masas públicas de su parte, persiguió a quienes pudieran representar peligro para su gobierno, y pretendió extender su ideología y gobierno mediante la presencia militar incluso en países que nunca habían correspondido al dominio de su país, tú misma. Por cierto: oposiciones para los puestos que dejaba ocupar al pueblo, a quienes no conocía personalmente, sí; porque para los verdaderamente importantes (reyes en sus «colonias», presidencias y vicepresidencias, altos cargos y demás) designaba él a su gente de confianza, hermanos, cuñados y demás familia. Regla y compás: llámale «absolutista» porque el término «totalitario» es posterior y parece aplicarse más bien a sus imitadores del siglo XX (que no hicieron sino refinar su estilo e institucionalizar a los chivatos privados que hubo en el Terror francés, como policía secreta estatal en régimen de funcionariado). Vale. Pero a lo que íbamos: Napoleón liberal no era, desde luego, estaba bien lejos de serlo.
«Vale, el problema es la masonería. Mira, el problema con esa asociación “discreta” es que le achacamos todo lo que nos parece raro.» No retuerzas. No he dicho que la masonería sea el problema, sino uno de los problemas. La masonería está en medio, y con el servicio de quienes simpatizan con ella o de la progresía en general, ha ido imponiendo junto a otros que tienen el mismo fin, su parte de los patrones destinados a modificar la sociedad con el objeto de convertirla en algo manipulable y maleable para los fines que interesan, nada liberales, por cierto. Y se ha valido del sistema de oposiciones para sus fines. Tú lo has dicho, y parece que lo aceptas sin ningún tipo de crítica (lo cual te convierte en elemento típico de esa sociedad de la que hablo): «Los progres son mayoría en la sociedad». Este comentario es redundante tras otro que yo ya había hecho. Si es así será porque alguien se ha preocupado de adoctrinarlos para que lo sean hasta la idiotez (quien está en el gobierno es la demostración). Y ¿nunca te has preguntado por qué, después de cuarenta años de «terrible» dictadura franquista en la que se los «exterminó» y «genocidó» sobreviviendo sólo la España «facha», ahora surgen de debajo de las piedras y superan en número a todo lo demás? Poca capacidad crítica, entonces. Pues no hay un pelo del sistema que no haya sido tocado, y las oposiciones de funcionariado vitalicio han representado un papel no poco importante en ello. Pensando como tú en la bondad del sistema, yo no me lamentaría tanto. Relee lo que he escrito en mensajes anteriores.
«Y ¿sabes por qué mandaron a la GC? Por su carácter militar.» Da exactamente igual. Lógicamente, el sistema está pensado para que un militar y un abogado tengan distinto grado de tolerancia según hacia qué tipo de inmoralidades, pero se les sujeta a cometerlas mediante distintos mecanismos que al final se reducen todos al mismo: la pérdida de su trabajo cómodo, vitalicio y fácil, porque es el que se ha preparado para efectuar.
«Ahora me entero que no se pueden negar a dar EpC sólo los profesores estatales. El problema es que no se pueden negar a darla ninguno. Y, por cierto, que si tuvieran suficiente personalidad, podrían “adaptarla”, incluso cuando tuvieran un libro determinado.» En una empresa privada, si realmente eres un trabajador valioso, te ofrecen enseñar EpC y te niegas, por lo general no son tan tontos como para despedirte (aunque bueno, ahí a veces lo dudo de algunos empresarios, mira, sí). Esta situación cambia en la pública, donde a nadie le da un capirote que seas valioso o no si te mandan hacer algo que no quieres hacer. Y por cierto, sí muchos adaptan EpC; tengo la sospecha de que en los colegios privados, por pura conveniencia del que manda y los idearios de su institución se hace más que en los públicos; pero carezco datos de ninguno de los dos, así que no pongo la mano en el fuego. ¿Tienes tú datos? Y si no, ¿qué te dice la lógica?
«Y el tema de financiación de los partidos políticos sólo lo tocaba… … vemos cómo influyen los “donatarios” en la política, podremos ver cómo pueden influir en las decisiones judiciales. A ver si así lo entiendes mejor (creo que no soy la única con problemas de lectura).» Bien, pues eso es precisamente lo que no entiendo, que quieras discutir si en Estados Unidos se influye o no en las decisiones judiciales dando por sentada la discutible premisa de que en España no ocurre, que yo tampoco he abordado ni veo necesario entrar en ella para lo que se está discutiendo. Dije, eso sí (relee), que hay muchas sentencias judiciales malas, pero no me he metido a analizar pormenorizadamente las causas (aun sin entrar a discutirte, cosa que podría, que en Estados Unidos las sentencias malas se deban a que se influya en las decisiones judiciales, puedo añadir que en España no sólo no se evita que muchas vengan por esto mismo, sino que además la variedad de factores para su mala calidad es mayor que en Estados Unidos, sin necesidad de entrar a discutir la profesionalidad del juez, ni español ni americano, como tú pretendes haciendo a Estados Unidos un país de jueces que se dejan «untar», cosa mucho más difícil de lo que me parece que supones). Y añadiendo que, aunque tampoco es ético que el juez se deje influir, resulta que los factores que influyen en las sentencias tampoco tienen por qué servir siempre sólo para que éstas sean malas o injustas. Habría que analizar cada caso en particular, porque cuando una sentencia es buena nadie se preocupa por estudiar qué es lo que hay detrás.
Quedan muchas cosas, pero de momento eso, feliz año 2011.
0:45 | 2/01/11
Belén
El Tíol Bastón
Esto parece que se ha convertido en un diálogo.
Cerrado el tema de los disminuidos psíquicos, ¿ok? Ha quedado más que claro que a los dos nos merecen el mismo respeto que nos merece cualquier otra persona.
En cuanto al tema ortográfico y de lengua, si todo lo tomásemos en relación con un tema político, la verdad es que estaríamos estresados. Y ya tengo suficiente con mi vida como para estresarme además por las decisiones que toman las Academias de la Lengua, que no digo que estén politizadas ni que no lo estén (tú sabrás lo que piensas al respecto, que, sinceramente, no me importa), sólo que ellas toman unas decisiones y que, suponiendo que sean sus componentes quienes tienen más conocimientos en este tema, no me pregunto nada más. Quiero decir que no discuto estas decisiones lo mismo que no discuto las decisiones médicas (si mi médico me dice que tengo anginas, no le voy a replicar, porque sabe más que yo de ese tema). Tampoco las de física cuántica, por la misma razón que las médicas. Puedo discutir las decisiones políticas relacionadas con la medicina (i.e., las de la gripe A y la vacunación -un gasto inútil-).
En cuanto al «obstracismo», gracias por la corrección, ya reconocí que, si lo había escrito así, lo había escrito mal. Y he de decir que fue una errata (yo no uso corrector).
Escribes:
«“Sólo”, cuando equivale a “sólamente”, siempre llevaba tilde hasta la gramática de 1999; lo que ha hecho la nueva es algo peor: dejarla opcional (no está mal, como tú dices) incluso aunque haya peligro de ambigüedad. Yo seguiré usándola, porque sigue sin ser lo mismo “hacer solo una cosa” que “hacer sólo una cosa”, y considero que es un ejemplo más de cómo todo se va plegando hacia el mismo objetivo de adaptarlo todo a los analfabetos funcionales que se van creando para poner al servicio del sistema (en este caso, la RAE ha claudicado ante los correctores ortográficos de los programas de texto, para los que todos los “solos/sólos” son iguales; pero esto es ahora, ya veremos cuando evolucionen). Es decir, que soy un poco antiguo y seguiré escribiendo según la ortografía anterior a 1999. Ahora salió la nueva, que ha escandalizado a los que desconocían (o habían olvidado) aquélla (que para ti deberá ser “aquella”).»
Yo siempre distingo entre «sólo» y «solo». Y, de hecho, me parece un error haber suprimido esta diferencia, lo mismo que otras (el «de» y «dé», o el «pie» y el «pié»). Y todas por la misma razón me parecen errores: La diferenciación en estos casos puede ser vital para comprender el sentido de una frase con sólo echarle un vistazo. Anteriormente también se escribía «á» en lugar de «a» en algunos casos (cuestión de leer ediciones de antes de 1950, o del siglo XIX: hay cosas que llaman la atención). Y, por cierto, para mí es «aquélla» y no «aquella». Lo digo para que la próxima vez no la pifies suponiendo cosas que no son (digo yo que serán los prejuicios). Una última cosa con la ortografía y la expresión escrita: Si escribes de forma rápida, y mandas el comentario sin repasarlo (mea culpa, lo hago continuamente), puede ocurrir que alguna errata se haya «colado» en el texto. A mí, personalmente, en los blogs y escritos en internet, en general, no me parece grave, siempre que se note que es una errata y no una falta grave (del estilo de poner «haber» en lugar de «a ver», que entiendo que es una falta y no una errata, o alguna letra que se pueda haber «colado» al escribir muy rápido).
Vaya, sigamos con que voy a «disfrutar» (otra vez suponiendo cosas).
En cuanto a los tres primeros párrafos del comentario de las 0:45. Sí, creo que, con muy pocas excepciones, cualquier político de los que tenemos actualmente ha demostrado que es bastante poco competente en su trabajo (que es hacer política, y no meter cizaña). Y, en general, son bastante poco competentes (tanto en política, como en sus trabajos anteriores, en los pocos casos que los tienen). Así que no es difícil considerar que cualquier profesional medianamente bueno puede ser bastante mejor que los políticos actuales. Y, además, el comentario se refería a lo que yo, desde mi propia subjetividad, por supuesto, inferí de lo que decía Karenil. Así que, como ves, no era una crítica a ti, sino trataba de explicar lo que a mí me había sugerido el comentario. Si Karenil pretendía reírse del sistema o no, no tengo ni idea. Tendría que haberle visto la expresión mientras escribía el comentario, por lo de la expresión no verbal y esas cosas. En este caso, y sin verle la expresión, y sin incluir nada como «mode ironic off» o algo así, entiendo que lo dice en serio y, por tanto, no tengo por qué pensar que lo dice en broma o para reírse de nada ni de nadie.
De acuerdo con que cada empresa es un mundo. Pero muchas empresas ya no pueden taaaan estar equivocadas al contratarlos. Y lo de que «hacen la labor sucia a los políticos» vamos a dejarlo. Porque, en todas las profesiones, hay gente que le hace la «labor sucia» y la «labor limpia» a quien le paga. Si tú no lo haces, bien por ti. Pero eso no quiere decir que todos los demás tengan que ser como tú.
¿Yo haría lo que me dijera el jefe si fuera en contra de mis propios principios? Seguramente no. No me vendo por 30 monedas. Aunque me tendría que ver en la tesitura, no creo que lo hiciera. Por eso, repito, no soy funcionario (ni trabajo para otros como subordinado). Pero eso no quiere decir que les tenga que exigir a los demás que sigan lo mismo que hago yo, ¿no? Aunque me gustaría que todo el mundo se portase de forma correcta (la que yo creo, a vueltas con la subjetividad), no puedo exigirle a otro que se juegue su puesto de trabajo (y, por tanto, su carrera, su casa y hasta su familia) por mantener unos altos ideales. Entiendo que una persona tiene que comportarse como le dicte su conciencia, pero esa persona puede considerar que no puede dejar a sus hijos sin casa, por ejemplo, y por tanto no «jugar con el pan de sus hijos» (y que conste que esto se lo oí a un profesor de una Universidad privada, que no era funcionario, y que no denunció a su jefe que era un delincuente por esa razón. ¿Hizo mal? No soy yo quien tiene que juzgarle).
Y he de decir que sí conozco a uno que lo hizo, que abandonó la Administración, ese trabajo «cómodo, vitalicio y fácil», según tú (y, sí, cobraba bastante más que la media de la población, pero bastante menos que la media de las personas con su mismo nivel de estudios; en este caso, sí es útil el considerar la situación en relación con otros similares a él; ¿o puedes comparar a alguien que dejó de estudiar a los 16 años con otro que estuvo estudiando hasta más allá de los 23?). Aunque esa persona no tenía «cargas» familiares (no me gusta la palabra «cargas» en este caso, pero supongo que todo el mundo comprenderá a qué me refiero con ella) ni estaba atado a nada. Era un diplomático que no estaba de acuerdo con el Tratado de Maastricht, por considerar que no era bueno para España (la verdad, yo no veo tampoco la «bondad» de la UE). Se enfrentó a todo el «establishment», a sus jefes y al Gobierno de aquel entonces. ¿Qué le ocurrió? Pues que le dieron a elegir entre quedarse y olvidarse para siempre del tema (no volver a hablar de eso) o irse. Eligió irse, pensando que encontraría trabajo fuera, pero en todos los sitios a donde fue le pusieron la misma condición: Que no volviese a hablar de forma negativa de la entonces CEE. ¿Dónde está ahora trabajando? En ningún sitio. ¿Quién se acuerda de él? Sólo su familia (y por razones obvias). ¿Quién sabe cómo se llama? La respuesta es la misma que la anterior. ¿Llegó su mensaje a algún individuo a quien le interesase de verdad? Pues, sinceramente, creo que no. Así que, antes de juzgar a los demás tan alegremente como parece que lo haces (tú mismo reconoces que deberías encontrarte en la situación para saber qué hacer), deberías de pensar qué tipo de obligaciones tiene la gente (una familia, unos padres que necesitan atención porque son mayores, una hipoteca,…) y si se les puede exigir que sean héroes por un día y se les olvide al siguiente. O aún peor, que nadie conozca por qué hicieron lo que hicieron.
Si tú renunciaste a un trabajo en España, supongo que tendrías la posibilidad de trabajar en otro sitio (¿en EEUU, por ejemplo? Remarcar que no es fácil, aunque sepas el idioma del país al que vas, obligar a la familia a seguirte, en el caso de que la familia pueda hacerlo). Pero no considero que, encontrándose en una situación distinta, se pueda exigir el mismo comportamiento. En todo caso, fue tu propia decisión el dejar el trabajo, y no tienes por qué pensar que los demás tienen los mismos valores, principios e ideas que tú.
Eso de decir que es mucho más fácil renunciar a un trabajo que puedes perder que a uno que lo tienes «seguro» me parece mucho decir, ¿no? ¿Piensas realmente que un contable renunciaría a su trabajo en una empresa privada si le dijesen que tenía que ocultar beneficios para pagar menos a Hacienda? Yo no. E, incluso, creo que, en ese caso, mucha gente aplaudiría que se «ocultasen» beneficios a la Hacienda (por eso de que «mejor me lo gasto yo que que se lo gaste el Estado» y «el Estado me expolia» y cosas así), sin tener en cuenta que, entonces, la reacción del Estado sería subir impuestos (¿No te creerás que perseguirá la economía sumergida? Si lo creyeses, realmente serías un ingenuo absoluto). En el caso del contable de una empresa privada, su respuesta más segura sería «sí, bwana», y no se preguntaría nada más.
Y, al afirmar que tú no sabes lo que harías siendo funcionario del Estado («una tentación muy grande» serían las condiciones en ese caso), y a continuación decirme a mí que me vendería por el puesto («reconoces que si fueras abogada del Estado no renunciarías a nada con tal de no perder el puesto. Realmente, como admites, no tienes necesidad de ver los reality shows como espectáculo porque no te muestran mucho que tú, a tu nivel, no harías.»), ¿no crees que estás, nuevamente, prejuzgándome? Esos prejuicios… Y no veo los «reality shows» porque no creo que me aporten nada que me pueda hacer crecer como persona. Si no entiendes eso, es mejor que no me acuses de no verlos porque «no te muestran mucho que tú, a tu nivel, no harías.» A lo mejor, estás proyectando tus filias y fobias en lo que yo digo, así que te recomendaría que, si no puedes entender lo que digo, mejor ni trates de sacar conclusiones precipitadas (o con mala leche).
El tema del diputado del PP (no era diputado, era el «señor» Ministro, pero supongo que la distinción te dará igual) venía a cuento de que muchas veces alguien puede hacer más bien (en general y en particular) desde un puesto público que largándose de él. Y si te preguntas qué bien hizo, la respuesta es «ahorrarnos un pastón a los contribuyentes» (no se pagaron las expropiaciones que tendrían que haberse pagado si todos los montes españoles hubieran pasado a ser de dominio público), amén de otras consecuencias que no voy a enumerar. Sí, en este caso se enfrentó al «jefe» y ganó. Y eso de que no entiendes en qué puede influir el sistema de contratación del abogado en su reacción indica mucho de tu conocimiento de las leyes de personal del Estado (el expediente disciplinario y demás). Si tú mismo dices que el trabajo de los funcionarios está «asegurado» (vitalicio, como dices), ¿no tendría más seguridad a la hora de «enfrentarse al jefe»?
Sí, Napoleón no fue el más liberal del siglo XIX, y, desde luego, «colocó» a toda su familia en muy diversos puestos. Utilicé lo de «absolutista» por hablar con un poco de propiedad, nada más. Y eso de «en la época de las Constituciones liberales» me parece un poco forzado (propiamente, esa época es un posterior). La única Constitución que había conseguido aprobarse con carácter más o menos liberal era la de EEUU (no se puede considerar a la de UK como una constitución liberal propiamente). Y, curiosamente, tenía entre sus más firmes defensores a varios masones, si mal no recuerdo. De hecho, el primer Presidente de EEUU era masón (¡¡¡uhhhh, que viene el lobo!!!).
Y, en relación con esto, en su época, Bravo Murillo era «liberal moderado» (¿de «tendencias absolutistas»? Porque lo digas tú). Que a ti no te guste esa denominación no es óbice para que sea la más utilizada (será también cuestión de esa «malvada» educación que hay, desde no se sabe cuándo).
En cuanto a tu comentario de: «Tú lo has dicho, y parece que lo aceptas sin ningún tipo de crítica (lo cual te convierte en elemento típico de esa sociedad de la que hablo): “Los progres son mayoría en la sociedad”.» Pues lo siento, no me gusta, pero la realidad es bastante tozuda: La mayoría de la sociedad en España (y también fuera) es «progre» en muchos de sus planteamientos e ideas, o, incluso, en la mayoría de ellos. Eso no quiere decir que me guste (otra vez tus prejuicios), pero he de reconocer que es así. ¿Por qué? Pues porque los demás, o tenemos poco «tirón popular», o no nos da la gana que nos tachen de «fachas» o de «casposos» o cualquiera de esos epítetos tan «caritativos». O puede ser también que nos lo estemos «currando» bastante poco. Si cada vez que alguien saca el tema en una reunión, la mayoría de los «no-progres» no dice ni «mú», es un poco difícil que teorías «no-progres» vayan más allá de lo que van. Y no me vale lo de «es que los medios de comunicación no sacan nada que no sea progre». Vale, sería más fácil si sacaran otras cosas que no fueran progres, pero eso no quiere decir que los demás tengamos que quedarnos de brazos cruzados porque «total, mi voz no va a llegar muy lejos».
De todos modos, lo de ligar el sistema de oposiciones a los objetivos de la masonería, los progres y demás sí que es retorcer las cosas. Si no sabemos por qué se hace una cosa, se achaca a una entidad «discreta» o «secreta» o como sea y a un ente sin personalidad (la progresía). Y ya está. Total, para qué hacer nada más, ¿no? Te repito lo que te dije en un comentario anterior, sin ninguna respuesta por tu parte: Funda un partido, asociación de electores o lo que sea, preséntate a unas elecciones (puede darte publicidad por internet, lo tienes más fácil que en el siglo XX) y puede que te vote más gente de la que piensas. Sobre todo si no te consideras más listo que los demás y tratas de acercarte a los electores, que hay unos cuantos que requieren mucho esfuerzo por parte del candidato para darle su voto (con esto no quiero decir que te creas más listo que los demás, ni que no trates de acercarte a los demás). Mientras sigas simplemente quejándote del sistema sin hacer nada, no tienes ningún derecho a decir a los demás en general ni a mí en particular que somos «elementos típicos de esa sociedad» de la que hablas. Y que, según se desprende de tus palabras (ahora niégalo, si quieres), es lo peor de lo peor (aunque reconozcas que los demás sistemas tampoco son perfectos).
Escribes: «Y ¿nunca te has preguntado por qué, después de cuarenta años de “terrible” dictadura franquista en la que se los “exterminó” y “genocidó” sobreviviendo sólo la España “facha”, ahora surgen de debajo de las piedras y superan en número a todo lo demás? Poca capacidad crítica, entonces. Pues no hay un pelo del sistema que no haya sido tocado, y las oposiciones de funcionariado vitalicio han representado un papel no poco importante en ello. Pensando como tú en la bondad del sistema, yo no me lamentaría tanto. Relee lo que he escrito en mensajes anteriores.»
A lo primero, decir que no es que haya poca capacidad crítica (si la que la tiene es la sociedad), es que hay mucho «chaquetero» que trata de sobrevivir en cualquier situación. Con Franco, eran franquistas hasta la médula, y ahora que lo «guay» es ser «progre», pues a serlo. Vamos, Talleyrand en estado puro (el «chaqueterismo», mal llamado supervivencia, también por mí, es tan antiguo como el mundo). Si la poca capacidad crítica me la achacas a mí, te remito a lo que ya he escrito.
A lo segundo (la «bondad del sistema»), a ver si leemos bien, porque yo he escrito que sé que hay cosas que se pueden mejorar, así que la «bondad del sistema» en que dices que creo no sé de dónde te la sacas. A lo mejor es que me he imaginado que lo escribía, y realmente no lo he escrito. Pero sí, lo he escrito (relee el comentario mío anterior al presente). Vuelvo a decir que, dado que todos los sistemas tienen defectos, mejor mejorar (valga la redundancia) el que tenemos que cambiarlo, por mucho que intentes justificar los cambios que han tenido lugar en los últimos años como causados, directa o indirectamente, por el funcionariado. Si das una interpretación distinta a tu frase de «no hay un pelo del sistema que no haya sido tocado, y las oposiciones de funcionariado vitalicio han representado un papel no poco importante en ello», ruego la expliques mejor. Si ésa es tu interpretación, curioso que, en un país con 46 millones de ciudadanos, 3 millones representen un papel tan importante. Parece que los políticos votados por diez u once millones de votantes hacen lo que les dicen 3 millones (que puede que parte de ellos ni siquiera hayan votado al «elegido»). No importa nada, por ejemplo, que los informes de la Administración, por ejemplo, puedan ser tirados a la basura sin ningún miramiento por los políticos (eso es lo que significa «informe no vinculante»). Ni que, en muchas de las leyes aprobadas en la última década (de las importantes, al menos) el informe del Consejo de Estado haya sido contrario a su aprobación. Nada de eso importa, porque el funcionariado vitalicio tiene parte de culpa (y no poca, según tú afirmas) en los cambios ocurridos. Todo es culpa de los funcionarios, y los políticos no tienen tanta como se podría pensar. Los funcionarios son los que deciden qué se aprueba y qué no. Lo estoy escribiendo a ver si encuentro algo de lógica en lo que dices (o a ver si me lo aprendo, que, como dices que lo que se aprende de memoria anula la capacidad crítica, así ya no te vuelvo a hacer ninguna crítica a tus afirmaciones).
¿Un GC tiene un trabajo cómodo, vitalicio y fácil? Lo de vitalicio sí, pero, ciertamente, ¿cómodo y fácil? Díselo a los que controlan las carreteras a las 3 de la madrugada con una helada tremenda y después tienen que ir a la casa cuartel que se derrumba, sin unas medidas de seguridad adecuadas y en un lugar tercermundista prácticamente. Seguro que están comodísimos y tienen un trabajo fácil poniendo multas, para convertirse en los más odiados del panorama nacional (los «picoletos», ya sabes), aplicando lo que han aprobado los políticos (sí, esos tíos que cobran un pastón por sestear en las Cámaras, cuando van, claro). Políticos que les desprecian hasta lo más profundo de su alma y que les utilizan para conseguir sus fines. Pero, claro, la culpa es del GC que estaba allí, cumpliendo una orden aparentemente legal (nadie ha dicho que no fuera aparentemente legal la orden de cierre del Valle, ¿verdad?), aguantando las iras de los «congregados» de un bando y del otro. Parece que te lo tomas tú peor que algunos de los que estaban allí (con la bandera del águila de San Juan) y que, de forma más «comprensiva» para con la GC, dijeron que no había que meterse con ellos, que sólo «cumplían órdenes». Conste que, repito, no me parece normal lo que está haciendo el Gobierno, por las razones que comenté en otro lugar.
¿Así que da igual que la GC tenga carácter militar? Claro, es lo mismo que te expulsen del Cuerpo de Inspectores del Estado (o cualquier otro civil) que que te metan un arresto de un mes mínimo, y te terminen licenciando después de haber estado gran parte de tu vida fastidiado (por no decir «j…do») cobrando un salario de miseria, en unas condiciones asquerosas y con todo el mundo diciendo que eres una porquería por dos cosas fundamentalmente: Por ser funcionario vitalicio (trabajo y sueldo seguros) y por ser de las «Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado» (vamos, la fuerza bruta del Estado). Si el sistema está pensado para que un abogado y un GC tengan «distinto grado de tolerancia según hacia qué tipo de inmoralidades», el sistema lleva así desde hace tiempo inmemorial. Y he de decir, por si no lo sabes, que no tienes por qué estar de acuerdo con una orden para obedecerla. Es algo que se llama «el deber», aunque a ti te parezca «inmoral» obedecerlo. Y ahora me dirás que hay otros «deberes». Y yo te diré que en el Nuevo Testamento pone la mejor frase que se puede aplicar en estos casos: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Si tú consideras que el GC del Valle o el abogado del recurso del post de Elentir no están cumpliendo este precepto, te diré dos cosas: La primera, que el último juez de cada uno debe ser su conciencia (la moral, tan olvidada); y la segunda, que es mejor no juzgar a los demás «a bote pronto», que no sabemos lo que hay detrás. Y ahora ya puedes llamarme ingenu@ o lo que te dé la gana.
«En una empresa privada, si realmente eres un trabajador valioso, te ofrecen enseñar EpC y te niegas, por lo general no son tan tontos como para despedirte (aunque bueno, ahí a veces lo dudo de algunos empresarios, mira, sí).» Yo dudo hasta de mí misma la mayoría de las veces. Y sé que en la escuela privada han echado a profesores por menos que eso.
«Esta situación cambia en la pública, …pero carezco datos de ninguno de los dos, así que no pongo la mano en el fuego. ¿Tienes tú datos? Y si no, ¿qué te dice la lógica?» La lógica me dice que cada cual en su clase hace lo que le da la gana, siempre que no salga de ahí (el caso del niño musulmán y el jamón es un buen ejemplo de lo de «siempre que no salga de ahí»). Si sale, el profesor tiene todas las de perder, sea de la pública o de la privada. Si el profesor va en la línea del libro de texto, dará todo; si no, omitirá o incidirá poco en todo aquello en lo que no esté de acuerdo. ¿Datos? Pues mira, hasta que no hayan pasado unos años, no nos daremos cuenta de los resultado de este desastroso sistema educativo (todo el mundo se fija en EpC, pero también se han cargado el esfuerzo de los alumnos -el poco que quedaba- al permitir pasar de curso con varias suspensas, como si fuera la Universidad y como si la madurez -supuesta o real- del alumno fuera la misma en la enseñanza básica y el bachillerato que en la universitaria). En todo caso, según tú, pueden renunciar a su trabajo y… ¿dedicarse a dar clases particulares? No sé, quizá alguno quiera «probar». Lo dudo, sinceramente. Tanto si son valiosos como si no lo son.
Te explico, por último, lo de la financiación. No digo que en España no ocurra (casos de cohecho, o de prevaricación, creo que conocemos todos y no necesito recordar ninguno, ¿verdad?). Pero desde luego que en EEUU ocurre y, según deduzco yo, muchos de los «problemas» al respecto vienen precisamente por el carácter electivo de los jueces y fiscales. Sostienes que «hay muchas sentencias judiciales malas, pero no me he metido a analizar pormenorizadamente las causas (aun sin entrar a discutirte, cosa que podría, que en Estados Unidos las sentencias malas se deban a que se influya en las decisiones judiciales, puedo añadir que en España no sólo no se evita que muchas vengan por esto mismo, sino que además la variedad de factores para su mala calidad es mayor que en Estados Unidos, sin necesidad de entrar a discutir la profesionalidad del juez, ni español ni americano, como tú pretendes haciendo a Estados Unidos un país de jueces que se dejan “untar”, cosa mucho más difícil de lo que me parece que supones).»
Yo no «supongo», afirmo (que es muy distinto) que cada vez que se acerca una reelección en determinados distritos hay casos «sospechosos». Por ejemplo, alguno de demasiada notoriedad (para hacer ver que se hace «algo», al estilo de los políticos y su «diarrea legislativa» antes de unas elecciones).
Y, por favor, ya que puedes, discúteme que en EEUU las sentencias «malas» se deben a que se influye en las decisiones judiciales. ¿Así que hay variedad de factores para la mala calidad de las sentencias, más en España que en EEUU? Déjame adivinar… Uno de ellos son las oposiciones, ¿verdad? Claro, y el elegirlos democráticamente sanaría esos «vicios» de las sentencias. Pues nada, en lugar del «cuarto turno» y de los demás, elijamos a los jueces democráticamente… O no, que ya has dicho que también tiene fallos ese sistema (si mal no recuerdo, es que no tengo tiempo para volver a releer todos tus comentarios). Eso sí, después de elegirlos democráticamente, espero que no salte nadie diciendo que «es que no me gusta, porque yo no le voté». O ¿acaso esperas que en este país tan «democrático», donde te llaman «facha», «progre», «totalitario» o lo que sea por comentar determinados temas, la gente vaya a aceptar que el que salga, sea el que sea, pueda desempeñar tranquilamente su profesión? Porque, si las oposiciones tienen fallos, por lo menos tienen un objetivo: El profesionalizar la Administración (un fin totalitario, claro; :D). Y el no estar cambiando cada dos por tres, con cada nueva elección. Reconocerás, al menos, que convocar una oposición y celebrarla es más barato que convocar y celebrar elecciones. Y, sinceramente, no me gustaría tener a «los candidatos a jueces y fiscales del PSOE», «los del PP» y los demás (no los voy a enumerar… Sería aún más largo el comentario). Porque no creo que esperases que se presentasen «fuera del aparato» ¿verdad? Si lo creías, realmente sí que eres un ingenuo (ojo, que no digo que esto ocurra en EEUU).
Y, por favor, no digas que yo discuto la profesionalidad del
juez (de ningún país) cuando digo que se dejan «untar». Que no digo eso (otra vez los prejuicios), sino que puede influir el origen de la financiación de las campañas electorales de los jueces y fiscales en EEUU para perseguir determinados delitos. ¿O no? ¿Ningún juez que haya llegado a donde esté por elección ha «cojeado» de uno de los dos pies (ojo, nada que ver con «izquierdas» y «derechas», sino con la «relación» con sus «benefactores»)? Y eso no quiere decir que se «dejen untar», sino que, al haber aceptado financiación ajena (si fuera suya, ya sabríamos quiénes pueden ser jueces y fiscales en EEUU), de algún modo quedan vinculados a su «benefactor».
En cualquier caso, no negarás que tú dices que, por no perder un «trabajo cómodo, seguro y fácil», muchos funcionarios se venden al mejor postor. Si lo negases, negarías todo lo que vienes diciendo.
«Cuando una sentencia es buena nadie se preocupa por estudiar qué es lo que hay detrás». Bueno, te repito que serás tú el que lo haga. No generalices, que generalizar nunca es bueno y puedes pillarte los dedos si lo haces.
Añado, aunque no lo dices en el último comentario, sí lo mencionas en uno anterior, respecto a para qué vale que los Abogados del Estado (y otros funcionarios) sepan idiomas no oficiales del Estado donde va a ejercer sus funciones, así no son necesarios intérpretes en según qué reuniones. Por ejemplo, si un funcionario sabe inglés y habla con un funcionario británico (¿o es que piensas que el funcionario sólo se echa cafés con los amigos?), el intérprete no es necesario. Y eso supone un ahorro bastante grande para el Estado. ¿O sería mejor que todos los funcionarios necesitasen un intérprete para hablar con funcionarios de otros países? No es por cultura general del letrado, sino para un ahorro de los ciudadanos. Y ojalá se pidiese a los políticos que supieran, al menos, un idioma, y no tuvieran que echar mano del «cuerpo de traductores» o de cualquier otro hasta para pedir un café. Pero, claro, como ese idioma no es oficial en el Estado donde van a ejercer su función, pues van por el mundo con orejas de burro y haciendo el ridículo.
En resumen:
– El sistema de oposiciones no es el mejor ni el peor de los posibles. Entiendo que lo más adecuado sería mejorarlo todo lo que se pueda. Y me importa un pimiento que tenga su origen en Napoleón o en el mismo Gengis Khan, por muy totalitarios, genocidas o lo que sea que fueran. Si siguiéramos con la misma cantinela, terminaríamos por suprimir la seguridad social (era de Franco, que no fue una hermanita de la caridad precisamente, aunque entiendo por qué hizo lo que hizo, pero no por qué se aferró al sillón cuando ya no era necesario), la sociedad de gananciales (de los visigodos, muy «liberales» ellos), el régimen de propiedad (de los romanos, también «liberales» a más no poder) y la doctrina del servicio público (también «revolucionaria francesa» en su origen, tal y como la entendemos actualmente).
– El señalar lo que hace un Cuerpo de la Administración como si ese Cuerpo tuviera libertad para hacer lo que le viniera en gana implica desconocer el funcionamiento real de la Administración. Si yo veo en un titular «El Ministerio Fiscal retira los cargos (contra quien sea)», siempre traduciré «El Gobierno retira los cargos…». Precisamente porque la Administración es jerárquica y en la cúspide se encuentra el Gobierno. Así que todo lo que hacen lo que están por debajo (sobre todo en estos temas) viene de la cúspide.
– Intentar «copiar» otro sistema sin realizar los ajustes necesarios (en el caso de los funcionarios, muchos y que nos podrían llevar décadas) puede conducir a resultados desastrosos. Y no nos asegura el éxito en un porcentaje aceptable. ¿Se puede cambiar? No lo niego, siempre que se realicen bien los cambios.
– Poner «etiquetas» a los demás (al hilo de «totalitario» y otros adjetivos) es reducir la realidad, y se pierden matices que son importantes, desde mi punto de vista, para adquirir una visión de conjunto.
– Los funcionarios no me parecen «la panacea», pero están en la media de la población y, en algunos Cuerpos, incluso por encima. Por mucho que algunos se empecinen en negarlo.
– Señalar a otros como los culpables (la masonería, los «progres»,…) puede ayudarnos a descargar nuestra conciencia, pero deberíamos preguntarnos más bien qué podemos hacer para cambiar esta situación, no quejarnos de ella simplemente. Y encontrar un «chivo expiatorio» sólo retrasa la solución del problema, si es que algún día realmente llegamos a solucionarlo.
– Si alguien considera que una persona que ve a determinados funcionarios como personas valiosas por sus conocimientos (ya que hablamos de funcionarios; si hablásemos de farmacéuticos o de ingenieros, yo también reconocería su mérito) ya tiene que ser funcionario (claro, para defender a los militares, médicos o astronautas hay que ser militar, médico o astronauta, por poner unos ejemplos), puede meter la pata hasta el corvejón, como se suele decir. Repito, por enésima vez, no soy funcionario, ni quiero serlo, y mi espíritu crítico no está atrofiado por haberme estudiado de memoria la Constitución (de hecho, me sirve para ver las «pifias» que se cometieron cuando se aprobó).
– El «sistema educativo» puede ser muy malo, pero no hay por qué echarle la culpa por entero a él. Ya se sabe, la incultura se cura leyendo (y viajando), y se puede elegir el título, el autor y el año de edición de la obra (no vaya a ser que esté «contaminada» y salga alguno diciendo que «no es como tú dices», en plan «mi libro ponía otra cosa»). A mí me quedan muchos años para cultivarme, s.D.q., así que los aprovecharé como mi libertad me lo permita. Y no podré culpar al «sistema educativo» si no uso esa libertad para formarme todavía más. Lo mismo que no puedo culpar a los demás de una situación si no hago lo que está en mi mano para cambiarla.
Espero haberme expresado con corrección, sin faltas de ortografía, y de forma que se me entienda. Si no lo he hecho, espero mejorar en el futuro.
Ale, ya te puedes «divertir» todo lo que te dé la gana. Yo no pienso perder más tiempo en tonterías. Si algún día te presentas a unas elecciones en España, avisa, para ver si me gusta el programa que presentas y te voto (o no).
P.D. Siento la largura del comentario. Quería «cerrar» el tema por mi parte.
1:04 | 3/01/11
El Tíol Bastón
Belén:
Si para ti el pronombre es siempre «aquélla», y sólo (con tilde) el adjetivo demostrativo es «aquella», entonces estás también ignorando lo que dice la RAE desde 1999, y todo lo que pretendes saber en materia de ortografía se habrá reducido a las correcciones que me hiciste. ¿Vas a la moda y lo que ya es anterior lo olvidas, o consultaste las nuevas normas sólo para ver en qué me pillabas e intentar fastidiarme a mí? Pero espero que en carne propia te hayas dado cuenta mejor: la diferencia entre las decisiones de la RAE y lo que diga un médico o un astrofísico, es que lo que diga la primera nunca llevarán a nadie a la muerte, ni a la Humanidad a un desastre serio; puedes seguir ignorándolas y no va a pasar nada, y por eso me tomo la libertad de mostrarme insumiso a ello si no estoy de acuerdo con su estupidez.
Segundo: no existe ningún tipo de elección de jueces ni de ninguna otra clase de personal en el mundo que pueda evitar que la persona elegida sea corrupta. ¿Sabes por qué? Porque ser corrupto o no, no es cuestión de cómo se elige a las personas, sino que es una elección personal de ellas mismas. Sí existen maneras de elegir al personal más o menos democráticas, y el sistema de oposiciones es, abismalmente, uno de los menos democráticos. Lo cual no me hace hablar bien o mal de él, porque yo, (como Elentir bien sabe) nunca he venido por aquí presumiendo de liberal, pero tampoco he prohibido a nadie que se autodenomine así si quiere, porque no son las ideas lo respetable, sino las personas y su derecho a tenerlas y a estar equivocadas o no. Y sí decir que es un sistema totalitario. A lo mejor es porque ser totalitario a mí tampoco me parece tan malo, si quieres tomarlo por ahí tampoco te lo puedo prohibir.
Pero sí me molesta que haya gente intentando dar lecciones de democracia y liberalidad desde tronos de oro. Tú misma lo admitiste: en España, para poder vivir sin que sea como un esclavo, o se es autónomo (y yo creo que ni aún así, por todas las servidumbres que el propio Estado, y ya no el gobierno, te impone como tal), o funcionario. Y yo te diré por qué: es autónomo el que puede, y el funcionario es un lacayo que, por su seguridad y comodidad vitalicias, voluntariamente sacrifica su libertad poniéndose al servicio del mejor postor para siempre. «El señalar lo que hace un Cuerpo de la Administración como si ese Cuerpo tuviera libertad para hacer lo que le viniera en gana implica desconocer el funcionamiento real de la Administración», ¿quién reconoció esto? Yo no. Por fin, el trabajador en una empresa privada suele vivir explotado e inseguro, con la particularidad de que su situación no suele haberla escogido él, sino que le viene impuesta por necesidad. Por tanto, mi admiración está con el autónomo, mi simpatía con el trabajador y ¿quién queda de último?
Luego, teniendo en cuenta lo que dije en el párrafo segundo, a lo mejor va a ser que en España los jueces no son corruptos, y no lo son por cómo han sido elegidos. En España tenemos a Garzón, que tras ser un competente juez (y lo fue durante algún tiempo, lo cual confirma lo que ya he dicho sobre la transitoriedad de lo que se sabe y se hace), ya nos demostró también su «competencia» como político, y a otros que se venden o admiten dinero por ciertos «servicios». En Estados Unidos tienen los suyos, pero es que allá hay a lo mejor tantos jueces como en toda Europa. Bueno, pues echa cuentas, busca las estadísticas de uno y otro sitio y calcula el porcentaje, no el número en bruto.
Hay funcionarios valiosos, y funcionarios no valiosos, igual que gente en todas partes. Y esto independientemente de su grupo y del trabajo que hagan. Luego, te hará mucha gracia que profesionalizar la administración sea un fin totalitario, pero llevado al extremo sí lo es, se llama tecnocracia.
También te diré que el sistema de listas cerradas que tan poco te gusta, va íntimamente ligado a este tipo de funcionariado. Y es que si se es partidario de una cosa, hay que ser coherente. El funcionario vitalicio le cuesta mucho dinero al Estado (aunque convocar oposiciones es una buena fuente de ingresos también, pero a la larga no se recupera) porque no puede deshacerse de él cuando ya no existe demanda de determinadas especializaciones. Por ejemplo, cuando desaparecieron las guardias fronterizas hubo que reubicar a una cantidad ingente de personal. O en el caso de una eventual caída de la natalidad (lo cual ya ocurrió), ¿qué se hace con los maestros que sobran? Pero uno de los alicientes para que un partido gobierne cuando lo que existen son listas cerradas, es el control del funcionariado. Esto deja de ocurrir cuando las listas son abiertas, con lo que se impone la solución más barata, se aumentan las contratas en lugar de las oposiciones, y ser trabajador del Estado deja de ser tan apetitoso, con lo cual ese sistema de acceso que tanto te gusta entra en decadencia. Y es que esto es la democracia. Pero es que en el caso concreto de España, al ser el poder judicial como es, no democrático, precisamente éste es el problema para que el sistema abierto se imponga, porque la aplicación es biyectiva. Si España es una democracia en dos tercios y nos parece bien porque el poder judicial funciona «tan bien», ¿por qué no dejar de tenerla en los tres tercios? ¿Por qué hemos de aguantar en los otros dos poderes eso que parece ser tan malo que no lo aguantamos en el poder judicial?
16:11 | 3/01/11
El Tíol Bastón
Más cosas:
1) No sé si vendrá en Wikipedia ni en los libros de la LOGSE, pero sí lo podrás comprobar en cualquier libro de Historia mínimamente serio. Bravo Murillo era un extremista que intentó modificar la Constitución de 1812 (una de las más liberales de su tiempo, creo que así queda contestada una pregunta que me hiciste) dos veces en sentido autoritario, tomando como modelo el Segundo Imperio francés. Entre otras cosas, esto precipitó la oposición contra él, incluso dentro de su mismo partido, y le llevó a tener que dimitir en 1852.
2) Un número elevado de esos políticos que están demostrando su incompetencia a cuyas órdenes está la «competencia» de algunos abogados del Estado, son, como éstos mismos, funcionarios en la excedencia, y no me refiero a los que lo son de cuerpos de la categoría más baja precisamente. Podemos empezar por la «lista» (al revés, por si hay duda) de Fernández de la Vega, si te parece, que nos demostró lo «buena» que era (para lo que a ella le convino, sí) como vicepresidenta.
3) Evidentemente, para echar cafés con los extranjeros se les quedan los idiomas extranjeros a los abogados del Estado. Los cafés, y con quién y cómo se toman, es muy importante tenerlos en cuenta cuando se piensa en los temarios de oposiciones para funcionarios. Ah, y así, de paso, el abogado extranjero a lo mejor piensa que cuánto saben estos abogados españoles, que hasta les obligan a examinarse de idiomas extranjeros para trabajar en empleos que se desarrollan habitualmente en su propio país.
4) «Puede influir el origen de la financiación de las campañas electorales de los jueces y fiscales en EEUU para perseguir determinados delitos.» Pues no sé por qué esto ha de ser malo. Evidentemente, si son delitos me da igual que se los persiga influido por algo o no. Precisamente vería un problema el que no se persiguieran esos delitos. En este caso, me estás hablando de un estímulo positivo: ¿estás segura de que discrepamos en algo?
5) «Señalar a otros como los culpables (la masonería, los “progres”,…) puede ayudarnos a descargar nuestra conciencia, pero deberíamos preguntarnos más bien qué podemos hacer para cambiar esta situación, no quejarnos de ella simplemente». Pues sí, creo que ya estoy proponiendo la solución, que pasa por darle el poder a la gente y no a quienes quieren aprovecharse de ella (si se es verdaderamente democrático); o bien, si no nos atrevemos a hacer esto porque nos da miedo la verdadera democracia, pues ser coherentes y abogar por una toma del mando de manera autoritaria; pero esto, como siempre, sólo beneficiaría a una parte. Lo que no se puede es andarse con medias tintas y tomar o desechar de aquí y de allá lo que me interesa a mí personalmente, porque eso sí que es relativismo. Al hilo de esto: «De todos modos, lo de ligar el sistema de oposiciones a los objetivos de la masonería, los progres y demás sí que es retorcer las cosas… etc». Pues no es sólo lo que dices. En realidad, se trata de un pulso mucho más allá de lo que estoy diciendo y de lo que tú te imaginas. No te estaría mal que te leyeras Democracia: Una parodia para un pueblo, de S. Duprois, para que te enterases de cómo se ríe de nosotros el complejo oligárquico financiero-industrial-comercial-mediático, que, «para ocultar su poder, autocalifica al sistema que ellos han escogido para sí, e impuesto al Pueblo, de democracia«. Todos esos «progres» que ahora creen y dicen una cosa porque es moda y mañana otra (relativismo) y «masones» (échale un vistazo a las numerosas obras de Ferrer Benimeli, o simplemente a la de Vaca de Osma para ver que la masonería no es nada consistente, todos creen ser los verdaderos y se acusan mutuamente de no serlo unos a otros) no son sino agentes al servicio de un plan que les supera a ellos mismos.
6) «Lo guay es ser progre»: pues sí, y volvemos a lo que ya te dije. Es guay ser progre, porque si no lo eres no te comes un rosco de nada, te echarán el «vade retro» y serás un proscrito de la sociedad, ya que la mayoría es progre, y lo es por algo. Que en la época de Franco eran franquistas a rabiar, pues también, pero eso es lo que decían ellos, porque en cuanto pudieron expresarse libremente sin miedo a que les ocurriese nada, salió lo que se les había enseñado a ser.
7) Quieres seguir comparando el sistema español con Estados Unidos. En Estados Unidos hay unos 30.000 jueces, pero por la chorrada simplista que has dicho de los partidos políticos proponiendo a sus candidatos me parece que no tienes ni idea de cómo funciona el sistema ni de las fórmulas que aquí se han puesto en práctica para garantizar la independencia judicial. En España, con casi la décima parte de ese número, ya nos gustaría tener con ellos la décima parte de los problemas que los jueces americanos dan. Si estás muy interesada, en esto sí puedo decirte que tienes un trabajo sobre ello
aquí.
1:45 | 4/01/11
Opina sobre esta entrada: