La 'peideira' vs 800 familias en el paro: ¿qué es lo más grato para Pontevedra?

Ayer, nacionalistas y socialistas se unieron en Pontevedra para declarar "persona no grata" a Mariano Rajoy, por su reciente decisión de prorrogar 60 años la concesión de ENCE.

Una cuestión de ecología, de olfato y de vista...

El hecho ha conllevado a que la ciudad de Pontevedra fuese noticia en casi todos los medios. Mucha gente ya decidió qué partido tomar. Personalmente, no veo el tema tan claro como otros muchos españoles. Como muchos habitantes de esta zona, conozco la fábrica de ENCE de Pontevedra, desde hace años, como "la peideira", debido a que cuando te acercas a Pontevedra, muy a menudo, antes de verla la hueles, y el olor es cualquier cosa menos algo parecido al Channel nº5. En términos ecológicos parece una desgracia que a Pontevedra y a Marín les cayese ENCE encima, cuyo aspecto, visual y olfativamente, es el de una embajada de Mordor en la ciudad del Lérez. Pero en términos ecológicos también son criticables los embalses, las carreteras, los tendidos de alta tensión, los puentes y muchas otras cosas ligadas al progreso. ¿Queremos prescindir de todo eso? Hay que decir, además, que Pontevedra es una de las ciudades de Galicia con menos contaminación en el aire. Las mediciones, hechas en 2014, dieron un resultado curioso: en el centro de la ciudad y en ENCE hay niveles muy parecidos de contaminación, muy por debajo del máximo establecido por la normativa. Las mediciones las hizo una organización ecologista, no ENCE.

... pero también una cuestión de empleos y riqueza

Pero además de lo citado, ENCE aporta 800 empleos en la comarca, entre directos, indirectos e inducidos. A eso hay que añadir que ENCE compra madera de 1.800 propietarios diferentes cada año, recibiendo 260 camiones diarios con madera de eucalipto, con lo que su influencia se extiende, sumando el sector forestal, a más de 5.000 empleos, casi un tercio de la gente que trabaja en el sector forestal gallego. A eso hay que añadir que la factoría genera el 21% del tráfico total del Puerto de Marín y casi el 63% de sus exportaciones: de las 625.000 toneladas de mercancía exportadas en 2014 en estas instalaciones portuarias, 393.000 toneladas fueron de celulosa de ENCE. En términos económicos, ENCE aporta 459,4 millones de euros al PIB de Galicia (casi el 1%) y el 13% del PIB de la ciudad de Pontevedra. Una riqueza que beneficia a la ciudad y a la comunidad y que se perdería en caso de que ENCE echase el cierre y se trasladase a Asturias.

¿Y si tirásemos en Vigo esos feos astilleros, lonjas y contenedores?

Dicho esto, ¿qué decisión es la más acertada? ¿Mantener una industria pestilente que afea una Ría, o cargarse cientos o posiblemente miles de empleos? En un mundo ideal, donde ENCE nunca hubiese sido instalada donde está, donde ni siquiera hiciesen falta industrias como ésta y en el que Pontevedra disfrutase de una situación de pleno empleo, la decisión sería facilísima. Pero vivimos en un mundo lleno de defectos. Por ejemplo, a mí me encantaría que el litoral de Vigo fuese tan paseable como el de La Coruña -pero sin factoría petrolífera-, y que no estuviese todo plagado de astilleros, lonjas y contenedores. Sería un Vigo la mar de agradable, como cuando aún podíamos pasear a por la Estación Marítima y ver las puestas de sol desde allí. De igual forma, donde está la factoría de Citröen podríamos plantar un bosque y extender el Parque de Castrelos, de modo que cada verano no tendríamos que irnos al Monte Aloya para disfrutar de la tupida sombra de los árboles. Pero ¿y de qué vivirían miles de vigueses? ¿Del turismo ecológico? Las industrias naval, pesquera y del automóvil han convertido a Vigo en el motor económico de Galicia. No estoy seguro de que muchos de mis convecinos quisiesen cambiar eso por un Vigo tan ideal como irreal.

Pontevedra ya es la campeona gallega del paro

Pontevedra es la ciudad con la tasa de paro más alta de Galicia. La decisión se pone aún más difícil: o más paro, o más "peideira". Fuese cual fuese la elección del gobierno, algunos iban a intentar sacar tajada como fuese. Si no cierra la fábrica, porque huele mal y es fea, y si la cierra, porque muchas familias se verían condenadas al paro. La situación me recuerda mucho a la que tuvimos en 2002 con el accidente del "Prestige". Se habló entonces de conducir el barco a una ría, lo que habría sido condenar a muerte a esa ría, claro. ¿Quién elige la ría que debe ser condenada? Se optó por alejar el barco, hasta que se hundió y la marea negra bañó toda la costa gallega. Digan lo que digan muchos, convertir una ría gallega en un pozo negro era aún peor, pero en el fondo daba igual: hiciese lo que hiciese el gobierno entonces, algunos iban a armarla igual. Y digo esto habiendo participado en las manifestaciones de "Nunca Máis" -en las que vi más partidismo y odio político que otra cosa- y habiendo limpiado chapapote en Corrubedo y Carnota.

El PP estuvo seis años intentando nadar y guardar la ropa

A un nuevo "Nunca Máis" habría que sumar, en este caso, las propias incoherencias del PP. En su programa electoral autonómico de 2009 (ver PDF), el PP defendía el traslado de ENCE a otra ubicación dentro de la comarca pontevedresa. Consideraba que, de este modo, se podría recuperar el margen izquierdo de la Ría de Pontevedra y se podrían conservar los puestos de trabajo relacionados con dicha factoría. En noviembre de 2011 ENCE rechazaba trasladarse a otro lugar de la comarca, con lo que quedaba clara la alternativa: o permanencia o cierre. A pesar de ello, en 2012 la Xunta de Galicia y el PP se oponían a la prórroga de la concesión de ENCE, insistiendo en el citado compromiso electoral de trasladar la fábrica a otro lugar de la comarca. Dos años después de la negativa de ENCE a trasladarse, en noviembre de 2013 el PP seguía rechazando la prórroga de la concesión e insistiendo en su traslado dentro de la comarca, e incluso le pidió al alcalde nacionalista, Miguel Anxo Fernández Lores, que liderase la salida de ENCE de la Ría pontevedresa.

Un cambio de discurso y una prórroga firmada por un gobierno en funciones

Pero en abril de 2015 el PP gallego cambiaba de discurso. En una sesión del Parlamento de Galicia, Alberto Núñez Feijóo afirmaba lo siguiente: "La alternativa de Ence no es el traslado, es el cierre y quedarse sin ninguna industria transformadora del papel en Galicia. O se queda en Pontevedra con las máximas garantías medioambientales o les decimos a las 800 familias que viven de Ence que se van a quedar sin trabajo y a las 20.000 personas que viven del aprovechamiento maderero que la madera volverá a bajar porque hay que llevarla a Asturias". El argumento era comprensible, pero ¿por qué habían mareado la perdiz durante seis años con una posibilidad tan irreal como la del traslado? A esto hay que añadir que, para evitar tomar una decisión impopular antes de las últimas Elecciones Generales, Rajoy dejó la firma de la prórroga en manos de un gobierno en funciones, algo muy poco presentable en términos políticos. Si el caso de ENCE tenía ya todos los ingredientes para convertirse en un nuevo "Prestige", las incoherencias y la torpeza del propio PP no han hecho más que ponérselo aún más fácil a los nacionalistas. Que ayer se consumara la declaración de Rajoy como "persona non grata" en el Teatro Principal de la ciudad, y no en la Casa Consistorial, creo que ya dice bastante sobre la naturaleza de dicha declaración. Puro teatro.