La ultraizquierda sólo quiere que nos consulten el tamaño de la tiranía a la que someternos

Originalmente publicado en Actuall

Los socios gallegos de Podemos, que acudieron a las pasadas Elecciones Generales en coalición con el partido de Pablo Iglesias bajo la denominación de “En Marea”, han puesto como condición para apoyar un gobierno del PSOE que éste lleve a cabo una consulta en Cataluña y en las “naciones periféricas” de España. Sostienen que hay “una demanda social importante hacia el derecho a decidir de las personas y de los pueblos como máxima expresión de democracia”.

No quieren el derecho a decidir, quieren separarnos de España

Me pregunto qué demanda es ésa, y dónde se expresa. Yo veo a la gente de mi ciudad, Vigo, preocupada por el paro, la economía, la salud o la educación de sus hijos. Los únicos que demandan la monserga de la independencia son los dirigentes separatistas y a sus acólitos.No he visto manifestaciones multitudinarias en Vigo pidiendo separarnos de España; de hecho, la amplia mayoría de los gallegos queremos seguir siendo españoles, y muestra de ello es el constante fracaso de las candidaturas nacionalistas en esta comunidad. He dicho “separarnos de España” porque es eso lo que piden los separatistas cuando hablan de “derecho a decidir”, un derecho que ya venimos ejerciendo todos los españoles desde finales de los 70, votando en las distintas convocatorias electorales.

¿Totalitarios pidiendo más democracia?

Uno de los más conocidos dirigentes de En Marea es el veterano marxista y dirigente separatista Xosé Manuel Beiras. Hace seis años, el 8 de febrero de 2009, ese señor y yo coincidimos en la misma ciudad: Santiago de Compostela. Yo acudí hasta allí junto a miles de gallegos, convocados por Galicia Bilingüe para reivindicar la libre elección de lengua, es decir, el derecho a decidir con qué lengua deseamos relacionarnos con las administraciones públicas, con qué lengua deseamos hacer nuestros negocios o con qué lengua deseamos escolarizar a los más pequeños. Una banda de ultras de izquierda nos acosó por las calles de Santiago lanzándonos insultos y amenazas, y agrediendo también a algunos manifestantes y a policías que intentaban garantizar nuestro derecho a manifestarnos. Diez de los separatistas violentos fueron detenidos por la Policía.

El señor Beiras estaba ese día en Santiago, y al enterarse de las detenciones, lo que hizo fue acudir a la comisaría a defender y justificar a los ultras violentos, afirmando que se limitaban a “defender el idioma y la Constitución”. Un idioma que, por lo visto, se habla a puñetazos. Lo de la Constitución tiene gracia –es un decir-, porque Beiras se opuso a nuestra Carta Magna cuando fue aprobada en referéndum (con los votos a favor de una amplia mayoría de los gallegos, por cierto), y no pudo ocupar su escaño hasta bien entrada la década de los 80 porque se negaba a acatarla. ¿O tal vez se refería Beiras a la Constitución de la Cuba comunista, ese régimen dictatorial al que él apoya? Que estos totalitarios de pacotilla hablen de democracia y de derecho a decidir resulta tan cínico como si un miembro del Ku Klux Klan presumiese de tolerancia.

Los separatistas de En Marea llevan muchos años oponiéndose a cualquier iniciativa que permita a los gallegos decidir libremente el idioma en el que quieren hacer su vida diaria.Han apoyado a unos violentos que intentaron impedirnos por la fuerza a miles de demócratas ejercer nuestro derecho de manifestación. Han apoyado en países como Cuba y Venezuela a gobiernos dictatoriales simplemente porque son de su misma cuerda ideológica. La única democracia que quieren los de En Marea es la llamada “democracia popular”, burdo eufemismo creado por los regímenes comunistas para disfrazar sus brutales dictaduras.

Podemos y el separatismo: una pinza contra la democracia

Si las Mareas y otros socios separatistas de Podemos han aceptado ir de la mano con Pablo Iglesias y su tropa es porque unos y otros coinciden en su apuesta por un régimen socialista en el que los derechos individuales sean recortados en aras de un Estado elefantiásico, que controle nuestra existencia desde la concepción hasta la tumba, sometiéndonos en todo momento a los caprichos de los políticos, caprichos que van desde llamar “derecho” a matar a los hijos e hijas por nacer, pasando por la negación del derecho de los padres a decidir la educación que desean para sus hijos, e incluso llegando al extremo de establecer cada vez más normas para impedir que podamos discrepar de las tesis ideológicas de la izquierda.

Lo que los socios separatistas de Podemos llaman “derecho a decidir” no es más que una forma de disfrazar la usurpación a los españoles de su soberanía nacional, como pago a los compromisos alcanzado entre Podemos y sus aliados antes de las elecciones, unos compromisos que incluían la demolición de la unidad de España, como ya señalé en mi blog el pasado verano. Ahora quieren repartirse el poder que puedan obtener con la colaboración del PSOE. No les importa el Bien común. No les importan la democracia ni nuestros derechos y libertades. Llevan toda su vida esperando la oportunidad de ocupar una poltrona para poner en marcha sus proyectos totalitarios, y en el caso de los separatistas, el proyecto consiste en trocear España en partes para quedarse ellos con lo troceado. No van a permitir que decidamos sobre cuestiones como la educación o el idioma, porque como en tantos otros temas, quieren ser ellos los que decidan por nosotros. Lo único que quieren que decidamos es el tamaño de la tiranía: si queremos estar sometidos a un tirano de ultraizquierda en Madrid, o a uno que gobierne desde Barcelona, Vitoria o Santiago de Compostela. Ante esa hoja de ruta autoritaria, a día de hoy debemos ligar más que nunca la defensa de la soberanía nacional, la unidad de España y la democracia, porque si renunciamos a alguna de ellas, estaremos provocando que los demás elementos se derrumben y que se alcen con el poder unos aprendices de déspotas que no vienen a ampliar nuestras libertades, sino a liquidarlas.

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